La Revista Trasdemar prosigue la estela de las revistas de vanguardia, que a lo largo del siglo XX realizaron encuestas a creadores de la época para favorecer el debate y el diálogo en el panorama literario y cultural
La isla como espacio de creación
¿Qué representa la insularidad para su génesis como
autor? Háblenos de su experiencia creativa en el ámbito de la escritura:
¿cuáles fueron los orígenes de su proceso de producción literaria?
La insularidad sin duda afecta a la creación literaria o
artística, en cierto modo genera un sentimiento dramático de la vida debido a
una cierta claustrofobia, que se ha incrementado en el transcurso de la maldita
pandemia del Covid, en la cual me he sentido muy angustiado porque para mí es
esencial subirme a un avión e irme lejos, tenía 3 viajes pagados en el 2020 y
no pudimos hacer ninguno. A saber cuándo volveremos a poder viajar en serio.
Porque privarnos de la posibilidad de coger un avión y de ir donde nos apetezca
es algo terrible. Nos quitan un derecho fundamental. Pero esta sensación es
ambivalente, porque, por otro lado, el autor sabe que vive en un espacio
privilegiado en cuanto a condiciones climáticas, naturaleza y sentido
paradisiaco. Este espacio permite comprobar la dimensión de los mestizajes
humanos y culturales. Mis orígenes fueron un verano en Londres, 1969, cinco
meses allí en los cuales me sentí solo y empecé a escribir una novela corta y
un libro de poesía. La novela estuvo a punto de ganar el premio Sésamo 1970,
llegué a la final y el ganador obtuvo 3 votos y yo 2, me defendieron Héctor
Vázquez Azpiri y Manuel Vicent. Con el libro de poemas gané el Julio Tovar de
1970.
La isla como lugar de influencias
¿Cuál es su relación literaria con la experiencia de la
insularidad y las influencias recibidas de la tradición o las tradiciones
culturales de su lugar de origen?
A mí como insular me ha influido un cúmulo de cosas, creo
que el insular es un ser que tiene las antenitas puestas para observar lo que
pasa fuera, y para asimilarlo. Entonces, lo que nos llega de fuera lo
reelaboramos, lo digerimos y así construimos un lenguaje digamos particular. Me
han influido los cronistas de la conquista, desde Abreu Galindo, Le Canarien o
Viera y Clavijo, hasta los escritores regionalistas del XIX, el gran Agustín
Espinosa, los grandes escritores cubanos, como Alejo Carpentier, los grandes
escritores latinoamericanos, desde García Márquez a Sábato. En pintura te
influye un Néstor, en música la reelaboración del patrimonio del folklore a
través de un Teobaldo Power. El creador canario, desde mi punto de vista, es
una esponja que lo recibe todo. No hemos tenido filósofos pero hemos tenido
poetas. Y hay un gran caudal de publicaciones que nos han analizado, el
paisaje, la idiosincrasia, las formas de vida, con los exploradores europeos
que han venido aquí. Y con los millones de turistas que han venido, atraídos
por el clima.
La isla como proyecto cultural
¿De qué modo considera el valor de la isla o del
archipiélago en su propia cosmovisión literaria? ¿Qué opina acerca de las
semejanzas y los parentescos entre su lugar de origen y otros territorios
insulares?
Son múltiples los referentes culturales que influyen a un
escritor insular. De un lado, aprecias que en las islas existe un cierto
pensamiento mágico, de ahí que prolifere tanto la poesía. Se aprecia desde las
Endechas a la muerte de Guillén Peraza, siglo XV, donde se nota la prevalencia
del paisaje y ese sentido existencial y un tanto agónico que tiene el paisaje.
El arcaísmo del lenguaje, los portuguesismos, los americanismos, los
anglicismos –producto de la presencia británica aquí desde finales del XIX–
denotan que el habla canaria es diferente de la peninsular, se acerca más al
Caribe. En La Palma por ejemplo hay un culto a las leyendas prehispánicas, el
guanche como “buen salvaje” está presente, Tanausú es el referente por su
resistencia al conquistador.
La isla como punto de referencia
En su opinión, ¿el paisaje contribuye a la formación de
una estética de la insularidad? ¿Qué aspectos considera más relevantes en la
mirada hacia la insularidad desde la literatura o el arte?
Creo necesario admirar a escritores insulares como Samuel
Beckett o Pirandello, o James Joyce u Oscar Wilde. Con frecuencia los autores
insulares han sido rompedores, diferentes. Yo creo necesario resaltar el papel que
la cultura rural, el ruralismo, ha tenido y en cierto modo sigue teniendo en la
definición de lo insular canario. De ahí el aluvión de tradiciones, mitos,
creencias. Las epidemias, el vulcanismo, los periodos de sequía, las hambrunas:
todo eso también nos define.
La isla como vía a la universalidad
¿Cómo le gustaría definir la identidad insular? ¿En qué
medida las diversas formas de la movilidad humana, como las migraciones o el
turismo, influyen sobre la creación literaria en las islas? Desde su
perspectiva, ¿qué lugar ocupan las nociones de cosmopolitismo y universalidad
en la cultura insular de cara al futuro?
La identidad insular es una especie de cajón de sastre en el
que interviene la historia y el paisaje, es decir: la huella que han
dejado los siglos de mestizaje y la memoria por una parte y por otra la
constatación de que somos diferentes. Nos conquistaron los españoles y han
dejado un poso en nuestra conciencia, si nos hubiesen conquistado los
portugueses (que habría sido tal vez más lógico por la expansión portuguesa
hacia Madeira) o los británicos –que organizaron nuestra economía en el XIX y
buena parte del XX– el poso a lo largo del tiempo habría sido similar. Somos
nosotros y lo que nos viene del exterior, incluso hemos sido pioneros en
ciertas fases de nuestra literatura: con Cairasco de Figueroa, en el siglo
XVIII dimos figuras importantes en la Ilustración, fuimos pioneros también en
el movimiento surrealista, con Agustín Espinosa como el mejor novelista del
surrealismo en España. Fuimos adelantados en la poesía social con la Antología
Cercada al final de los años 40. Es decir que tenemos una literatura insular
pequeña pero valiosa, y digna de ser comparada con las literaturas que han
surgido en territorios de similares características. La isla es también una
puerta la universalidad, hay historias como la novela Las espiritistas de Telde
que podrían haber surgido en Sicilia, en Mallorca, en Cerdeña o en las islas
griegas, porque tienen esa connotación claustrofóbica, en la que se mezclan la
pobreza, la ignorancia, el fanatismo.
Luis León Barreto (Los Llanos de Aridane, 1949)
Escritor y periodista, Miembro de la generación de los 70, ha publicado
hasta ahora 27 libros: novelas, pero también ensayos, (entre ellos una
monografía artística, un ensayo histórico y un ensayo literario
titulado La Literatura y la Vida), novela negra, libros de relatos,
cuentos para niños y poemas. Hijo predilecto de La Palma (2010), Hijo adoptivo
de Telde (2012). Titulado por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid,
Sección de La Laguna, en 1972. Ha ganado diversos premios periodísticos y
culturales, entre ellos: el premio Víctor Zurita de articulismo (1980)
convocado por La Tarde, de Santa Cruz de Tenerife, el premio “Leoncio
Rodríguez” de artículos periodísticos (1987) de la empresa de El Día, en Santa
Cruz de Tenerife, Premio León y Castillo de periodismo, del Cabildo de Gran
Canaria (1984) y Premio al Mérito Cultural, del Círculo Cultural de Telde, con
votación popular, “por su trayectoria a favor de la cultura canaria” (1999).
Entre los galardones literarios destacan el Premio Julio Tovar de poesía, Santa
Cruz de Tenerife (1970) con Crónica de todos nosotros, el
premio Benito Pérez Galdós, de novela, Las Palmas de Gran Canaria (1976)
con Ulrike tiene una cita a las 8, elXVI premio de
novela Blasco Ibáñez, ayuntamiento de Valencia (1981) con Las espiritistas de
Telde. En la convocatoria de 1970 del premio Sésamo de
novela corta (Madrid) fue primer finalista con Estamos abriendo caminos
en la noche. Tras ser sometida a la censura del momento, se desaconsejó su
edición, pues era un retrato de una juventud politizada y sexualizada. Entre
las traducciones de su obra literaria a otros idiomas, destacan los títulos:
Spiritism la Telde, 1996, Editorial Nemira, Bucarest (Rumanía), Die
Spiritistinnen von Telde, al alemán, Anthologie Die Kanarische Literatur, CCPC,
1996. Kanarska kratka prica, antología de narradores canarios en Zagreb
(Croacia) 2003. The spiritists of Telde, Anthology of Canary Island Literature
– CCPC, 2007. Le spiritiste di Telde, Infinito Edizione, (Italia, 2010) y Les
Spirites de Telde, Harmattan, (París, 2011)
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