Ese último mes del año se
despide en España con numerosos casos de violencia conyugal, Navidad es una
época de alto riesgo. ¿Por qué sucede esto en fechas teóricamente marcadas por
las celebraciones familiares, las cenas, los regalos, la alegría? Es una
tendencia cruel que se repite en los últimos años, y los psicólogos tendrían
que analizarlo. Son venganzas que se han ido cociendo en medio de la aparente
paz del hogar, y que estallan justamente con motivos de estas fiestas navideñas,
el momento para hacer mayor daño a hijos y antiguas parejas. Este final de año
ha sido particularmente significativo, con una explosión de casos.
Diciembre suele ser un mes
para la reflexión, para hacer balance sobre lo que ha sido el año y qué metas
hemos alcanzado, una Navidad más significa que nos queda un año menos. Es habitual que en esta época también pensemos
en aquellas cosas que queremos cambiar o conseguir en el nuevo año, ahora bien,
habría que preguntarse por qué muchas veces fracasamos. Un cambio de año
solamente es un cambio de fecha. Uno es la misma persona el 31 por la tarde que
el día 1 por la mañana, así que realmente cuando uno analiza al final del año
cómo ha sido nuestro paso por los últimos doce meses, debemos ser conscientes
de que nuestra voluntad flojea, y no somos capaces de afrontar los proyectos
hasta el final.
Se presenta un año doblemente
electoral, en mayo las municipales y autonómicas, y seguramente a finales de
año las generales, así que muchos se están frotando las manos: habrá costosas
campañas, se tirarán los trastos, todos se sentirán ganadores, cada cual con su
cuota de felicidad. Un amigo del PP me dijo no hace mucho: ¿por qué te
preocupas, Luis, si desde hace mucho tiempo yo percibo que el PSOE y el PP se
parecen tantísimo que casi son los mismos: meras maquinarias para gobernar? Sí:
los grandes partidos tienen intereses comunes, pero sobre todo lo que quieren
es perpetuarse en el poder.
Tengo
un amigo filósofo, Eduardo Sanguinetti, a quien conocí en Buenos Aires. Es un
idealista que escribe esto con motivo del año nuevo: “Ante la lógica de los
‘justos’, la ‘benevolencia’ impasible de los generosos y los ‘virtuosos’, junto
con la seriedad de los ‘teóricos’, se perpetra el despojo de derechos, la
expoliación de la vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y norma,
la vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a mano, paisaje
verídico, al que asistimos. El sentido popular, asimilado en sensibilidad y
ética, no ignora que la aldea global está envilecida tras el lucro, en cuyas
manos se concentra la riqueza y el poder de decidir sobre la vida de
comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el bienestar de hombres y
mujeres, solo ha provocado ha despertado los bajos instintos en un mundo que
expulsa a los valientes y premia a los mercenarios, los cobardes, traidores y
simuladores.”
Los argentinos, como ha dicho
Jorge Valdano tras el triunfo de su selección en el mundial de Catar, son un
pueblo sufridor de tantas catástrofes políticas y económicas que se remedian
con el fútbol. Son gente con orgullo y capacidad de supervivencia, pues a pesar
de tener tan malos gobernantes, y a pesar de los muchos recursos del país,
siempre están felices de mostrar ser lo que son: el orgullo patrio es
asignatura básica para posicionarse ante el mundo. Igual que a los brasileños,
el fútbol es la medicina santa que les cura todas sus depresiones cuando ganan
una Copa América y, sobre todo, cuando triunfan en un Mundial. Y los chinos
fabricando virus a toda pastilla, nuevas oleadas malsanas.
Nuestra libertad nos obliga a cada instante a comprometerse con ‘valentía’ y dignidad en ser y saber, de la irremediable lucha contra las fuerzas del odio, de la mentira, de la cobardía y de la avidez: de un pasado abolido, que se presenta una y otra vez ante nosotros en juego especular y trágico. Me ha permitido permanecer en sobrevivencia, conocer a seres que se acuestan sin comer y se levantan sin saber si comerán en el día que deben enfrentar. No lo ignoro, pues veo, siento y experimento las necesidades de la mayoría de hombres y mujeres que luchan o mueren en el intento de permanecer en esta mundo, donde deberíamos todos y todas tener nuestro espacio para permanecer, nuestro pan para comer y nuestro rol a cumplir, para hacer de esta existencia algo digno de ser experimentado.
Los sensibles humanistas iconoclastas, tenemos la mediana certeza, que esta vida es «algo» inasible, digna de ser experimentada en disfrute y placer, jamás una condena con fecha de vencimiento… Sólo me interesa saber que la vida debe ser ‘vivida’ como un milagro, no como un castigo. Ante la lógica de los ‘justos’, la ‘benevolencia’ impasible de los generosos y los ‘virtuosos’, junto con la seriedad de los ‘teóricos’, se promueve la indigencia de millones de seres humanos y se perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y norma, las horas muertas, la vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a mano, paisaje siniestro y verídico, al que asistimos.
El sentido popular, asimilado en sensibilidad y ética, no ignora que la aldea global está envilecida tras el lucro, en cuyas manos se concentra la riqueza y el poder de decidir sobre la vida de comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el bienestar de hombres y mujeres, solo ha provocado ha despertado los bajos instintos en un mundo que expulsa a los valientes poseedores de ideales e ideas y premia a los mercenarios, los cobardes, traidores y simuladores.
El hombre que se interroga sobre su destino está siempre solo, a cada instante él pierde o gana sin que haya ninguna referencia a alguna ley común. Todo destino tiene su ritmo, una ley de compensación equilibra los desastres. Las cosas se posan dulcemente delante de aquellos que no pueden verlas. El sol es un juguete para ciegos. No es necesario prever, no es necesario ver. Es necesario enterrarse en el corazón de la tierra: el diálogo nunca terminará…poder contentarse con una verdad más humilde, saber que para obtener antes hay que olvidar.
«Es necesario renunciar absolutamente, para ser absolutamente» he escrito en un capítulo de mi libro Alter Ego (Ed. Corregidor 1984). Es necesario también perseverar sin esperanza de victoria. El destino otorga su chance después de un largo periplo cercano a la muerte. Eso que pedimos con la mayor insistencia al destino, al final nos lo acuerda (el precepto queda verificado) pero nos lo acuerda más que cuando no lo esperamos más. Hay que desconfiar de las ventajas fáciles que nos ofrece un mundo que simuladamente abre sus puertas a todos los que obedecen… Pero alcancemos un estado de extrema felicidad que suprime por un tiempo la memoria de lo que jamás ocurrió. Nada se compara con el encanto de un hombre que no esconde ninguna de sus ideas y puede expresarlas sin la menor necesidad de ofensa, sino con naturalidad y gracia ‘suma’, este rol intento asimilarlo siempre, con la espontaneidad de la emergencia, en este fin de año, donde mi cumpleaños tiene espacio y lugar.
¡Feliz sobrevida! ¡Feliz vida!… Un 2023 posible… El año 2023 debe ser tratado con las urgencias de un recién nacido… Quizás, sin ser un gran visionario, intentaré hacer un pronóstico de lo que acontecerá en el tiempo por venir. Lógicamente, tomando como referencia los años transcurridos de este tercer milenio muy definitivo, en los fines impuestos por los poderes imperiales, a una degradada humanidad en su mayoría anestesiada y paralizada ante el potente devenir de una realidad, ya anunciada, desde la literatura, la filosofía, incluso el cine, a modo de una ficción que se ha cristalizado y se ha instalado en este planeta.
Este año 2023, no dudo, será un año de muchas protestas en todo el mundo… Protestas con razón y sentimiento de indignación y hartazgo por la injusticia imperante, instalada por todos los gobiernos, que parecen no mantener los principios de solidaridad, igualdad y fraternidad, en paz para sus comunidades… Hablo en estas líneas de la paz que sobrepasa todo entendimiento. No hay otra. La paz está concebida en principios de cese de hostilidades, de treguas, de pausas… La paz a la que me refiero no exige condiciones, ni mediadores, ni requiere de garantías… Es simplemente… Si es victoriosa, una victoria que descansa en el renunciamiento voluntario. Los gobiernos se han olvidado que han sido elegidos por sus pueblos, al menos es lo que parece y no por los banqueros o las corporaciones élite de los negociados y las estafas. ¿O no es así?… Entonces bienvenidas las protestas y las marchas en contra de la injusticia del consumo impuesto, por el bombardeo mediático permanente, de cualquier cosa que aliente a anestesiar, a lobotomizar, a perder la calidad de «ser»
Año 2023, sumados todos los números el resultado es 7. No está mal… ¿Será un buen año? ¿para quién? ¿importa?… Los budistas tienen una creencia, que comparto: no pensar en el pasado ni tampoco en el futuro. El pasado no lo podemos cambiar… Sobre el futuro no sabemos. Ergo… Hay que vivir el día a día, como diría Buda desde Sarnath, India, hace 2.500 años… Así que el 2023 vivámoslo día a día, disfrutando de esta existencia, sin molestar a los demás… Tratando en paz y silencio las urgencias más inmediatas de la humanidad.
¿Hemos de decir Felices Fiestas o
volvemos a la fórmula antigua de Feliz Navidad? El hecho de que seamos un
estado laico no tiene por qué invalidar tradiciones que forman parte de nuestra
memoria, de nuestra infancia, en definitiva, de los recuerdos. El alcalde Juan
Rodríguez Doreste, masón, además de socialista, lo explicaba así: “Me gustan
las procesiones de SemanaSanta, las
respeto porque son una manifestación cultural·”Lo mismo podría decirse de los nacimientos que abundan en nuestro país, aunque
parece que van a menos.
La Navidad es la fiesta más importante para
los norteamericanos, y rara es la película donde no aparece el arbolito con
papá Noel y todo el sentimentalismo que se le asocia. Esta figura rechoncha fue
ideada por un dibujante sueco al servicio de Coca-Cola en 1931 pero al cabo de
poco tiempo se convirtió en un icono universal. Lo vigente en los Estados
Unidos se implanta a escala planetaria. Aunque la figura histórica Santa Claus
tiene su origen en un obispo, Nicolás de Myra, que vivió en Turquía en el siglo
IV, su figura se recicló en Europa hasta que pasó a EEUU.
En los días navideños, muy
propicios siempre a los balances y a la nostalgia del tiempo ido, no es
actividad frívola contemplar algunas películas sobre la celebración de estas
fiestas en el país del séptimo arte. Todas son reiterativas, tontorronas, pueriles.
Las fiestas han de conmemorarse a lo largo y ancho del país conforme a pautas
muy tradicionales. El 25 de diciembre era una fiesta pagana en Roma, estaba
dedicada al Sol Vencedor pues desde el comienzo oficial del invierno la luz va
robándole minutos a la noche. Ahora la Navidad casi se ha desprendido de la
religión y casi aparece como una fiesta más, aunque en estos días nos acordamos
de la solidaridad y la filantropía, lo cual no excluye que la guerra de Ucrania
siga cobrándose víctimas inocentes para engordar el gigantesco negocio de la
producción de armas de la que también España se beneficia, por cierto que en
Zaragoza hay una fábrica de granadas de combate que ha agotado sus existencias
por la dichosa guerra. No en vano, también España es un exportador de
armamento.
Papá Noel, o Santa Claus, preside las
salas de estar y despachos que aparecen en los filmes como escenario por
excelencia de las actividades festivas. Aquella religiosidad de cuanto éramos
chicos ha ido siendo desplazado por el Viernes Negro, los ajetreados días de
compras, las cenas más o menos opulentas, los restaurantes a tope después de la
larga pandemia, las iluminaciones callejeras y los regalos caros. Pero, como
señal de los tiempos, ahora en estos días apenas se escuchan villancicos por la
radio, lo que suena es un maratón de reguetones. Esta Navidad trae mucha
incertidumbre y distanciamiento, despilfarro y pobreza. Pero toca otra vez el
Noche de Paz mientras en Ucrania siguen cayendo las bombas.
La gente de mi generación recibió
una educación marcada por el sentimiento cristiano, como diría Juan Rodríguez
Doreste, eran símbolos de nuestra cultura, de la educación recibida. No en vano
existía una asignatura denominada Historia Sagrada pues en cada curso había
Religión, que se acompaña de otras dos que llamábamos “marías”, es decir, Política,
o Formación del Espíritu Nacional y gimnasia. Esa memoria de la infancia nos
retrotrae a los nacimientos que de chico y hasta de adulto poníamos en un
rincón del modesto salón, dedicábamos varios días a prepararlo, y que no
faltara el alpiste que crecía pronto ni el río con papel de platina donde las
mujeres lavaban la ropa, que hubiera muchas ovejas, que los pastores se
movieran de aquí para allá. Por fortuna, todavía los ayuntamientos, los centros
comerciales y los cabildos montan belenes en estos días, y es de agradecer.
Lo dijo Gabriel
García Márquez y lo repitieron otros muchos: el periodismo es un hermoso oficio,
que en España tuvo su apogeo en los años de la transición, cuando la prensa era
realmente el cuarto poder, el Parlamento de Papel donde se expresaban los
deseos de tolerancia y convivencia tras la larga dictadura. Ante la falta de
libertades, los editorialistas y los lectores se acostumbraron a profundizar en
el debate de las ideas, en aquellos años setenta todo estaba por hacer. Era un
tiempo de construcción, era la venida de la democracia tan esperada en la
interminable postguerra.
El periodista ha de
involucrarse en situaciones complicadas, cuando yo era muy joven y tenía que
hacer mucha información en la calle porque no había ordenadores ni móviles
pensé que para curarse de una bajona había tres cosas imprescindibles: 1)
visitar un centro psiquiátrico, aquello que llamábamos manicomio, 2) visitar un
hogar de ancianos, lo que entonces se denominaba un asilo, 3) visitar una
cárcel. Eran tres experiencias sanadoras, curativas, que sin duda se podrían
incrementar con la visita a un hospital donde encuentres a un amigo que ya se
encuentra en un estado terminal e irreversible. En esas situaciones sin duda apreciabas
el desgarro de la condición humana, lo efímero de nuestro paso por este
planeta, asumiendo esa condición de debilidad y desgracia con la que podemos
encontrarnos a la vuelta de la esquina. He de añadir que, cuando hacía reportajes
de calle, tuve la experiencia de realizar esas visitas poco gratificantes pero
muy aleccionadoras.
Ahora mismo el
periodismo no se encuentra en sus mejores momentos. Se trata de una carrera
humanística en la cual existe una gran saturación de profesionales y una
escasez de salidas profesionales. Escribir en periódicos ya no es tan
frecuente, y conseguir que te paguen un salario justo es menos frecuente
todavía. Hay una televisión gritona en la que muchos tertulianos se
autoproclaman periodistas y escritores, cobran dinerales por exclusivas
perversas, y los tertulianos no tienen inconveniente en desnudarse en cuerpo y
alma para satisfacer los chismorreos de las masas. Desde que se ha impuesto el
modelo de los reality shows todo está contaminado por ese afán de conocer la
vida de los famosos y famosillos.
La pandemia ha sido
una puñalada trapera para la difusión de los periódicos en el formato
tradicional de papel, para colmo ya en Canarias los periódicos de una isla no
pueden viajar a la otra. Así que todos y todas hemos de acostumbrarnos a la
lectura digital, que proporciona una especie de esqueleto del periódico pero
que no es todo el periódico. Cómo no añorar aquellos desayunos en los bares
cuando la gente se pasaba el periódico de una a otra esquina, ahora cuando veo
a algún sesentón con un periódico de papel en la mano me entra un sentimiento
de nostalgia.
En nuestro caso
particular, periodismo y literatura han ido de la mano desde que cumplimos los
20 años y, siendo todavía alumno de la sección de la Escuela de Periodismo de
la Universidad de La Laguna, nos integramos en redacciones de diarios de
Tenerife primero y de Gran Canaria después. Han sido dos vocaciones paralelas,
y ahora en el libro Ida y vuelta. Crónicas de tiempos revueltos, de
Mercurio Editorial, un voluminoso volumen de 460 páginas, se puede comprobar
una selección de cien artículos. El análisis de la cultura y la sociedad
constituye el grueso del texto, que ha cuidado con su estética habitual Jorge
Liria, el gran editor de Canarias.
Casi siempre he
escrito columnas periodísticas, de mayor extensión o mayor brevedad. Ahora
escribo más corto y, evidentemente, no vasgustarle siempre a todos los lectores porque cada cual tiene sus propias
ideas y hace sus propios análisis. Pero aquí estamos, y nuestro propósito es
continuar mientras el cuerpo aguante.
ARGENTINA CAMPEÓN DEL MUNDO... ÉPICA DE LA SELECCIÓN ARGENTINA... GRACIAS GLORIOSA "SCALONETA"... SON LO MÁS DIGNO TALENTOSO Y EJEMPLAR... HICIERON HISTORIA... SON LEYENDA... GRACIAS MUCHACHOS POR ESTE REGALO QUE NOS OTORGARON CON FUERZA CORAJE 26 LEONES EJEMPLARES UNIDOS SIEMPRE ARGENTINA CAMPEÓN DEL MUNDO... ÉPICA DE LA SELECCIÓN ARGENTINA... GRACIAS GLORIOSA "SCALONETA"... SON LO MÁS DIGNO TALENTOSO Y EJEMPLAR... HICIERON HISTORIA... SON LEYENDA... GRACIAS MUCHACHOS POR ESTE REGALO QUE NOS OTORGARON CON FUERZA CORAJE 26 LEONES EJEMPLARES UNIDOS SIEMPRE
El escritor y periodista palmero presenta el libro mañana en la Biblioteca Pública del Estado | El volumen engloba un centenar de artículos periodísticos
El escritor y periodista Luis León Barreto. | | LP/DLP
El escritor y periodista Luis León Barreto (Los Llanos de Aridane, 1949) presenta su libro Ida y vuelta. Crónicas de tiempos revueltos (Mercurio Editorial, 2022), que reúne un centenar de artículos periodísticos escritos y publicados en los últimos años. El autor presentará la publicación mañana, a las 19.00 horas, en la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas, en la capital grancanaria, acompañado por Javier Durán, redactor jefe de LA PROVINCIA.
Luis León Barreto publica ‘Ida y vuelta. Crónica de tiempos revueltos’
Se trata de un amplio volumen de 460 páginas, dividido en tres bloques temáticos y escritos antes de la pandemia. El primero versa sobre los «Temas vivos», como lo define el autor; seguido del epígrafe «Cultura y sociedad»; y un tercero titulado «Otros mundos».
En palabras de su editor, Jorge Liria, Ida y vuelta. Crónicas de tiempos revueltos recorre «un relativamente largo periodo de casi tres años en los que el mundo revuelto del que nos habla León Barreto ha sufrido un revolcón drástico de consecuencias todavía incalculables. Pero es precisamente la visión crítica del autor la que coloca a esta obra en la actualidad más exigente. El paso del tiempo, tres años, y el periodo convulso vivido, no le resta al libro ni una sola palabra, lo que le confiere su gran valor y dice mucho del escritor y periodista que lo ha escrito».
En cuanto a su trayctoria, León Barreto es autor de 28 libros, fundamentalmente, novelas, cuentos, ensayos y novela negra. Licenciado en Periodismo, fue subdirector de LA PROVINCIA y director del Club LA PROVINCIA. También ha sido designado Hijo predilecto de la isla de La Palma e Hijo adoptivo de Telde. Entre sus premios literarios y periodísticos desfilan el Julio Tovar en 1970, el Benito Pérez Galdós en 1976 y el Blasco Ibáñez en 1981. Entre los periodísticos, el Leoncio Rodríguez, de El Día; el Víctor Zurita, de La Tarde, y el León y Castillo, del Cabildo de Gran Canaria. Las espiritistas de Telde, su obra más conocida, ha sido traducida al rumano, alemán, inglés, italiano y francés.
El propio León Barreto se define en su blog como un «autor realista», aunque considera que «en la realidad entran muchas realidades y la escritura es una salvaguarda para sentirse bien, permite crear mundos propios, la literatura es una cata en el misterio de la vida. Todos somos insulares, seres aislados en la inmensidad del cosmos, buscando la esperanza, el sentido de la existencia».
Deber de memoria. Delito de silencio. "¡Nunca más discriminación! ¡Nunca más hambre! ¡Nunca más fondos reservados! ¡Nunca más prensa rentada! ¡Nunca más al gatillo fácil! Hay que empezar por los últimos Esto es un desastre social Basta de privilegiados" Palabras de Alberto al asumir la presidencia ¿Ha cumplido este sociópata?...
Y ahora les comento a quienes no desean leer mis comentarios que Holanda país pirata desde siempre, con una reina cipaya tilinga argenta hija de funcionario de dictadura que con la platita nuestra, le pagó estudios en USA donde conoció al príncipe alcohólico, renunciando a su ciudadanía... Holanda reino histórico de la pornografía, esclavitud y prostitución... Y se preguntarán qué tiene que ver lo que manifiesto con la vida... Sólo decir la verdad tan temida por los trepadores aspiracionales entregando hasta lo que no tienen por pertenecer al mundo de la ignorancia y la frivolidad cocinada en microondas, creyendo que son lo que jamás serán seres en el más estricto sentido ontológico de la palabra... basta leer la rentada prensa mercenaria mafiosa argentina de hoy, para conocer a los siniestros cobardes y antipatria que escriben en los pasquines...
Conozco Holanda, el novedoso nombre: Países Bajos, con el que lo bautizaron, no lo tomo... me quedo con Holanda, país que ha vivido de ser comerciante de esclavos durante siglos... ¿Lo sabían?... puerto de intercambio de favores con otros piratas que conforman la UE.
No vengan a intentar aprovecharse de la buena voluntad de los argentinos bien paridos, pues no habrá retorno. La misma letra contra nuestros jugadores de parte de medios españoles, mexicanos, chilenos y en Clarín y La Nación. Soy un argentino que ama esta tierra, no pertenezco ni he pertenecido a ningún partido político en mi vida, no soy negociable por y para nada ni nadie. No me agradan los que defenestran a nuestros talentos y sobre todo ignoran que somos un país que desde hace 200 años desea soberanía, negada por gobiernos sociópatas de incapaces y delincuentes. Instalar equidad, independencia, solidaridad en austeridad con dignidad creo debería ser el horizonte a alcanzar de todo un pueblo.
El idioma español experimenta en la península ibérica una gradación del norte hacia el sur que tiene en las islas Canarias su última escala antes de partir hacia América. El español americano es hijo del canario, pero el canario está a medio camino entre el peninsular y el del que fuera llamado Nuevo Mundo. El habla de los españoles del sur y de los que iban y volvían de América es la mezcla que configuró solo parte del acervo cultural de los canarios; solo parte porque el mestizaje en el archipiélago fue mucho más amplio. Se calcula que en el siglo XVI ya había miles de africanos procedentes de Marruecos o Mauritania, además de esclavos negros subsaharianos. Todos ellos trajeron consigo su cultura y sus costumbres. La personalidad de ese pueblo mestizo y criollo luego fue también muy influenciada por diferentes visitantes europeos, de flamencos a genoveses, hasta que los británicos dejaron una gran huella, como prueban las iglesias anglicanas y el cementerio inglés de Gran Canaria. Todo capas de identidad que se iban sedimentando sobre la cultura de los moradores aborígenes, el pueblo guanche.
Hoy, la hegemonía cultural llega a través de las pantallas. De Walt Disney a Netflix, la colonización cultural anglosajona ha ido haciendo tabula rasa de las culturas milenarias no solo de Canarias, sino de todas las naciones. Los cuentos, las canciones, la tradición oral y, a menudo, la idiosincrasia son modulados por las grandes multinacionales del entretenimiento, cuando no, directamente, erradicados. En la comarca teldense, uno de los vestigios del pasado mestizo son las cruces, aunque cada vez hay menos, muchas de ellas han desaparecido al ser derribados los edificios en los que estaban. Gran parte de estas cruces, lógicamente, tienen su origen en decisiones de la Iglesia, pero otras tantas responden a costumbres populares o a la creencia en milagros. Las motivaciones para colocarlas son infinitas, desde la guerra civil a los accidentes de tráfico, pero su profusión ha dado a Telde fama de leyenda, de tierra de brujas. No es extrañoque se le cuente eso al visitante. Todas esas cruces sobre las casas y en los caminos eran o son una defensa contra las brujas.
Las leyendas no son ciertas, pero suelen basarse en hechos fehacientes. En el archivo de la Inquisición de Canarias, que se encuentra en el Museo Canario de Las Palmas, hay referencias a actuaciones del Santo Oficio no solo por los cultos de la población musulmana y judía, sino también por las oscuras prácticas de hombres y mujeres a los que se acusaba de delitos de brujería. Entre 1550 y 1750, estos procesos fueron abundantes en Canarias. No obstante, según el estudioso del folklore canario Lothar Siemens, la brujería como tal fue marginal. No existieron ceremonias como los aquelarres vascos ni cultos al demonio, como hubo en otras latitudes, pero sí «hechos vagos», tales como reuniones al caer el sol o vuelos nocturnos de mujeres que se habían puesto en los sobacos una pomada maloliente. Según consta en la documentación, en El Brezal, entre los Altos de Guía y Moya, se elevaban al grito de «¡Arriba, arriba, sin Dios ni María!».
También se invocaban diablos para conseguir la atracción de algún hombre o averiguar cómo sería el rostro de un futuro marido. Podían comer una mezcla de sesos de burro con semen o sangre menstrual para volver fieles a maridos de conducta licenciosa; si el conjuro era amoroso, atravesaban con alfileres excrementos de camello amasados con gofio.
Los primeros procesos estarían, generalmente, dirigidos a moriscas y gitanas del sur de España. En 1662, un expediente contra María del Rosario, alias Brito, acusaba a esta mujer de hechicería. La testigo del caso aseguró que, para conseguir el amor de un hombre, le recomendó ponerse los dedos en los ojos cada vez que lo viese y, dando patadas en el suelo, pronunciar:
Con dos te veo
y con cinco te encanto,
la sangre te bebo,
el coraçón te parto,
que hagas lo que te mando,
como mando la suela
de mi çapato.
Parece un juego de niños, pero la Brito también fue acusada de «hilar y hazer esteras y escobas para sustentarse», aunque lo más relevante está en el uso del zapato. En otros casos, esta alusión es frecuente no solo para conquistar hombres, sino para invocar al mismo diablo. Ya que, en la creencia esotérica de entonces, se consideraban el golpe en el suelo y la palmada una forma de librarse del bien para invocar al mal y al amor adúltero o ilícito. No por casualidad Siemens proponía que se reconsiderase el significado de los bailes hispanoportugueses, ricos en zapateados y palmas.
Más adelante, el 12 de marzo de 1653, se registra un caso que revestía mucha más gravedad. Tres mujeres bailaban bajo la ventana de otra con la intención de arrebatarle a un niño al que acababa de dar a luz. Los casos de vampirismo brujeril con criaturas no bautizadas eran abundantes. La superstición de tapar todas las rendijas de la habitación donde duerme un niño no bautizado para que no entren brujas llegó hasta el siglo XX. De hecho, esos bailes eran habituales para espantar a las brujas, aunque, en el caso denunciado a la Inquisición, las tres mujeres pretendieran ocultar sus intenciones participando en esos rituales.
Los pastores ovejeros de la isla tuvieron pánico a estas mujeres hasta hace pocos años. Las supersticiones los obligan a, si salen de pastoreo nocturno, llevar consigo ovejas negras, pues estas son las que los protegerán contra las brujas y el diablo. Otra costumbre es no ordeñar ni beber leche de cabra entre las doce y la una porque esa es la parte del día en la que estas mujeres adoptan la forma de estos animales y, si se cae en el engaño, lo que se bebe no es leche, sino orines de bruja. A Siemens, quienes habían visto a estas brujas le aseguraron que no iban desnudas, sino con un fino ropaje transparente que dejaba entrever bien sus desnudeces. Es fácil encontrarlas caída la noche, se las puede escuchar reír y cantar:
De Francia semos,
de Roma venimos:
hace un cuarto de hora
que de allá salimos.
Racimo de uvas,
racimo de moras:
¿quién ha visto dama
bailando a estas horas?
Lo que no logró Siemens, que también era musicólogo, fue que le diesen la melodía de esta canción. «Las brujas cantan esto con la música que le quieren poner…», le dijeron. La cuestión de fondo es mucho más prosaica, todas estas tradiciones forman parte de tabús y tienen esa aura clandestina, no tanto oscura, porque hacían referencia a la prostitución rural, envuelta lógicamente en secretismo y recelos de toda clase.
Específico de la zona de Telde y también del norte de Gran Canaria era el baile del gorgojo. Se ejecutaba en parejas, formando un cuadrado de dos hombres y dos mujeres. Se celebraba en reuniones sociales. El atractivo estaba en que el ritmo de la música se iba acelerando poco a poco hasta que, llegado un punto, tropezaban unos con otros, algunos se caían, y a las mujeres se les soltaban las faldas…
El gran escritor Luis León Barreto, al explicar el mestizaje de la isla, aludía al baile del pámpano roto. «Un baile africano típico, de mucha excitación sexual, perseguido por la Iglesia». Otro gran divulgador etnógrafo, Manuel Garrido Palacios, reflejó así, con más precisión, cómo le explicaron en el barranco de Guayadeque en qué consistía dicha danza:
El pámpano roto era una danza-juego en la que las mujeres colgaban de su cintura pámpanos de ñamera de modo que vinieran a taparle la zona púbica, hojas que el hombre tenía que romper con su pene erecto. Así de simple, aunque Luis me rectifica: «No solo en el vientre; también se las ponían por detrás». Pregunto si la danza la hacían desnudos y escabullen respuesta: «Lo que busca viene de sabe Dios, no vaya a creer». Pero concluye: «Si vamos a lo que vamos, el papel del hombre era demostrar su fuerza rompedora».
En su obra más importante, por la que recibió el Premio Blasco Ibáñez en 1981, Las espiritistas de Telde, Barreto introdujo un personaje, Juan Camacho, que encarnaba un fenómeno típico del lugar, el del emigrante que volvía de América. En esas idas y venidas, América aportó a Canarias el espiritismo, la santería, el candomblé brasileño, el vudú y la macumba. Muchos canarios emigrados habían trabajado cortando caña de azúcar hombro con hombro con los africanos. En esa convivencia no solo se produjeron intercambios culturales, también afectivo-sexuales. De esta manera, las prácticas esotéricas originadas en África llegaron a Canarias dando la vuelta al mundo, recorriendo el camino más largo posible.
En el libro de Barreto, estas supersticiones se comparaban con las gallegas. Esto le decía el redactor jefe al periodista protagonista de la novela cuando lo enviaba a Gran Canaria: «Sabes que allí, como en Galicia, hay una verdadera cultura popular en torno al curanderismo y los asuntos de brujas». Se cita el Llano de las Brujas como un lugar donde las monjas enloquecían, abjuraban de Cristo y se entregaban al señor de las tinieblas. Aunque, pasadas las décadas, lo que ha trascendido del pozo de este paraje es que en él se encontraban los restos de sesenta y cuatro desaparecidos de la guerra civil.
En este contexto, la obra presentaba a una familia, los Van der Walle, que tenía como guía espiritual a Camacho, que había regresado de Cuba. Esta familia conservaba su apellido intacto, aunque la mayoría acabaron castellanizados. Los Van Damme fueron Bandama; los Artils, Artiles; Mc Kean, Machín, y Proudhomme, Perdomo. Había una realidad histórica innegable. En los años treinta existían en Canarias cuatro centros de investigaciones teosóficas permitidos por la dictadura de Primo de Rivera. Como explicó Barreto en sucesivas entrevistas, el entorno en el que planteó la situación de esta familia era el de un Telde en el que había un setenta por ciento de analfabetismo. Apenas había escuelas, ni siquiera luz eléctrica. Telde era pobre y atrasado, como podían serlo muchos pueblos sicilianos en aquellos albores del siglo XX. La paradoja era que a esos centros espiritistas quien acudía no era el vulgo ignorante, sino la clase alta. La buena sociedad de la época se entretenía con esas diversiones, explicaba el autor.
Con su obra, Barreto marcó un nuevo punto cardinal en el sur universal que pergeñó Faulkner. Ese tan reconocible en las regiones rusas como en el sur estadounidense; en Irlanda como en Turquía. El Santuario faulkneriano era perfectamente asimilable a Telde, en Gran Canaria, donde una familia en el curso de este tipo de encuentros espiritistas acaba tomando la decisión de asesinar a una de sus hijas después de la muerte de su único hijo varón. Un sacrificio ritual, pero en el que el periodista que investiga el caso en la novela intuye un incesto previo entre los hermanos.
El asesinato que ocurrió realmente y en el que se inspiró Barreto ha sido calificado como el primer crimen esotérico de España. Un suceso con tal impacto que logró que todas las viejas leyendas de brujería, hechizos y magia negra de la isla recobraran una macabra importancia. En la familia, el padre, Francisco Valido, era herrero, y su mujer, Aurelia Calixto, y sus hijas eran costureras. Trabajaban en casa. El único varón, Fernando, enfermó de tifus. La medicina no logró que mejorara, y la familia, desesperada, empezó a recurrir a un curandero.
Los rituales tampoco lograron salvarlo y murió. De pronto, una de sus hermanas, Candelaria, empezó a actuar como médium que podía comunicarse con el espíritu de su hermano. Tras días de ayuno y sesiones de espiritismo, Candelaria anunció que su hermano, para poderse sentar a la derecha del Padre, necesitaba un sacrificio. La familia eligió a la más pequeña, Carmen, que logró escapar cuando intentaron estrangularla. La médium, en ese momento, dijo que los espíritus habían escapado del cuerpo de Carmen y ahora estaban dentro del de Aurelia. Para sorpresa de los investigadores, esta hermana aceptó dócilmente su destino.
Se sentó voluntariamente en una silla, fue atada con un rosario, recibió multitud de golpes con palos y cañas, pero lo que acabó con su vida fueron los dos centenares de incisiones que le hicieron con una lezna, una aguja de hueso de diez centímetros que empleaban en su trabajo como costureras. La mayor parte de los cortes se los hicieron en los pies. Es en este detalle donde se cierra todo el círculo de creencias esotéricas. Eran los guanches, los aborígenes canarios, los que pensaban que los malos espíritus entraban en los cuerpos por los pies.
Todo se produjo en la calle de Juan Diego de la Fuente, pero el edificio donde estaba su casa fue derribado años atrás. El testigo más evidente es la cercana iglesia de San Gregorio, del siglo XIX, de un precioso neoclásico, y una talla de Nuestra Señora de los Dolores. Cabe preguntarse si esa familia no emuló el martirio de la Virgen. La estatua que veían cada vez que asistían a misa, obra de Silvestre Bello, es una Mater Dolorosa apuñalada con un estilete. Fuera de estos muros blancos, en la misma calle, bancos, tiendas de telefonía y centros de belleza nos muestran que los dioses paganos a los que adorar ya han sido relevados por otros.