El relato del discurso que suele usar Macri hace daño,
deteriora y degrada la trama de la sociedad toda y lo hace extensivo al mundo
todo… Macri inocula temor, miedo en la sociedad, deviniendo en instalar la
palabra justa para que la incertidumbre crezca, se amplíe cual paisaje
infernal, de un presente que impacta de manera brutal… el desafío es hacer de
lado este discurso atroz, de un personaje con patologías inocultables, que
llevan a la República Argentina a soportar a este vil y miserable funcionario,
que pareciera se ha convertido en una pesadilla, para la enorme mayoría que en
las elecciones primarias le dio la espalda, que no lo ha votado… el pueblo lo
ha soportado casi 4 años, en estado de miserabilidad, indigencia y pobreza
extrema, manipulando a la ciudadanía a piaccere, en estado de inestabilidad
mental visible, sin réplicas de seres en pleno uso de sus facultades mentales,
para derribar muros que separen a cuerdos de locos.
En abril de 2018, hubo una devaluación que arrastró a
millones a la pobreza y la indigencia… ¿porque ahora determina que la Argentina
este bajo los niveles en los social, político y económico?, porque el 50% de
los argentinos/os no lo han votado, no le creen más sus fantasías que instala
día a día, con el único recurso del dólar, que se disparó un 30% en horas luego
de conocerse el resultado de las PASO… y ¿la timba financiera?, ¿los mercados?,
quienes componen los mercados, sino los laderos de este cínico, que cree
gobernar… situación límite se vive en Argentina.
Fondos comunes de inversión no tienen argumentos, pues no
existe una orientación clara de un plan… cuando Macri habla del apoyo del mundo
a su gestión espectral, es otra fábula… el mundo ha apoyado a Argentina cuando
se confrontó con los Fondos Buitre, en guerra de Malvinas… ¿de qué habla este
nefasto personaje?, Alberto Fernández, «el elegido» en las primarias, no dijo
nada fuera de la eticidad, en espacio y tiempo de campaña, que supo captar los
millones de votos de un pueblo harto del gobierno de los offshore.
Un convidado de piedra es Mauricio Macri, en los G20, donde
no da una idea acerca del rumbo a seguir ¿lo ignoran?, o creen que es
bienvenido como potente estadista, con discurso propio este pobre hombre…
cuánto pero mejor, es el mensaje subyacente que lanza Macri… ¿desea una
confrontación entre argentinos?
Sería sano y saludable que la transición del paso del mando
sea en armonía y paz, pero sabemos ya que no puede verbalizar lo que desea
manifestar, en el mejor de los casos… y el esfuerzo que dice hacer, es
obligación de él y su gobierno… genera, insisto, incertidumbre en todos los
ciudadanos que intentan sobrevivir en este presente espantoso… ¿con que
derecho?
Con soberbia habitual, Macri estima provechoso sólo aquello
que le es rentable, y por lo tanto considera natural que en un mundo subalterno
se sacrifique, todo en aras de la rentabilidad de activos incorpóreos: una obra
maestra de estrategia persuasiva de convencer a todos de las mentiras impuestas
como verdades inexistentes, con violencia, agresividad, que deviene en asimilar
a la comunidad a un estado de temor, miedo, pánico, ya instalados en el
ciudadano en estos casi cuatro años de desgobierno…
De ahí la abundancia de «soluciones» falsas a los problemas
de sobrevivencia de un pueblo humillado, abusado, reprimido, sin ánimos de
reinventarse sus vidas, problemas atroces disimulados, negados, escamoteados,
de denuncias de los disidentes reales, silenciadas, ocultas, archivadas: actos
reiterados en las acciones del gobierno de este ridículo presidente.
Paradójico, que desde los poderes asimilados al régimen de
un neoliberalismo perseverante de la ley de mercado, absolutamente vigente en
Argentina, a pesar de discursos embaucadores de un futuro asegurado «cruzando
el río» de acá a 30 años, las acciones congeladas de funcionarios y demás
miembros de un gobierno que parece retirarse de sus responsabilidades y
obligaciones para con la verdad y la libertad en sus políticas fundamentales,
inexistentes, una inmensa sombra (esa niebla de Cortázar, un exiliado del
peronismo iniciático, en «El Examen» o la de Bianciotti en «Lo que la noche le
cuenta al día») da idea de opresión, de deseo fracasado: la sombra de un
autoritarismo empapa la institución y las disputas del campo intelectual
argentino escenifican la falta de una verdadera disputa. La canonización de la
farsa es casi evidente. Y lo peor no ha acontecido… lo manifiesto con total y
absoluta certeza.
(Tomado del diario República, de Montevideo)
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