lunes, 31 de enero de 2022

Somos superhéroes bajitos y no hacemos deporte



Lo mejor que tenemos aquí es el clima. Muchos días de enero han venido soleados y espectaculares, por eso abandonamos la cueva y nos vamos a pasear al balcón de la ciudad, la playa de Las Canteras, que se pone muy concurrida, igual que los centros comerciales que pueden abrir los domingos en la temporada de cruceros, y más ahora que hay rebajas. Ante una tarde sin mucho que hacer, nos apetece ver la oferta cinematográfica y, mirando por encima la cartelera, nos damos cuenta de que hay poca cosa digerible, cómo se echan de menos las salas de los multicines Monopol, qué pena ver ahora la desolación de aquel pequeño lugar. La pandemia ha originado una crisis en la producción y también en las salas, la gente no se arriesga a los contagios y ahora la propuesta que triunfa es la de los superhéroes, por eso han estrenado la última del Hombre Araña, que está recaudado más dinero en medio mundo, pues en este tiempo especial queremos agarrarnos a esos seres capaces de defendernos de tanta adversidad. Desde los tiempos de Supermán la fórmula ha sido explotada una y cien veces, porque cuando hay una crisis social o una crisis sanitaria hemos de esperar que alguien venga a rescatarnos.

A fin de cuentas los que coexistimos con los Superhéroes somos unos ciudadanos corrientes, algo regordetes por nuestra afición a los cubatas y al gintonic, con exceso de grasa en la cintura, con predisposición a tumbarse en el sofá para ver fútbol en vez de salir a practicar deporte al aire libre. También el auge de este tipo de cine nos muestra una notable carencia de ideas, pues en estos momentos estamos no para crear grandes propuestas sino para versionar una y otra vez historias del cine clásico como West Side Story. Y ahora, por primera vez en la historia cinematográfica nuestro héroe es desenmascarado y por lo tanto ya no capaz de separar su vida normal de los enormes riesgos que conlleva convertirse en un Súper Héroe. Un mundo que viene de los comics, y que presenta cada vez más desafíos más peligrosos, salvados siempre por las enormes facultades del escurridizo trepador.

En pocas palabras, los héroes de hoy repiten lo que nos aportaron las epopeyas griegas, son nuestro Ulises de tiempos modernos, afrentando con ingenio y heroísmo su viaje a Itaca. En definitiva, el retorno a Homero. Y en un mundo futuro lleno de prodigios ¿acaso la nanotecnología y la nanociencia puedan llegar a producir superhéroes, semidioses, gurús que nos orienten en más épocas oscuras?  Al final da lo mismo que los personajes usen radios o teléfonos móviles, tengan o no acceso a los últimos avances, peleen en una ciudad ambientada en los años 60 o en el siglo XXI. La esencia de la historia es la lucha entre protagonistas con un sentido del deber frente a la amenaza de quienes desean hacer mal a través del engaño.

Quizá en estos tiempos haya que tener ambiciones pequeñas, debería bastarnos con ir superando las pandemias que nos caerán, pues sobrevivir ya es suficiente. Pero cada vez son menos populares son las restricciones a las que nos someten las autoridades. Ha sido un hecho evidente que la gestión desde que todo empezó en marzo del 2020 ha estado marcada, como en todos los países, por aciertos y errores. Ahora la gente está muy cansada, y por todo ello ha sido mal recibida la disposición de alargar hasta finales de febrero la obligación de llevar mascarilla en zonas exteriores. Varios expertos estimaron que la medida forma parte de esa teatralización añadida con la que nos obsequia un día sí y otro también la inefable Carolina Darias. Por más que lo intente, no consigue convertirse en superheroína.

sábado, 29 de enero de 2022

4 poemas de Covadonga García Fierro (Oviedo, 1992)



La aldea

La aldea de mi infancia
no aparece en ningún mapa:
solamente la memoria
conserva los caminos.
A veces quisiera volver a mi casa,
saberla mía todavía,
como los sueños que jamás la abandonaron.
Recorrerla palmo a palmo,
descubrir que están indemnes
todos los peldaños y todas las esquinas.

Comprobar que continúan allí dormidos
todos los años que ya no tengo.


Mis muertos

Lita olía a leche y a castañas.
Cuando pienso en ella,
recuerdo el silencio de la ermita
y los helechos que aún pueblan las cunetas.
Entonces, me invade la pena
y un picor de ortigas me cerca los caminos.

¡El trabajo nos honra!, solía decir Mateo.
No quiso un solo día de descanso.
No hubo un solo día que no trabajara la tierra.
Hasta que la tierra cubrió su cadáver.

Mis ojos me han llenado de mundo.
Todo lo que he visto,
todo lo que he mirado
vive dentro de mí.
En Sangreña, todos eran viejos
y nos querían.
Por eso serán siempre
mis queridos muertos.


El bosque

Cuando te adentras en el bosque,
entiendes que todo importa:
la respiración de las hormigas,
el zumbido de las abejas,
el lento transitar de las estaciones.

Comprendes entonces tu propia pequeñez
y sabes, al mismo tiempo, de tu justa relevancia.
Nada escapa a la sabiduría del bosque.


Mi casa

Sé que mi casa no irá a ninguna parte.
Permanecerá en el mismo lugar donde la dejé.
Podrán quemar los muebles,
vaciarla por completo
o llenarla de blancas mariposas.
Pero no podrán hacer que se vaya.

Aunque mi infancia se haya ido
y yo no sepa a dónde,
allí está mi casa,
esperando a que yo vuelva.

(De la revista Trasdemar)

viernes, 28 de enero de 2022

4 poemas de Juan Ramón Jiménez



1.- Vino, primero, pura

Vino, primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.

Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!

…Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

2.- El viaje definitivo

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando:
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostáljico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.

3.- Octubre

Estaba echado yo en la tierra, enfrente
el infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.

Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente

Pensé en arrancarme el corazón y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
el ancho surco del terruño tierno,
a ver si con partirlo y con sembrarlo,

la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.

4.- Intelijencia

Intelijencia, dame
el nombre esacto de las cosas!
Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas…
¡Intelijencia, dame
el nombre esacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!

(De www.zendalibros.com)

lunes, 24 de enero de 2022

¿Si no tiene cita previa, qué diablos hace aquí?

 


Vuelva usted mañana, escribió Larra para sintetizar la pereza de nuestros funcionarios. Pero, ¿cómo se le ocurre venir a comer o cómo nos pide que le midamos la presión arterial o cómo quiere que le atendamos en esta ventanilla o cómo quiere que le informemos de las operaciones bancarias si sabe que lo tiene que hacer on line o cómo quiere que le mandemos las notificaciones si no tiene guasap o cómo quiere que le demos información si no ha solicitado cita previa? Y puede suceder que tengas que acudir al mostrador donde antes te atendían, y allí te mandan a una página web que casi siempre da error o a un teléfono que nadie contesta o te dicen que actualices la aplicación del banco, y da igual que seas cliente de la entidad desde hace cincuenta años. El covid ha creado la excusa perfecta para que los periódicos ya no se vean en los bares a la hora del desayuno, y para que los diarios de Gran Canaria no lleguen a Tenerife, y viceversa. El covid y el problema de los aforos, cuando presentar un libro se convierte en un acto clandestino pues de los 21 asistentes que estaban autorizados al final se presentan 13. Tiempos heroicos para la cultura, tiempo de mentiras.

Con este proceso de robotización salen ganando algunos, y perdiendo el 95 por ciento restante. El trabajo telemático afecta a muchos, pues hay un proceso de eliminación de una parte de la población, a la que se condena a la marginación financiera, digital y humana en base a una modernidad tecnológica que excluye a los mayores. Un proceso deplorable cuando la población tiende al envejecimiento de modo acelerado. Tanto las empresas privadas como las administraciones públicas obligan a tener ordenador y teléfono móvil, después de tantos años luchando por la universalización de los derechos y contra la exclusión social pasa esto. Hay personas que tienen dificultades para acceder a una renta de inserción o al ingreso mínimo vital por no tener una cuenta corriente o un móvil. Les resulta complicado acceder a los viajes por los protocolos digitalizados a los que se les obliga. Hay quienes tuvieron que cancelar un vuelo por covid y llevan tiempo peleándose con los robots de atención al ciudadano de la compañía aérea sin haber conseguido que le devuelvan el dinero.

Padecemos la fatiga pandémica, esa mezcla de miedo, inseguridad y hartazgo que sentimos ante una crisis sanitaria que se alarga en el tiempo y a la que no se le ve fin, pues cuando una variante del virus se debilita aparece otra. Se violan derechos básicos y se introduce el lenguaje militar: el toque de queda, como si estuviéramos en una guerra declarada. Y ese cansancio no solo provoca depresión, ansiedad o hastío, sino que también genera una tendencia a desconfiar de los mensajes que llegan y a rebelarse contra ellos. Parece insólito que puedan cruzarse tantos vaticinios negativos, pero es lo que hay. Ni siquiera en las películas más catastrofistas se podía adivinar este panorama que parecería de ciencia ficción.

Sabemos que ha sido muy costoso fabricar vacunas en tan poco tiempo, por suerte están haciendo su papel y salvando millones de vidas. Pero la industria del miedo es poderosa: se investiga sobre nuevos fármacos y se produce masivamente gel para lavarse las manos, mascarillas, batas quirúrgicas, guantes, respiradores, PCRs y pruebas de antígenos, equipos de protección, máscaras con filtro de partículas, equipos para UCIs, drenajes, adaptadores para toma de oxígeno, pantallas faciales, etc. Se ha invertido mucho, pero las farmacéuticas cotizan en bolsa y las ganancias serán magníficas. En fin: ojalá acabe pronto esta pesadilla.

sábado, 15 de enero de 2022

Periodismo en India, con sangre y fuego

 

Dice un compañero y amigo, el escritor Fernando Delgado, que está desengañado del periodismo, que lo ve un poco anulado en esta sociedad precipitada y dispersa, en la cual la prensa seria se ve arrinconada por los mensajes de las redes y los oportunistas que transmiten mucha falsa información. Proclamó Gabriel García Márquez hace mucho que el periodismo es el oficio más hermoso del mundo, y ahora nos lo viene a reafirmar un grupo de mujeres de India, fundadoras de un medio digital, el periódico Khabar Lahariya, en el que denuncian las violaciones, los asesinatos, las discriminaciones que sufren quienes habitan en aquel país regido por las castas. El documental Writing with Fire, Escribiendo con fuego, de 2021, incide en las injusticias sociales y la violencia contra las mujeres de la casta Dalit, la de los parias o intocables, la que está más abajo en escala social. El documental figura en la lista de finalistas al premio en los Oscar que se fallarán el 27 de marzo y que ha triunfado ya en el Festival de Sundance. En la plataforma Filmin se puede contemplar en este informe sobre periodismo, el más inspirador de la historia, según The Washington Post.  

India es un país de otra galaxia, su colorido, sus monumentos, sus enormes diferencias sociales y sus ancestros. Fuimos allá y, aunque con solo dos semanas de estancia, ya te haces un cuadro revelador de sus valores y contradicciones del país.  Esta es la historia de un grupo de mujeres que viven en el estado de Uttar Pradesh, uno de los más pobres del país, con mal gobierno, crimen organizado y corrupción política. Estas mujeres pertenecen a la casta menos valorada, es habitual que puedan ser violadas o asesinadas mientras la policía mira hacia otra parte. Por todo ello se levantan contra todo y contra todos, juntando fuerzas fundaron el primer medio formado por un equipo exclusivamente femenino. A pesar de su aparente debilidad luchan contra las mafias y la lacra del machismo en una sociedad desigual, y a veces consiguen triunfos.



En un campo como el de la información, dominado por el hombre, emerge el único periódico elaborado íntegramente por mujeres pobres, casi analfabetas, pero decididas a superarse. Es notable el contraste entre su labor informativa y la miseria de las casas en que habitan. La jefa de prensa Meera y sus reporteras rompen las tradiciones y redefinen lo que significa ser poderoso. Graban con sus móviles, publican en Youtube, reciben millones de visitas.

En el documental se observa cómo se mezcla lo religioso y lo político. Y, preguntado por las valerosas mujeres del periódico, el candidato del partido oficialista en Uttar Pradesh afirma que la defensa de las vacas sagradas se antepone a cuestiones como el empleo joven, la seguridad ciudadana, la sanidad pública o la promesa de que en cada casa el gobierno instalará un inodoro. Con acierto el documental desmenuza el discurso gubernamental que apela al sentimentalismo en vez de afrontar problemas reales. Modi es el primer ministro, un líder populista que ha conseguido vencer en dos elecciones sucesivas con una exaltación del nacionalismo y de los valores étnicos y religiosos del hinduismo. Su ascenso es similar a Trump o Bolsonaro, desprecia a la minoría musulmana, manipula las cifras del desarrollo y la imagen que proyecta es la de no atender las demandas de la parte más débil de la sociedad.

Este es un trabajo valiente y necesario sobre la defensa de la igualdad de género, sobre los valores básicos de una sociedad, además de una reflexión interna del periodismo como herramienta para servir al pueblo, como uno de los pilares de la democracia, y no como arma para los intereses de los poderosos.

(Fotos del autor)

lunes, 10 de enero de 2022

El alcalde bajito y el Año del Tigre

 


El 1 de febrero comienza el año del Tigre según el horóscopo chino. ¿Qué podemos esperar sino otro año de dificultad y sobresaltos como le gustaría a Nostradamus? Hay que decir no y debemos creer que el 2022 no será malo: el Tigre podría traer el resurgir del Ave Fénix, la renovación y la esperanza después de tanto estancamiento y tantos retrocesos. En esa interpretación viene un año de ilusión y sobre todo, optimismo. Ojalá, porque hemos comenzado el año con la misma trompetería política que nos dejó el 21. Por ejemplo, el alcalde de Madrid, que visto de lejos tiene una apariencia de hombre bajito, sereno y sosegado si lo comparamos con la señora Ayuso, ha vuelto a echarse al monte al afirmar que la escritora Almudena Grandes no merece la distinción de Hija Predilecta de la ciudad, y si ha tenido que acabar por aceptarlo se debe a que necesitaba votos para aprobar los presupuestos. Vistas así las cosas, da la impresión de que los 47 millones de españoles vamos a tardar siglos en librarnos de los estigmas de la guerra civil, la intolerancia de las dos Españas. Este regidor olvida que un gestor político tiene que gobernar para todos los ciudadanos, incluso para quienes no le dieron el voto.

Vivimos en una sociedad agresiva y como apreciamos en el cine, la televisión y los videojuegos, estamos inmersos en una tendencia hacia la hostilidad que moviliza los peores instintos y que genera muchos impulsos violentos. Psiquiatras y sociólogos advierten de que la agresividad está incrementándose entre nosotros con el incremento del acoso en las escuelas, la acometividad en las redes sociales, el vandalismo en las ciudades, la perversidad de las noticias falsas, las letras machistas del rap y el reguetón, los crímenes en el ámbito conyugal, las peleas por incidentes de tráfico, etc.

La cultura y la educación son las mejores formas para modular todo esto y se apela a hacer un esfuerzo para conseguir mejores resultados en la lucha contra todas las formas de disfunción social basadas en la intimidación. La ciencia estima que los humanos somos belicosos por naturaleza, la competitividad está en nuestro ADN y este instinto ha sido necesario para la supervivencia de la especie, pero en lo que falla la sociedad actual es en el control de los comportamientos agresivos innecesarios y patológicos. Es decir que la agresividad está en nuestros genes, pero nunca debemos enaltecerla.

Entre las causas que se apuntan sobre esta falta de control destacan algunos factores socioambientales de las sociedades modernas como la masificación, la pobreza, la contaminación acústica y la atmosférica, las deficiencias de la educación y la frustración de las expectativas de buena parte de la juventud. Uno de los mitos que se rompe es el de que el sexo masculino es más agresivo que el femenino, ya que los últimos estudios apuntan a que la tasa de agresividad es en las mujeres igual o superior a la de los varones y lo único que cambia es la forma de expresión. En los hombres, que por lo general tienen más fuerza y mayor tamaño, las formas de agresión suelen ser directas y extremas, mientras que, las mujeres optan por formas indirectas y sutiles pero igualmente dañinas como la descalificación, el rechazo o la humillación.

Como contrapunto, para finalizar debemos recordar la dulzura y el empuje de una mujer como María Mérida, superviviente del folklore, que nos dejó a los 96 años después de una intensa vida de actuaciones en medio mundo. Frecuentaba la Casa de Canarias en Madrid, y siempre dio testimonio de su cariño, era una buena persona. 

(Publicado hoy 10 de enero en Ida y Vuelta. La Provincia, página 17)


lunes, 3 de enero de 2022

¿Hay terremoto o estoy soñando?

 



Estás sentado tomando un café en la plaza de los laureles y la mesa se va invadiendo de esa arenilla traicionera que todavía esparce el volcán, porque aunque oficialmente está apagado sigue lanzando gases, cenizas, vapor de agua. Luego, mientras veo una película, creo que el sillón vibra, igual que anoche de madrugada creí que se movía la cama. ¿Son terremotos o son ensoñaciones que me recuerdan lo que hemos pasado con el maldito? Hay negra ceniza por todas partes, al pie de los árboles de las avenidas, en las aceras y en las cunetas de todas las vías. La sensación es de alivio, al fin paró la bestia, pero también aprecias depresión en gente conocida. Y hay personas enfadadas porque algún ayuntamiento está reteniendo las ayudas, no las hace llegar a los necesitados porque la superburocracia tiene estas cosas, es paralizante y dañina. A estas alturas, pocas certezas existen. Eso sí: tres meses después paró el diablo y los días son soleados. Y ahora queda lo más difícil: cómo hacer la reconstrucción. La capacidad de resistencia ha sido digna de resaltar, pero habrá que cuidar la salud mental de la comunidad.

En Roma el solsticio de invierno traía las saturnalias y fiesta del Sol Invicto, que celebraron antiguas civilizaciones. Lo más probable es que Jesús naciera en primavera pero los papas aprovecharon el 25 de diciembre, que ya estaba consagrado en fiestas paganas muy apreciadas por el pueblo. En el extremo opuesto, ha sido duro observar que los crímenes dentro del hogar se han multiplicado precisamente en días de villancico y pandereta. Y, como si se tratara de una teatralización, la gente ha salido en masa a hacer sus compras y sus preparativos sin hacer mucho caso de la crisis.

Parece tonto que la UE haya emitido unas pautas en las cuales se señalaban las recomendaciones sobre el trato inclusivo que se debe dar a las minorías étnicas y religiosas en estas fechas. En ese escrito figuraba que el término Feliz Navidad no debe ser utilizado por respeto a las minorías étnicas y religiosas, con lo cual el saludo debería ser cambiado por «felices fiestas». Asimismo, la nota de la U.E. sugería a los países miembros que, dentro de lo posible, no bauticen a niños con nombres que tengan referencias cristianas, como María, Jesús, José, Pedro, etcétera, aunque sí podremos usar Kevin Kostner, Odin, Hela, Marvel, Valkiria, Thanos, Falcon, Loki, etc. nombres del cine y las series que tanto nos enseñan. Episodios de mucha acción y efectos especiales, eso es pasarse de modernos.

Pero estas directrices hicieron sonar las alarmas. Algunos defendieron que los países de la U.E. son mayoritariamente cristianos y no puede ofender a las minorías el hecho de que las mayorías celebren sus conmemoraciones religiosas; si aquí se tolera el Ramadán, los musulmanes también han de respetar. El papa Francisco comentó: «Hablando de la Unión Europea, creo que debe tomar en sus manos los ideales de los padres fundadores, de la unidad y de la grandeza. Hay que estar atentos a no dar paso a las colonizaciones ideológicas. Esto podría llegar a dividir los países y afectar a la UE».

Finalmente, hay que asombrarse del estropicio del cochazo de Jonathan Viera, 220.000 euros. Ojalá este hecho no simbolice finalmente el estampido de un proyecto deportivo que todavía ilusiona. Después de tantas promesas de ascenso, acaso el presidente, el entrenador y todo el equipo deberían estar alerta para evitar darse el mismo tortazo un año tras otro.