jueves, 30 de junio de 2016

El río (cuento de Julio Cortázar)



(De Final del juego, 1956)


         Y sí, parece que es así, que te has ido diciendo no sé qué cosa, que te ibas a tirar al Sena, algo por el estilo, una de esas frases de plena noche, mezcladas de sábana y boca pastosa, casi siempre en la oscuridad o con algo de mano o de pie rozando el cuerpo del que apenas escucha, porque hace tanto que apenas te escucho cuando dices cosas así, eso viene del otro lado de mis ojos cerrados, del sueño que otra vez me tira hacia abajo. Entonces está bien, qué me importa si te has ido, si te has ahogado o todavía andas por los muelles mirando el agua, y además no es cierto porque estás aquí dormida y respirando entrecortadamente, pero entonces no te has ido cuando te fuiste en algún momento de la noche antes de que yo me perdiera en el sueño, porque te habías ido diciendo alguna cosa, que te ibas a ahogar en el Sena, o sea que has tenido miedo, has renunciado y de golpe estás ahí casi tocándome, y te mueves ondulando como si algo trabajara suavemente en tu sueño, como si de verdad soñaras que has salido y que después de todo llegaste a los muelles y te tiraste al agua. Así una vez más, para dormir después con la cara empapada de un llanto estúpido, hasta las once de la mañana, la hora en que traen el diario con las noticias de los que se han ahogado de veras.
         Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y ajetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola. Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón rídiculo bajo la luz de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme.
         Pero si es así me pregunto qué estás haciendo en esta cama que habías decidido abandonar por la otra más vasta y más huyente. Ahora resulta que duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada, es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio, dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado donde el deseo es posible y hasta reconciliación o nuevo plazo, algo menos turbio que este amanecer donde empiezan a rodar los primeros carros y los gallos abominablemente desnudan su horrenda servidumbre. No sé, ya ni siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del cuarto, quizá un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama. No es por eso que te toco, en la penumbra verde del amanecer es casi dulce pasar una mano por ese hombro que se estremece y me rechaza. La sábana te cubre a medias, mis manos empiezan a bajar por el terso dibujo de tu garganta, inclinándome respiro tu aliento que huele a noche y a jarabe, no sé cómo mis brazos te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la cintura negándote, pero los dos conocemos demasiado ese juego para creer en él, es preciso que me abandones la boca que jadea palabras sueltas, de nada sirve que tu cuerpo amodorrado y vencido luche por evadirse, somos a tal punto una misma cosa en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y la lana negra luchan como arañas en un bocal. De la sábana que apenas te cubría alcanzo a entrever la ráfaga instantánea que surca el aire para perderse en la sombra y ahora estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en una sola materia temblorosa, pero te obstinas en luchar, encogiéndote, lanzando los brazos por sobre mi cabeza, abriendo como en un relámpago los muslos para volver a cerrar sus tenazas monstruosas que quisieran separarme de mí mismo. Tengo que dominarte lentamente (y eso, lo sabes, lo he hecho siempre con una gracia ceremonial), sin hacerte daño voy doblando los juncos de tus brazos, me ciño a tu placer de manos crispadas, de ojos enormemente abiertos, ahora tu ritmo al fin se ahonda en movimientos lentos de muaré, de profundas burbujas ascendiendo hasta mi cara, vagamente acaricio tu pelo derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua, demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y tus ojos abiertos.

lunes, 27 de junio de 2016

El avispero postelectoral y la desigualdad



         Con los zascandiles que tenemos como líderes políticos, no será extraño que el panorama de los pactos de nuevo resulte más que complicado. Mucho nos tememos que las semanas vayan pasado con los consabidos pulsos y ninguneos, yo no voy a apoyar a aquel, ni me voy a juntar con este otro. Con el desaliento pisándonos los talones, tal vez sucede una cosa muy simple: la democracia representativa ya no sirve para mucho, puesto que, además de la banalidad de los políticos, el poder reside en un ente poderosísimo a quien podríamos llamar el mercado, la gran banca, las multinacionales, las bolsas. Pues entre el poder económico y el poder político, la respuesta está clara: manda el primero.  Sin olvidar la incongruencia de los políticos, capaces de mentir setenta veces siete, sin que sepan representar el sentir de quienes depositaron en ellos su voto. El verdadero poder se instala en el dinero, y de ahí se ahonda la desigualdad entre las regiones, entre las capas sociales. Si las estadísticas no mienten, la crisis ha enviado a la pobreza a tres millones de españoles que estaban dentro de la llamada clase media. Si hacemos caso a la última encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística sobre condiciones de vida en nuestro país, resulta que casi la tercera parte de la población que reside en España está en grave riesgo de pobreza o de exclusión social. Muchas cosas no están funcionando bien en nuestro sistema, pues a pesar de la relativa mejora de los datos macroeconómicos y la aparente reducción del paro –bien es verdad que con empleo inestable y de baja calidad– el empobrecimiento forma parte del paisaje cotidiano.

        El 92 por ciento de los ciudadanos piensa que actualmente existe mucha desigualdad económica y el 72 por ciento cree que esos niveles van a continuar durante mucho tiempo. Los datos proceden del Barómetro de Confianza en la Economía que Metroscopia elabora cada mes, la ciudadanía no percibe que la aparente recuperación económica esté beneficiando al grueso de las familias. Pues desde que comenzó la crisis la brecha entre pobres y ricos ha aumentado de forma considerable. Aquí la cifra de multimillonarios se ha duplicado, son cerca de 500 los españoles que declaran un patrimonio de más de 30 millones de euros, cuando en 2007 eran solo 230. Y al mismo tiempo, según el Instituto Nacional de Estadística, más de 13 millones de personas, en su mayoría menores, están en riesgo de exclusión social. España saldrá más pobre y desigual cuando salgamos de la crisis, pues la situación de la mayoría ha empeorado durante los últimos años. El camino para recuperar las prestaciones sociales que existían va a ser dificultoso.

        En España se está dando el mayor desajuste de toda Europa, según el informe mundial de la riqueza que publica cada año la consultora Capgemini. El número de fortunas ha crecido un 50 por ciento en los últimos siete años, y el periodo 2008-2015 ha coincidido con la gran recesión, cuando el número de pobres ha crecido de manera descomunal. No debemos olvidar que en las crisis se generan los populismos xenófobos y racistas, un tal Adolf Hitler sabía mucho de esto cuando en Alemania un mísero pan llegó a costar millones de marcos. Los movimientos de ultraderecha se frotan las manos en el hasta ahora Reino Unido, en Austria, en Francia, en Polonia, etcétera.

        El incremento de las cifras no siempre habla de la realidad. Frente a la opinión mayoritaria de que la mejor forma de favorecer el bienestar es aumentar el crecimiento económico y la creación de empleo, en nuestro país la experiencia niega este aforismo. Pues el crecimiento del 3,2 por ciento que el producto interior bruto experimentó el año pasado no se ha traducido en una mejora del bienestar social. Cierto es que la tarta ha crecido, pero no se reparte de manera justa. ¿Será acaso verdad que la desigualdad en el capitalismo es estructural, y que la desigualdad es de recursos y poder, que se refuerza con la desigualdad entre géneros, etnias, países, etcétera?

        En Canarias el panorama pinta ligeramente mejor que en la media nacional, con los hoteles a rebosar y una pequeña reducción del paro, aunque está por ver de qué manera nos va a afectar la previsible reducción del turismo británico. Ojalá no se convierta en otro frenazo para la verdadera recuperación, que consistiría en una contratación más justa, una mejora de los salarios y de las oportunidades laborales para los más jóvenes. Otro problema que tenemos es el envejecimiento de la población, cada año nacen menos niños y cada vez mueren más personas, además de que muchos inmigrantes están retornando a sus países de origen o marchando hacia la Europa más desarrollada. El año pasado el número de defunciones superó por primera vez a la cifra de nacimientos, un hecho que no sucedía desde el fin de la guerra civil. Canarias se salva por los pelos, aquí siempre ha sido mayor el nivel de fecundidad y el crecimiento de la población se mantiene, aunque débilmente. Un hecho lógico, dada la escasa ayuda a la maternidad, la nula protección de las familias.

Por lo que respecta al paisaje tras las elecciones, el señor Rajoy insiste en que debe gobernar puesto que es el único que ha tenido resultados favorables. ¿Pero con quién va a conformar la mayoría en el Congreso? Los socialistas se desangran en la vieja pelea interna, los podemitas se han llevado una sorpresa descomunal porque muchos dejaron de apoyarles, los de Albert Rivera casi se han esfumado. Si el PP sumó 13 escaños más, la cifra pudiera ser el resultado de los 5 que perdió el PSOE y los 8 que se dejó Ciudadanos en el camino. Con todo lo sucedido, los partidos políticos están condenados a mover ficha pero sus líderes de momento exhiben poca cintura política. Está claro que los españoles no desean aventuras sino que quieren centrismo y moderación, pero ¿con qué apoyos va a contar el PP para formar gobierno? De cualquier modo, es de esperar que no nos lleven a votar de nuevo en Navidades. La señora Merkel y Bruselas presionarán cuanto puedan y los poderes económicos no se andarán quietos. Si no se ponen de acuerdo, la desafección ciudadana se incrementará, a la vez que crecerá la sensación de ridículo. Claro que para sensación de ridículo, la que les ha quedado a los británicos después de la alegre convocatoria del señor Cameron. Y es que los referéndums los carga el diablo. Tan solo don Francisco Franco sabía manejar esa cuestión, cuando obtenía el 102 por ciento de síes a sus leyes orgánicas, votaban los que estaban en Alemania y en los cementerios.

jueves, 23 de junio de 2016

Vuelven las hogueras de la noche de San Juan


Ya vuelven las hogueras de San Juan, noche del 23 al 24 de junio. ¿Por qué en Canarias existe una cierta inclinación hacia lo mágico, y la celebración perdura en Las Palmas de Gran Canaria, Telde, Arucas y otros muchos municipios? Por nuestros cruces culturales, por ser sociedad de mestizaje. Además se constata que históricamente tuvimos pocos médicos –en la ciudad de Las Palmas los tenía la gente principal: el obispo y los corregidores, el inquisidor y los aristócratas de los mayorazgos- por esta circunstancia florecieron los curanderos que conocían los rudimentos del arte de la sanación. Esa noche incorpora prácticas de adivinación sobre la vida, los amores y la muerte. Se observa el agua de un estanque o un aljibe, de una palangana o de un vaso para concluir –según esté clara o turbia- si el futuro será bueno con nosotros. Se pone agua con pétalos de rosas y se deja al sereno, o para pronosticar si habrá lluvia en el siguiente año se escriben los nombres de los doce meses, se les echa sal y se dejan al aire libre para que la humedad nos indique cuando habrá lluvia. Las predicciones del amor se utilizaban para saber si el futuro esposo será pobre o rico, conocer su profesión o desvelar si sus intenciones son las de casarse o sólo divertirse. Para ello las jovencitas usaban elementos cotidianos, como papas, frutos, granos de trigo, bolas de pan, claras de huevo, etc. San Juan era, asimismo, propicio para rituales de curación, y las plantas medicinales debían ser recogidas justo esa noche. Los niños herniados debían ser curados al alba del 24, mediante la ceremonia de pasarlos por el mimbre. Los curanderos conocían las plantas, manejaba los objetos y ejecutaban las ceremonias invocando siempre la fe religiosa, la vida de Cristo y los santos, el evangelio, las oraciones y el apoyo de los apóstoles, de los cuales San Juan era el predilecto.

Por otro lado nuestro lenguaje tiene ecos de poesía y de simbolismo, muchas veces hablamos por ocultación, lo cual en cierto modo supone un ejercicio mágico. Aunque constituimos una sociedad en rápida transformación nos queda cerca el mal de ojo, el arreglo del pomo, la isla de San Borondón, supuestas casas poseídas por ánimas como la de Tacande en La Palma, las leyendas de la luz de Mafasca en Fuerteventura y la luz de El Time, también en La Palma, el sorteo de los santos cuando no llueve, etcétera. Hemos carecido de ciencia y por ello recurrimos a una cultura popular en la que aparecen arcaísmos. Nuestra configuración como sociedad que nació de diversos aportes, hace pervivir creencias y usos aborígenes, como las tibicenas o perros de la noche, la sangre de drago, los ritos de invocación al sol o las ceremonias dedicadas a propiciar la lluvia, como la fiesta de La Rama de Agaete. A las islas llegó también el influjo de judíos y moriscos expulsados de la Península, de los esclavos negros traídos del Golfo de Guinea y Cabo Verde y de los artesanos portugueses que dirigían las labores en los ingenios; vinieron agentes del comercio de toda Europa y familias que trajeron costumbres mediterráneas, y otras de Galicia que añadieron elementos celtas; además de todo ello, hicimos el camino de ida y vuelta con América.

 

Los pueblos primitivos configuraron ritos relativos a la luz, la fecundidad y la resurrección de la naturaleza, ya que el verano es tiempo de cosechas. Hacia el 21 de junio la declinación del sol con respecto al ecuador es la máxima y los días pasan a ser más largos que las noches. Sabemos que los guanches tenían ceremonias de adoración al sol, al que ofrecían vísceras de animales para propiciar la fortuna en la recolección del cereal.

 

La hoguera en la que arden muebles, vestidos viejos y desechos tiene –al igual que el incienso de hindúes, budistas y cristianos- una acción positiva: es como si quedasen protegidas las casas, los sembrados, los animales domésticos. San Juan era, en el Tenerife rural, el tiempo de iniciar los baños de mar, no sólo para las personas sino también para los rebaños de cabras, caballos, mulos y otros animales, que eran purificados en tal fecha. Viera y Clavijo dice que en El Charco Verde de La Palma acudían los enfermos a bañarse justo por San Juan. En Icod existe la tradición de los “hachitos” de trapo empapados en petróleo, una procesión nocturna con danzas y la imagen de San Juan, mezcla de paganismo y cristianismo ya que se funde la llegada del verano con el ceremonial católico. En Agulo, La Gomera, existe la tradición de los “piques” o pugna verbal entre los barrios.

 

Para los cronistas, la recogida de las cosechas o Beñesmén aborigen sería algo más tardío que San Juan. Según Mármol Carvajal, 1573, “los antiguos africanos de Berbería fueron todos ydólatras y adorauan el sol y el fuego”. En opinión de Hermógenes Afonso de la Cruz, las hogueras que los guanches practicaban a finales de junio en honor al sol, fueron cristianizadas tras la conquista. Según el historiador Marín y Cubas, “entre el 21 y el 22 de junio, los  primitivos canarios hacían fogaleras y llamaban a los magos, que eran los espíritus de sus antepasados.” Para Pedro Gómez Escudero, citado a su vez por Francisco Morales Padrón, los canarios “llamaban a los magos, que eran los espíritus de sus antepasados, que andaban por los mares y venían allí a darles aviso cuando los llamaban, y veíanlos en forma de nubecitas” En el Atlas de Marruecos hombres y mujeres realizan la misma ceremonia: rodean la hoguera, saltan la primera humareda que se eleva y exclaman: ¡Cualquiera que sea el lado hacia el cual tú deseas inclinarte, oh humo, muéstralo” Se observa la dirección del humo y sacan los presagios; el año será malo si se inclina hacia el oeste y el norte, bueno si se dirige al Este, al poniente. Sectores nacionalistas conmemoran el llamado Achún Magek, con que se iniciaría el nuevo año en la noche del 21 de junio. Se rompe un gánigo y se queman frustraciones, se salta sobre las cenizas y se pide que el año venidero traiga salud, progreso para rebaños y cosechas. Luego se realiza un baño en el mar. Y cada año vuelta a empezar.

 


martes, 21 de junio de 2016

María José Manso: Potenciar Canarias desde el cine


Ahora que la industria cinematográfica está decidida a emprender rodajes en el archipiélago, en cada isla se impulsan estrategias. Debemos recordar la lejana Navidad de 1954-55, cuando por primera vez Hollywood desembarca en Gran Canaria para el rodaje de los últimos minutos de la película Moby Dick, cuando vinieron el gran director John Huston y el actor Gregory Peck. En los meses siguientes, las cumbres acogieron el rodaje de la maltrecha Tirma, que hicieron los italianos con poca fortuna. Desde entonces mucho ha llovido, y después de un largo silencio interrumpido por rodajes espectaculares con gente como Raquel Wech o Brad Pitt, gracias a los incentivos fiscales ahora las islas son escenario frecuente para producciones internacionales. María José Manso Martín es coordinadora de La Palma Film Commission, entidad pública sin ánimo de lucro que depende de la Sociedad de Promoción y Desarrollo Económico de la isla, instaurada por el Cabildo, y que intenta atraer proyectos audiovisuales y la creación de mecanismos que faciliten el trabajo de los profesionales, tanto locales como foráneos. Lo explica así: Trabajamos desde hace un año Alberto de Paz, coordinador técnico, y yo, como coordinadora general, para que la isla sea más conocida y potenciada. Es importante la mesa de trabajo, formada por las Film Commission de las islas y el gobierno regional. En este año de vida hemos ido dos veces a Cannes, en la primera visita surgió la idea de las jornadas tituladas Ventajas de Rodar en Canarias, y la segunda fuimos como parte de Canary Islands Film. También hemos estado en los festivales de Berlín y de San Sebastián, y en la primera feria de localizaciones de Europa, celebrada en Londres, diciembre del año pasado.

Ella es batalladora y entusiasta: “Hablar de proyectos en los que ya estamos es hablar de ilusión. Pero como debemos seguir una línea prudente, me guardo la información de las expectativas hasta que las cosas cuajen”. Añade que La Palma ha comenzado tarde en promocionar la isla como plató de rodaje, a pesar de que el Festivalito ha contribuido a que el lugar se conozca en el sector audiovisual más allá de nuestras fronteras, pero no ha sido suficiente. Hace años, sin el boom de rodajes ni los incentivos, era difícil plantear una oficina como la nuestra. Tenerife sí lo hizo, apostaron y, sobre todo, fueron pacientes porque sólo después de 8 años llegó la primera película y ahora los ingresos por el impacto de los rodajes son millones de euros. En cualquier caso, desde que en octubre del 2014 desde el Proyecto Semilla presentáramos este proyecto, hemos recibido mucho apoyo por las instituciones y todos los grupos. Es un proyecto para todos, y, aunque los objetivos estén establecidos a medio y largo plazo, estamos empezando a tener resultados.

Su isla necesita una terapia de choque en cuanto a turismo, acción cultural y participación ciudadana, se exige un despliegue de ilusión, dar la vuelta a la resignación. Ella volvió hace cinco años, decidió sacrificar su situación laboral y apostar por la que, en aquel entonces, era su situación personal. Entonces tuvo que pisar el freno porque el panorama no pintaba muy bien, pero luego la vida le dio la oportunidad de conocer gente entusiasta y, como dice Galeano, “mucha gente pequeña, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”. Poco a poco, observa menos pesimismo en las personas con las que se relaciona. Mujer comprometida, considera esencial la unión, y por ello impulsa la creación de una asociación que vele por los intereses del sector en materia de búsqueda de espacios y en ayudas para el desarrollo profesional, formación y apoyo.

Hay quienes piensan que el cine que se está rodando aquí no refleja la realidad regional. Señala que es cierto, pero películas específicas sobre Canarias o nuestros símbolos ya se han hecho y se seguirán haciendo. Añade: Entiendo que muchas personas no consideren importante el hecho de que una película rodada en Fuerteventura simule las localizaciones del desierto del Sáhara o que la selva de La Palma pueda aparentar ser la de Sierra Leona porque, a su entender, no promocionan un territorio. Pero, en realidad, dentro del mundo audiovisual esas localizaciones sí que mueven a productores y directores dispuestos a utilizarlas y eso es una forma de promoción. Esos proyectos traen gente e invierten en hoteles, coches de alquiler, restaurantes, carpinteros, ferreterías, peluqueros, productoras locales, y así podría seguir. También hay que añadir a quienes posteriormente viajan a los territorios donde se han rodado sus películas favoritas.

El Festivalito de La Palma se ha hecho popular. “Yo he vivido desde los 18 años fuera de la isla y, aunque escuchaba noticias sobre lo que estaba pasando, nunca pude vivirlo de cerca. Cuando contemplé el vídeo de presentación, el movimiento que había por las calles de mi ciudad, por la isla, en general, lo primero que pensé fue en la gran promoción mediática que se consigue. Después vino la Film Commission y, ahora que estamos dentro, por decirlo de alguna manera, por supuesto el Festivalito merece y tiene todo nuestro apoyo. Este año le propusimos a su director otorgar el premio a la mejor fotografía que, finalmente, recayó sobre el corto Perséfone de Cándido Pérez de Armas, creo que no nos equivocamos. Para próximas ediciones, a mí personalmente me gustaría vivirlo desde dentro, no sólo a través de la Film Commission, sino de lo que se le pueda ocurrir a alguien. Todo es posible en el Festivalito con buena voluntad.”

Hay que desplegar mucho optimismo, y concluye que La Palma Film Commission es un proyecto ambicioso con expectativas altas. Y para cumplir los sueños, sobre todo cuando no cuentas con los recursos ni con las herramientas ni con todos los apoyos necesarios, es necesario mentalizarte de que estás peleando por aquello en lo que crees, y todo lo que ocurre tiene una motivación. Lo que quiere decir es que hay que intentarlo una y cien veces. Como pareja de un cantautor que trabaja desde la indiferencia y el silencio de la ultraperiferia, sabe que tocar el cielo cuesta mucho pero, si hay capacidad de lucha, el cielo se pone a tu alcance. Perseverancia, paciencia y pasión no han de faltar, y, como dice un refrán chino, si te caes siete veces tienes que levantarte ocho. A veces se enjuga alguna lagrimita y sigue adelante, no en vano tiene coraje y determinación.

miércoles, 15 de junio de 2016

Anelio Rodríguez Concepción, escritor


Érase un chico que ejercía de lector en una fábrica de puros. Como sucedía en Cuba, alguien leía para que los operarios se deleitaran trabajando, y así empezó el gusto por contar historias, de ahí su primer libro, La Habana y otros cuentos, valientemente publicado por Elsa López en Ediciones La Palma. Ya se sabe que La Palma es casi Cuba, por la intensa emigración, la agricultura, la gastronomía, el lenguaje, la Negra Tomasa y el carnaval de los indianos. Hincha del Atlético de Madrid –porque de Canarias, y en particular de La Palma, salieron jugadores para el equipo madrileño, entre ellos el buen extremo Miguel– el escritor Anelio es uno de los valores más sólidos de la literatura en Canarias. Doctor en Filología Hispánica y profesor de lengua y literatura en secundaria, es poeta y narrador, ensayista y pintor. Ha compaginado la escritura con la pintura, no en vano es sobrino de Francisco Concepción, el retratista de La Caldera de Taburiente. Entre otros reconocimientos, ha ganado el premio Ciudad de Santa Cruz de Tenerife con un libro de cuentos y el Tiflos, convocado por la ONCE, con El perro y los demás. Los textos de Anelio son incursiones en lo fantástico, un derroche de imaginación, el reino de lo sutil, lo inteligente y lo emotivo. Y la poesía de Anelio mayormente es una crónica de la ausencia, de lo que se fue. La lluvia / parda de mis abuelos, / ese gozo del agua / cayendo hasta la boca del patio (…) no existe, / ya jamás / sino aquí / adentro.

         La sombra de la memoria, el regusto de la infancia. La poesía de Anelio parece sencilla, directa, pero encierra mensajes. La alegre ironía de Poemas de la guagua, la prosa poética de Poma, los flashes de La ciudad se rompe y se levanta. La fugacidad de la vida, el pragmatismo urbano: ¿Pero quién se llevó y adónde / el terrible redoble de los gallos / y el cruce de sus ecos en cascada / contra la madrugada imperceptible? La vigilia esencial, ese conjuro casi religioso, es por el gran ausente, el protagonista del epílogo, el padre muerto. Poesía como torrente necesario, respiración del alma, alimento emocional. El libro Vigilias, pese a su humilde aspecto, contiene mucho material. El insomne contempla su alrededor, se ve a sí mismo, radiografía sus desolaciones, los sueños y las pesadillas.

Como era de prever, los cuadros de Anelio son muy literarios en sus azules, en sus cumbres, en sus perfiles de la naturaleza insular. Ese mar hondo que nos sepulta y nos saca a flote de vez en cuando nos remite a aquella negra playa de la infancia. Este narrador, poeta y conferenciante vivió tres años en La Isleta, barrio modesto de la ciudad de Las Palmas, donde confiesa haber sido muy feliz junto con su mujer Esther, también licenciada en Filología y profesora de instituto. Y tiene la vocación de recluirse para escribir de manera metódica, organizada: poemas, cuentos, novelas. Cada tarde desgrana cada párrafo de su escritura exigente que le lleva a avanzar muy despacio en sus proyectos. ¿Cómo no recordar su La Habana y otros cuentos o La abuela de caperucita? Por la noche ve una película o se enfrasca en su otra actividad: los pinceles. Vive Anelio en una isla que hoy en día es un lugar decadente con la mayoría de los jóvenes y medio jóvenes viviendo fuera, con la mayoría de la población soñando vivir fuera. Hace mucho fue un lugar de avanzada que se ha quedado atrás, donde se conservan huellas patrimoniales y culturales de Flandes y de otros mestizajes, buen paisaje, buena comida, buen clima para jubilados alemanes: ahora uno de los tres mejores lugares del mundo donde envejecer, según un estudio de la Universidad de La Laguna.

Hace de su casa un templo, su lugar de trabajo es un altar donde destila lentamente cada palabra, cada párrafo del libro que está escribiendo. Su casa –por cierto– fue hogar de un clérigo junto al antiguo y venerable convento de Santo Domingo, actual sede del instituto Alonso Pérez Díaz. Y está en una calle empinada, porque así es la capital palmera, que cae a pico sobre el mar. En ella se recluye para buscar la palabra exacta, y esa es la mayor ambición de este poeta y narrador, novelista y cultivador del relato corto, el ensayo y el artículo de opinión. Ha sido incluido en antologías dentro y fuera de España, y está traducido al italiano, alemán, francés y portugués. Ha publicado reseñas y estudios literarios en periódicos y revistas, y ha preparado las Obras Completas del tinerfeño Ramón Feria, adscrito a las vanguardias históricas de preguerra, sobre el que trabajó su tesis doctoral. Durante diez años dirigió la revista La fábrica, donde colaboraron importantes de las letras, las artes plásticas, el cine y la música. Además de eso hace entrevistas punzantes a figuras de la cultura que aterrizan por la capital palmera.

Como decíamos, el estudio de Anelio no solo tiene un ordenador sino también una paleta de pintor. Le gusta trabajar variaciones del mar, marinas de intenso añil sobre las cuales reposa una delgada línea de tierra. La isla y sus demonios, la jaula de oro con la puerta entreabierta. Como poeta una y otra vez le piden que lea la composición que dedicó a su padre, con esa almohada que huele de modo tan especial. Ese gran poema, esa intimidad: Mi padre solía soñar que volaba / sobre las casas y los bosques / y ahora suelo soñar que vuela / y vuela a cada instante, / con su batín de cuadros (…) Y huelo su almohada, / qué prodigio, / nada huele tan bien como su almohada, / nada en el mundo. Y cuando le pedimos que vuelva a leerlo de esa manera tan especial, se emociona, intenta rebelarse porque piensa que no es bueno que la gente lo conozca solo por ese texto. Pero lo que cuenta es el mensaje y la belleza y el candor que transmite, y la emoción con que lo lee. Eso, y las veladas compartidas con gente como Pilar Rey y Antonio Abdo, y Elsa López, naturalmente, y los cubatas del lunes de carnaval en La Bodeguita del Medio o del día de fin de año, esa alegría elemental con el pueblo. Y las Bajadas cada cinco años y la añoranza.

viernes, 10 de junio de 2016

Marilyn (gran poema de Juan Calero)

 
Yo, Thomas Noguchi, médico forense
cotizado por gladiadores del Universo
ante este semidiós de la mitología contemporánea
desnuda sobre una mesa fría común a todos los muertos
declaro:

Norma Jean Baker. Treinta y seis años
ciento diecisiete libras
con estómago limpio de barbitúricos
y útero tamaño natural sin temores
amado desde los nueve años
por un padrastro innoble
hasta el presidente más poderoso
por supuesto nombrado y respetable John F. Kennedy
precipitada a la confianza
burlando vértigos y lluvias
ingenua, cosmetómana, narcisista
torpe frente a la soledad
indisciplinada y maravillosa
perdida en alguna grieta bastarda
ebria de autógrafos y tranquilizantes
con casi kilogramo y medio de cerebro
pulmón derecho pesando cuatrocientos sesenta y cinco gramos
y corazón deseado por millones de hombres
tuvo de todo, menos la vida.

Ella que soñó reinar desnuda
entre aplausos en alguna iglesia
hoy soy su público
y la poseo sin fotógrafos.

Declaro:
Caso forense No. 81128
fue asesinada
por sus fieles admiradores.

Apaguen reflectores. Ha muerto la reina.
 
Juan Calero es un poeta cubano-palmero, promotor y animador cultural. Su obra está en un constante ejercicio de superación.

miércoles, 8 de junio de 2016

Alberto de Paz, cantautor


Los cantautores forman una familia especial dentro del mundillo de la cultura. Una relación de amor incondicional al oficio, un agradecimiento constante, esa dicha que da sentido a una vida. Gente como Alberto de Paz quiere ser recordada como un defensor del arte, un activista cultural, porque ser parte del Arte es un privilegio. Este hombre empezó a vivir la música tocando el trombón en una banda municipal, y aquello fue como una escuela que mostraba la responsabilidad del trabajo, las ventajas de la unión y el equipo. Luego encontró en la guitarra y en la poesía su medio de expresión, eran tiempos mejores pues había trovadores, se vendían discos, muchos locales donde poder tocar, ganas de crear. Poco a poco fue componiendo canciones, crear una canción puede convertirse en una experiencia mística que te separa de la realidad, que provoca la liberación de ideas de la inconsciencia. Gracias a esas letras, cuanto más las canto, más me entiendo, dice. Son su verdadero psicoanalista, y hablan del amor, las emociones, los sentimientos, la sociedad. “No hago canciones protesta, para protestar prefiero la ironía o el humor.” En La Laguna participó en conciertos, produjo su primer disco, Compaz, y todo comenzó a crecer, ahora lleva 20 años en la música. En 2005 marchó a Granada por su cercanía a estilos que le apasionaban, como el flamenco y la música sefardí. Acertó, su música maduró; la clave era estudiar, empaparse de propuestas y escuchar de todo como buen alumno. Los conciertos allí ayudaron a ser conocido en el mundillo de la canción de autor y recorrió media España con la guitarra en la mano, de guagua en guagua, de garito en garito: Barcelona, Toledo, Santiago, Santander, Oviedo, Sevilla, Valencia. Actuó en Berlín y aterrizó en Madrid, todos los cantautores estaban allí. Descubrió que en la música no es tan importante el respeto al oficio, el trabajo formativo o la disciplina sino que más bien el éxito suele ser fruto de elementos más superfluos, menos artísticos, más comerciales. El desengaño mermó el sentido de algunas consignas, desde entonces lucha por la cultura y el arte desde cualquier herramienta. Dice literalmente: “Sigo cantando y cuando me llaman (que es casi nunca), ahí estoy.”

En Garafía, hermoso caserío del norte de La Palma, organiza cada septiembre el Festival de la Palabra partiendo de una idea fundamental: la cultura ha de tener un beneficio para la sociedad, ser el pegamento para que los pueblos avancen en la cohesión comunitaria, la cultura ha de crear símbolos que son identificados por la persona para sentirse miembro de un colectivo. No existe un símbolo más poderoso que la palabra. Allí utiliza calles y plazas cercanas para un evento de varios días, buscando la convivencia y el encuentro. En las dos ediciones Alberto ha comandado presentaciones de libros, recitales de poesía, actividades para niños. “Hemos cantado, actuado, jugado, con la palabra. El Festival de la Palabra pretenderá ser siempre un lugar de encuentro entre diferentes propuestas artísticas y educativas.”

¿Cómo analizas el mundillo musical y cultural en la isla?, le pregunto. Y entonces dice que hay un problema de envergadura, en la dicotomía entre política cultural y cultura real. El desapego es más que palpable, y va mermando el valor de ambas. La política cultural anegada por un desprecio político, y por tanto social, ha sufrido abusivos recortes. Esa falta de medios ha suscitado el desarrollo de una cultura de conformismo, y se crea una agenda de actividades por el mero hecho de hacer esa agenda, ofertas que suelen ser externas a la isla y que llenan los artículos de los diarios digitales y el consumo del público general. Lo único que se consigue es la tranquilidad del público e incluso su percepción de que “se hacen cosas.” Pero, por otro lado, estima Alberto que la Cultura que nace de la sociedad, la obra de los creadores, los artistas, la gente, se encuentra con la imposibilidad de reproducirse dentro de la colectividad. Las causas se encuentran en la falta de espacios aptos para el desarrollo cultural (salas de conciertos, de exposiciones, bibliotecas interactivas) y el desinterés generalizado de una sociedad potencialmente consumidora de la monocultura individualizada que se obtiene a través de nuestros móviles o de internet. Por lo tanto, nos encontramos en un marco algo desolador que solo puede combatirse con el compromiso de colaboración entre la política cultural y la sociedad. Evidentemente, la responsabilidad principal cae en la voluntad política de cambiar de maneras y fórmulas.

Pedir que las instituciones asuman un papel determinado ya puede ser un problema en sí. La clave principal es que escuchen, estudien y analicen la importancia que tienen los creadores, los artistas y los agentes culturales para una sociedad sana, unida y con ganas de crecer. Ninguna institución debe adoptar, como se hace en la actualidad, todas las responsabilidades que afectan a un colectivo, porque corren el peligro de la prepotencia institucional, la de tener que pedir, pedir y pedir que nos hagan caso. ¿Hay solidaridad entre los componentes del mundillo musical? No sé si solidaridad, afirma, lo que no existe es unión o trabajo en equipo. Hay compañerismo, conversaciones infinitas y buenas intenciones. Pero el trabajo, el esfuerzo y la fuerza de lo colectivo son complicados. Crear espacios comunes puede ayudar mucho al encuentro, al conocimiento y al esfuerzo en común.

No renuncia a activar sus ilusiones cada mañana. Y de ahí sus canciones, su interpretación del tema Miedo, uno de sus muchos vídeos en Youtube. Fue una actuación de lujo, en el Teatro Guimerá. Y está La Palma, su lírico mensaje a la isla natal, y está Enganchado a nada y su magnífico tema de amor y desamor titulado Un adiós de verdad. Porque son admirables quienes se atreven a mirar de frente enfundados en una simple guitarra y en una voz que pide vivir sin miedos al amor, al futuro, a los sentimientos. Hay que escuchar atentamente sus mensajes, que pueden recordarnos a Silvio Rodríguez, a Sabina, la Nueva Trova Cubana, Rubén Blades, el jazz, el folk, tantos acentos. Sus cinco años en Madrid con palabras de lucha y compromiso, recitales de la Sala Clamores, Búho Real, Galileo o Libertad 8. Y el Proyecto Semilla, y la música en vivo. Ojalá haya más locales donde podamos escuchar el quejido más allá de la música chicle de los 40 Principales, las maldades de la industria. Guitarra en el alma, poesía en la cabeza; nostalgias, la voz encendida. Bravo por los cantautores que resisten.