LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
viernes, 30 de agosto de 2019
jueves, 29 de agosto de 2019
Samir Delgado, poeta en México
Hace tres años que Samir Delgado llegó a Durango. Abandonó las Islas Canarias, en España, para "empezar algo nuevo en la vida" y encontró una oportunidad en "el corazón de México".
Mara Güereca (El Siglo de Durango)
/El S
Él lo llama suerte.
Él lo llama suerte. "Cada día que pasa el realismo mágico que inauguró Gabriel García Márquez es evidente, Durango es un lugar muy importante en la República Mexicana... es un estado más grande que Portugal y tiene una de las familias más reconocidas en la historia de la cultura en México que son los Revueltas y en ese sentido para mí me despierto con una ilusión, con muchas ganas de progresar y de aportar cosas nuevas", dijo el escritor y poeta a este medio.
La 'tierra del cine' se ha convertido en parte de su inspiración, especialmente por esos atardeceres que defiende "a capa y espada" como los más bellos del mundo pues ha viajado a París, Nueva York, Jerusalén y otros tantos lugares pero ninguno se le compara. También defiende la literatura, a la que considera "una forma de ciudadanía, una manera de reivindicar el derecho de la expresión y de algún modo también a poner un granito de arena a la enorme experiencia que es estar vivos". Estar en Durango le ha "certificado la idea de que la búsqueda de la belleza, el derecho a la libertad de expresión, la necesidad de contar lo que uno siente a través de la literatura, la poesía, el periodismo cultural, es una manera de realización personal y también favorece un tipo de comunicación en la que no hay una presencia tan asfixiante de la publicidad, del consumismo, de la falta de humanidad que viene con los soportes tecnológicos".
Así es como surgieron dos libros que presentará en próximas fechas. El primero de ellos es 'Los poemas perdidos de Luis Cernuda', una obra dedicada al mítico poeta sevillano en la que de algún modo lo visita "a través de un cuaderno de viajes por México" y reivindica la figura del poeta; el segundo es 'Jardín seco', un poemario en homenaje al pintor filipino Fernando Zóbel inspirado en cerca de 50 de sus pinturas y que presentará en otoño próximo en España.
"En este caso yo escribo mucho sobre pintura, pienso que el arte es lo que nos salva, lo que nos reconcilia con la naturaleza, contar lo que uno siente viendo un cuadro es una forma de tratar con una realidad que es más real que la propia realidad porque una pintura mantiene los colores, el sentido, el tiempo que ha transcurrido y es como una ventana hacia otra realidad que me da una perspectiva de escritura muy enriquecedora", agregó.
Pero no todo es escribir. Samir ha trabajado arduamente en la ciudad para convertirla en la sede de 'El tren de los poetas', un proyecto que busca favorecer puentes de intercambio cultural entre Durango y España. Surgió en 2013 y ha contribuido no solo a promover la literatura sino a ser una plataforma de expresión y divulgación del trabajo de otros escritores, así como a la creación de una pequeña biblioteca hispanoamericana que compila el trabajo literario de los poetas que han formado parte de él y que se resguarda en el interior de la Biblioteca Pública Central 'Lic. José Ignacio Gallegos'.
"Eso es es algo que se va a quedar para futuras generaciones, proyectos como estos donde la literatura es una forma de comunicación, un escaparate distinto al del consumismo. Una forma de acercarse a la cultura de otros países siempre ha sido la literatura". Su esperanza en 'El tren de los poetas' es tal que continuará trabajándolo hasta donde le sea posible; por lo pronto espera conseguir el apoyo correcto para promover una beca de residencia para escritores, realizar una colección de literatura contemporánea y posteriormente crear un premio internacional de literatura.
miércoles, 28 de agosto de 2019
Cómo afrontar un mundo lleno de incertidumbre
Manuela Saragosa Corresponsal de Negocios (BBC- News)
En la actualidad, sobran las preocupaciones que te pueden mantener despierto durante la noche, cualquiera que sea tu situación.
En Reino Unido, para unos es la salida de Reino Unido de la Unión Europea, mientras que para otros es la posibilidad de que el llamado Brexit se frustre.
Hay a quienes, en cambio, les preocupa la estabilidad de la enorme economía china, el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos, el proceso de paz en Colombia, la crisis en Venezuela o incluso el riesgo de que la inteligencia artificial reemplace puesto de trabajo hoy ocupados por seres humanos.
¿Cuál es la mejor manera de manejar la ansiedad inevitable que va de la mano con todaesa incertidumbre?
Will Borrell vio la ansiedad de cerca después de que los británicos votaran a favor del Brexit en el referendo del 23 de junio.
Administra un bar llamado "Damas y Caballeros", que -como su nombre indica- funciona en un antiguo baño público en el norte de Londres. Cuando se anunció la sorprendente decisión de dejar la Unión Europea, la gente abarrotó el bar. La mayoría de londinenses, a diferencia de la mayor parte del resto del país, votó por permanecer en la UE.
"Bebían como si se hubiera estado acabando el mundo", le dijo a la BBC.
Aversión a la ambigüedad
Esto no quiere decir el alcohol sea la respuesta para calmar la ansiedad. Más bien ilustra que las personas no son muy buenas para hacer frente a la incertidumbre, ya sea de cualquier tipo.
Estudios muestran que la gente optaría por recibir una descarga eléctrica definida "ahora", en vez de aceptar el riesgo de una posible descarga eléctrica en algún momento del futuro desconocido. No saber nos afecta.
"Se conoce como aversión a la ambigüedad", explica David Spiegelhalter, profesor de Comprensión de Riesgos en la Universidad de Cambridge y presidente de la Sociedad Real de Estadística de Reino Unido.
"La gente es mucho más feliz con riesgos conocidos, cuando saben cuáles son las opciones y cuáles son las posibilidades".
Ahí es donde las estadísticas vienen al rescate.
Hay algo muy tranquilizador en ponerles números a las cosas. Las estadísticas pueden convertir algunas incertidumbres en riesgos medibles. Podría ser tan simple como el cálculo de la probabilidad de que llueva mañana o la posibilidad de sobrevivir a una enfermedad.
Sin embargo, algunas incertidumbres están sujetas a tantas variables, que son por su propia naturaleza indomables.
"Cuando se trata de economía, política, temas realmente complejos, cuando uno se enfrenta a un oponente, es peligroso engañarse a uno mismo y pensar que la incertidumbre se ha transformado en oportunidad", dice el profesor Spiegelhalter.
Preparación continua
No hay otro lugar donde esto sea más cierto que en la guerra. De hecho, se dice a menudo que un conflicto bélico es el reino de la incertidumbre.
¿Cómo se preparan los soldados para ello? El teniente coronel del ejército de Estados Unidos, Steven Gventer, estaba en Bagdad, Irak, durante la ocupación de 2004, cuando la milicia chiita organizó un levantamiento contra las fuerzas de la coalición occidental.
"Una de las cosas que tratamos de hacer es reducir el número de variables que no entendíamos o para las que no estábamos preparados", dice. "La idea era disminuir al mínimo el número de variables que nos podían herir".
Al final, la costumbre se vuelve tan arraigada que la aplican incluso en las situaciones más inocuas, tales como eventos familiares. Nada se deja al azar.
Contar historias
Entonces, qué hacemos con nuestras incertidumbres más mundanas, con preguntas como ¿voy a perder mi trabajo?, ¿durará mi matrimonio?, ¿mis hijos serán felices?
¿De verdad queremos saber las respuestas?
Una vida carente de toda incertidumbre seguramente sería monótona. Cualquier autor o director de cine diría que si no hay incertidumbre no hay historia.
Pero las historias también influyen en la toma de decisiones.
En 2007, el profesor David Tuckett, director del Centro de Estudios de la incertidumbre en la toma de decisiones, del University College de Londres, estaba investigando cómo los fondos de inversiones toman decisiones en medio del caos financiero y económico.
Descubrió que sus decisiones no se basan únicamente en investigaciones y cálculos, sino también en las historias que los operadores se cuentan entre ellos.
Ellos creaban una narrativa en torno de los resultados de sus acciones y se convencían de ella.
"La narrativa eliminaba la razón para no hacer algo", dice.
No es sólo un capricho de los operadores. La mayoría de nosotros crea su propia narrativa para decisiones cotidianas, desde la compra de una casa hasta el lugar que elegimos para ir de vacaciones.
Lo que es fundamental, dice el profesor Tuckett, es nuestro estado de ánimo cuando lo hacemos y si nos dejamos guiar por la curiosidad.
"La arrogancia es lo opuesto a la curiosidad", añade. "Así que para tomar buenas decisiones realmente se necesita ser alguien que esté dispuesto a enfrentar cosas difíciles".
"Y si recibes información que te hace sentir incómodo, en lugar de huir debes resolver esas dudas".
Buenos Aires hoy es una ciudad a la intemperie
He aprendido a leer los presupuestos, a no creer en la palabra de nadie, a contemplar de inmediato lo más profundo de los pactos a oscuras, a rehacer todas las restas, a enfrentar al estafador, hasta el final… y salir de la bruma antes de que me envuelva también.
El porvenir, las palabras de esperanza, solo me inspiran desconfianza. No aprecio demasiado las dulces promesas del porvenir… El porvenir es para los demás; para mí el presente desde siempre… de todos modos permanecemos en una ¿democracia?, mugrienta y empantanada, pero democracia al fin, como vociferan los blenorrágicos funcionarios de gobiernos apolillados, sólo para tullidos, hundidos en la desesperación, los autistas metafóricos, que pueblan naciones sometidas al imperio de la globalización omnipresente, que todo lo abarca, producto de una política deliberada, ejercida a escala mundial.
Esta política corporativista, busca instalar la anarquía en el mundo de los negocios y una economía de mercado sumidos en una forma económica superlativamente especulativa, fomentando y legitimando las desregulaciones y la fuga de capitales, jugando con la sacralización de unas monedas y el sabotaje de otras… de este modo se advierte como la globalización sirve de pantalla para el espectacular desarrollo de la dominación política, en su ideología dominante: el ultraneoliberalismo.
Los avances en la tecnología son inseparables de la globalización, pero no de la ideología que pretende confundirse con ella. Permitieron la victoria del ultraneoliberalismo, pero no son lo mismo que este, su panóptico podría ampliarse a límites insospechados, pero la ideología imperante, lo prohíbe… no dudemos que quienes dominan esta tecnología de punta, podrían disociarse del ultraneoliberalismo, sin sufrir la menor alteración en su logística y desarrollo.
El régimen dominante impone un dictado: «no hay alternativa a la economía de mercado», frase débil en sentido, carente de fundamento, absurda, discurso netamente totalitario, que define el espacio en el cual nos encontramos encerrados en el mercadeo de productos derivados de otros productos derivados de flujos financieros que imponen las reglas de juego de un sistema que deberíamos rechazar… ¿de qué modo?, hoy, sin rebelarse, pues es suicida, simplemente sacudiéndose la carcasa de propaganda ultraneoliberal, apartando pacientemente los interrogantes falsos que tapan los reales y verdaderos problemas que nos acucian.
Negarse a adaptarse al discurso y al acto consumado, a la economía de mercado especulativa, a los efectos del desempleo y la explotación sistemática de millones de trabajadores, a la competitividad, léase, sacrificio de los pueblos en aras del triunfo del explotador sobre otro, simuladores ambos del mismo juego de esclavitud y obediencia.
Este genocidio que se lleva a cabo a la luz del sol, es atribuido a las «crisis» temporarias, devenidas en instalar la nueva civilización, en la que sólo un porcentaje muy pequeño de los habitantes del planeta, tendrá funciones a realizar, en nombre de la sacrosanta especulación, por el bien del mercado.
Los seres que queden sin función no tendrán espacio ni acceso a la vida en términos de igualdad y derechos ante la ley no escrita del ultraneoliberalismo: no pertenecen al sistema, son los excluidos, los que se alimentan en los tachos de basura de las grandes ciudades, los que mueren al vista de todos, en calles de estas grandes urbes… este sistema destruye la condición humana, en su sentido original.
Con la complicidad que aún cuidan su pedazo de cielo, blanqueado a mano, se lleva a cabo el asesinato de millones de seres, indigentes, despojados de sus derechos, con salud destruida, expuestos sus cuerpos al frío, el hambre, los días muertos, la vida atroz, sin destino… pareciera ser natural, pues ninguna indignación o ira del amasijo de ciudadanos esclavos ha combatido el estado de las cosas, todos responden a un sentido de fatalidad, jamás expuesto, pero ya asimilado por el planeta.
Observemos, por ejemplo, Buenos Aires, una ciudad cosmopolita, en otros tiempos sofisticada, hoy «vintage», donde miles de seres, los pobres de antigua data y los nuevos, duermen bajo las estrellas, que asoman en las callecitas de esta ciudad, a la intemperie, cuerpos y almas fracturados, por la falta de alimento, cuidados ausentes, frío y calor, ausencia de respeto de miles que pasan y los observan con indiferencia, molestia inocultable y reprobación, actitudes que este sistema ultraneoliberal supo imprimir en quienes ciegamente se sumaron a las filas del ejército de sonámbulos, «el amasijo humano», sin ideas ni ideales que disfrutar y alimentar.
Y he aquí lo esencial: cuando a un país, por poco que quede de él, por indigentes que se encuentren sus habitantes, después de algún gran desastre, de inmensas pestilencias, se le propone hacer sacrificios, aún a riesgo de la vida de esa comunidad hambreada, no se trata de política, sino solo de la construcción de un genocidio meditado. Una cualidad inevitable de los psicópatas, de los miserables de pensamiento inmediato: los que imponen esclavitud y obediencia. Aparentemente, un callejón sin salida para un pueblo en el límite de sus fuerzas y sus ideales moribundos.
Por Eduardo Sanguinetti, Buenos Aires
sábado, 24 de agosto de 2019
3 poemas de Juan Calero: los apátridas buscan destino
Juan Calero Rodríguez vino desde el Mar Caribe a la isla de La Palma para recuperar sus orígenes familiares. Poeta, narrador, ensayista, organizador de los Encuentros de escritores en homenaje a Félix Francisco Casanova, autor de un libro sobre el poeta y periodista Ismael González González, trascendió con Pasajero sin oficio y ha sido incluido en numerosas antologías y publicaciones compartidas en España, Estados Unidos, Argentina y Chile. Preside la Agrupación Cultural ArteNaciente en San Andrés y Sauces. Su obra más reciente es Llanito, el palmero, un libro de cuentos para niños con el tema de la emigración como telón de fondo.éneros de poesía, ras tu talento en la pintura, caricatura y diseño gráfico. Cuéntanos un poco sobre esta otra faceta tuya.
Ejército de apátridas en aguas ignoradas
Cuando me inviten a brindar por la vida, todo quedará
intacto.
Hay cosas donde la razón se acobarda
y extravía azares por cada lienzo de historia.
No me refiero al sitio donde yacen los amores
ni siquiera donde refugiarnos del olvido.
Sobre nosotros pasó toda su espesura
la evolución del entonces, la de la especie
perdiendo el orificio habitado
que recuerde el tamaño de los posibles.
Hay cosas donde la razón se acobarda
y extravía azares por cada lienzo de historia.
No me refiero al sitio donde yacen los amores
ni siquiera donde refugiarnos del olvido.
Sobre nosotros pasó toda su espesura
la evolución del entonces, la de la especie
perdiendo el orificio habitado
que recuerde el tamaño de los posibles.
Y no supimos trazar más urdimbre.
Duele tanto cruzar dedos y seguir otras suertes.
A veces el dolor no encaja en ciertas escenas
y busca otra sombra donde permanece despierto.
Desconfío de sus silencios y sus manos agrietadas
igual que de un enemigo. Los enemigos corren
bajan la cabeza que quizás no tuvieron.
Y el que persevera, ya lo sabemos
tiende sus trampas.
Duele tanto cruzar dedos y seguir otras suertes.
A veces el dolor no encaja en ciertas escenas
y busca otra sombra donde permanece despierto.
Desconfío de sus silencios y sus manos agrietadas
igual que de un enemigo. Los enemigos corren
bajan la cabeza que quizás no tuvieron.
Y el que persevera, ya lo sabemos
tiende sus trampas.
Donde ganamos la juerga
se apaga el embravecido silencio
de quién rema en las mismas aguas quietas.
Y releemos por capítulos los salmos abandonados
como viejos cuentos carentes de ideales.
Cerveza oscura que destierra nuestras velas:
mi sombrero aún esconde la energía viril,
el minuto de la calle a los antiguos dioses.
Los pliegues que parten la triste mirada
un tanto descolorida para ser verdad
por la sombra indiferente de la niebla.
se apaga el embravecido silencio
de quién rema en las mismas aguas quietas.
Y releemos por capítulos los salmos abandonados
como viejos cuentos carentes de ideales.
Cerveza oscura que destierra nuestras velas:
mi sombrero aún esconde la energía viril,
el minuto de la calle a los antiguos dioses.
Los pliegues que parten la triste mirada
un tanto descolorida para ser verdad
por la sombra indiferente de la niebla.
Y vaciamos el pasado que no existe
clamando emboscadas por arenales.
Quedar luego junto al olvido
evitando el regreso,
donde no queda nada por hacer
y todo lo efímero termina
cuando brilla la esperanza.
(De ‘Testigo de otro reino’)
clamando emboscadas por arenales.
Quedar luego junto al olvido
evitando el regreso,
donde no queda nada por hacer
y todo lo efímero termina
cuando brilla la esperanza.
(De ‘Testigo de otro reino’)
Al reclamo del poeta
A André Cruchaga
Qué pilares arrimarán esas vigas desnudas para que cada
despedida pierda sus pasos. …
Rotas las uñas por escarbar en el hambre ni escucho el bullicio de los imposibles.
Apenas serán suficientes las esquinas del agua donde recaba el llanto noble del tiempo.
Expiremos surcos que evidencian este peregrinar.
Si pecamos en nombre de malditos poetas, acerquémonos a la fécula de los signos.
Que nadie reclame más pautas de sí mismo incapaz de reconocerse entre palabras.
Uno no sabe, tan solo cohabita la lluvia donde naufraga incrustando la espera.
Uno cree que el misterio se escuda por apéndices o la ponzoña del hielo.
En realidad apenas alumbra algún rescoldo entre estantes sin noches.
Nada más cierto que la zozobra de las palabras evadiendo esta suerte de entuerto.
No sólo hay puertas por desandar
también algún tatuaje que se precie al deseoso albedrío de acantilados
y de tarde en tarde zambulle sus cantos agoreros por donde extraviamos la memoria.
Rotas las uñas por escarbar en el hambre ni escucho el bullicio de los imposibles.
Apenas serán suficientes las esquinas del agua donde recaba el llanto noble del tiempo.
Expiremos surcos que evidencian este peregrinar.
Si pecamos en nombre de malditos poetas, acerquémonos a la fécula de los signos.
Que nadie reclame más pautas de sí mismo incapaz de reconocerse entre palabras.
Uno no sabe, tan solo cohabita la lluvia donde naufraga incrustando la espera.
Uno cree que el misterio se escuda por apéndices o la ponzoña del hielo.
En realidad apenas alumbra algún rescoldo entre estantes sin noches.
Nada más cierto que la zozobra de las palabras evadiendo esta suerte de entuerto.
No sólo hay puertas por desandar
también algún tatuaje que se precie al deseoso albedrío de acantilados
y de tarde en tarde zambulle sus cantos agoreros por donde extraviamos la memoria.
(De ‘Testigo de otro reino’)
Entre el antes y el después
Fui el antes…
la premura, la prisa por ir
apenas la mirada sin ser vista.
James Dean de esta historia.
El temor sin dudas
o la duda de la razón.
la premura, la prisa por ir
apenas la mirada sin ser vista.
James Dean de esta historia.
El temor sin dudas
o la duda de la razón.
Fuiste
el apócope de la brizna
la pena del rocío.
Viejas calles que transito.
La azarosa chispa que sabes
o aquel soplo al amanecer.
el apócope de la brizna
la pena del rocío.
Viejas calles que transito.
La azarosa chispa que sabes
o aquel soplo al amanecer.
Fuimos
un hilo del quizás
el lado de la nada.
Diezmos del noble esfuerzo.
La palabra perdón
o el punto del después.
un hilo del quizás
el lado de la nada.
Diezmos del noble esfuerzo.
La palabra perdón
o el punto del después.
(De ‘Pasajero sin oficio’)
Poemas tomados del blog lailatan.wordpress.com)
viernes, 23 de agosto de 2019
7 poemas breves de José Carlos Cataño
El poeta tinerfeño José Carlos Cataño nos dejó recientemente en la ciudad donde residía, Barcelona. Un hombre de pensamiento agudo, con una obra poética y ensayística bien contrastada falleció cuando estaba a punto de cumplir los 65 años. En homenaje reproducimos algunos de sus poemas
Amores ilustres
Yo también podría decir algo acerca de eso. Guardaos
vuestras estrellas polares, vuestras interminables
noches de amor, vuestras damas exquisitas, vuestras
hembras calientes como una mañana por Nyangabulé.
Tanto me da.
Acaso el amor sea el instante en que tiemblan dos
cuerpos demorando derramarse el uno en el otro, los
ojos en los ojos, la lengua en el secreto previo al
desfallecimiento.
Su rostro no era hermoso y era persona de pocas
palabras. Tenía desde noviembre no sé qué semilla en
agua, y ayer, como quien dice, se convirtió en un
tallo finísimo, imparable, en la alegría de la casa.
Tanto me río de lo que sobrevive al verano, que ya sé
lo que es suficiente.
De "El cónsul del mar del Norte", 1990
Yo también podría decir algo acerca de eso. Guardaos
vuestras estrellas polares, vuestras interminables
noches de amor, vuestras damas exquisitas, vuestras
hembras calientes como una mañana por Nyangabulé.
Tanto me da.
Acaso el amor sea el instante en que tiemblan dos
cuerpos demorando derramarse el uno en el otro, los
ojos en los ojos, la lengua en el secreto previo al
desfallecimiento.
Su rostro no era hermoso y era persona de pocas
palabras. Tenía desde noviembre no sé qué semilla en
agua, y ayer, como quien dice, se convirtió en un
tallo finísimo, imparable, en la alegría de la casa.
Tanto me río de lo que sobrevive al verano, que ya sé
lo que es suficiente.
De "El cónsul del mar del Norte", 1990
Concédenos, oh Señor
CONCÉDENOS, oh señor, la medida de nuestro infierno
O, si no, una lucidez para vivir tranquilos.
No esta desazón de la barca sin mar
Ni puerto que la ampare?
Que el amor también ha muerto.
Haz de nosotros
Tu pasto de sabiduría. Sángranos hasta amasar
La alegría de la sangre con lo que del dolor nos
queda.
Configura nuestro cuerpo único
A la medida de nuestra muerte única.
De "Disparos en el paraíso", 1982
CONCÉDENOS, oh señor, la medida de nuestro infierno
O, si no, una lucidez para vivir tranquilos.
No esta desazón de la barca sin mar
Ni puerto que la ampare?
Que el amor también ha muerto.
Haz de nosotros
Tu pasto de sabiduría. Sángranos hasta amasar
La alegría de la sangre con lo que del dolor nos
queda.
Configura nuestro cuerpo único
A la medida de nuestra muerte única.
De "Disparos en el paraíso", 1982
Nubes en la noche
Nubes vanas en la noche,
Así pasan las palabras
Por la aurora irreversible de las cosas.
Todo pensar se declina
En el grito oscuro de lo pleno.
Y yo entre las vorágines te buscaba
Como si así pudiera con tu rescate
Cumplir un luminoso pasado.
De "A las islas vacías", 1997
Nubes vanas en la noche,
Así pasan las palabras
Por la aurora irreversible de las cosas.
Todo pensar se declina
En el grito oscuro de lo pleno.
Y yo entre las vorágines te buscaba
Como si así pudiera con tu rescate
Cumplir un luminoso pasado.
De "A las islas vacías", 1997
Por salvarte del
horizonte...
Por salvarte del horizonte
Enterré mi cuerpo una tarde de mar en furia,
Incluso sin vestigio
De isla fatal,
que a ti y a mí
Debió a lo lejos de iluminarnos.
Ausencia y temblor enhebré,
Ceguera e ignorancia en cruz,
Por hacer entera en mis ojos
Tu primera mirada.
De "En tregua", 2001
Por salvarte del horizonte
Enterré mi cuerpo una tarde de mar en furia,
Incluso sin vestigio
De isla fatal,
que a ti y a mí
Debió a lo lejos de iluminarnos.
Ausencia y temblor enhebré,
Ceguera e ignorancia en cruz,
Por hacer entera en mis ojos
Tu primera mirada.
De "En tregua", 2001
Proemio al abrazo
SI fuésemos algo
Seríamos dos abismos,
Nada más que dos abismos?
En el tuyo arrojaría
La sombra vertiginosa de mi ser.
De "Disparos en el paraíso", 1982
SI fuésemos algo
Seríamos dos abismos,
Nada más que dos abismos?
En el tuyo arrojaría
La sombra vertiginosa de mi ser.
De "Disparos en el paraíso", 1982
Sensación de la
distancia
VIENDO el revuelto manojo de las palmas
Acuciadas por las sombras multiformes
Siento en el combate la blancura de tu imagen,
Los suaves y agitados muslos cuando
Con la fuerza de mi aliento los palpaba.
De "Disparos en el paraíso", 1982
VIENDO el revuelto manojo de las palmas
Acuciadas por las sombras multiformes
Siento en el combate la blancura de tu imagen,
Los suaves y agitados muslos cuando
Con la fuerza de mi aliento los palpaba.
De "Disparos en el paraíso", 1982
Siempre
serás para un amor lejano y escondido
A lo mejor uno se enamora para la despedida, para
cuando llega la estación seca y los hombres se besan a
la luz de Venus.
A lo mejor, para que aquella frase (tu cuerpo húmedo
contra el cual aprieto el mío recobra los días que se
fueron) subraye que estás solo.
Pero cuando surja de nuevo ?la veranda llena de
alegría, los cuerpos abrazados girando en la
penumbra?, volverás a decir:
Luz del instante, tus ojos. En ellos me veo por
primera vez.
No vengas con más mentiras, malasangre.
De "El cónsul del mar del Norte", 1990
A lo mejor uno se enamora para la despedida, para
cuando llega la estación seca y los hombres se besan a
la luz de Venus.
A lo mejor, para que aquella frase (tu cuerpo húmedo
contra el cual aprieto el mío recobra los días que se
fueron) subraye que estás solo.
Pero cuando surja de nuevo ?la veranda llena de
alegría, los cuerpos abrazados girando en la
penumbra?, volverás a decir:
Luz del instante, tus ojos. En ellos me veo por
primera vez.
No vengas con más mentiras, malasangre.
De "El cónsul del mar del Norte", 1990
Macri y su sombra
Por Eduardo Sanguinetti, Buenos Aires
El relato del discurso que suele usar Macri hace daño,
deteriora y degrada la trama de la sociedad toda y lo hace extensivo al mundo
todo… Macri inocula temor, miedo en la sociedad, deviniendo en instalar la
palabra justa para que la incertidumbre crezca, se amplíe cual paisaje
infernal, de un presente que impacta de manera brutal… el desafío es hacer de
lado este discurso atroz, de un personaje con patologías inocultables, que
llevan a la República Argentina a soportar a este vil y miserable funcionario,
que pareciera se ha convertido en una pesadilla, para la enorme mayoría que en
las elecciones primarias le dio la espalda, que no lo ha votado… el pueblo lo
ha soportado casi 4 años, en estado de miserabilidad, indigencia y pobreza
extrema, manipulando a la ciudadanía a piaccere, en estado de inestabilidad
mental visible, sin réplicas de seres en pleno uso de sus facultades mentales,
para derribar muros que separen a cuerdos de locos.
En abril de 2018, hubo una devaluación que arrastró a
millones a la pobreza y la indigencia… ¿porque ahora determina que la Argentina
este bajo los niveles en los social, político y económico?, porque el 50% de
los argentinos/os no lo han votado, no le creen más sus fantasías que instala
día a día, con el único recurso del dólar, que se disparó un 30% en horas luego
de conocerse el resultado de las PASO… y ¿la timba financiera?, ¿los mercados?,
quienes componen los mercados, sino los laderos de este cínico, que cree
gobernar… situación límite se vive en Argentina.
Fondos comunes de inversión no tienen argumentos, pues no
existe una orientación clara de un plan… cuando Macri habla del apoyo del mundo
a su gestión espectral, es otra fábula… el mundo ha apoyado a Argentina cuando
se confrontó con los Fondos Buitre, en guerra de Malvinas… ¿de qué habla este
nefasto personaje?, Alberto Fernández, «el elegido» en las primarias, no dijo
nada fuera de la eticidad, en espacio y tiempo de campaña, que supo captar los
millones de votos de un pueblo harto del gobierno de los offshore.
Un convidado de piedra es Mauricio Macri, en los G20, donde
no da una idea acerca del rumbo a seguir ¿lo ignoran?, o creen que es
bienvenido como potente estadista, con discurso propio este pobre hombre…
cuánto pero mejor, es el mensaje subyacente que lanza Macri… ¿desea una
confrontación entre argentinos?
Sería sano y saludable que la transición del paso del mando
sea en armonía y paz, pero sabemos ya que no puede verbalizar lo que desea
manifestar, en el mejor de los casos… y el esfuerzo que dice hacer, es
obligación de él y su gobierno… genera, insisto, incertidumbre en todos los
ciudadanos que intentan sobrevivir en este presente espantoso… ¿con que
derecho?
Con soberbia habitual, Macri estima provechoso sólo aquello
que le es rentable, y por lo tanto considera natural que en un mundo subalterno
se sacrifique, todo en aras de la rentabilidad de activos incorpóreos: una obra
maestra de estrategia persuasiva de convencer a todos de las mentiras impuestas
como verdades inexistentes, con violencia, agresividad, que deviene en asimilar
a la comunidad a un estado de temor, miedo, pánico, ya instalados en el
ciudadano en estos casi cuatro años de desgobierno…
De ahí la abundancia de «soluciones» falsas a los problemas
de sobrevivencia de un pueblo humillado, abusado, reprimido, sin ánimos de
reinventarse sus vidas, problemas atroces disimulados, negados, escamoteados,
de denuncias de los disidentes reales, silenciadas, ocultas, archivadas: actos
reiterados en las acciones del gobierno de este ridículo presidente.
Paradójico, que desde los poderes asimilados al régimen de
un neoliberalismo perseverante de la ley de mercado, absolutamente vigente en
Argentina, a pesar de discursos embaucadores de un futuro asegurado «cruzando
el río» de acá a 30 años, las acciones congeladas de funcionarios y demás
miembros de un gobierno que parece retirarse de sus responsabilidades y
obligaciones para con la verdad y la libertad en sus políticas fundamentales,
inexistentes, una inmensa sombra (esa niebla de Cortázar, un exiliado del
peronismo iniciático, en «El Examen» o la de Bianciotti en «Lo que la noche le
cuenta al día») da idea de opresión, de deseo fracasado: la sombra de un
autoritarismo empapa la institución y las disputas del campo intelectual
argentino escenifican la falta de una verdadera disputa. La canonización de la
farsa es casi evidente. Y lo peor no ha acontecido… lo manifiesto con total y
absoluta certeza.
(Tomado del diario República, de Montevideo)
jueves, 22 de agosto de 2019
Estamos enfermos por tantas cosas innecesarias (Alejandro Croissier, psicólogo)
Alejandro
Croissier es psicólogo, trata de ayudar a resolver los conflictos humanos y
también hace programas de radio. Su programa se llama Sentirse bien, en Radio
Las Palmas FM, los lunes y martes desde las 19.30 a las 22 horas. Dos horas y
media de entrevistas y debates sobre temas de actualidad, los problemas de la
identidad personal, las técnicas psicológicas, el papel de las ONGs que
intentan resolver asuntos como la pobreza o la inmigración, el colectivo LGTBI,
etcétera. Dos horas y media en radio son un mundo, y ha ido consiguiendo una
audiencia. También acuden a esta ventana gente de la cultura y, en general,
personas que tienen algo que decir y aportar. ¿Para qué sirve la psicología en
el mundo actual?, le pregunto. Mi profesión la practico básicamente para
escuchar y tratar de comprender a las personas, afirma. Y parto de una base:
quienes se acercan a la consulta vienen a contarme su problema y, por tanto,
también llevan consigo la solución. Algunos psicólogos y psiquiatras entendemos
que el síntoma forma parte de la solución, que el sujeto ha creado –casi
siempre de forma inconsciente- para sobrellevar la situación que está
padeciendo.
Esto
puede parecer un tanto sorprendente. Pero Croissier estima que no se coge una
depresión o un trastorno de pánico porque sí, sino que desarrollamos síntomas
que cumplen su función. Las depresiones o los ataques de pánico o determinadas
fobias hacen que nuestro país mantenga un elevado consumo de lo que se denomina
psicofármacos, es decir toda la gama de medicamentos que actúan sobre el
cerebro y que, en general, producen efectos psicológicos. Se utilizan para el
tratamiento de trastornos de salud mental, y pueden ser sedantes que sirven
para calmar ciertos trastornos psicóticos, ataques de pánico, el insomnio y
otras circunstancias similares. También están los antidepresivos, que se usan
para el tratamiento de la depresión y otros problemas (ansiedad, comportamiento
obsesivo-compulsivo, trastornos de la alimentación…) y que producen efectos en
personas deprimidas y con otras patologías. Asimismo están los estabilizadores del
ánimo: sales de litio, que se utilizan en el trastorno obsesivo compulsivo.
Los especialistas
advierten de que los psicofármacos pueden ayudar a encontrarse mejor, pero es
necesario hacer uso de ellos por prescripción y con control médico, como
complemento a otras estrategias y no mezclarlos con bebidas alcohólicas, otras
drogas u otros psicofármacos.
Lo
que sucede, señala Alejandro, es que en nuestra sociedad actual, con nuestra
acelerada forma de vida, no hay tiempo para analizar cuidadosamente el sentido
de nuestro sufrir. Así, hemos pasado de ser analizados concienzudamente por un
psicoanalista, a pertenecer al sistema que lo tiene todo recortado y tratado
por los protocolos. Acudes a tu médico de cabecera y tras las diez preguntas de
rigor te suelen diagnosticar un trastorno depresivo o ansioso y así te mandan
la medicación correspondiente. De este modo, pacientes y médicos han quedado
reducidos al protocolo. Sin embargo, es obvio que no es lo mismo tener una
depresión por el fallecimiento de un ser querido, que tener una depresión por
perder un trabajo. Ambas personas pueden puntuar el mismo grado de malestar en
un test, pero es obvio que sus tristezas son absolutamente diferentes, y, por
consiguiente, necesitan tratamientos distintos.
Le
pregunto ¿cómo puede proponer la psicología soluciones para el mejor equilibrio
y bienestar de las personas en el campo de los conflictos humanos, en lo
social, en lo laboral, en lo educativo, etcétera? Y responde que muchas
enfermedades que diagnosticamos a los pacientes deberían atribuirse a la
sociedad donde viven. No es normal que existan tantas personas medicadas por
ansiedad y depresión. Quizás, el problema es que no nos podemos sostener en
este sistema social que hemos creado; sencillamente, no es saludable. Nos
adaptamos con ibuprofeno, cafeína e inductores del sueño. Sin embargo, el coste
a nuestras exigencias es demasiado alto. No nos sentimos merecedores de una felicidad
tranquila. El aburrimiento y la improductividad no tienen lugar para el sujeto
moderno del rendimiento, ese que se auto-explota en la sociedad del cansancio. El
objetivo de la psicología que ejerzo se encamina fundamentalmente a que las
personas entiendan la función de sus síntomas, de sus tristezas y enfados.
Tanto en la radio como en mis grupos de desarrollo personal, analizamos al
Doctor en Filosofía Byung Chul Han, quien denuncia el imperativo de la
felicidad que nuestra sociedad actual está padeciendo. Como solución, coincido con
este autor que está arrasando en todo el mundo: el idiotismo. Hacer el idiota
no es nada fácil. Me refiero a dejar de consumir tantas cosas innecesarias, a
no estar metido en mil actividades para matar el tiempo, así como no dejarse
absorber por el mundo virtual de las redes sociales. Pero claro, para alcanzar
esta meta uno debería parecer un poco idiota. Aburrirse en la playa viendo el
mar y estar con tus seres queridos durante horas sin hacer nada especial, ya no
está de moda.
-Comúnmente
se asocia la idea de recurrir al psicólogo con las películas norteamericanas,
puesto que allí es algo muy habitual recurrir a psiquiatras y psicólogos.
¿Hasta qué punto los psicólogos ya son vistos como personas necesarias en
nuestra sociedad?
-Afortunadamente,
el perfil de las personas que van al psicólogo ha cambiado. Hoy, casi todo el
mundo tiene su terapeuta de confianza. ¿Quién no quiere conocerse un poco más
para acompañarse conscientemente en este excepcional viaje que es la vida? La
sociedad no nos lo pone muy fácil, pero el ser humano es un gran buscador de sí
mismo.
-Eres
psicólogo, radiofonista ¿y qué más? Háblanos de ti mismo
-Soy
muy curioso. Me gusta acercarme a todo lo que llama mi atención, y te aseguro
que son muchas cosas. Actualmente estoy inmerso en un proyecto apasionante de teatro
terapéutico y eneagrama, el estudio de los nueve patrones de personalidad. Mi
pasión es la lectura. No sé si tendré tiempo para leer todo lo que quiero
conocer, pero es lo que más deseo. El sentido de mi vida está en ir compartiendo
aquello que voy aprendiendo, y en estos momentos, el teatro es la forma más
creativa que he encontrado. Por otra parte, el psicoanálisis se ha convertido
en el lugar profesional donde hedecidido aterrizar, para quedarme. Es la raíz
de la psicología. Mucha gente habla de Freud pero pocos son los que se atreven
a leerlo, estudiarlo y - mucho menos - a comprenderlo. Actualmente me estoy
formando con una de las corrientes más interesantes del psicoanálisis moderno:
la otrapsiquiatría, en Valladolid.
Blog La Literatura y
la Vida
miércoles, 7 de agosto de 2019
John Steinbeck, tantos años después
Por Luis Junco
Cuando tenía diecinueve años, el azar me llevó a dar con un libro de John Steinbeck. Era de la biblioteca del Colegio Mayor en el que residía entonces, y yo no era un lector habitual de literatura. Durante una época había devorado novelas de la serie B del oeste y de intriga, algo de Simenon y Agatha Christie y poco más. Así que que esta novela, Al este del Edén, era la primera novela “seria” que leía en mucho tiempo, y tuvo la virtud de dar en mi punto más sensible: volver a paisajes y sentimientos de mi infancia, y de paso abrir mi espíritu, hasta entonces encerrado en deseos informes, nostalgias, inquietudes subterráneas, a un mundo en el que yo tenía cabida. Después leí Las uvas de la ira, La perla y poco más tarde, Faulkner, todo Faulkner. También empecé a escribir con asiduidad. Es cierto que anteriormente la escritura se me había aparecido esporádicamente y se me había mostrado propicia, pero no había pasado de ahí. Puedo, pues, decir que Steinbeck fue el autor que me abrió las puertas a una vocación que ha durado muchos años.
Y ahora, después de más de casi cincuenta años, cuando apenas encuentro obras de ficción recientes por las que sienta algo de interés, de repente me acordé de Steinbeck. Aún conservo aquel libro que me deslumbró hace medio siglo: lo “afané” de la biblioteca del Colegio Mayor y me ha acompañado en todos mis viajes y vicisitudes, hasta ahora. Y comencé a leerlo de nuevo. Ya entonces me llamó la atención la dedicatoria a Pascal Covici, inmigrante rumano, amigo de toda la vida de Steinbeck y editor de sus novelas más conocidas.
Querido Pat:
Viniste verme mientras tallabas una figurilla en madera, y me dijiste: “¿Por qué no me haces algo?”
Te pregunté qué querías, y me respondiste: “Una caja”.
“¿Para qué?”
“Para poner cosas en ella.”
“¿Qué cosas?”
“Todo lo que tengas”, dijiste.
Bien, aquí tienes la caja que querías. He puesto en ella casi todo lo que yo tenía, y todavía no está llena. Hay en ella dolor y excitación, sentimientos buenos y malos, y malos pensamientos y buenos pensamientos…, el placer del constructor, algo de desesperación y el gozo indescriptible de la creación.
Y, por encima de todo, la gratitud y el afecto que siento por ti.
Y todavía la caja no está colmada.
John
Y después de leer de nuevo Al este del Edén, decidí buscar otros libros de Steinbeck que nunca había leído. Por ejemplo, Cannery Row. Parece que hay una edición española, pero me resultó más fácil comprar la edición inglesa. Comencé la lectura. La introducción. La misma magia, el mismo deslumbramiento que sentí hace medio siglo:
El arrabal conservero de Monterrey, en California, es un poema, un hedor, un ruido insoportable, una cualidad de la luz, una tonalidad, una costumbre, una nostalgia, un sueño. Cannery Row son los montones esparcidos de hojalata, hierros, maderas mohosas y astilladas, piezas de pavimento rotas, y pilas de maleza y porquería amontonadas, trozos de estructuras de hierro corrugado de la fábrica de enlatado de sardinas, restaurantes y casas de putas, y pequeñas tiendas de comestibles atestadas, y laboratorios y pensiones de mala muerte. Sus habitantes son, como alguien dijo en cierta ocasión, “prostitutas, chulos, jugadores e hijos de puta”, incluyendo así a todo el mundo. Pero si esa misma persona hubiera observado por otro agujero, podría haber dicho: “Santos y ángeles y mártires y seres sagrados”, y hubiera dado a entender lo mismo.
Por la mañana, cuando la flota vuelve después de una captura, las barcas se adentran en la bahía bamboleándose y haciendo sonar sus silbatos. Las cargadas embarcaciones encallan donde las fábricas de conserva mojan sus colas en la bahía. Una imagen sabiamente elegida, pues si en lugar de la cola fueran las bocas las que las fábricas introdujeran en la bahía, las sardinas enlatadas que saldrían por el otro lado serían, metafóricamente al menos, más espeluznantes de lo que ya resultan. Luego los silbatos de las fábricas aúllan y por toda la ciudad hombres y mujeres se apresuran a vestirse y acudir a la faena. Y también bajan en brillantes carruajes las clases más pudientes: superintendentes de policía, contables, propietarios, que desaparecen en las oficinas. Luego bajan los sin papeles, los chinos y polacos, hombres y mujeres con pantalones, chaquetas de hule y delantales encerados. Acuden presurosos a limpiar, trocear, empaquetar, cocinar y enlatar el pescado. Toda la calle retumba, gime y aúlla y traquetea al tiempo que los plateados ríos de sardinas se derraman de las barcas y estas se van alzando poco a poco en el agua hasta que se vacían por completo. Las fábricas se mueven y repiquetean y rechinan hasta que la última sardina queda limpia y troceada y cocinada y enlatada, y luego las sirenas aúllan de nuevo y los chorreantes, malolientes y cansados sin papeles, chinos y polacos, hombres y mujeres, se dispersan y vuelven a escalar las laderas de la ciudad y Cannery Row vuelve a ser la que era –tranquila y mágica. Retorna la normalidad. Los vagabundos, que disgustados se habían retirado bajo las ramas del ciprés negro, vuelven a salir a sentarse sobre las tuberías oxidadas del solar. Las chicas del Dora emergen en busca de un poco de sol. Doc aparece del Laboratorio Biológico y cruza la calle para comprar en la tienda de Lee Chong dos cuartos de cerveza. Henri el pintor husmea como un perro entre los montones de hierba y basura en la busca de un trozo de madera o metal que necesita para el bote que está fabricando. Luego la oscuridad avanza y se enciende la única luz que hay en la calle, en frente del Dora –la lámpara que es la perpetua luz de luna de Cannery Row. Llegan visitantes al laboratorio en busca de Doc, y este cruza la calle a por cinco cuartos de cerveza en la tienda de Lee Chong.
¿Cómo se pueden mantener con vida el poema, el hedor y el ruido insoportable –la cualidad de la luz, la tonalidad, el hábito y el sueño? Si coleccionas animales marinos, hay ciertos gusanos planos, tan delicados, que resulta casi imposible cogerlos enteros, pues se rompen y resquebrajan al menor contacto. Debes dejarlos fluir y trepar por su propia voluntad hasta la hoja de un cuchillo y después llevarlos suavemente hasta introducirlos en una botella con agua. Y quizás esa podría ser la manera de escribir este libro –abrir la página y dejar que las historias se deslicen por su propio impulso en el interior.
¡Qué imágenes tan buenas y acertadas las de este final del Prólogo de Cannery Row y de la dedicatoria de Al este del Edén para describir lo que debiera ser una escritura de ficción! No nos engañemos: solo está al alcance de muy pocas personas y sin duda una de ellas fue John Steinbeck.
(De La Discreta, www.ladiscreta.com)
martes, 6 de agosto de 2019
Verano (poema de César Vallejo)
Verano, ya me voy. Y me dan pena
las manitas sumisas de tus tardes.
Llegas devotamente; llegas viejo;
y ya no encontrarás en mi alma a nadie.
Verano! Y pasarás por mis balcones
con gran rosario de amatistas y oros,
como un obispo triste que llegara
de lejos a buscar y bendecir
los rotos aros de unos muertos novios.
Verano, ya me voy. Allá, en setiembre
tengo una rosa que te encargo mucho;
la regarás de agua bendita todos
los días de pecado y de sepulcro.
Si a fuerza de llorar el mausoleo,
con luz de fe su mármol aletea,
levanta en alto tu responso, y pide
a Dios que siga para siempre muerta.
Todo ha de ser ya tarde;
y tú no encontrarás en mi alma a nadie.
Ya no llores, Verano! En aquel surco
muere una rosa que renace mucho...
lunes, 5 de agosto de 2019
Lucía R. González: El cambio climático nos arruina
Lucía Rosa González ha sido enseñante y es escritora con libros de poesía, narrativa para niños y teatro. Fue animadora de varios grupos escénicos en su etapa de docente, sobre todo en el instituto de enseñanza media Eusebio Barreto Lorenzo. Hablamos de asuntos literarios y se hará un análisis sociológico de su isla natal, y las adversidades de la historia. Hace largo tiempo, allá por los 80 del siglo pasado, el premio de poesía Pedro García Cabrera le abrió las puertas de la literatura regional, y le pregunto cómo analiza su evolución personal desde sus primeros textos hasta ahora. Dice que, en un principio, escribía bajo la fascinación imaginativa, desconocedora de estéticas poéticas que más tarde descubrió, libre de influencias externas, presentía la poesía como un experimento, un pretexto para indagar el mundo y, de camino, exteriorizar la rabia. Más tarde, añade, “aprendí a mirar con otros ojos el entorno que hasta ese momento sentía hostil y, por consiguiente, transformar desde el interior la respiración de las cosas y transcribir su gemido me tocó la intuición alterándolo todo; ahora entiendo que el alrededor comunica; tengo la tendencia a ejercer de canal. De esta forma ambigua, casi íntima, me había relacionado con la escritura desde chica; así que un día envié esos poemas al García Cabrera y este concurso evitó que se hicieran fango; se publicó Casta de rosas ausentes, mi primer poemario que sobrevivió y me facilitó el despegue.”
Le pido que me hable de un libro que está en puertas y se expresa así: La escritura de La voz alrededor, mi próxima publicación, se agarra con incertidumbre al mundo sin descartar nada; las sensaciones percibidas alteran la conciencia de las cosas entablando un diálogo, sin jerarquías, con la naturaleza a la que se le reclaman respuestas para calmar la frustración, sin disfrazar la violencia de estrategia frágil; aquí es bien tangible, casi con descaro, el ruido de la perplejidad. Y de un modo atrevido, hay una indagación sobre el proceso creativo, quizá se trate de una intrusión deshonesta, pero ahí está.
Pienso que su poesía ha caminado desde lo sensorial-personal a un toque panteísta, de diálogo con la naturaleza, con las emociones. Una poesía declamatoria, en la que el poeta les pregunta a los árboles, al paisaje. Ese paisaje rico, peculiar, del mundo rural y tradicional de su isla, con su fuerte presencia e cumbres, de gente esforzada que hizo agricultura de primor tanto en la isla como cuando ese pueblo emigró a Cuba y Venezuela, y allí dejaron huella de su labor.
-Sí, sí, absolutamente cierto. En mi manera de construir el mundo no interviene el azar, hay una relación perdurable con el medio; y un rastro dramático que no rechazo; alternativas conscientes, o no, con las que indago a ver qué certezas encuentro en lo que miro. Y no creo que esté hecho a propósito. Cada poeta desgrana su realidad que no atiende a un plan preconcebido; el pensamiento creativo es inexorable; afirmaría que la escritura tiende a modificar esquemas, a alterar la expresión o la idea, incluso, pero, en el fondo de los fondos, las sensaciones son omniscientes, todo lo infectan o embellecen.Amparadas por la estética, claro.
-Como persona fuertemente integrada en su entorno me interesa conocer su opinión sobre el pasado, el presente y el futuro de La Palma: cultura, sociedad, economía, agricultura, turismo, etc. ¿Cómo ve la isla?
-Aunque escrutar con lupa el lado oscuro de la isla nos causara aprensión, sería conveniente rastrear su historia, en la que los acontecimientos vividos pesan. Porque hay un halo romántico en la historia de la isla: yo la observo desde los paredones que las familias levantaron, no para mirar el cielo, que también, sino para hincar las piedras en medio del terreno, y desbaratar dichos monumentos en la próxima cosecha con la intención de someter a los sarmientos rebeldes; así que ojalá disfruten por siempre las piedras de tal privilegio, significa que habría un tratamiento exquisito con respecto a la flora, y también a la fauna, que tristemente caen en desequilibrio en esta isla singular de abrupta orografía. Ay, nuestras tuneras, que agonizan en los barrancos por la cochinilla mejicana; mientras los parlamentarios redactaban, durante años, el protocolo y el estudio y las propuestas contra esta plaga invasora, las pencas se arrugaron acurrucadas como orugas entre sus espinas, esas espadas.
-Sus palabras destilan pesimismo, pero nunca hay que rendirse a la adversidad de la sequía y a la escasa gestión de los políticos. Hace tiempo algunos alcaldes vienen reclamando desalinizadoras en la isla, porque en la considerada Isla Bonita cada vez cae menos lluvia, el clima se ha ido tropicalizando, el calentamiento global hace estragos. Hay fotos recientes de la Cascada de Colores de la Caldera de Taburiente sin una gota de agua.
-Y es que no llueve. Y la escasa agua que cayó se estancó en la profundidad de los pozos privados; ¿quién se arriesga a rescatar el lodo? Ni los propietarios. Ni la política de gestión de aguas. No se le ocurrió a la comisión administrativa enjaular la poca agua que cae para proveernos de ella en las futuras épocas de sequía. No se vio a tiempo el descalabro del cambio climático que tiene a la isla herida; merman los cultivos y el ganado, principales recursos del sector primario; así que auguro un futuro de mar, cuyas olas bravas seducen a los turistas; ojalá que el sector del turismo funcione por unos años, al menos, hasta que el mar sea mármol de sal, como Edith, la mujer de Lot. Y si determinan desalinizarlo, quizá resistan las fincas de plátanos, y los aguacates, y la economía no se distraiga. Porque la economía de La Palma fluctúa en consonancia con el vaivén de precios que los almacenes de empaquetado imponen a la fruta. Ay, el desamparo de los agricultores que no recibieron la ayuda económica al transporte de la fruta, otorgada para ellos por el gobierno central, mientras ven atónitos cómo sus cooperativas decidieron unilateralmente quedarse con el botín. Ay, esos interesesprivados camuflados de colectivos. Y no es baladí el comentario. Hay una luz. Respaldado por el desbarajuste social, el talento artístico de la isla prospera en múltiples facetas; el emprendimiento, el riesgo. Ojalá el porvenir propicie menos la resignación que el regreso de nuestros jóvenes preparados, enamorados no caprichosamente hasta la médula de ella como una esperanza pobre; idiosincrasia exclusiva, inherentes contradicciones, y yo, como ellos, convertida en su amante.
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