lunes, 22 de marzo de 2021

Luis Arencibia (74 años), escultor canario en Leganés

 Luis Arencibia, escultor grancanario establecido en Leganés, Madrid, nos ha dejado a los 74 años víctima de un cáncer. Compartimos momentos, lo pusimos en contacto con artistas canarios residentes en la capital. Escribimos el ensayo "El Neptuno de Melenara", sobre su gran escultura en la playa teldense del mismo nombre. La fotografía recoge un instante de la presentación que hicimos en la Casa-Museo León y Castillo de Telde sobre el libro "Locos", escrito en colaboración entre Leopoldo María Panero y el propio Arencibia. Descanse en paz el amigo.

3 poemas de Adam Zagajewski, premio Príncipe de Asturias, fallecido ayer



Habla más suave

Habla más suave: eres mayor que aquel
que fuiste tanto tiempo; eres mayor
que tú mismo y sigues sin saber
qué es la ausencia, el oro, la poesía.

El agua sucia anegó la calle; una tormenta breve
sacudió esta ciudad plana, adormecida.
Cada tormenta es un adiós, cientos de fotógrafos
parecen sobrevolarnos, inmortalizar con flash
segundos de miedo y pánico.

Sabes qué es el duelo, la desesperación
violenta que ahoga el ritmo cardiaco y el futuro.
Entre extraños llorabas, en un moderno almacén
donde el dinero, ágil, sin cesar, circulaba.

Has visto Venecia, y Siena, y en los lienzos, en la calle,
jovencísimas, tristes Madonnas que ansiaban ser
muchachas normales y bailar en carnaval.

Has visto incluso pequeñas urbes, nada bonitas,
gente vieja extenuada por el sufrimiento y el tiempo.
Ojos de santos morenos brillando en iconos
medievales, ojos ardientes de bestias salvajes.

Entre los dedos cogías guijarros de la playa La Galere,
y de pronto sentías por ellos una inmensa ternura,
por ellos y por el pino frágil, por todos los que allí
estuvieron contigo y por el mar,
que aunque potente, es tan solitario.

Una ternura inmensa, como si fuésemos huérfanos
de la misma casa, para siempre apartados los unos de los otros,
condenados a breves momentos de visitas
en las frías cárceles de la actualidad.

Habla más suave: ya no eres joven,
el éxtasis ha de pactar con semanas de ayuno,
has de elegir y abandonar, dar largas

y hablar extensamente con embajadores de secos países
y labios cuarteados, has de esperar,
escribir cartas, leer libros de quinientas páginas.
Habla más suave. No abandones la poesía.

Oda a la suavidad

Los amaneceres son ciegos como gatitos.
Las uñas crecen confiadamente, aún
saben qué tocarán. Suaves
son los sueños y la ternura como niebla
suspendida sobre nosotros, igual que la campana de Sigismundo
antes que el frío la abrazase.

Vaporetto

En el bolsillo de la cazadora encuentras
un pasaje azul para el vaporetto
(il biglietto, non cedibile).

El billete azul, poco mayor
que un sello de la República de Togo,
te promete un cambio, un viaje.

Se derrite la laca en el recuerdo,
se deshiela la almendra de la nieve alpina.
Ahora puede empezar la expedición.

Estás en Texas, en la tierra llana,
entre los robles eternamente verdes,
que no recuerdan nada.

Por canales estrechos navegarás
con !»alemas, a contracorriente;
y hallarás glaciares y grisura.

El billete reza: corsa semplice,
pero no menciona el desierto,
la monotonía del gravoso mar,

el deseo, el aduanero malicioso,
que no te espera sólo a ti,
islas de indiferencia y de cenizas.

Navegarás largamente. Quizás llegues
allí donde descansa el erizo de Venecia,
agua, encajes y oro.

Quizás llegues allí donde se alzan
las rojas torres de Venecia, torres fieles,
agujas de un compás perdido en el océano.

Traducción de Elzbieta Bortkiewicz

domingo, 21 de marzo de 2021

Un poema de Rosario Valcárcel, en el Día Mundial de la Poesía



Cuando hacemos el amor de madrugada

el frío se consume y la habitación en llamas 

jadea como el bramido de un volcán 

que emana recuerdos amarillentos 

esculpe corazones. 

Aleja la muerte. 

Cuando nos abrazamos en la penumbra

tu aliento se pliega con el mío, el sabor 

de alisios libertinos agita el placer, 

se derriten las penas y los rencores. 

Se olvida todo. 

Cuando me estrechas y te estrechas 

los espíritus diabólicos se disfrazan, 

escucho mi zambullida, las corrientes 

dormitadas. Vuelve la calma. 

Se olvida todo.

(De  "Himno a la vida")

lunes, 15 de marzo de 2021

Respuestas literarias a esta época de crisis



Por Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta (Buenos Aires)

"Tratar en paz y silencio las urgencias más inmediatas de la humanidad" De mi nouvelle Morbi Dei (Ed.Corregidor,1985)

Viejo transeúnte de búsquedas en los caminos de la historia de la cultura y el rastro de sus hacedores, resulta agradable, en ciertas ocasiones, mostrar y señalar, sin remisiones ni alternativas, la continuidad escandalosa de estafas que nos presentan, los hacedores de realidades perturbadoras de genio y de idiotez, devenida en crónica de encuentros clandestinos con el "deber ser" y encuentros comprometidos con allegados a la farsa reinante... compromisos políticos presentados como el ideal del milenio, eminentemente destinados a ser verdugos de una sociedad que permanece en estado de incertidumbre insoportable.

Tragedia de un tiempo deplorable, de actores y espectadores intercambiables en sus roles de marionetas de un destino que se remite a una puesta en escena multiforme de la 'contramemoria', que ratifica la pérdida de unicidad y veracidad, en permanentes formas de representación de lo real presentes en un metalenguaje excluyente.

En el amplio entramado de discursos apócrifos de la contemporaneidad, pueden reconocerse, como paradigmas innegables, los relatos que, desde la ficción, indagan, representan la realidad oculta, mediata e inmediata de una Argentina decadente.

Si sobre el filo de la revolución de 1789, un incendiario como lo ha sido el Marqués de Sade, proclamaba todavía: "¡Franceses, un último esfuerzo si queréis ser libres!", para mí, ya no hay esfuerzo que valga 230 años después. Todo se ha perdido irremisiblemente y sólo queda la puerta estrecha de las buenas intenciones del colaboracionismo con la mentira elevada a símbolo, de ninguna fe y el camino a la cloaca.

Comienzo por ser sincero conmigo mismo, una práctica habitual, para nada deleznable y que, a fuerza de husmear en los basureros de este sistema, de esta sociedad y en las zonas más viscerales y reprimidas de la conducta humana, acabó con romper con todas las barreras, prejuicios y convenciones que pesan sobre la forma de representación del mundo y del hombre... impuestas por la moral habitual, las buenas costumbres de una comunidad hipócrita y cobarde que se asimila a cualquier propuesta impuesta por personajes clausurados por la dignidad y la ética, en franca retirada de nuestras prácticas de vida-sobrevida.

No deseo que nada falte en mi desengañada enunciación de suciedades que propongo, a modo de lograr un efecto revelador en mentes anestesiadas, dormidas, en el cuadro milimétrico, de una civilización en caída libre, expoliadora, ni la autopsia minuciosa de las instituciones, la religión, la familia, la amistad, el proxenetismo, el amor y el papel de cierta ciencia, entrevista ahora como un mundo de tedio y putrefacciones lentas, de delirio frío y razonado.

En este proceso revelador que propongo, en la que imputó a la suprema grosería de políticos de ocasión, intelectuales de 'patisserie', artistas conmovedoramente espantosos, infiltrados a conveniencia de mercachifles destructores de la cultura, hoy devenida en una construcción escatológica, de la razón burguesa, tan afín al espíritu de la sociedad argentina, inconciliable con la verdad, representando torpemente el rol de enunciadores del discurso vacuo que ha sentado reales en una Argentina réproba, relegada a la zona de lo "innombrable".

También mi obra, es 'clave', para una generación traicionada, condenada al ostracismo más feroz, pero a la vez constituye una revelación, para muchos sórdida y anonadante, de que los "grandes principios" tan proclamados en discursos anodinos de gobernantes "á la carte", o por informantes de trama mafiosa de medios censores y criminales, son moneda falaz y maleable, en un mundo en que los valores humanísticos, se derrumban sin alternativa posible de ser salvaguardados.

Las respuestas literarias o los caminos que se abren a esta situación de crisis, serán múltiples: el "acto gratuito" de "Las cuevas del Vaticano" (1914) de Andre Gide, el 'honor' frío e ingobernable de "La metamorfosis" (1917) de Kafka, la 'oscuridad' y el carácter disolvente de la "Tierra baldía" (1922) de T.S.Eliot, la fractura del "Ulises" (1922) de James Joyce, la visión fantástica en la "Invención de Morel" (1940) de Adolfo Bioy Casares, las exploraciones de los surrealistas y la actitud subversivamente coherente de poetas como Boris VianRené Crevel y Antonin Artaud, o bien ese tumulto de lirismo, euforia, nihilismo, visión degradada del mundo, pesadillas, humor, sinceridad, pasión, exaltación, epifanías y candor que estalla en mi nouvelle "Morbi Dei" (1985), iniciación vital de un excluido, cual prólogo intentado de una vivisección cruenta que pone de manifiesto los mecanismos más íntimos de la condición humana.

martes, 9 de marzo de 2021

6 poemas de Verónica García (Gran Canaria)



PEQUEÑA MUESTRA DE POEMAS

Besos que dan asco

Este es un tiempo de faroles bajo el puente,
de besos que dan asco y aceite que fluye
hasta el sí de la mirada.

El río está seco pero inunda los trigales.

Sé romper la pared con la cabeza
y desnudarme junto a los grafitis
sin respirar.

Mi corazón es un libro
que quiere ser leído, insiste en espera
de un martillo que rompa tu coraza.


Olas en celo

Desde tu ventana una bola de fuego se escapa,
la veo ascender, alejarse,
apacigua sus llamas quemando los árboles,
su luz en el callejón será tormenta mañana.

Nado sobre olas en celo

un incendio de agua besa mi locura.


Veneno

Consulté con la Mantis Religiosa, quise aprender su lenguaje,
estar a la altura de tus exigencias.

Me esmeré en darte veneno, inventé un infierno contra tu lluvia ácida.

En tu boca la Mantis probó la locura

desistió

¡Pobre Mantis drogada!


Monoloco

Hay un guión escrito en los andamios
entre hierro fundido y ventanas rotas,
habla de un mono loco que descansa
al borde de lo irreal y se deja caer
sobre los cuerpos que arden.

Monoloco que estás en fuego de nadie

¡Déjame en paz!



Sin pedir permiso

Por Gigoló, por sádico,
por monstruo te amo.

Porque me das
y tomas lo que quieres
sin pedir permiso:
mejor que morir de celos
o intentar curarme.



Sol ficticio

No soporto la terapia si me obliga a dejarte,
no quiero ver la luz al final del túnel,
mis ojos están acostumbrados a la penumbra.

Construí un castillo de arena y me aferro
a él a pesar del vaivén de la ola,
no quiero ver el fondo, prefiero la superficie
deslumbrante de este sol ficticio.

Mejor sería borrar tu contacto, no verte más,
tirar la rosa del delirio, pero dejo la terapia.

lunes, 8 de marzo de 2021

5 poemas de Alba Sabina Pérez (37 años, Tenerife)



Pentti en otoño

 

Debería haberme dado cuenta

de que hoy estrían los versos de Pentti

se encaraman a la obviedad y cojean

heridos

por la pertinencia del otoño.

 

Hubo un tiempo, Pentti,

en el que tú y yo estábamos seguros

de nuestro debate solitario

y de nuestra posibilidad

de encontrar lo que definía

la celebración de la vida.

 

Y ahora, sin ello, ya sin ello,

soy, yo al menos Pentti,

como un viento vespertino

al que todavía nadie hace ningún caso.

 

Me formé en la noche y lo intenté,

quise decir algo y fui solo una extranjera.

 

Hoy, asomados todos los otoños

y cada una de las primaveras,

Pentti, acércate a revelarme

cómo volver a tus intuiciones

quedan en mí solo, a estas alturas

deseos vagos de conjugar una sombra

con la lentitud de tu descanso.

 

Sweet kid

 

Sweet kid, te has teñido el pelo de negro.

Ya no te pareces a la niña

Que sostenía la taza hasta mi mesa

En el bar de tu padre,

Cuando tu padre clavaba el toldo al suelo

Sin camiseta en las tardes diáfanas

Sin camiseta cuando yo pasaba

Hacia la barra a recoger mi té.

Los días de verano hacia la barra

Y tú corrías, rubia, sweet kid,

Tú corrías hacia mí,

Lejos de la gente, y te mentías,

Te decías que el tiempo era

Un reloj grande y ligero

Que tenía cuerda y lloraba en invierno

Y que tu padre tenía la camisa puesta

Y que tú tenías el pelo como yo.

 

Sweet kid, te has teñido el pelo de negro

Y tu padre ya no está

Tu padre es ahora un novio grande

Que se sienta a la mesa con un amigo

Y ríen y toman té, y son rubios

Y ellos te quieren los dos

Y se podrían llamar Jules et Jim

Pero no se llaman nada, solo tú

Los llamas Soñadores

Y se retiran por la tarde.

 

Pero tú, cubriendo tu cabello rubio

Sweet kid, cubriéndolo de negro,

Que se resquebraja cuando lo mojas

Cubres la luz que recuerdo

Cubres los abrazos que recuerdo

Cuando todos éramos más altos que tú

Y tu padre aún existía

Y todos traíamos su camiseta

Que volaba por la terraza

Porque el viento soplaba

Aunque hiciese mucho calor.

 

Y tú, sweet kid, siempre con tanta energía,

Con tu coleta rubia, con tus ojos negros,

Como tu pelo ahora, como tus tardes,

Como los años en los que me fui

De esta terraza que ahora habito.

 

Alicia to be en Boston

 

Alicia es el cuerpo de la segunda fila que huele a tabaco americano, que se sienta y se queda siempre erguida frente al profesor en la segunda fila, que tiene ojos extranjeros, pardos y extranjeros, que no suda aunque en la clase haga calor, y que pinta al profesor en vez de tomar apuntes. Alicia es sola, Alicia es Alicia. Alicia es cuando John Wayne cruza Colorado, y es ella cuando Bogart llega a Casablanca. Alicia sujeta una fotografía, mira al viejo en el cine de Boston. Sin alma ni cartón. Sexto mes, la clase sin aliento, El Tercer Hombre. Alicia es sola, me siento con Alicia. ¿Quién es el hombre? El abuelo de Boston, James. Séptimo mes. James ha muerto. Séptimo mes. Citizen Kane. Rosebud. Alicia Thomas no es en clase. Alicia es en Boston. Funeral americano. Ya nadie dibuja al profesor. Adiós al aroma americano. Adiós. Polvo sobre polvo. Dust on the dust. Rosebud. Alicia not to be.

 

Lone Scherfig

 

Lone Scherfig sola en Dinamarca.

Dicen que la vieron muchas tardes

Hablando con la sirena de Copenhague

En italiano para principiantes.

Lone Sherfig, mirada claroscura,

La libertad de la musa del dogma.

La educación inglesa, la buena educación.

Serenos los cuerpos que miras contornearse

Antes de hacer el amor, antes de besarse,

Antes de mirarse, antes de conocerse,

Antes de ser, antes de morir.

Lone Scherfig, antes de que Wilbur

Decidiera suicidarse, una y mil veces,

Antes de que tú, sirena de Copenhague

Lo salvases y nos salvases con él.

 

La fotografía de Bukowsky

 

Le pregunto al espejo si estoy loca

Mientras sostengo una fotografía

Donde sostienes una fotografía

En la que Bukowsky lee un libro.

Y así, eternamente frente al espejo,

Una concatenación de locos, yo y B.

Nos preguntamos por nuestra locura.

Dicen los psicólogos

que esa es la pregunta

que se formulan los cuerdos

En el siglo veintiuno.

Ahora me dibujo a mí misma de niña

Entre espigas de trigo que son

Trozos de cristales ensangrentados,

Trozos de cristal verde de los vasos

De la casa de mis abuelos paternos

Que me hacen recordar los domingos

Que pasaba en la casa a los dos años.

Cuando mis padres tenían mi edad

Y follaban en el piso de sus amigos.

Fumaban hierba de mala cosecha

Y leían a la generación beat.

Mi padre sostenía el libro de Bukowsky,

Y el libro que sostenía Bukowsky

Es el poemario de mi futuro hijo.

 

El espejo me responde que no.

domingo, 7 de marzo de 2021

4 poemas de Covadonga García Fierro (29 años)

 


La aldea

La aldea de mi infancia
no aparece en ningún mapa:
solamente la memoria
conserva los caminos.
A veces quisiera volver a mi casa,
saberla mía todavía,
como los sueños que jamás la abandonaron.
Recorrerla palmo a palmo,
descubrir que están indemnes
todos los peldaños y todas las esquinas.

Comprobar que continúan allí dormidos
todos los años que ya no tengo.


Mis muertos

Lita olía a leche y a castañas.
Cuando pienso en ella,
recuerdo el silencio de la ermita
y los helechos que aún pueblan las cunetas.
Entonces, me invade la pena
y un picor de ortigas me cerca los caminos.

¡El trabajo nos honra!, solía decir Mateo.
No quiso un solo día de descanso.
No hubo un solo día que no trabajara la tierra.
Hasta que la tierra cubrió su cadáver.

Mis ojos me han llenado de mundo.
Todo lo que he visto,
todo lo que he mirado
vive dentro de mí.
En Sangreña, todos eran viejos
y nos querían.
Por eso serán siempre
mis queridos muertos.


El bosque

Cuando te adentras en el bosque,
entiendes que todo importa:
la respiración de las hormigas,
el zumbido de las abejas,
el lento transitar de las estaciones.

Comprendes entonces tu propia pequeñez
y sabes, al mismo tiempo, de tu justa relevancia.
Nada escapa a la sabiduría del bosque.


Mi casa

Sé que mi casa no irá a ninguna parte.
Permanecerá en el mismo lugar donde la dejé.
Podrán quemar los muebles,
vaciarla por completo
o llenarla de blancas mariposas.
Pero no podrán hacer que se vaya.

Aunque mi infancia se haya ido
y yo no sepa a dónde,
allí está mi casa,
esperando a que yo vuelva.

2 poemas de Elvira Sastre (28 años)


YO NO QUIERO SER RECUERDO


A la mierda el conformismo:
Yo no quiero ser recuerdo
Quiero ser tu amor imposible,
Tu dolor no correspondido,
Tu musa más puta,
El nombre que escribas en todas las camas
Que no sean la mía,
Quien maldigas en tus insomnios
Quien ames con esa rabia que solo da el odio.

Yo no quiero
Que me digas que mueres por mí,
Quiero hacerte vivir de amor,
Sobre todo cuando llores,
Que es cuando más viva eres.

Yo no quiero
Que tu mundo se dé la vuelta
Cada vez que yo me marche,
Quiero que darte la espalda
Solo signifique libertad
Para tus instintos más primarios.

Yo no quiero
Quitarte las penas y condenarte,
Quiero ser la única
De la que dependa
Tu tristeza
Porque esa sería
La manera más egoísta y valiente
De cuidar de ti.

Yo no quiero hacerte daño,
Quiero llenar
Tu cuerpo de heridas
Para poder lamerte después,
Y que no te cures
Para que no te escueza.

Yo no quiero
Dejar huella en tu vida,
Quiero ser tu camino,
Quiero que te pierdas,
Que te salgas,
Que te rebeles,
Que vayas a contracorriente,
Que no me elijas,
Pero que siempre regreses a mí para encontrarte.

Yo no quiero prometerte,
Quiero darte
Sin compromisos ni pactos,
Ponerte en la palma de la mano
El deseo que caiga de tu boca
Sin espera,
Ser tu aquí y ahora.

Yo no quiero
Que me eches de menos,
Quiero que me pienses tanto
Que no sepas lo que es tenerme ausente.

Yo no quiero ser tuya
Ni que tú seas mía,
Quiero que pudiendo ser con cualquiera
Nos resulte más fácil ser con nosotras.

Yo no quiero
Quitarte el frío,
Quiero darte motivos para que cuando lo tengas
Pienses en mi cara
Y se te llene el pelo de flores.

Yo no quiero
Viernes por la noche,
Quiero llenarte la semana entera de domingos
Y que pienses que todos los días
Son fiesta
Y están de oferta para ti.

Yo no quiero
Tener que estar a tu lado
Para no faltarte,
Quiero que cuando creas que no tienes nada
Te dejes caer,
Y notes mis manos en tu espalda
Sujetando los precipicios que te acechen,
Y te pongas de pie sobre los míos
Para bailar de puntillas en el cementerio
Y reírnos juntas de la muerte.

Yo no quiero
Que me necesites,
Quiero que cuentes conmigo
Hasta el infinito
Y que el más allá
Una tu casa y la mía.

Yo no quiero
Hacerte feliz,
Quiero darte mis lágrimas
Cuando quieras llorar
Y hacerlo contigo,
Regalarte un espejo
Cuando pidas un motivo para sonreír,
Adelantarme al estallido de tus carcajadas
Cuando la risa invada tu pecho,
Invadirlo yo
Cuando la pena atore tus ojos.

Yo no quiero
Que no me tengas miedo,
Quiero amar a tus monstruos
Para conseguir que ninguno
Lleve mi nombre.

Yo no quiero
Que sueñes conmigo,
Quiero que me soples
Y me cumplas.

Yo no quiero hacerte el amor,
Quiero deshacerte el desamor.

Yo no quiero ser recuerdo,
Mi amor,
Quiero que me mires
Y adivines el futuro.


SOMOS MUJERES

Miradnos.
Somos la luz de nuestra propia sombra,
el reflejo de la carne que nos ha acompañado,
la fuerza que impulsa a las olas más minúsculas.

Somos el azar de lo oportuno,
la paz que termina con las guerras ajenas,
dos rodillas arañadas que resisten con valentía.

Miradnos.
Decidimos cambiar la dirección del puño
porque nosotras no nos defendemos:
nosotras luchamos.

Miradnos.
Somos, también, dolor,
somos miedo,
somos un tropiezo fruto de la zancadilla de otro
que pretende marcar un camino que no existe.
Somos, también, una espalda torcida,
una mirada maltratada, una piel obligada,
pero la misma mano que alzamos
abre todas las puertas,
la misma boca con la que negamos
hace que el mundo avance,
y somos las únicas capaces de enseñar
a un pájaro a volar.

Miradnos.
Somos música,
inabarcables, invencibles, incontenibles, inhabitables,
luz en un lugar que aún no es capaz de
abarcarnos, vencernos, contenernos, habitarnos,
porque la belleza siempre cegó los ojos
de aquel que no sabía mirar.

Nuestro animal es una bestia indomable
que dormía tranquila hasta que decidisteis
abrirle los ojos con vuestros palos,
con vuestros insultos, con este desprecio
que, oídnos:
no aceptamos.

Miradnos.
Porque yo lo he visto en nuestros ojos,
lo he visto cuando nos reconocemos humanas
en esta selva que no siempre nos comprende
pero que hemos conquistado.

He visto en nosotras
la armonía de la vida y de la muerte,
la quietud del cielo y del suelo,
la unión del comienzo y del fin,
el fuego de la nieve y la madera,
la libertad del sí y el no,
el valor de quien llega y quien se va,
el don de quien puede y lo consigue.

Miradnos,
y nunca olvidéis que el universo y la luz
salen de nuestras piernas.

Porque un mundo sin mujeres
no es más que un mundo vacío y a oscuras.
Y nosotras
estamos aquí
para despertaros
y encender la mecha.