jueves, 31 de diciembre de 2015

La vergüenza de Miss Universo













MELBA ESCOBAR. Periodista y Escritora.

Seguramente es una vergüenza que el señor Steve Harvey haya confundido el nombre de la nueva Miss Universo. Pero en realidad, hay otros aspectos de este incidente que me producen mucha más vergüenza.
Vergüenza debería darnos a los colombianos seguir tomándonos tan en serio un concurso misógino donde las mujeres compiten por una tiara y una corona con las medidas de sus pechos, sus caderas y sus cinturas.
Vergüenza es que desfilen en tacones de veinte centímetros en traje de baño explotando su sexualidad, mientras se les pide “pureza” y “recato”, en una esquizofrenia de valores contradictorios hasta el ridículo. Vergüenza es que sigamos estando entre los países con más alta sintonía en esta suerte de certámenes, como otros países del tercer mundo que casualmente se llevan las coronas, pues son quienes ponen la audiencia. “Casualmente” también, estos países donde habitan “las mujeres más hermosas del universo” suelen coincidir en ser los países con los índices más altos de feminicidio, violencia sexual contra la mujer y desigualdad de oportunidades. Sigamos pensando que es una casualidad perpetuar la misoginia a través de modelos donde las mujeres solo sirven como muñecas sexuales, como objetos decorativos cuyo mayor atributo para salir de la pobreza, hacerse a una vida, a la fama o una supuesta “respetabilidad” es siendo bellas. Sigamos perpetuando la sonrisa quieta, la obediencia, la “pureza” y el “recato” de estas damas que no tienen nombre si no una banda con la insignia de un país, pues son símbolos de una cultura patriarcal, anquilosada, arcaica y violenta en su negación de la mujer como individuo. Equivocarse no era difícil. Al final, todas se ven iguales. ¿Qué más da Filipinas o Colombia? Nadie sabe sus nombres, el juego no se trata de saber quienes son, se trata de hacerlas desfilar en traje de baño y coronar a la más bonita.
Vergüenza producen nuestros instintos asesinos. La proliferación de imágenes de Pablo Escobar anotando el nombre del presentador en una libreta, la oleada de comentarios racistas, la furia colectiva que al menor error salta enardecida a hablar de “monopolios”, de “complots”, con ese complejo de inferioridad tan colombiano que repetidamente nos lleva a sentirnos víctimas de abusos premeditados.
Vergüenza es que en menos de veinticuatro horas hayan asesinado en Cali a dos mujeres en manos de sus parejas. Vergüenza es que el modelo de la mayoría de niñas colombianas sea una reina, que su idea de felicidad o prosperidad esté entrañablemente ligada a un buen cuerpo, a su capacidad de seducir a un hombre, de agradar, de gustar. Vergüenza es que celebremos con entusiasmo nuestro dedicado desempeño en un espectáculo global en donde las mujeres aparecen como fichas intercambiables, decorativas, brillantes, disputándose el dudoso honor de ser la más resplandeciente de la sala.
Que lejos estamos de los países escandinavos que hace tiempo dejaron de mandar candidatas a un concurso a todas vistas denigrante. Y que lejos están las niñas colombianas de tener otros modelos de mujeres luchadoras, pensantes, libres, con ideas propias, independientes, para quienes la belleza no sea el centro de sus prioridades.
Qué vergüenza no ver que es precisamente esa mentalidad la que nos ha convertido en uno de los destinos preferidos de turismo sexual para europeos y norteamericanos. Qué vergüenza que tengamos una idea única de belleza y que la originalidad, la diferencia, la personalidad no hagan parte de ella.
 

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Ontario (a Rosario Valcárcel)

Allá en Ontario en los mil lagos y las mil islas
atravesando carreteras de bosques incendiados
pensé en los ríos y meandros de tu cuerpo
creí que por mucho descartarte ya no eras mía
aunque no parabas de reír justo a mi lado
cómo no habitar una casita de madera
en las orillas de las grandes cataratas
en los bosques de abedul una cabaña
repleta de gnomos y de hadas

Pedro Lezcano en el Día de las Letras Canarias, y de nuevo "Macbeth"


La designación del Día de las Letras Canarias 2016 en favor de Pedro Lezcano ha sido un acierto. Poeta de la generación de la poesía social, es la suya una primera firma en la literatura regional del XX junto con Pedro García Cabrera y Agustín Millares Sall. Desde aquella temprana Antología Cercada de 1947, la labor de este hombre fue integral como poeta, hombre de teatro, narrador, impresor, practicante del ajedrez, la recogida de setas y la pesca submarina, presidente del Cabildo, parlamentario regional, ideólogo en aquello que fue Asamblea Canaria, el ala izquierda crecida en ayuntamientos del sur que luego se integró en ICAN y en Coalición Canaria. Trabajé con él como su Jefe de Prensa en el Cabildo, y contemplé muchas veces su tristeza al no poder resolver tantas peticiones de gente humilde, en plena desesperanza. Muchas veces escribí en favor de que le dieran el Premio Canarias de Literatura. En definitiva, un humanista, un estoico, un practicante de la vieja ética, un animador cultural en un tiempo y en un espacio de dificultad por la interminable postguerra franquista.
La calidad de Lezcano rompió barreras, en sus últimos años de su vida fue a Cuba, a Argentina y otros lugares de América Latina, donde tuvo ocasión de recitar sus versos, generalmente acompañado de Mestisay, Manuel González Ortega. Para conmemorar los aniversarios de su muerte suele haber cada septiembre un recorrido poético en Santa Brígida. Nicolás A. Díaz Benítez, el animador de estos encuentros que ha llevado a municipios dentro y fuera de la isla con su colectivo Aran Canarias, fue dando la voz a unos y otros. Lezcano es uno de los poetas fundamentales del siglo XX en Canarias, su voz fue cívica, su voz fue política, su voz fue estética y sin embargo es casi imposible encontrar un libro suyo en alguna librería de esta tierra. “ Dicho con sus propias palabras: “Vemos como la sociedad cotiza a precios altos la pintura, habita el interior de la arquitectura, rememora la música hasta en sueños, en tanto la poesía ha quedado sola como la cenienta de las artes, mustia de tanto contar sílabas en los desvanes del olvido…” Esto quiere decir que aquel modelo de ética cívica y de humanismo crítico que predicaba incansablemente ha hecho mutis por el foro en estos tiempos de ligereza y evanescencia. Y, sin embargo, sus versos todavía están calientes como el pan recién hecho. ¿Cómo no emocionarse con aquel vigoroso comienzo del Consejo de Paz que provocó un consejo de guerra? Muchas veces elogié ante Pedro su humanismo, y respondía que no tiene mérito alguno, ya que sería tan absurdo como homenajear a los perros por ser perrunos. “Muchachos que soñáis con las proezas / y las glorias marciales. / Bajaos del corcel, tirad la espada; / los héroes ya no existen o están en cualquier parte. / Llegará la hora cero de ser héroes / cualquier día cruzando cualquier calle”. He aquí la maestría del autor de Consejo de Paz y de aquel inolvidable poema popular La Maleta. Porque ese fue Pedro: un juglar de masas, un esteta que sabía recoger el espíritu popular.

En realidad, aquella conciencia panteísta, aquella identificación con la naturaleza, aquella vena polifacética y creativa, aquella sintonía con la calle, aquella noción de practicar una literatura arraigada y a la vez comprometida con su tiempo ya no son actitudes que defiendan los autores de hoy. Muchas veces la poesía se ha vuelto abstracta, poesía del lenguaje, metapoesía que hay que abrir con un abrelatas, otras veces –cuántas autoediciones intrascendentes– se ha denigrado hasta el límite. Pero Pedro nos daba una voz clara y bella como el agua limpia, acento poderoso que enardecía a las masas. En cierto modo Agustín Millares y él fueron nuestros mitineros con corazón del pueblo. Lo que queríamos hacer notar es que resulta poco edificante que apenas haya libros suyos en las librerías, algo similar ocurre con Alonso Quesada y en menor medida con Tomás Morales. Las ediciones institucionales, en casos así, están más que justificadas.

Por otra parte, en días navideños, y quizá como contrapunto al almíbar de las fechas, hemos contemplado en el cine la nueva puesta en escena de una tragedia que resulta envolvente desde el primer minuto. Shakespeare domina la escena en su gran Macbeth, sangre, traición, culpa y caída en los infiernos. La perversidad humana hasta sus últimas consecuencias, la ambición que no conoce límites y que será truncada por el sentido de la culpa. Un australiano, Justin Kurzel, ha filmado una nueva versión que hemos podido ver en los formidables Multicines Monopol, donde a lo largo del año se mantiene una programación con bastante cine de autor y abundancia de películas poco comerciales. Si ya Kurosawa la llevó al Japón feudal en Trono de sangre, y también Orson Welles y Roman Polanski se habían enfrentado a esta obra magistral, Justin Kurzel ha dado una nueva vuelta de tuerca, y lo hace elevando al primer plano un paisaje tétrico, montañas nevadas, nieblas y por todas partes el tono rojizo de la sangre que impregna todo, esos combates crueles, esa violencia primaria.

Si Hamlet estaba infectado por el veneno de la venganza, Macbeth está tocado por la ambición. Personajes atormentados, que dudan de casi todo. En sesión de las diez y media de un fin de semana navideño, éramos cuatro parejas, ocho espectadores. Y dos de ellos abandonaron pronto, quizá desconocían lo que iban a ver, esta cinta brutal, estas imágenes oscuras, marcadas sin embargo con un gran esteticismo. Castillos desnudos, salones austeros, y esa capilla perdida en el campo de batalla. A destacar también la sombría esposa de Macbeth, que primero lo instiga a hacerse con el poder y luego lanza reproches. Cine clásico, cine de siempre, que intenta remover las neuronas de nuestro cerebro. Ahora que cuatro líderes políticos del Partido Popular, Partido Socialista, Ciudadanos y Podemos, practican sus cuchilladas sin ser aparentemente capaces de ofrecer consensos a la ciudadanía que les dio el voto, nada mejor que volver a los versos de Shakespeare, y a ver si alguno aprende alguna cosa en cuanto a la ambición y al servicio a la sociedad.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Con el guasap, ya nadie habla


Me cabrea que se pase la vida en el guasap, cada vez que entra el sonsonete se pone como loca a leer y a responder. Todo el tiempo leyendo y enviando mensajes sin parar.

Como esta noche Paula no desconecte en el concierto, capaz soy de estrangularla. También le digo que ponga cuidado con las fotos. Me enseñó una de Marcelo con el pene a tope y me dijo ¿por qué no hacemos un trío con este? Ni corto ni perezoso, le mostré el selfie que se había hecho Jennifer en la ducha y le dije: ¿y por qué no el trío con esta? No sabe entender las bromas, se cabreó, hay que joderse. Otras veces dice: cómo puede ser que esta cabrona no me responda, si sale que ha recibido el mensaje. Yo le digo: tal vez está haciendo otra cosa, olvídate de contestar al momento. Pero ni caso.

Le cuesta desconectarse, cómo va a dormir si no apaga. Tenemos que hablar. ¿De qué? le pregunto. De que ya no me miras como antes. ¡Pero qué dices!, le respondo. No seas tontita. Imbécil serás tú, más que imbécil. Y la que se armó. De noche me manda hasta treinta mensajes. No se fía de mí, que yo la controlo, cuando es ella la que quiere saber cada paso que doy. Me agobio cuando veo la última hora a la que se ha conectado. Me agobio cuando está en línea a pesar de ser hora de de curro. Me pongo a abrir cuando no tengo mensajes nuevos, abro por si Jennifer está ahí. No duermo porque creo que me la está pegando con Marcelo, así que yo se la pegaré con Jennifer.
Esta noche, que compartimos cama de matrimonio en un hotel, va y se refugia en el baño para seguir con la matraquilla, debe estar comunicándose con todas sus amigas y sus amigachos, tan dispuestos siempre a rescatarla. No sé qué puedo hacer. De momento, le he escondido el cargador del móvil. A ver si se aburre.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

PP-PSOE incapaces (Fontdevila en www.eldiario.es)


La patria es una piedra, según José A. Luján


Si bien Nicolás Estévanez dijo que la patria es “de un almendro la dulce, fresca, inolvidable sombra” el inquieto y polivalente José Antonio Luján estima que la patria puede ser una piedra. Una obsidiana, una olivina, un basalto: en todo caso, un hijo del remoto volcán que nos conformó hace millones de años. No en vano la roca identifica al planeta en el que vivimos, al menos nos da una base de solidez y arraigo frente a otros planetas licuados, gaseosos, nebulosos, tan ligeros que ni siquiera son planetas. Aquí somos piedra de volcán y piedra de cumbre, y ahí se alza el cielo de Artenara, radiante, ecología de riscos severos, cuevas ancestrales, pinares y repoblaciones forestales. Piedra lunar. Crónica de una década (2006-2015), en Mercurio Editorial, constituye un libro apretado, de 446 páginas, en el cual el autor recoge algunas de sus muchas especulaciones sobre la insularidad, el mar, la cultura y la sociedad. Una mirada constante sobre el entorno, desde las páginas de este periódico y a lo largo de una década. Insular activo, animoso promotor cultural, cronista que describe cuanto ve y autor de una prosa poética delicada y melancólica, él no ha parado de dejar sus impresiones sobre el entorno y el tiempo que le ha tocado vivir en él, sus paisajes, los personajes, la literatura y los libros, el arte, las reflexiones y las cumbres como contexto medioambiental. Desde el malditismo de Leopoldo María Panero a trabajos monográficos sobre José Cástor Quintana Sánchez y Heraclio Quintana Sánchez, Luján siempre ha vivido atento a los análisis culturales, a las tradiciones, construyendo valiosas aproximaciones hacia los distintos elementos de eso que llamamos identidad.

Siempre hay una cierta melancolía a lo Alonso Quesada, una cierta claustrofobia espiritual como trasfondo del escritor regional, que va desarrollando periódicamente sus columnas, menudas en apariencia pero con una carga conceptual interesante. El profesor ya jubilado, hijo predilecto de su pueblo natal, está aprovechando su jubilación de una forma muy provechosa, como así lo demuestran sus ya abundantes publicaciones, sus iniciativas de aquí y allá. Promotor de la memoria de Miguel de Unamuno, autor de animosos paseos con Antonio Bethencourt Massieu y el pintor Pepe Dámaso, desde la asociación de cronistas siempre ha estado dedicado a potenciar y rescatar el paisaje físico y emocional de la isla natal, y con especial protagonismo de su comarca cumbrera. Es Luján una destacada voz de la memoria, presidente de la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias en este año 2015.

Como en una Arcadia feliz, José Antonio vive los fines de semana y los periodos vacacionales en el perfil cumbrero, donde cada verano disfruta la fiesta de la Virgen de la Cuevita. En sus Crónicas de Artenara (hechos, personajes y paisajes) dio a conocer la historia de anécdotas, situaciones y acontecimientos del pueblo más alto de Gran Canaria en los últimos veinte años. Allí el autor se embarcaba en amplias investigaciones etnográficas, la biografía de casi medio centenar de protagonistas que integran la memoria del pueblo y coloristas descripciones de los bravos riscos y solapones de la zona. José Antonio no ha dejado de ser un pedagogo del paisaje y de las gentes, un observador cotidiano, un hombre que con esa chispa de humor canario, ese juego irónico sobre las cosas, contempla situaciones del ayer y el hoy. Y revaloriza los valores como cuando reivindica la obra del pintor teldense José Arencibia Gil, autor de los murales de la iglesia de San Matías, o consigue que obras de artistas como Máximo Riol embellezcan su pueblo. Luján es un divulgador inquieto. Catedrático de Lengua Castellana y Literatura, autor de más de quince publicaciones y trabajos de investigación histórica sobre costumbres, tradiciones y toponimia, fue el creador y promotor de la ruta de Unamuno en Gran Canaria, así como también desliza su mirada por libros que se publican, sea la poesía de José María Millares, un libro erótico de Rosario Valcárcel, la mirada de Lázaro Santana, la retrospectiva de Antonio Cabrera Perera, la poesía de Luis Natera, la escultura de Luis Arencibia Betancor y un largo etcétera. Una mirada atenta sobre lo que él denomina el discreto panorama literario de la isla, en el cual “la poesía es el camino que nos lleva al más precioso conocimiento del mundo”.

Veinte años de colaboración en un diario registran a menudo la queja por el olvido que la isla somete a su zona central. Sol, playa y cumbres es el modelo triunfante en nuestro turismo de masas, que bate marcas de año en año, los hoteles repletos porque una vez más nos beneficiamos de la desgracia ajena, esos países árabes inmolados. Y por supuesto que es deseable que la tendencia se mantenga pues nuestra única industria es un regalo de la naturaleza que ojalá respete el cambio climático. ¿Pero por qué se ponen todos los huevos en la cesta de la playa mientras la cultura, las tradiciones y la naturaleza quedan en el olvido? Las otras islas tienen la ayuda de los parques nacionales, que completan su oferta de sol y mar, es el caso de Lanzarote, Tenerife, La Palma y La Gomera. Dice Luján, y con razón, que el territorio hay que venderlo de manera integral. Porque la isla como conjunto apenas si existe para el visitante, ya que el itinerario casi excluyente del turismo de masas es aeropuerto-hotel-todo incluido-piscina-aeropuerto. Por economía distributiva hay que vender el espacio de manera integral, aquí ni un parque natural ni la Reserva de la Biosfera ofrecen un tirón tan rotundo como un parque nacional.

José A. Luján es un humanista preocupado por los derroteros de la prisa de la sociedad en que vivimos, y como tal añora las tertulias, las caminatas por los senderos de antes, los rincones escondidos de la orografía risquera. Está siempre dispuesto a mostrar los tesoros paisajísticos que el urbanita desconoce, y, como un enciclopedista de la Ilustración, quiere saber un poco de cada cosa. Finalmente, hay que felicitar a Jorge Liria, un editor muy vocacional que sigue haciendo libros con buena apariencia, antes en Anroart y ahora en Mercurio Editorial y otras marcas afines.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

20-D: paisaje después de la batalla


Cuando llegan los resultados de las urnas, casi todos se sienten felices. Es una condición imprescindible de los humanos: como todos somos conscientes de que somos efímeros en este mundo, y que estamos condenados a desaparecer, conviene consolarse con las pequeñas felicidades cotidianas. Pues bien: los políticos que se presentan en las listas de este domingo 20 de diciembre se sentirán mayormente felices. Unos porque ya estaban en el poder y, aunque habrán sufrido algún batacazo, todavía habrán conseguido suficientes escaños como para poder perpetuarse en posiciones de privilegio. Otros porque, siendo completamente novedosos, partían de cero y por lo tanto toda ganancia en diputados y senadores será recibida con botellas de champán o cava.

Tras el rifirrafe del debate, los dos partidos en los cuales se ha asentado la vida pública tras la transición, acuden a la arena con múltiples heridas. Son los rasguños de la corrupción, del cansancio, de las peleas internas, de la falta de renovación de esa clase política esclerotizada, añeja. Pero se sentirán felices de que el presumible descenso en apoyos no los borre del mapa. Es decir que, mal que bien, han luchado para mantenerse.

Luego hay otras opciones que en apariencia aportan juventud, virginidad. Como casi no han estado en el poder, salvando los feudos que hayan conquistado en las pasadas elecciones locales del mes de mayo, se presentan a la contienda con mochilas de ilusión. Todo eso está muy bien, pero ahora vendrán los apretones. Hay que formar gobierno, y casi todo indica que nos pareceremos a Italia, donde surgen mayorías tenues en base a variados pactos. De cualquier modo, el consenso y la negociación volverán a imponerse porque la mayor parte de la gente ya no quiere mayorías absolutas.

Dicen los que saben de estas cosas que hay hasta siete opciones posibles de gobierno. La primera sería un gobierno de don Mariano Rajoy en solitario, en el caso de que supere los 130 escaños y contando con el apoyo exterior de Ciudadanos o del PSOE según los temas o las leyes que se vayan presentando. Parece que es difícil de imaginar.

La segunda opción sería una coalición al estilo de Alemania, es decir juntando a los partidos PP y PSOE en ese gobierno de concentración que excluiría a los nuevos. Pedro Sánchez no lo ve muy viable pero, según se dice, doña Susana Díaz, la lideresa de Andalucía, sí la ve aceptable.

La solución número 3 parece que sí tiene muchos números paga ganar. PP con Ciudadanos sería una alternativa de centro-derecha en la que los populares tendrían que ofrecer cosas serias a los de Albert Rivera, para evitar que este pacte con el PSOE y con Podemos. ¿Incluiría esta salida la presidencia de doña Soraya en vez de don Mariano? ¿Va en serio eso que llaman Operación Menina, para renovar la cara de la presidencia de la nación, al fin con una mujer al frente de las instituciones? Esta salida parece ser la preferida por la mayoría de los electores de este domingo.

La oferta número 4 sería la del PP con el PSOE y además con Ciudadanos. Sería una gran coalición de más de 200 escaños y capaz de realizar una reforma de la Constitución. Acaso podría ayudar en el conflicto de Cataluña, el paro, la ley electoral, etc. Aunque sobre el papel, se pinta como muy bella, a nosotros particularmente nos parece retorcida. Pero ya se ha hecho en Italia y en otros países comunitarios.

La salida número 5 es la que podría juntar a PSOE con Ciudadanos. Una coalición de centro-izquierda presidida por Pedro Sánchez o por Albert Rivera, el que obtenga mejores resultados, pero precisa apoyos exteriores. Bien de Podemos, del PNV, de los independentistas de Artur Mas o de vaya usted a saber.

La propuesta número 6 sería de coalición de izquierdas, favorable a la reforma constitucional, la ley electoral y otras normas importantes como educación, justicia, seguridad, pactos económicos, reforma laboral, etc. etc. Juntaría a PSOE con Ciudadanos y Podemos. También hay una parte importante de la ciudadanía que lo aceptaría.

La opción número 7 es la de PSOE y Podemos, coalición preferida por la izquierda pero que necesita de otros apoyos más radicales como Izquierda Unida, ERC, BNG, Mareas, Compromís, Bildu (ex ETA), etc. No parece fácil llegar a los 176 escaños, y generaría rechazo en una parte notable de la opinión.

Lo que sí puede suceder es que los profesionales de la política tengan que avenirse a practicar algo que ya estaba olvidado: el diálogo, el consenso, la búsqueda de soluciones imaginativas a los muchos problemas generados por la crisis, el independentismo de los catalanes, la reforma de la Constitución, el fracaso de la educación, la política salarial, etcétera.

¿Podría suceder que ni unos ni otros lleguen a entenderse y sea preciso convocar nuevas elecciones, como ha sucedido recientemente en Grecia? No creemos que la ciudadanía comparta esta estrategia, pero todo puede suceder si ningún candidato logra sumar los diputados suficientes para lograr la investidura. Asimismo, podría darse el caso de que, una vez conseguido un pacto de gobierno, este se rompa por desavenencias entre socios y se acorte la legislatura.

Si don Artur Mas ha tenido y tiene serios problemas para presidir la Generalitat ¿podría suceder lo mismo con respecto a La Moncloa?

Las urnas de este domingo 20 propiciarán, acaso, nuevas maneras de que la gobernabilidad salga adelante. Es de esperar que, por encima de los intereses egoístas de cada cual, todos piensen en la conveniencia de hacer transacciones y renuncias que parecen imprescindibles a la hora de lograr un gobierno que funcione. Quedan muchas preguntas en el aire, y la cultura de pactos se ha de imponer. Cuando hace más de un año y medio en alguna tertulia telefónica defendíamos la idea de que el bipartidismo puro y duro iba a desaparecer, ya despertábamos la sonrisa displicente de los otros tertulianos. Pero el tiempo todo lo remedia.

En todo caso, que ganen los mejores, y que por favor los debates en el futuro sean, como mínimo, a cuatro voces.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Universidades en España: crónica de un fracaso anunciado

Hace algún tiempo que se fue el ministro pelmazo y desafiante, aquel Wert al que pocos querían y al que le otorgaron un retiro dorado en París después de reírse de tirios y troyanos. Pero al marchar no se fue con una mano delante y otra detrás ya que dejó su pequeña herencia nefasta, en forma de una ley antipática que rechazan casi todas las comunidades autónomas, y qué decir del profesorado y de los alumnos. Hace meses el ínclito Rajoy solventó con un mínimo retoque su anunciadísimo proceso de renovación, ya ven que los gallegos son así: miran para todos lados y luego dicen que no llueve.

No hay un pacto de Estado en un terreno tan delicado como la educación porque peperos y psocialistas son incapaces de mostrar patriotismo y altura de miras, están infectados por el viejo vicio del partidismo, que ojalá sea barrido al menos parcialmente con esas nuevas formaciones políticas que presumiblemente van a surgir tras las urnas del 20 de diciembre. Hay quienes dicen que para qué apoyar a Ciudadanos o a Podemos si al final todos se van a corromper igual que lo han hecho los del PP y los del PSOE, pero sin duda conviene fabricar alternativas más ilusionantes que este triste bipartidismo de nuestros pecados, ya tan viejo, tan decepcionante. Solo se pusieron de acuerdo los dos grandes partidos tradicionales frente a los yihadistas, hicieron su componenda en pocas horas y la firmaron aprisa y corriendo para no descolgarse de la foto. Pero a la hora de hacer un verdadero servicio público, a la hora de tomarse la educación como un servicio al Estado, un asunto público de marca mayor, miraron hacia ninguna parte. Porque a ambos, peperos y socialistas, cuando llegan al poder les encanta desmontar lo que el rival montó, poniendo en marcha reformas que no sirven sino para alimentar el protagonismo de unos y de otros, leves maquillajes que solo valen para acentuar la sensación de fracaso educativo que nuestro país arrastra para vergüenza propia y ajena.

El fracaso universitario tiene un elevado coste, ya que uno de cada cinco estudiantes en España deja los estudios en el primer año de carrera, según los últimos informes educativos. Y eso que la tasa de abandono se ha reducido, ya que los penúltimos indicadores lo situaban en un 30 por ciento, es decir uno de cada tres, y ahora es del 20 por ciento, por encima de la media europea. Las comunidades donde los estudiantes universitarios abandonan en mayor porcentaje sus carreras son las de Baleares, Canarias y La Rioja, ya se ve que no quedamos muy bien parados los insulares. La tasa de abandono es mayor en Artes y Humanidades y le siguen las Ciencias, mientras que la rama de Salud registra el menor índice de renuncias. El promedio de alumnos que deja los estudios académicos es mayor en las universidades no presenciales.

Un informe del BBVA señala que el fracaso universitario cuesta 5.772 euros al año por alumno, y el impacto económico es mayor si el estudiante abandona en el primer ciclo. Y los expertos también nos señalan que España necesita reordenar el panorama universitario, ya que las universidades de nuestro país figuran entre las más caras de Europa y las de peores resultados. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, entre públicas y privadas hay un exceso de universidades. Son catorce en total, seis públicas y ocho privadas. Y la última en abrirse, la Universidad Rey Juan Carlos tiene muy malas referencias, pues según las referencias de los propios políticos y también de los jueces abunda en ella la corrupción. Como botón de muestra, convendría recordar que uno de sus doctores Honoris Causa fue el tristemente célebre Rodrigo Rato.

¿Qué ocurre con las universidades canarias? Se manejan con frecuencia estadísticas optimistas sobre la calidad docente e investigadora de las dos universidades públicas que tenemos aquí, una en cada provincia. También se señala con una cierta alegría que es muy alto el porcentaje de titulados de ambas que encuentran trabajo en la región. ¿A qué cifras debemos hacer caso: a las del triunfalismo que leemos en los medios de comunicación o a la marcha de una parte de nuestros mejores talentos jóvenes al exterior, hartos de poner currículums en las empresas de por aquí sin que se les haga el menor caso?

En este panorama, irrumpen aquí también las universidades privadas. ¿Cuál es su papel real, cuál es su funcionalidad, cuál es la calidad, para qué sirven sus titulaciones? En fin. Recordemos que ni una sola universidad española se cuela entre las 100 mejores del mundo; entre la 100 y la 200 aparece la central de Barcelona. Son las universidades anglosajonas, Estados Unidos y Gran Bretaña, las que lideran la calidad, además de algunos centros de Suiza, Francia, Suecia, Holanda y Alemania.

Los rectores españoles hablan de los grandes recortes presupuestarios de los últimos años, lo cual es cierto y repercute bastante en las dos universidades públicas de aquí. Los rectores lagunero y grancanario no paran de quejarse de estas discriminaciones presupuestarias, los graves déficits de los últimos años. Pero también hay otra asignatura en la cual solemos suspender: los vínculos reales y prácticos entre universidad y empresa. Da la impresión de que nuestra principal y casi única industria, el turismo, carece de vínculos eficientes con las universidades regionales. Da la impresión de que no otorga los puestos de trabajo que cabría esperar, habida cuenta de que los hoteles están más que repletos.

Suele decirse que la enseñanza secundaria en EEUU es lamentable pero allí tienen las mejores universidades de todo el mundo. Claro que ellos suelen importar los mejores talentos del planeta, en Harvard, Stanford, Yale y todas las demás se aprecia que allí va a parar el mejor profesorado y también el mejor alumnado, recolectado tanto uno como otro en las cuatro esquinas de este viejo y deteriorado planeta.
 
(Publicado en www.laprovincia.es, diario La Provincia, lunes 14 diciembre)
 

viernes, 4 de diciembre de 2015

El destrozo climático y la cumbre de París

El asunto del cambio climático es un tema tan grave como el del terrorismo y la fragilidad de la paz mundial, pero, como afecta directamente a las multinacionales petroleras, auténtico gobierno en la sombra, las grandes potencias se resisten a tomar las medidas imprescindibles. El “buenismo” y la hipocresía humana se evidencian tras las cumbres del cambio climático, que sirven para que unos y otros se estrechen las manos y salgan en la foto sin comprometerse a nada. Países emergentes superpoblados como China e India tienen mucho que decir, aunque no están dispuestos a renunciar a sus políticas de desarrollo. La cumbre de París debería significar una actitud nueva, pues la economía mundial habrá de transformarse hacia un modelo de bajas emisiones, pero soluciones como el coche eléctrico tardan en ser asumidas. Desde los satélites que nos sobrevuelan, es visible de año en año el deterioro de la masa de hielo en los glaciares y en los polos, la deforestación, la pérdida de agua potable.

Antonio Morales, presidente actual del Cabildo grancanario, es un hombre noble y luchador por su tierra. Creo que responde al perfil de político humanista interesado por la cultura y comprometido con su tiempo, su visión es progresista e integradora. Intenta defender su isla de la clásica deriva insularista del Gobierno de Canarias, tan visible en el asunto de la gestión del suelo, los obstáculos para la construcción de nuevos hoteles, los repartos del dinero, la lucha por las infraestructuras, los censos de población inflados y etcétera. ¿Será, acaso, que, con todos sus defectos, Paulino Rivero tenía una mirada más regionalista que el señor Clavijo con su mochila de barrer para casa?

Hace bien Morales en poner el acento en el destrozo climático que se avecina en este archipiélago, tan dependiente del modelo turístico, con tantos kilómetros de playas y con tantos fenómenos meteorológicos adversos. Unas islas donde las energías renovables podrían tener un gran protagonismo, que desde luego no se aprovecha. Con las posibilidades que nos otorga este sol y este viento nuestros hacemos poco por reducir la factura eléctrica basada en energías fósiles, el temible y casi maldito petróleo. Nuestro clima se está volviendo tropical, con lluvias escasas pero violentas, con fragilidad evidente si se confirma la elevación del nivel del mar en los próximos años. El riesgo de inundaciones en ciudades costeras como las nuestras es considerable. Y, como anuncia el Cabildo, hay zonas de especial vulnerabilidad ante los acontecimientos que se avecinan: la central eléctrica de Jinámar, las playas de Las Canteras, Alcaravaneras, La Laja y El Confital, así como Bocabarranco tienen especial riesgo de inundación. ¿Qué decir de otras zonas tan importantes turísticamente como Playa del Inglés, Los Cristianos, Playa de las Américas, Morro Jable, Corralejo, Costa Teguise, y demás?

La gestión del suelo y del agua, el asunto nada desdeñable del modelo energético, la agricultura y la ganadería, el transporte, y otros asuntos vinculados al cambio climático exigen actuaciones enérgicas y que no pueden seguir en el desván por mucho tiempo. Según expertos de la Universidad de La Laguna, Canarias obviamente no está preparada para las repercusiones del cambio climático que se avecina, y no ha iniciado la toma de decisiones imprescindibles ante el calentamiento global. El calentamiento del agua oceánica en la zona de nuestras islas incrementará el fenómeno de las lluvias dañinas, mientras que la cercanía del desierto hará que las olas de calor sean más constantes, y origine mayor riesgo de incendios forestales. Habrá lluvias y sequías más intensas, mayores olas de calor, oleajes con más daños sobre el entorno marino, etcétera.

¿Qué efectos reales se pueden esperar de la cumbre de París en estos días prenavideños que inevitablemente asociamos con una sensación de euforia, compras, festejos, cenas copiosas? En principio, parece que ya existe un consenso superior al 98 por ciento entre los expertos en el sentido de afirmar que el cambio climático es real y no es una broma como en su momento comentaron el presidente Bush, el señor Aznar o incluso el señor Rajoy. En el 2007 Rajoy, entonces presidente del PP, no creía en el cambio climático porque un primo suyo, catedrático de Física en la universidad de Sevilla, le había prometido que “no era posible predecir ni siquiera el tiempo que va a hacer mañana en Sevilla”. Ahora los casi 200 países que participan en las negociaciones han aceptado que es preciso limitar el incremento de la temperatura media global a un máximo de 2 grados centígrados para el año 2100 y 177 de ellos han presentado compromisos voluntarios de reducción de emisiones de efecto invernadero. El presidente norteamericano ha mostrado un hilo de esperanza al declarar que si todos los países participantes deciden actuar ahora, no será demasiado tarde para la última generación que puede hacer algo para paliar el desastre. Es importante constatar que asume el hecho de que EE.UU, la mayor economía del mundo y segundo país emisor, no solo reconoce su papel en la creación de este problema sino que acepta su responsabilidad y está obligado a actuar. La acción global, señala Obama, no tiene por qué dañar el crecimiento económico. España, por su parte, continúa originando efectos negativos como el que más pues a pesar de la grandilocuencia de las promesas y de los análisis del gobierno, estamos entre los que más contaminan de Europa. En ciudades como Madrid es más que visible el efecto pernicioso de la contaminación cuando las lluvias tardan en aparecer; el paraguas de suciedad atmosférica sobre la capital es muy apreciable.

Un país de clima cálido y con tantas horas de sol apenas aprovecha las energías renovables, nuestra dependencia del petróleo y del gas natural es absoluta; entretanto, la tarifa de la luz no para de incrementarse con maniobras mafiosas de las eléctricas. No hay tiempo de espera. El cambio de modelo energético tiene que ser una prioridad. Los técnicos nos dicen que es viable, aunque su costo será muy importante. Pero ¿y si esa reconversión es la única opción de supervivencia? Se decía hace poco que los cambios serían lentos y hasta el año 2100 no iban a ser tan apreciables, pero ahora ese discurso ha cambiado. Y se habla de que, si no se llega a actuaciones conjuntas, el 2050 sería el año terrible.

martes, 1 de diciembre de 2015

Los 80 años de Woody Allen

Hemos de felicitarnos por asistir a los 80 años de un genio: Woody Allen. Maestro del cine, de la comedia, de la ironía inteligente. Un hombre tan vital que no para de rodar y de rodar películas. Me recuerda a otro genio octogenario: el poeta y cantante Leonard Cohen. Lucidez en la tercera edad. Cada uno en su manera representan una manera diferente de entender esa Norteamérica casi siempre prepotente, y que, además de su belicismo y de su ingeniería financiera, de su afán de dominar el mundo, nos entrega ejemplares auténticos, creadores vitales que son muy apreciados en este lado del Atlántico por su sabiduría, su creatividad, su lucidez, su capacidad de análisis sobre el mundo actual. Larga vida a los genios vitales, lúcidos, y que nos sigan iluminando largo tiempo.