LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
miércoles, 31 de mayo de 2017
3 poemas de Félix Francisco Casanova
(Síndrome no 1)
Siempre tengo nostalgia
de lo que no he vivido,
la ventana se abre al frío
del ángel exterminador
y el año se llama invierno,
la sombra de mi cuerpo
flota como un cadáver.
25-5-74
ERES UN BUEN MOMENTO PARA MORIRME (A María José)
14 diciembre 1975 (Último poema
Amaneciendo y anocheciendo
a un mismo tiempo,
cariño ¿no es ésta la forma
en que te gustaría vivir?
En mi cabeza hay un álbum
de fotos amarillentas
y lo voy completando con mis ojos,
con los más leves ruidos,
atrapando olores en el aire
y en cada sueño que sueño.
¿Sabes una cosa, pequeña?
La última página de mi álbum
tiene tu boca lluviosa mordiéndome un labio,
un disco de rock'n'roll
y calcetines de colores.
Mis ojos han sido rápidos,
te he hecho el amor con la ropa puesta
a través de una
larga pajita dorada
mientras cruzabas la calle
con el cabello ardiendo.
Pero ahora son tus pies
quienes dan mis pasos,
¡así que no te equivoques
pues me caería!
Te bebo en cada vaso de agua
que sacia mi sed,
mis palabras son claras como niños pequeños
o espesas como semen empapando cortinas,
pero hoy tengo que inventar
un nuevo idioma
para conversar con tus tiernos maullidos eléctricos
y los gritos de euforia
de la gente que vive en tu cabeza.
Debes saber que a veces
soy como un entierro interminable,
siempre triste y azul
subiendo y bajando
por la misma calle.
Pero otras veces soy un río de risa
corriéndome por toda la ribera,
haciendo el amor a la mar,
una felicidad contagiosa,
un revólver de amor, nena,
y voy a disparar justo a tu corazón
¡bang bang!
¿te di?
Quiero arrollarte, enrollarte y arrullarte,
montaña de aguardiente
y tarde rojiza.
Eres un buen momento para morirme.
MUERTOS DE BAGATELA
Se murió en el prostíbulo
el triste empleado
de la fábrica de ataúdes.
No entendió la película,
le ganaron al póker,
y le hicieron los cuernos.
Realmente se cree
tan inferior
que tiene miedo
a que su hijo crezca.
En su primera noche de vodka
copuló con un espejo,
y en su primera mañana de muerto
se encontró demasiado cerdo
para volar.
(18-4-75)
lunes, 29 de mayo de 2017
Félix Francisco Casanova y Luis Natera: el Club de los Poetas Muertos
Félix Francisco
Casanova y Luis Natera murieron antes de tiempo, el primero a los 19, cuando ni
siquiera había iniciado su juventud, víctima de un escape de gas mientras se
duchaba, actualmente contaría con 61 años. El segundo falleció a los 62, tras
un infarto en el monasterio benedictino de Santa Brígida, Gran Canaria, cuando
se hallaba en plena madurez. Son dos nombres de las letras canarias que están
siendo reivindicados de manera constante, rememorando aquella película de hace
unos años, podemos considerarlos miembros distinguidos del Club de los Poetas
Muertos. Félix Francisco se fue de este mundo dejando atrás una impronta de
genialidad, Luis Natera se marchó después de revelarnos su poesía existencial de
los mares y los naufragios. A Casanova la crítica lo considera el Rimbaud y el
Lautréamont español y se le asocia con Leopoldo María Panero; es añorado por su
temprana muerte, pero ha sido recuperado en los últimos tiempos por los
suplementos literarios y las editoriales. Nacido en Santa Cruz de La Palma en
1956 era hijo del también poeta Félix Casanova de Ayala, natural de La Gomera,
y de una mujer de la capital palmera. Al instalarse en Tenerife se convirtió en
un lector febril de autores tan significativos como Pessoa, Whitman, Eluard,
Albert Camus, Herman Hesse. Su afición
era escuchar música, incluso fundó un grupo de rock alternativo, muy adelantado
al ambiente. Félix Francisco estudiaba el tercer curso de Filología Hispánica
en la Universidad de La Laguna cuando falleció; en esos tres intensos años tuvo
tiempo de mezclarse con la intelectualidad de la isla, como los filósofos José
Luis Escohotado o Javier Muguerza, los poetas Carlos Pinto Grote o Arturo
Maccanti, los escritores Agustín Díaz Pacheco o Luis Alemany.
Tuvo tiempo para
dejar una obra visionaria, original y extraña, plasmada en logros de una asombrosa
madurez en la poesía y la prosa experimental. Siempre tengo nostalgia / de lo que no
he vivido, / la ventana se abre al frío / del ángel exterminador / y el año se
llama invierno, la sombra de mi cuerpo / flota como un cadáver. A los
diecisiete consiguió con El invernadero (1973) el premio de poesía Julio Tovar.
A los dieciocho ganó el Pérez Armas de novela con El don de Vorace (1974), brillante
parodia de El túnel, de Ernesto Sábato, que escribió en apenas 40 días cuando contaba
17 años. Un texto cargado de ensoñaciones y obsesiones, su premonición de la
muerte, que es imposible no asociar a su malogrado destino. Y es que la literatura
de este autor tenía misterio, musicalidad, fuerza contagiosa. En una breve nota
biográfica para la contraportada del libro, se definió en estos términos: Yo
soy mi propio abuelo viendo a mi infancia jugar. Cuando ganó el Pérez Armas
declaró que el importe del premio lo emplearía íntegramente en comprar discos
de sus grupos preferidos. Y un mes antes de su partida, obtuvo otro premio,
otorgado por el periódico La Tarde al poemario Una maleta llena de hojas. Babelia,
el suplemento de El País, llevó en su portada del 13 de mayo a este autor con
motivo de la publicación de sus Obras Completas, 40 años después de su
fallecimiento.
Por su parte, Luis
Natera (1950-2013), nacido en la ciudad de Las Palmas aunque fuertemente
vinculado a Telde, fue catedrático de francés y sobe todo poeta del mar, del
amor, de la reflexión, y su gran amigo Adolfo García junto con Javier Cabrera,
también poeta, han sido impulsores de homenajes y encuentros destinados a
perpetuar su memoria. Natera, reconcentrado y místico, tenía una poesía bien
elaborada, en la que solía hablar de la pérdida del espíritu en estos tiempos.
Un hombre tranquilo, casi místico diríamos, que nunca estuvo en primer plano de
los y sin embargo recitaba con voz firme, tenía estilo, depuración, calidad. Su
mujer, también profesora, de Burgos, le enseñó Silos y otros regalos de la
meseta. Natera nació en Las Palmas, 1950, pero vivió su infancia en Telde y en
la playa de Salinetas pasaba mucho tiempo: Te digo que en un hoyo / cabe el mar
/ y que no hay paraísos / salvo tú, / playa de isla / para el niño barquero.
Fue autor de libros de poemas y ensayos literarios; licenciado en Filosofía y
Letras por Salamanca, fue profesor ayudante de Español en el Liceo Louis le
Grand de París. Por Puerto de Silencio obtuvo el Premio del XXI Concurso de
Poesía, San Lesmes, de Burgos. Posteriormente fue galardonado con el Tomás
Morales de Poesía 1994, por Agrimensores de la bruma. También le fue concedido
un accésit en el Premio de Poesía Ciudad de Las Palmas por el poemario Las
horas del Ángel. Otras de sus obras son Únicamente el Alba, Conversación con mi
hijo y Memoria del dolor. Dirigió durante años la revista Cendro, era un dinamizador
cultural, un hombre generoso a la hora de apoyar a los demás. Jesús Ruiz Mesa
fue el último cronista del libro que escribió junto con Adolfo García.
Esta playa posee mi
propia luna, / cada ola es mi vida y cada tarde / cobijo de mi piel y mi fortuna.
/ Y así ha de ser, sin que haga de ello alarde, / porque es para el bebé
siempre la cuna / y para el hombre entero el mar que arde. Lo dijo así el
poeta. La isla es un espacio cerrado que, sin embargo, se expande desde la
orilla, pues el mar tiene un lado luminoso, camino que apetece recorrer, aunque
también es símbolo de la pérdida. Luis Natera fue el poeta de la melancolía y de
la reflexión del mar. “El naufragio es la base de mi última poesía, pero no un
naufragio meramente físico, sino un naufragio del espíritu, del hombre que pasa
por la Vida y que aspira a llegar a puerto como el barco, tocar una isla, o por
lo menos sobrevivir”, dijo cuando se presentó Náufrago, muerto, el libro que
publicó con Adolfo García. Natera nos dejó una madrugada, una muerte dulce. Con
su voz honda fue poeta de los microcosmos insulares y de las maguas sutiles. La
esposa, los hijos, la idea de Dios son algunos de sus ejes. La muerte como
derrota a través de una voz intimista, clásica y ensimismada. El mar como
regazo y como sepultura.
sábado, 27 de mayo de 2017
Escribir es vivir, según José Luis Sampedro
Estos dos vocablos se convierten en un binomio indisoluble en la figura del gran escritor y humanista José Luis Sampedro (Barcelona, 1917-Madrid, 2013). Define su obra con la palabra “autenticidad”, término que también se le podría atribuir a su persona.
Madruga para escribir, porque es cuando las ideas le vienen, y escribe sobre una tabla apoyada en los brazos del sillón. ”La lentitud mayor sin ordenador me acerca más a mi propia obra y la hace más mía. (…) La tremenda facilidad para corregir que ofrece el ordenador destruye los pequeños defectos que son esenciales para el estilo de cada uno y que dan vida a la obra. No me interesa tanto la “perfección” que se logra a cambio.”
Escribe por una necesidad interior y eso le lleva a vivir lo que ha escrito. Nunca ha trabajado buscando fama o dinero. Y es que el éxito le llegó en los años ochenta cuando llevaba desde los cincuenta publicando. Lo que sí ha necesitado siempre es la respuesta de los lectores, ser querido. Porque ese trabajo solitario del escritor lo compara al naufrago que escribe desde una isla, y la botella que lanza al mar considera que es la novela.
“Escribo con una pasión enorme, la pasión de expresarme. No hay trucos literarios”. Quizá así se entienda que iguale al escritor con una vaca. A todo lo visto y oído el escritor le da vueltas y vueltas igual que un rumiante.
En sus novelas el tratamiento del paisaje es fundamental, así como el título y el nombre de los personajes. Estos presentan calidad humana. Añade que construir un argumento es escoger una posibilidad entre muchas. “En síntesis, pienso que la clave de un libro es situarlo todo en su contexto”. A la hora de escribir ha partido de la premisa de reflejar sus vivencias, sus percepciones y sus sentimientos con la máxima autenticidad: “mi esencia” como escritor pienso que incluye de algún modo mis facetas como economista o como profesor universitario; facetas, por cierto, a las que he dedicado una parte importante de mi vida”. De hecho, muchos le conocieron primero por sus trabajos de economía, en los que aboga por “una economía más humana y solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos”.
La literatura es para él el camino de la vida. Ha leído mucho para documentarse; considera que leer es vivir la vida propia y la de los otros. Como escritor, persigue la emoción del lector, mucho más que la admiración. De ahí que señale las dos reglas de la escritura: primera, sentir la necesidad de escribir y segunda, creerse lo que se está escribiendo.
Confiesa que, de no haber sido escritor, habría sido músico: primero estudió violín y después se pasó al piano, inspirado por su compositor favorito, Chopin.
Fue maestro durante muchos años y su pedagogía se asentaba en dos elementos: el amor mutuo —él creía imprescindible amar a la persona que se enseña, además era correspondido por sus alumnos— y la provocación, unida a la libertad de pensamiento. “Ser escritor y enseñar ha sido la continuación de toda mi vida”. Compara la educación con un árbol. Lo mismo en la semilla como en el hombre hay unas potencialidades que mejorarán o empeorarán según las circunstancias en que se nace y se crece.
En 1990 fue elegido miembro de la Real Academia Española. “La palabra puede ser un bálsamo o un veneno”. Reivindica el poder del lenguaje que le da al ser humano sus alas más poderosas. Y considera a los escritores, albañiles del lenguaje.
Siempre ha vivido fuera del poder (fue senador por designación real 1977-1979), de ahí su definición mediante la palabra chilena “afuerino”.
Gracias a su longeva vida (vivió hasta los 96 años) hemos podido disfrutar mucho de su lucidez, y en definitiva de su eterna juventud. Él la justifica porque ha sabido reírse de todo, incluido de sí mismo, y porque le resulta más agradable tener ese espíritu que le ayuda a vivir mejor. “Me he hecho a mí mismo. Y, aunque la literatura no es la única vía para ello, es la que yo he necesitado”. Está convencido de que conversar rejuvenece el espíritu.
Toda la vida ha pregonado lo mismo: la indignación ante la indiferencia; la humildad para llevarse bien con uno mismo; tener felicidad para ser capaz de darla; procurar ser siempre mejor persona, no hacer daño a nadie… Persistentemente ha mostrado ser una persona muy comprometida con la vida y con el ser humano.
(Texto referido al libro Escribir es vivir, de José Luis Sampedro, con la colaboración de Olga Lucas, Areté, 2005. Tomado de www.serescritor.com)
La Universidad de La Laguna homenajea a Amadou Ndoye, promotor del español en Senegal
Con motivo de la celebración del Día de África, la Universidad de La Laguna ha convocado este año la primera edición de un premio de relato breve dirigido a alumnado de universidades africanas. El galardón lleva el nombre del filólogo senegalés Amadou Ndoye, fecundo estudioso de la literatura canaria fallecido en 2013 y considerado por muchos como “el apóstol del español en África y el mejor amigo de Canarias”. Así lo recordó hoy el catedrático de Filología Inglesa de la ULL José Gómez Soliño en el acto de entrega de los premios, durante el cual realizó una semblanza en homenaje a Ndoye que contó con la presencia de sus familiares.
El I Premio de Relato Breve Amadou Ndoye está dotado con un primer premio de 1.000 euros y un segundo de 500. El jurado, compuesto por el propio Gómez Soliño, la profesora titular de Filología Española de la ULL Isabel Castells, el poeta Samir Delgado y el escritor africanista Pablo Martín Carbajal, decidió otorgar el galardón principal a Kaoutar Gannoun, estudiante de doctorado de la Universidad Mohamed I de Oujda (Marruecos), quien no pudo acudir al acto por coincidir la fecha con la lectura de su tesis, pero remitió un video de agradecimiento. El segundo galardón recayó en Amira Debbabi, doctoranda en la Universidad Abdelmalek Essasi de Tetuán (Marruecos), que sí pudo recoger en persona su premio.
Además de la entrega de galardones en sí, la ceremonia se abrió con un homenaje a Amadou Ndoye, durante el cual el rector de la ULL, Antonio Martinón, entregó una estatuilla de San Fernando, patrón de la institución académica, a su viuda, Aissatou Ly, su hijo, Babacar Ndoye, y su hija, Mame Fatou Ndoye, que visiblemente emocionada leyó unas palabras de agradecimiento.
El acto fue presidido por el rector y también contó con la presencia del vicerrector de Relaciones con la Sociedad, Francisco García, y el vicepresidente y consejero de Empleo, Comercio, Industria y Desarrollo Socioeconómico del Cabildo de Tenerife, Efraín Medina.
Francisco García señaló que el objetivo de este premio, que nace con vocación de continuidad, es tender puentes con África, “un continente tan cercano en lo geográfico como alejado en tantos otros ámbitos”, así como incentivar el desarrollo de la literatura en castellano y favorecer la expansión del idioma en dicho territorio. “Amadu Ndoye, cuya vida estuvo dedicada al español y vinculada a Canarias, es una figura que encajaba perfectamente con estos objetivos, por lo que darle su nombre al certamen era casi una obligación”, explicó.
El consejero insular también recordó con afecto a Ndoye, a quien tuvo ocasión de conocer personalmente: “Me resultó impactante que hubiera alguien en Senegal que supiera tanto de Canarias, cosas que ni yo conocía”, recordó. También aprovechó la ocasión para reafirmar la estrecha relación de la corporación insular con la institución académica: “Qué sería de Tenerife sin la investigación, sin los proyectos y sin el humanismo que la ULL emana hacia toda la sociedad”.
jueves, 18 de mayo de 2017
El tríptico del Juicio Final, de El Bosco
Aunque los expertos han dudado sobre si este tríptico es de la autoría de El Bosco o de los alumnos de su taller, hoy en día prevalece la opinión de que sí es obra del genial pintor de Flandes. Una vez más aparece el infierno, la pesadilla visionaria entre la realidad y los sueños. Pintado hacia 1482.
martes, 16 de mayo de 2017
Cuba: la transición improbable, la magua de los canarios y un encuentro de escritores
Volvimos a Cuba 29 años
después para una visita muy intensa en la cual recorrimos 2000 kilómetros de
carretera, desde La Habana a Holguín y desde Holguín a Pinar del Río, de
extremo a extremo a través de las ciudades más conocidas. Cuba con sus verdes,
Cuba con sus huertas y sus vegas y La Habana Vieja, una auténtica joya en
restauración. Territorio fraternal donde los cubanos te consideran uno de ellos,
aunque esté casi olvidado el enorme aporte de los canarios. La excusa fue un encuentro
de escritores, sexta edición de La Isla en Versos, al que acudimos con ayuda
del programa Canarias Crea, en el que los participantes de aquí tuvieron protagonismo,
y en el que más de 50 escritores latinoamericanos y europeos hicieron sus
aportaciones. Se oyó mucha música cubana, hablamos de literatura canaria y hubo
versos de autores nuestros. Destacables fueron una poeta de Honduras, 21 años,
y una pareja de Costa Rica.
Me gusta la calidez
del idioma en los labios de aquella gente, fue estupendo escuchar los acentos
de las 15 nacionalidades presentes, la cadencia del español latinoamericano,
sus variantes, sus soluciones para esquivar el inglés. Además participaron una
brasileña, un noruego, una suiza y un alemán. También estuvieron en el grupo el
promotor de arte Diego Casimiro y la soprano Alma Andiux. Y de Cuba siempre nos
interesaron tres cosas: el campo, la monumentalidad de La Habana y el estoicismo
de los ciudadanos, acostumbrados a sobrevivir con ingenio más allá del injusto y
prolongadísimo bloqueo norteamericano. La isla de las cien mil columnas se está
rehabilitando, palacetes y casas lucen recientes fachadas, se levantan hoteles
y complejos turísticos, y, como escribió Pedro Juan Gutiérrez, el de la ácida
Trilogía de La Habana, la gente está dispuesta a “resolver” el día a día con
mucha picaresca. No se aprecia una transición política y la económica parece
seguir el modelo chino hacia el desarrollo. Sin duda admirable el trabajo que
la Revolución ha hecho en educación, sanidad y vivienda, se publica una
enormidad de libros y a través de la UNEAC hay movimiento cultural en todas las
provincias. Pero, aparte el despegue turístico, no hay cambios: ni la embajada
de EEUU en La Habana tiene embajador ni, viceversa, tampoco hay embajador
cubano en Washington. Cuando a un miembro del Partido le pregunté si en el
futuro podría haber otra agrupación política distinta del PCC, frunció el gesto
y respondió que eso se vería, como muy pronto, en veinte años.
En La Periquera de
Holguín, en un acto organizado para los descendientes de canarios, el humorista
Fito se atrevió a hacer una burla divertida y brutal de las carencias, la
dificultad de viajar al exterior, la dificultad de comer carne de res, la
dificultad de conseguir bienes. Y es que hay dos tipos de cubanos: los que
utilizan el peso convertible, equivalente al euro, y los que se manejan en
pesos tradicionales, el convertible equivale a 25 pesos tradicionales. Los
salarios son bajos, unos 450 pesos cubanos, es decir, unos 20 euros, pero asoma
una incipiente clase media asociada a los visitantes. Los funcionarios
intermedios llegan a los 60 euros mensuales, forman la nueva clase emergente
quienes alquilan cuartos en sus viviendas al lado de los pésimos y caros
hoteles, la gente que monta restaurantes y paladares y que cobra en divisas. Y
son los chinos los que proporcionan cientos de guaguas turísticas con aire
acondicionado y WC a bordo, son los chinos quienes están colaborando. Las
iglesias están abiertas y ahora Navidad es festivo, hay esculturas de san Juan
Pablo II en la catedral habanera y en provincias, fue el papa que instó a Cuba
a abrirse al mundo, y al mundo a abrirse a Cuba.
España mandó tres
millones y medio de emigrantes desde el siglo XVIII hasta la guerra civil. La
aportación canaria fue considerable, hay omnipresencia de nuestros apellidos pero
no existe un monumento ni una inscripción que recuerde ese aporte, solo quedan
bisnietos y tataranietos de aquellos paisanos, entre los cuales La Palma fue
isla con mucha representación, y notable dedicación al tabaco. Aquellos
emigrantes procuraban casarse entre ellos, deseaban mantener el blanco de la
piel, muchas veces eran matrimonios concertados entre las familias. Eran
agricultores, gente austera, gente seria cuya palabra equivalía a un contrato. Los
descendientes sienten la magua y el abandono, tras la crisis el gobierno
regional ha reducido drásticamente las ayudas. El héroe nacional es José Martí
Pérez, hijo de valenciano y de tinerfeña, aunque nunca se le incluye el segundo
apellido. Claro que, en cuanto de identificas, muchos te recuerdan que su
abuelo era isleño, o su bisabuelo, o alguien ya lejano que apenas conocieron. La
embajada española cada mañana registra colas para obtener visados y
nacionalidad a través de los antepasados, la burocracia hispano-cubana conlleva
dosis de ineficacia y desidia. Quizá a la Revolución le fue rentable disminuir
la importancia de los aportes hispanos y en cambio potenciar los elementos
afroamericanos, las religiones de los antiguos esclavos, los elementos
folklóricos, la santería, las danzas rituales. Pero la décima fue de acá para
allá y de allá volvió, un claro componente de ida y vuelta. Igual que fueron y
volvieron la música, el azúcar, el tabaco, el son, las habaneras, el espíritu de
los indianos en el carnaval de Santa Cruz de La Palma y tantas otras cosas.
Lo mejor del viaje
vino al final: la Sierra del Rosario y Pinar del Río, hermoso territorio. Cuba
padece una larga sequía pero se están instalando plantas desalinizadoras en los
lugares turísticos y sobre todo en Santiago, la ciudad oriental. Los viejos
coches norteamericanos, reparados con primor, han sido rehabilitados como
taxis, pero ahora hay vehículos recién importados de Francia y de Corea, existe
una cierta fiebre de la construcción, se nota que el dinero empieza a aflorar. Hacia
el aeropuerto nos llevó un licenciado en veterinaria metido a taxista, 32 años,
en un chirriante Ford negro de 1951; como la necesidad aprieta, nos cobró por
debajo del precio habitual. Al salir de la capital nos dijo: “Eso es El Cerro,
lo peor de La Habana, gente mala, delincuentes”. ¿Y eso es posible en un
sistema igualitario como el que tienen ustedes?, le preguntó Rosario Valcárcel.
“Tenemos un sistema igualitario entre comillas”, respondió con cierta tristeza.
Debe ser que los paraísos no existen.
lunes, 15 de mayo de 2017
Manuel Almeida, Dragaria y los escritores canarios
La literatura hecha
en Canarias es territorio mestizo como nuestro lenguaje, que siente la vocación
caribeña. Hay dos modelos del español: el de Valladolid y el de Sevilla.
Nosotros, como América, seguimos la pauta de Sevilla y tenemos la impregnación
atlántica en nuestro lenguaje cotidiano, claro que no practicamos el
barroquismo exaltado de los latinoamericanos, ejercemos un curioso barroquismo,
por ocultación, y un sentido irónico de la vida, a la inglesa. Hay nuevos
escritores y publicaciones, algo parecido surgió en los 70 cuando vino la
primera generación narrativa. Hay talleres literarios de los que cada año sale
una hornada de jóvenes y menos jóvenes con ilusión por publicar. Todo esto es
legítimo, pues la escritura se ha democratizado. Ojalá no se sientan con prisa,
la literatura no es una carrera de cien metros lisos sino que más bien es una
carrera de fondo, casi una maratón. Para escribir primero hay que vivir
intensamente, luego es preciso leer y rumiar las palabras, no quedarse contento,
reelaborar una y otra vez.
Manuel Almeida es un
todo terreno: músico, novelista, periodista, bloguero, poeta, autor de cuentos y
microrrelatos, polifacético luchador de la palabra que emprende la publicación
de www.dragaria.es, un periódico
digital de calidad dedicado a divulgar las letras y las artes de aquí. Publicó
una novela bastante digna, Tres en raya,
así como un libro de microrrelatos, El
líder de las alcantarillas. Atrás, en 1990 era partícipe de Nueva Semilla,
un grupo que hacía música con raíces literarias, con identidad, y que versionó
a poetas de la tierra. Como bloguero obtuvo seis premios internacionales, y lo
que sigue pretendiendo es escribir, crear y comunicar apasionadamente. Maneja las
nuevas tecnologías y tiene una virtud esencial: está dispuesto a hablar de los
demás, a trabajar por difundir a los demás. Esta muestra de generosidad no es
frecuente en el mundillo cultural, donde más de una vez chocan los egos, la
lucha sin cuartel por ocupar un espacio. En Dragaria ha creado un buen equipo,
con la inquieta Maite Martín y otros colaboradores. El producto es variado y
globalizador.
Desde las Endechas a
la muerte de Guillén Peraza, 1447, se ha construido un cuerpo con
especificidades, que ya enumeró Valbuena Prat en los años veinte del siglo
pasado. Esta latitud y este aislamiento generan una mirada distinta.
Probablemente aquí la vida sea percibida desde una conciencia de desamparo, soledad
y dramatismo inherentes a nuestra historia, aunque todo ello está matizado por
el sentimiento irónico y el ejercicio humorístico. Nos afectan tanto la
insularidad como el eclecticismo, territorio de ida y vuelta en el Atlántico,
el ensimismamiento pero también el cosmopolitismo y la vocación de conectar con
las vanguardias. Cairasco, Viana, Viera y Clavijo, Clavijo y Fajardo son
figuras esenciales. Con el Romanticismo se exalta el pasado prehispánico, la
mitología del guanche como “buen salvaje”, y nace un sentimiento nacionalista.
A finales del XIX surge en Tenerife la Escuela Regionalista, fundamentalmente
poética. Es el momento de trasterrados como Angel Guimerá y Pérez Galdós.
En el tránsito del
XIX al XX llega la poesía; Domingo Rivero con su Oda a mi cuerpo, Tomás Morales,
Alonso Quesada y Saulo Torón. También hay cultivadores de la novela y el teatro
desde perspectivas costumbristas (los Hermanos Millares, Angel Guerra, Leoncio
Rodríguez, Benito Pérez Armas). Hacia 1920 se anuncia una nueva literatura con
Gaceta de Arte, Agustín Espinosa con Crimen,
el mejor narrador surrealista español, y Pedro García Cabrera en poesía, además
de Gutiérrez Albelo, Pérez Minik y Eduardo Westerdahl. Para Gaceta la
insularidad es un gozo y las islas un territorio que permite la observación del
mundo, un lugar para absorber y digerir, y devolver la mirada. En 1947 la
Antología Cercada da la voz a Lezcano, Agustín y José María Millares, Ventura
Doreste, Angel Johan. La Generación del Medio Siglo ahonda en la tradición, y
así llegamos a la novela. Los fetasianos son frutos del silencio y el vacío,
generan una literatura casi hermética, repleta de símbolos, pues no escriben a
la manera del realismo social sino que beben en los existencialistas franceses
y alemanes, Kafka, Beckett, el absurdo. Luego el archipiélago cambió: desde
sociedad rural a los servicios turísticos.
Las islas son un
borbotón de creación en diversos campos pero el consumo de esos productos
culturales es insuficiente, y la desvertebración se agrava con el intento de
reinstaurar a diario el pleito insular. La literatura de aquí es comparable a
la que se genera en comunidades de población similar, pero estamos lejos de los
centros de poder. Desde Galdós ningún insular ha entrado en la Academia, será muy
difícil que alguien lo consiga; quizá sea porque a los nuestros se les pone un
techo en la Península, no se les toma demasiado en serio. A los canarios que
viven en Madrid se les valora más como comunicadores que como escritores. A mí
en Correos de Torrelodones cuando iba a poner una carta a veces me preguntaban
¿Las Palmas de Gran Canaria es España? Y alguien me lo resolvió cuando un
financiero me explicó que Canarias no es España, Canarias es un tercer país. Es
aquello de que estamos demasiado cerca para ser exóticos y demasiado lejos para
que se pueda llegar en autopista. Como sociedad con identidad confusa, que pasó
del neolítico al renacimiento de una tacada, ha existido y existe un cierto síndrome
colonial. Perdida Cuba, perdido Puerto Rico y las Filipinas nos quedamos como
el último resto del imperio, la España de ultramar en la que el gobierno
central estuvo ausente largo tiempo mientras dominaban los británicos con sus
bancos y sus consignatarias, ellos trajeron el plátano y el tomate, la
innovación y el progreso. Recuerdo a Rafael Arozarena quien, cuando se hizo la
película sobre Mararía, recibió la llamada de Alfaguara y yo le comenté:
Rafael, tienes que publicar allá, para que te conozcan en Bilbao y Zaragoza. A
lo que él replicó “¿Y qué diablos me importa a mí que me conozcan en Bilbao y
Zaragoza? Publico solo en Tenerife.”
El avión es el
invento que nos permite indagar en el mundo. Los insulares le estamos
infinitamente agradecidos.
(Foto: Manuel Almeida, obtenida de www.dragaria.es)
sábado, 13 de mayo de 2017
Entrevista a Luis León Barreto en la revista Dragaria
https://dragaria.es/luis-leon-barreto-escritor-francotirador/
Este es el enlace para leer la reciente entrevista publicada en www.dragaria.es, hecha por su director, Manuel Almeida
Este es el enlace para leer la reciente entrevista publicada en www.dragaria.es, hecha por su director, Manuel Almeida
viernes, 12 de mayo de 2017
La soledad, enfermedad de nuestro tiempo
La realidad
cotidiana señala que nuestra sociedad se vuelve cada vez más competitiva e
individualista y ello tiende a generar gente que vive desconectada del resto. El
modelo que padecemos hace que los jóvenes difícilmente hallen trabajo digno,
que la gente de mediana edad padezca depresiones cuando ha perdido su ocupación
y ya no hay ofertas para su tramo de edad, y, como el modelo de familia ha
cambiado, los mayores se vean encaminados a vivir al margen. La población
envejece y no hay reemplazo, en España hay cuatro millones de personas que
padecen la marginalidad de vivir solos porque no les queda otro remedio. En
Canarias, donde en otro tiempo hubo una natalidad poderosa, siguiendo la pauta
de otros lugares los jóvenes se casan tardíamente y apenas quieren tener hijos.
Lejanos están aquellos tiempos de los premios de natalidad que solían beneficiar
a parejas de las islas y Andalucía, en el sur de Gran Canaria había matrimonios
que llegaban a tener 20 y 22 hijos con tal de conseguir el premio que brindaba
el franquismo, generalmente una vivienda. Era la política natalista del antiguo
régimen, qué tiempos aquellos. Luego vino un presidente llamado Rodríguez
Zapatero que extendió con alegría aquello del cheque-bebé, que duró muy poquito
porque la crisis ya aparecía en el horizonte y no había presupuesto suficiente.
¿Es la soledad una
enfermedad social que arrecia en estos años? Todo parece indicar que sí. Las
estadísticas dicen que las personas que viven al margen tienen peor salud, se
incrementan las enfermedades cardiovasculares, aparece la obesidad y una menor
resistencia a las infecciones. Bajan las defensas, el sistema inmunitario se
debilita. La soledad hace que la autoestima baje, la persona sale menos a la
calle, se autorrecluye, tiene pocas ganas de ver la vida con otra mentalidad. El
consumo de sedantes y de pastillas para dormir se dispara año tras año. Los
parados de larga duración y buena parte de los pensionistas padecen depresiones.
Las consultas de los siquiatras y de los sicólogos se llenan de personas con
problemas de difícil solución, y bien sabemos que el consumo de ansiolíticos no
resuelve la cuestión.
Nuestro modelo
social está expulsando no solo a los jóvenes, que apenas encuentran
oportunidades, sino a la gente de mediana edad que por los reajustes pierde el
trabajo y, por supuesto, a los mayores. Los lazos familiares se debilitan, el
modelo tradicional se viene abajo. El desarraigo y el abandono ganan terreno.
Las predicciones señalan que las nuevas generaciones no van a tener la calidad
de vida que disfrutaban sus padres; los sueldos bajan, los divorcios se
incrementan, las familias tienden a la desintegración. El sistema se desmorona,
hoy los jóvenes conviven sin casarse o lo hacen muy tardíamente, a menudo las
españolas tienen sus hijos con más de 35-40 años, si es que los tienen. El
matrimonio de antes se ha ido al garete, nadie podía prever que los
homosexuales y las lesbianas pudiesen casarse con todas las de la ley, y las
familias monoparentales se disparan. En el franquismo no existía la posibilidad
de contraer matrimonio civil, era el matrimonio ante el altar el que estaba
reconocido oficialmente.
Se nos han venido
encima muchas crisis juntas, dentro de un gran acelerón de acontecimientos. A
pesar de la hipercomunicación, a pesar de todas las redes sociales, a pesar de
los guasaps y de todas las ventajas tecnológicas, podemos sentirnos tan
desarraigados como nunca antes. O quizá, incluso, más desamparados. Puedes
tener cinco mil amigos en Facebook y a la hora de la verdad nadie viene en tu
ayuda si entras en bajona, puedes tener amigos en Chile o Nueva Zelanda y ni
siquiera conoces al vecino que vive en la puerta de al lado. Las redes sociales
cumplen un doble papel: permiten a personas con dificultades sociales
relacionarse mejor o mantener un vínculo, de hecho su utilización es mayor
entre las personas que viven solas que las que no. Pero a la vez, y según el
uso, generan una falsa sociabilidad, sobre todo entre los jóvenes, y en el
momento de la verdad no ofrecen compañía. Podemos tener contactos en lugares
muy lejanos, y olvidamos que lo mejor es encontrarte con personas de tu
entorno. Al final lo que importa es la proximidad, hablar, conocerse de cerca,
solo así surge la calidad relacional; es la gente que vive cerca de ti, a la
que ves, la que te hace sentir acompañado.
Te levantas una mañana,
firmas el divorcio y los hijos y los amigos de la pareja ya no quieren saber de
tu vida. No tener un papel activo aísla a quienes lo padecen, y destruye a muchas
personas, el paso extremo lleva a vivir en la calle, ya sin vínculos
familiares, cayendo en el alcoholismo y en otras dependencias malsanas. Las
crisis afectivas son frecuentes, las circunstancias ambientales no son las más
propicias. Por consiguiente la tentación del suicidio está al acecho, también
en las islas se dan casos que afortunadamente ya no ejercen el efecto llamada,
puesto que los medios de comunicación tienden a silenciarlos discretamente.
La pérdida de
la calidad de vida origina un gran
impacto en la salud. Se ha demostrado que está asociada al aumento de
enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, obesidad, y a una menor
resistencia a infecciones.
Estudios recientes
señalan que se puede estar socialmente aislado y no sufrir soledad, así como
también se da el caso contrario: estar socialmente acompañado y padecerla. De
hecho, casi un tercio de los españoles que viven aparte afirmaron no sentir el
problema y eran incluso más sociables que las personas que viven en compañía,
frente a una mayoría que aseguraba haber tenido ese sentimiento en algún momento
pese a convivir con alguien. Quizá la peor soledad es la que se vive en
compañía, por lo que hay que diferenciar entre los solitarios obligados y los
voluntarios. Según los expertos, las personas que viven solas seguirán
creciendo. Ello tiene que ver con el cambio en los estilos de vida, por ejemplo
la decisión de vivir en pareja cada vez se retrasa más. Antiguamente padres e
hijos moraban en la misma ciudad o pueblo y era más fácil cuidarse o vivir
juntos. Ahora muchos hijos se van a vivir fuera; en definitiva imitamos el
modelo norteamericano, cada cual a lo suyo.
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