Cada
vez son más los mayores que se mueven por las calles, el fenómeno es una
tendencia universal. ¿Estorban los viejos en un país como el nuestro donde las
pensiones están congeladas desde hace ya largo tiempo? ¿Interesan los viejos al
sistema económico? No somos un buen país para los viejos, se aprecia con los
recortes de la crisis, la pérdida de fondos para programas asistenciales, el
desmantelamiento del Estado de Bienestar y los infinitos casos de ancianos
expulsados de sus casas, tal así la viuda de Vallecas desahuciada a los 85 años,
cientos de miserias que –de tanto repetirse– ya no sorprenden a nadie. Nos
vamos hacia el gobierno de los corruptos, no caben los ancianos en el sistema y
tal vez por ello lo compensamos con chicos tan espabilados como el Pequeño
Nicolás, un portento que –de ser verdad el diez por ciento de lo que cuenta–
nos daría la medida exacta de lo que somos, un país de trapisondas sin igual,
un conseguidor que igual es capaz de arreglar el feo asunto de la independencia
de Cataluña o de liberar a la infanta Cristina de su órdago con la ley.
Remedando
el título de aquella memorable película de los hermanos Cohen, no somos un
lugar apropiado para viejos pero lo cierto es que envejecen rápidamente estas
islas nuestras, donde en la época del Invicto, allá por los años sesenta, había
familias que tenían hasta dieciocho y veinte hijos, copando así junto con
Andalucía buena parte de los premios de natalidad encaminados a obtener una
vivienda social u otros obsequios miserables. Ahora buena parte de las parejas
jóvenes alargan todo lo que pueden el matrimonio y en vez de traer al mundo un
par de chiquillos prefieren comprarse un par de perros de raza, que son los
mejores amigos del hombre y no te dan el coñazo de madrugada con los biberones
y los pañales. Lo único que te piden es que los saques a pasear, con lo cual
también se ventila el dueño. De este modo, el único crecimiento de población
que tenemos sigue siendo el capítulo de los inmigrantes, raquítico ahora hasta
que llegue una nueva burbuja inmobiliaria, que, de acuerdo con las
predicciones, está al caer.
Advierten
los expertos que el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la tasa
de natalidad ha favorecido que el grupo de personas mayores de 60 años esté
aumentando rápidamente en toda la nación y en particular en el archipiélago,
por lo que superará el 20% de la población de aquí a seis años y llegará a ser
la tercera parte del total en el 2050. La cosa está clara: puesto que tenemos
poca gente joven, que la que haya sea tan espabilada como este Pequeño Nicolás,
presunto agente de una película de espionaje de altos vuelos, ese niñato al que
rápidamente hemos convertido en una nueva figura mediática en las televisiones,
capaz de batir las plusmarcas de audiencia.
Señalan
los expertos que el envejecimiento poblacional puede y debe considerarse un
éxito de las políticas de salud pública y del desarrollo socioeconómico a pesar
de estos años de la crisis, pero también constituye un reto para la sociedad y
un desafío para el sistema social y el sanitario, que debe prever las
necesidades de estas personas y reorientar el modelo asistencial. Las mejores
perspectivas laborales se orientan, precisamente, hacia las especializaciones
en la Tercera Edad, profesiones relacionadas con la medicina, enfermería,
psicología, ocupación del ocio, etcétera. Este proceso de adaptación del modelo
asistencial requiere formar a los profesionales sanitarios en atención de salud
geriátrica y gerontológica, prevenir y tratar las enfermedades crónicas
asociadas a la edad, elaborar políticas sostenibles de atención de larga
duración y diseñar servicios y entornos adaptados a las personas mayores. Todo
este blablablá del proyecto institucional para Canarias está bien sobre el
papel, pero habrá que verlo en la realidad.
Se trata, pues, de llevar a cabo un nuevo estilo de
intervención asistencial, basado en la coordinación sociosanitaria, definida
como el conjunto de acciones encaminadas a ofrecer una respuesta a las
necesidades que se presentan en las personas que padecen situaciones de
dependencia y enfermedad crónica. En el contexto de la crisis las ayudas a los
distintos tipos de discapacidad han menguado de manera dramática por las
circunstancias de estos años terribles. Los recortes han eliminado la mayor
parte de las previstas ayudas a la dependencia, y el futuro a medio plazo
exigirá la puesta en marcha de hogares de ancianos, residencias de jubilados y
consultorios dirigidos hacia este colectivo que se incrementa de año en año.
El
pequeño Nicolás, en sus primeras entrevista públicas, elude las preguntas más
directas y comprometidas apelando a la necesidad de guardar secreto invocando
en ocasiones la salvaguarda de la seguridad nacional, no en vano se define como
un “patriota” que sabe demasiado. Evita con habilidad términos penalmente
comprometidos y se refiere a “actividades alegales” y no ilegales al hablar de
presuntas misiones relacionadas con los servicios secretos, pero en todo caso
presume de sus contactos, de sus relaciones, de su intervención en ciertas
operaciones que deberá aclarar ante el juez. Además, evita también atribuirse la
toma decisiones subrayando su papel de mero colaborador o informante, mientras
da a entender que pasaban por sus manos y le encomendaban altas misiones
relacionadas con los graves problemas del país. Un pícaro, un bufón, un
saltimbanqui que supo introducirse en los lugares más reservados, en las tripas
del Estado. Si es capaz de engañar hasta su sombra ¿por qué no lo cuidamos para
que sea nuestro ministro de Empleo de aquí a un par de añitos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario