Pronto se ha
de celebrar el quinto centenario de la fundación, y la ciudad de Aridane (según
Álvarez Delgado, Los Llanos es mera traducción del topónimo prehispánico) centro
demográfico, económico y comercial, necesita el complemento del ocio y la productividad
artístico-cultural. A ello contribuyó El Museo en la Calle, que desde 1999, ha
generado una mirada artística. El buen urbanismo y la accesibilidad (con la
política de habilitar aparcamientos) hacen que este sea un lugar atractivo.
Nuestra propuesta pasa por la potenciación de los escenarios culturales: La
Real 21 y El Secadero son buenos ejemplos.
1 - LA “CIUDAD DE ENSUEÑO”
En el momento
fundacional, 1521, contemplamos el modesto poblado, donde residirían los
sirvientes de la riqueza azucarera: Tazacorte y Argual. A comienzos del XX el
lugar estaba tan aletargado que cundió la expresión “ciudad del sueño”. ¿A qué
se debió? A la falta de diligencia para acometer proyectos, a la soñarrera
insular. Luego el epíteto se transformó en “ciudad de ensueño”, como constata
María de las Casas en un programa de las fiestas de la Patrona en los años 60.
Valoramos la
generación del periódico El Time
(1863), con la fundación de la Sociedad La Cosmológica y otras similares, con
la labor patriótica de defender sus montes, promover su agricultura, luchar por
la mejora de las comunicaciones. El puerto tuvo privilegios de comercio, se
construyeron los veleros más rápidos para el Caribe y nuestros abuelos fueron y
vinieron de Cuba. Surgió el llamado Siglo de Oro de La Palma, mientras que en
el Valle hubo pequeños núcleos de “ilustrados”, que fundaron El Dinamo de
Aridane.
Se notó el
empuje de escritores marcados por el romanticismo. Escribieron las leyendas, con
una atmósfera mágica y prodigiosa. Tanausú, Francisca de Gazmira y el síndrome
del colonizado todavía laten sobre nuestro subconsciente colectivo.
2 - EL PAPEL DE LA PALMA EN LA
LITERATURA CANARIA
El Romanticismo
fue un movimiento que predominó en Europa hacia 1825, con el culto a la
libertad, la rebeldía frente a las normas, el predominio del sentimiento ante
la razón. Fue la construcción de un mundo ideal, la valoración del color local,
lo misterioso y legendario, la expresión apasionada. Cuando —hacia 1835— se
difunden las poesías de José Zorrilla nuestro temperamento, de pueblo
introvertido, casi inhibido, acepta con entusiasmo esta explosión; aparece una
escuela regionalista, que trabaja los temas históricos y exalta el color local.
El Romanticismo rescata a los cronistas de la conquista, Cairasco, Viana, Abreu
Galindo, Viera y Clavijo. También impulsa la mitología del aborigen, la
resistencia frente al conquistador. Y, como consecuencia, brota un sentimiento
regionalista con Nicolás Estévanez, Martínez de Escobar, Antonio Zerolo y otros.
Hubo una isla
de poetas: Pedro Álvarez de Lugo, Juan Pinto de Guisla y Juan Bautista Poggio
(siglo XVII). Tras el Barroco llegamos a la generación de Méndez Cabezola y
Rodríguez López, que mezclan el impulso reformador de la Ilustración con el
entusiasmo por la patria chica. La masonería trazó puentes con las logias
americanas, hubo contacto con las universidades de allá. Así tenemos a Félix
Duarte, quien emigró a Cuba y Venezuela, en el surco de una lírica en la que hubo
personajes como Rodríguez López, el Zorrilla palmero, autor de numerosas
leyendas; Domingo Acosta Guión, Caridad Salazar, Leocricia Pestana.
Duarte se
ubicó entre el impulso bucólico de un Berceo y el mensaje modernista de Rubén
Darío, entre la estela del mar que abrió Tomás Morales y la redacción de El
Guanche que dirigía en La Habana Luis Felipe Gómez Wangüemert: una vez más la conexión
con los apellidos de Flandes. Una poesía a caballo entre lo religioso y lo
profano, lo maternal y lo festivo, clásica en el apego a las fuentes y exaltada
en el sentimiento, así como en el elogio a la naturaleza, con su carga de mitos
y tradiciones, la defensa del territorio que hizo Tanausú. (1)
3 - PEDRO HERNÁNDEZ Y
HERNÁNDEZ, CRONISTA E INTELECTUAL
Pedro
Hernández y Hernández, el cronista, y otros coetáneos, así el pasense Antonio
Pino y el tazacortense Felipe Lorenzo, mantuvieron el espíritu literario en el
Valle.
En ese lugar
de contrastes –el poder del caciquismo y la Iglesia pero también el pensamiento
republicano y liberal– vivió Hernández y Hernández (1920-2001), cronista,
historiador, animador cultural, autor de una Loa a la Patrona, seguidor de la
estética sonora de Rubén Darío, Salvador Rueda y Tomás Morales, coautor de un
poema sinfónico a Tanausú y la Caldera de Taburiente. En el centenario de su
nacimiento salió el libro Pedro Hernández y Hernández. Escritos periodísticos,
de María Remedios González Brito (Fundación Canaria Mapfre-Guanarteme). Como señaló
la autora, la obra del cronista fue modesta en sus pretensiones y alcance
puesto que se centró en la reflexión y el elogio de su ciudad, el valle y la isla.
Cultivó la poesía declamatoria, el sentimiento ante el paisaje, las tradiciones.
Católico ferviente, contribuyó a la peculiar Fiesta de Arte. Su casa siempre
abierta para quienes empezábamos en el periodismo y las letras. Fue amigo del
entusiasta arcipreste don Marino Sicilia, que marcó época. Luis Cobiella, la
figura intelectual más prestigiosa del XX, registra el mismo talante: fidelidad
a los ancestros y espíritu cosmopolita, recuperación de las raíces y cultivo de
un estilo esteticista y aristocrático de la práctica cultural.
Si la
fundación de las letras canarias, con las Endechas
a la muerte de Guillén Peraza (hacia 1447) se relaciona con el desembarco
acontecido en la costa de Aridane, el profesor Rafael Fernández Hernández, titular
de Literatura Española en La Laguna, valora el surgimiento contemporáneo de un
grupo de escritores y artistas, que “aunque distintos entre sí, están en la
línea de la búsqueda de la innovación”. En la Casa Salazar citó a “Félix Francisco
Casanova, Elsa López, Luis León Barreto y Anelio Rodríguez Concepción, un grupo
en el que hay unión en la diversidad, pero donde todos están marcados por el
impulso de renovación; la cultura que históricamente ha dado la isla señala el
afán de creatividad e independencia de los autores. Una conjunción de este tipo
es difícil de encontrar”, y se remonta como referencia a los poetas barrocos:
los mencionados Álvarez de Lugo, Pinto de Guisla y Poggio. (2)
4 - EL VALOR DEL PERIODISMO
A pesar del
ruralismo y la pobreza, La Palma recogió las ideas de la Ilustración y mantuvo
su apogeo hasta que los barcos a vapor desplazaron a los veleros. El Time, voz guanche y no anglosajona,
fue el primer periódico de los 123 que existieron entre 1863 y 1948, lo cual
supuso que fuera la isla con mayor densidad periodística del archipiélago.
El Time fue una de las cumbres, junto
con Acción Social, conservador, Espartaco, obrero, y Diario de Avisos, órgano independiente. El Time luchó por la salvaguarda de los
bosques, las comunicaciones, la enseñanza, el aprovechamiento de las aguas, la
agricultura y la ganadería. Hubo periódicos liberales, conservadores,
satíricos, literarios, de “intereses materiales”, obreros, anarquistas, católicos,
económicos y republicanos. La francmasonería se instituye en la capital en 1875
y tuvo influencia en la vida ciudadana y el periodismo, sus tres logias congregaron
a unos 200 miembros que conformaron un tejido social. A ellas estuvieron adscritos
profesionales liberales, militares, propietarios agrícolas y hombres de la
cultura. Dos redactores de El Time
fueron masones y otras 17 publicaciones –entre 1866 y 1919- tuvieron directores
masones. La guerra civil dio el hachazo, requisada la imprenta que había sido comprada
en Londres, convertida en chatarra. En nuestro libro El Time y la prensa canaria en el siglo XIX. Masonería y liberalismo en
La Palma, publicado en 1990 (Cabildo
de Gran Canaria) y reeditado por Ediciones Idea, hemos aportado notas al
respecto. (3)
5 – EL PARQUE CULTURAL ISLAS
CANARIAS
El Parque
Cultural Islas Canarias sería una buena noticia para la comarca más poblada,
donde nos quejamos de la vetustez de la Casa de la Cultura y la carencia de un
espacio para teatro, conciertos, danza, exposiciones, debates. Contendrá un
auditorio polivalente.
Fui director del
Club Prensa Canaria, foro cultural de la ciudad de Las Palmas, y creo que el
Parque Cultural debería ser un espacio multidisciplinar e integrador donde
quepan los colectivos; el folklore, el rock y la música de autor; la producción
cinematográfica; la expresión teatral; las exposiciones de arte; los coloquios
sobre temas ciudadanos, todo lo que se mueva en la inquietud urbana y en la
creación.
La ciudad tiene
buenas perspectivas de desarrollo urbano y turístico ya que la costa occidental
disfruta más horas de sol. Finalmente, en la línea de María Victoria Hernández,
nos gustaría que el municipio se denominase Aridane, reservándose acaso el topónimo
Los Llanos para su centro urbano.
De estos temas
nos hemos ocupado en los periódicos digitales de la isla, fundamentalmente El
Apurón, La Palma Ahora y La Voz de La Palma.
CITAS
1)
En el libro La
Literatura y la Vida (Mercurio, 2015), páginas 225-230, Aridane: la infancia es la era de los
sueños. Pregón de las fiestas de la Patrona de 1990, dictado por el autor
en Radio Nacional de España en Canarias.
2)
Diario de Avisos, 3 enero 2018, artículo de
David Sanz:
https://diariodeavisos.elespanol.com/2018/01/rafael-fernandez-situa-la-obra-felix-francisco-la-tradicion-cultural-palmera/
3)
El Time y
la prensa canaria en el siglo XIX. Masonería y liberalismo en La Palma,
Ediciones Idea – Colección Universidad – Santa Cruz de Tenerife, 2007