viernes, 31 de diciembre de 2021

El ayuntamiento de Los Llanos de Aridane propone a Luis León Barreto a los Premios Canarias en la modalidad de Literatura

 EL APURÓN  2

El Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane aprobó en el pleno celebrado el pasado 22 de diciembre, un acuerdo institucional para proponer al escritor aridanense, Luis León Barreto al Premio Canarias de Literatura 2022.

Luis León Barreto, Hijo Predilecto de la Isla de La Palma, posee una dilatada carrera literaria y periodística, con importantes cargos en los medios de comunicación de Canarias y la Península, que le hacen merecedor de esta candidatura como expresión de agradecimiento por su contribución en la promoción de la cultura canaria.

CURRICULUM DE LUIS LEÓN BARRETO

Luis León Barreto nace en Los Llanos de Aridane el 29 de agosto de 1949. De padre llanense, y madre procedente de Tijarafe, ha sido nombrado Hijo Predilecto de La Palma en 2010, e Hijo Adoptivo de Telde en 2012.
Estudió Derecho en la Universidad de La Laguna, hasta tercer curso (1967-70), titulándose por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, Sección de La Laguna, en 1972.

Posteriormente convalidó sus estudios con el título de Licenciado en Ciencias de la Información, rama Periodismo, en la Universidad Complutense, con lectura de una tesina sobre el primer periódico de la isla de La Palma, trabajo titulado “El Time y la prensa canaria del siglo XIX”, en 1986.

Comenzó colaborando en Diario de Avisos, y fue redactor en prácticas de La Tarde y El Día, donde recibió enseñanzas de Alfonso García-Ramos y Ernesto Salcedo, y conoció a la generación de postguerra: Rafael Arozarena, Isaac de Vega, Pedro García Cabrera, Domingo Pérez Minik, Eduardo Westendahl, Juan Cruz.

Fue subdirector de La Provincia, Jefe del Gabinete de Prensa del Cabildo de Gran Canaria y colaborador de La Opinión de Tenerife. A día de hoy, continúa escribiendo en periódicos de las islas, particularmente en La Provincia-Diario de Las Palmas y medios digitales de gran canaria, La palma y Tenerife.

Durante 15 años (1985-2000) dirigió el Club de Prensa Canaria, Centro Cultural y Sala de Arte, de Editorial Prensa Canaria S.A. en la ciudad de Las Palmas.

Ha pronunciado conferencias en centros culturales y docentes de toda Canarias, sobre temas periodísticos y literarios, y figura en diversas enciclopedias de información general en las islas.

Tras una estancia de cuatro años en Madrid, de 2011 a 2005, a su regreso a las islas fue cofundador y elegido presidente de la Asociación Canaria de Escritores (ACAE), cargo que ejerció entre 2008 y 2009, y siendo Director Adjunto de la revista “Insularia”, editada por dicha asociación.

Miembro de la generación de los 70, ha publicado hasta ahora 27 libros: novelas, pero también ensayos (entre ellos una monografía artística, un ensayo histórico y un ensayo literario titulado “La Literatura y la Vida”), novela negra, libros de relatos, cuentos para niños, poemas.

El autor entiende la literatura como una cata en la vida real y en la memoria, la creación de un mundo propio. Le han interesado los cruces culturales, y procura hacer una literatura y un periodismo comprometidos con su tiempo y su espacio.

Entre sus publicaciones: “Crónica de todos nosotros” (poesía, 1972), “Ulrike tiene una cita a las ocho” (novela, 1975), “Las espiritistas de Telde” (novela, 1981, con ocho ediciones y traducida a cinco idiomas), “Vacaguaré” (cuentos, 1985), “La infinita guerra” (novela, 1985), “El mar de la fortuna” (relatos, 1986), “Los días del Paraíso” (novela, 1987, “No me mates, vida mía” (novela, 1992), “La casa de los picos” (novela, 1998), “El velero Libertad” (novela, 2003), “¡Mamá, yo quiero un piercing!” (cuentos, 2005), “Los enanos danzones” (cuentos para la infancia, 2005), “El crimen del contenedor” (novela, 2005), “Autoayuda” (2007), “El Neptuno de Melenara” (monografía sobre la escultura de Luis Arencibia, 2007), “Jessica la caprichosa” (cuentos para niños, 2008), “El misterio del Fausto” (2008), “Los dioses palmeros” (cuentos, 2009), “Los buenos negocios” (novela, 2009), “Memorias de La Palma Edén” (poesía, 2012), “Carnaval de indianos” (novela, 2013), “La literatura y la vida” (ensayo, 2015), “Cuentos traviesos/cuentos gozosos” (cuentos, con Rosario Valcárcel, 2017).

Entre las numerosas críticas positivas a su novela más conocida, “Las espiritistas de Telde”, destacan las de los Premio Canarias Pedro Lezcano (“Un gran ensayo sobre la insularidad”), Justo Jorge Padrón (“La mejor novela de su generación” o Sebastián de la Nuez (“Buena novela canaria por los cuatro costados”).

Ha participado asimismo en numerosas Antologías y Libros Colectivos.

(Publicado en www.elapuron.com, www.diariopalmero.es, www.lavozdelapalma.com, lapalmaahora.com)

domingo, 19 de diciembre de 2021

La luz del Time



Voy a contarles un cuento antiguo. El Time es un farallón, una pared que cierra el valle de Aridane por el oeste, este vocablo significa lugar elevado, risco. Desde el mirador se ve el maldito volcán de Cumbre Vieja, el más largo y destructivo, un infinito daño en casas, carreteras, colegios, farmacias, iglesias, cultivos de platanera y aguacateros, etc. Mucha gente lo perdió todo.

Desde el Time vemos las montañas coronadas de pinos, los barrios que han desaparecido y el litoral, las plataneras e invernaderos arrasados por el río negro, la costra del diablo. Desde donde vivíamos, en la calle Cabo, mi abuela afirmaba haber visto aquella luminaria misteriosa. Ella confesaba también con toda naturalidad que de noche, si salía a beber agua en la talla del patio, solía tener conversaciones con su hijo Gregorio, el que había muerto en la batalla del Ebro. Le daba consejos, le decía que se cuidara en esos montes del frío, y que buscara una mujer limpia y hacendosa. “Guárdame la guitarra”, le decía Gregorio. “Está donde mismo la dejaste, en el velador. Nadie la toca desde que te fuiste”. “Vete con Dios”, le decía cuando terminaban de hablar. Y también contaba que, antes de casarse, había asistido a reuniones de brujillas que bailaban a medianoche en Tenerra mientras tocaban violín y acordeón.

Esa luz es muy antigua y no era ilusión sino que era tan verdad como la luz del sol, decía. Y recitaba unos versos algo torpes que había garrapateado en papel de estraza con su letra temblorosa, y que lamento no haber conservado aunque creo que comenzaban así: “Por el Time hay un candil / que se mueve muy deprisa / cada noche lo ven mil / desde el barranco a la cima…” Todo surgió de esta manera: una noche sin luna una madre y un hijo intentaban regresar a Tijarafe. No había sino caminos de cabras, la vida era difícil, siempre pendientes de si la lluvia salvaba el secano. La noche hacía tropezar a los dos caminantes y divisaron una cruz que debía recordar a alguien desriscado por aquellos andurriales. La madre desmembró las maderas, las transformó en un hacho con el que consiguieron alumbrarse para subir la empinada travesía. Pero esto no fue en vano. Al poco tiempo, mientras recogía pasto, la mujer se cayó por un precipicio y perdió la vida. Y desde entonces su alma busca reposo subiendo y bajando velozmente, sin cansarse. Por eso quien lo contempla debe persignarse y rezar un padrenuestro.

Cuando fui mayor pensé que el fenómeno podría tener distintas explicaciones. Los fuegos fatuos existen, se producen por cadáveres en descomposición. O porque una cabra o un perro se despeñaron y en el proceso de putrefacción se originaban esas luces y gases que el viento traía y llevaba de acá para allá con mucha rapidez. Fuera como fuese, la luz del Time quedó en la memoria de la isla rural.

Cuando se extendió la electricidad, la carretera fue asfaltada y llegó la televisión, nadie volvió a ver aquella luz fantasmal. Como si los misterios antiguos fueran fruto de los años del hambre, o porque el mundo está tan patas arriba que nadie iba a entenderlos. Ahora, con el maldito volcán, desde el atardecer miles de coches han subido hasta El Time para contemplar las coladas rojizas que iban devorándolo todo. Esa gente ni siquiera sabía que por allí vagó una luz de muertos. 

jueves, 16 de diciembre de 2021

Obstinación terapéutica: la democracia ha entrado en la senilidad


Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.

Por Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta. Desde Buenos Aires, para Nova.

Exit
Te arrojan al mundo como a una pequeña momia,
cada cual luego sigue su propio camino y,
aunque la tierra se pudra en cosas buenas,
la procesión se abalanza hacia el letrero de salida,
y hay tal pánico,
tal ansía por salir, que los indefensos
quedan pisoteados en el barro...
y no se escuchan los gritos.

(Poesía perteneciente a mi poemario "Balada de la Vieja Nueva Ola para Héroes Solitarios", 1992, Ediciones de Arte Gaglianone)

La democracia ha entrado en un estadio de senilidad histérica, no tiene energía para suscitar un cambio profundo de paradigma, demuestra a las claras una debilidad intrínseca de todos los sistemas políticos, y esta debilidad es una de las características de este milenio: la pérdida de las defensas inmunológicas, pues el sistema representativo es extremadamente débil, y lo social extremadamente frágil en su estructura, vulnerable a todos los virus a partir que todas sus funciones han sido delegadas a organismos artificiales.

Lo apreciamos como en toda la trama mafiosa de medios, en discursos vacuos, no cesan de hablar de lo social, que ha dejado de ser una utopía, una lucha, se trata de un organismo en estado terminal.

La única ideología que se presenta, de modo prepotente, es la obstinación terapéutica.

Los pueblos tácitamente amenazados, se congelaron, inmóviles en espacios sociales condenados, sitios anacrónicos que se autoeliminan pero a los cuales en estado de temor patológico, los seres que componen dichos pueblos, se aferran con extraña desesperación.

Mientras tanto ante su vista, el futuro se articula en función de una ausencia programada, de manera consciente, por los amos del mundo, para quienes cualquier alternativa es válida, incluso lícita, en razón de registrar la brecha entre una economía de mercado, convertida en propietaria exclusiva del planeta y los habitantes del mundo, prisioneros de su geografía y de su miedo insalubre.

Si los amos del mundo de esta economía insisten en destruir lo que ya está en ruinas, explotar los vestigios de un tiempo desaparecido, administrar la vida desde su espacio de confort, al que sus contemporáneos no tienen acceso, se impone una pregunta, con sentido: ¿Cómo deshacerse de estos administradores de la vida de la humanidad y sus discípulos?

Deviene pensar y preguntarse, por qué los pueblos sojuzgados, esclavizados, hambreados al límite, permanecen en estado de pasividad y sin ánimos de resistir, apáticos, permitiendo se instaure lo peor, y los peor ya rige y dicta en las vidas de miles de millones de seres.

En estas condiciones, veo cuán inútil es solicitar de las masas una toma de conciencia o exigir de los intelectuales un compromiso proporcional a su lucidez, cada día más apagada, una paradoja, pues, hacen que su compromiso sea inversamente proporcional a su lucidez.

Es posible que todos estos problemas hayan tenido un sentido cuando se trataba de un poder político determinado, hacia el cual es posible sentir una adhesión o distancia determinada.

No ocurre esto, cuando la trampa de la indeterminación, de la simulación, de la apropiación, de la pérdida de valores y de referencias se ha cerrado simultáneamente sobre el campo práctico de la historia y sobre el campo teórico del análisis.

Permanecen los pueblos habitando los saldos de la liquidación de la historia, de la revolución en primer lugar.

La revolución pasó a ser un sueño, no es prioritaria, ha tomado su sitio la fábula de la prioridad republicana, sin república.

El oprobio al que están sometidos los pueblos, la violencia descarada que deben sufrir, el consentimiento o la indiferencia, incluso de ellos, ante la desgracia creciente anuncian derivaciones sin límites en este tiempo de caprichos coyunturales, ejecutados por bestiales personajes que ocupan estratégicas funciones, para lograr torturar, martirizar a las masas que ya no son necesarias para los proyectos demenciales de los neo-inquisidores.

Que ya no buscan pretextos ni excusas para excluir, expulsar o criminalizar a pueblos parias, dan por consolidado el sistema, basado en el dogma de la ganancia, más allá de cualquier legislación, la cual desregulan a voluntad.

De este modo el fardo de los mercados logró cubrir por entero a la humanidad acorralada en su imposibilidad de reaccionar, ante una revolución que ha acontecido sin que cayeran en la cuenta de ello.

Una revolución drástica, sin teorías declaradas, ni ideologías expresadas, se impuso por hechos consumados, se hizo visible cuándo ya estaba instaurado el nuevo orden mundial, de pensamiento único.

Se habita en un mundo con salarios de hambre, trabajo en negro, mano de obra hiperexplotada, en países como Argentina, donde reina la miseria, colonizada por una deuda privada, criminal, extorsiva, tomada por un gobierno de tinte offshore, con el FMI, en contra de toda legislación vigente, que debería ser judicializada en tribunales internacionales.

Deuda que hipoteca la vida de un pueblo y el futuro de un país golpeado, amputado en sus ilusiones de independencia. Acosado por el poderío y hegemonía de la economía privada, que no cesa de promover el ajuste a millones de seres, que transitan el sendero angosto de la incertidumbre y la derrota.

viernes, 10 de diciembre de 2021

Hijos del miedo dispuestos a sobrevivir



Esperanza y desesperanza, cara y cruz. Cuando pensábamos que después de habernos vacunado teníamos el control, estamos de nuevo desnudos ante las múltiples mutaciones de un virus que supuestamente “se escapó” de un laboratorio chino donde supuestamente estaban investigando estrategias sobre la guerra bacteriológica. Pensábamos en unas Navidades relajadas pero ningún pinchazo nos puede inmunizar del todo, ni podremos celebrarlo demasiado, ni vendrán muchos turistas. Menos mal que este 1 de diciembre hemos constatado que el sida ya no es la terrible enfermedad de los años 80, por suerte la hemos domesticado. Con los avances de la medicina, la esperanza de vida se incrementa aunque con estas pandemias no está muy claro que vayamos a vivir más. Los científicos buscan de forma incesante alargar la existencia, pero se han multiplicado las amenazas.

Como dice Rafael Chirbes en su magnífica novela Crematorio, transformada en una serie sobre las corrupciones en la costa mediterránea, nadie ha de pensar en el futuro, puesto que el temor al futuro es la raíz de todo sufrimiento. Los optimistas dicen que todo lo que ocurre en nuestro universo está sucediendo también en el multiverso, por lo que la vida nunca dejaría de existir, cuando morimos no desaparecemos del todo sino que nuestra energía se transforma. Entramos en una nueva edad, la de quienes vivirán hasta los 120. Cuando vamos por la calle vemos a septuagenarios y octogenarios vitalistas y con aspecto juvenil pero también contemplamos mujeres y hombres aparcados en silla de ruedas. ¿Cómo vencer el alzhéimer, el cáncer, el párkinson, la dependencia?

Nos dicen que dentro de treinta años nos gobernarán los robots y habremos alcanzado la sociedad posthumana, cuando vivan los humanos del 2050, y los efectos del clima se hayan agudizado porque las siete grandes petroleras no van a renunciar a sus descomunales beneficios. Y los chinos y casi todos los asiáticos están reivindicando la necesidad de seguir usando combustibles fósiles para llegar al desarrollo, no les falta razón porque occidente hizo lo mismo.

Estas islas casi paradisiacas tienen poca natalidad, pero seguimos creciendo por la inmigración, hay gente que quiere vivir aquí, aunque estar aquí suponga padecer la fatalidad de los volcanes y de la lejanía. Con los aviones podemos suavizar la presión de estar lejos, las aviones curan las bajonas, son el mejor invento del siglo XX. Y los psicólogos que atienden a los miles de damnificados de La Palma explican que en la vida suceden circunstancias difíciles de aceptar pero hay que valorar lo que se tiene, la vida, la familia. A pesar de todo, esta Navidad, dicen, hay que intentar disfrutar de la vida y la ilusión de seguir adelante. No es fácil.

                Murió la gran Almudena Grandes y las autoridades de Madrid ni se dieron por enteradas, qué mezquinas. Cuando murió Jean-Paul Sartre el presidente De Gaulle dijo: “Lo lamento, porque Sartre también es Francia”. Francia es una república laica con clase y donde se aprecia el talento, aunque venga de disidentes. Por suerte, como escribió el gran poeta gomero Pedro García Cabrera, la esperanza nos mantiene. Sólo tenía conciencia de que iba a nacer de nuevo / para estrechar la mano a los volcanes, / a la luz que se hiere en pestañas de ausencia, / a los barcos que no encuentran los puertos, / a los hombres que añoran su libertad perdida, / a las penas que salieron a recibirme por los caminos.

  

jueves, 9 de diciembre de 2021

Fulgor y elegía de Los Llanos de Aridane



La pesadilla continúa. Ni siquiera el quinto centenario de la ciudad fue conmemorado como se debía, porque la pandemia, los incendios y el volcán estropearon lo proyectado. Cuando el virus se hizo presente no imaginábamos el cúmulo de circunstancias desfavorables. Poca gente por las calles, los negocios cerrados y los restaurantes sin alemanes. Los cinco mil extranjeros aquí censados casi no estaban. Y después de los incendios estalló el volcán. Este es un espacio fabricado y destrozado cien veces, las erupciones han cambiado el paisaje muchas veces pero ahora estamos ante una destrucción infernal.

Con el dinero de Venezuela la gente compró terrenos, comenzó a construir sus casas con jardín y hasta piscina. Echaron los cimientos y ladrillo a ladrillo levantaron las habitaciones, el lugar de los hijos y de los nietos cerca de los padres: así se hicieron las bonitas casas de Las Manchas, Todoque y La Laguna. Eran viviendas de postal, con sus huertas y sus jardines llenos de color. Buena calidad de vida, y un clima envidiable, con tantas horas de sol y su laboriosidad de siempre. Los aridanenses armaron sus fincas sobre las antiguas erupciones, levantaban sus estanques redondos, indestructibles ante la lava, construyeron una economía próspera. El palmero siempre supo manejarse en la agricultura, sus plátanos, sus aguacates, la adaptación de frutos tropicales. Siempre fue un agricultor de primor, lo hizo cuando cumplió la emigración americana y lo siguió siendo cuando regresó al lugar natal. No en vano hubo tiempos en que Aridane figuraba entre los lugares con mayor renta de Canarias.

El cierre tan largo de la iglesia matriz de Los Remedios ha sido también un golpe bajo para el casco histórico, algunos de cuyos edificios señeros fueron cayendo por la codicia para transformarlos en adefesios, dónde estaba la comisión de Urbanismo. Cómo no recordar las rondallas que cantaban villancicos por las calles antes de las Misas de Luz y la celebración de la Nochebuena. Y el Casino en sus etapas de apogeo, las luchadas en la plaza, la Fiesta de Arte del 1 de julio, la Banda Municipal y Los Arrieros, y la animación del quiosco de la plaza, donde los niños escuchábamos los partidos de fútbol. La recepción de la señal era tan débil que había que instalar antenas en las azoteas.

Los Llanos de Aridane es una mezcla de lo urbano y lo agrícola, un lugar de buenos comercios y de servicios. Su preciso diseño, su museo en la calle con las grandes y coloridas obras de arte que le dan carácter, su disponibilidad de fácil aparcamiento, los laureles centenarios, la imagen de la Virgen de los Remedios. Aquí se alzaron los primeros semáforos de la isla y aquí el primer crematorio y el moderno centro comercial. De siempre la gente de los municipios cercanos venía al centro del valle para acudir a un dentista, a una tienda de ropa o a darse un paseo. Un clima apacible, muchas horas de sol y poca lluvia. Y las mejores fanegadas en la costa, el oro verde de las plataneras.

Nos resistimos a la desolación y al despoblamiento, dan ganas de llorar pero hemos de resistir a la pérdida del cementerio que ha causado tanto daño moral. No queremos pensar que el municipio más próspero y más poblado de La Palma vaya a padecer un descalabro del que no se vaya a recuperar. No queremos pensar en esos miles de habitantes que va a perder en los próximos censos, gente que huye para Tenerife, que abandona. El maldito volcán tendría que parar ya, para emprender la reconstrucción. Y será necesario coordinar todos los esfuerzos, estudiar iniciativas como la de los arquitectos de Madrid que proponen una intervención adecuada sobre el territorio. Y también es imprescindible que lleguen las ayudas, porque habrá quienes prefieran recibir el dinero que les toque para empezar de nuevo, levantar sus casas ladrillo a ladrillo, habitación a habitación.

Que 2022 sea el año del silencio del volcán y el inicio de la recuperación. Amén.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

6 poemas de Alfonsina Storni

 


        

              Voy a dormir

  1. Dientes de flores, cofia de rocío,
    manos de hierbas, tú, nodriza fina,
    tenme prestas las sábanas terrosas
    y el edredón de musgos escardados.
    Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
    Ponme una lámpara a la cabecera;
    una constelación; la que te guste;
    todas son buenas; bájala un poquito.
    Déjame sola: oyes romper los brotes...

    te acuna un pie celeste desde arriba
    y un pájaro te traza unos compases
    para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
    si él llama nuevamente por teléfono
    le dices que no insista, que he salido...
  2. Versos a la tristeza de Buenos Aires

    Tristes calles derechas, agrisadas e iguales,
    Por donde asoma, a veces, un pedazo de cielo,
    Sus fachadas oscuras y el asfalto del suelo
    Me apagaron los tibios sueños primaverales.
    Cuánto vagué por ellas, distraída, empapada
    En el vaho grisáceo, lento, que las decora.
    De su monotonía mi alma padece ahora.
    —¡Alfonsina!— No llames. Ya no respondo a nada.
    Si en una de tus casas, Buenos Aires, me muero
    Viendo en días de otoño tu ciclo prisionero
    No me será sorpresa la lápida pesada.
    Que entre tus calles rectas, untadas de su río
    Apagado, brumoso, desolante y sombrío,
    Cuando vagué por ellas, ya estaba yo enterrada.
  3. Hombre pequeñito

    Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
    Suelta a tu canario que quiere volar...
    Yo soy el canario, hombre pequeñito,
    Déjame saltar.
    Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
    Hombre pequeñito que jaula me das.
    Digo pequeñito porque no me entiendes,
    Ni me entenderás.
    Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
    Ábreme la jaula que quiero escapar;
    Hombre pequeñito, te amé media hora,
    No me pidas más.
    Bien pudiera ser
    Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
    No fuera más que aquello que nunca pudo ser,
    No fuera más que algo vedado y reprimido
    De familia en familia, de mujer en mujer.
    Dicen que en los solares de mi gente, medido
    Estaba todo aquello que se debía hacer...
    Dicen que silenciosas las mujeres han sido
    De mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...
    A veces a mi madre apuntaron antojos
    De liberarse, pero se le subió a los ojos
    Una honda amargura, y en la sombra lloró.
    Y todo eso mordiente, vencido, mutilado
    Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
    Pienso que sin quererlo lo he libertado yo.
  4. Dolor

    Quisiera esta tarde divina de octubre
    pasear por la orilla lejana del mar;
    que la arena de oro, y las aguas verdes,
    y los cielos puros me vieran pasar.

    Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
    como una romana, para concordar
    con las grandes olas, y las rocas muertas
    y las anchas playas que ciñen el mar.

    Con el paso lento, y los ojos fríos
    y la boca muda, dejarme llevar;
    ver cómo se rompen las olas azules
    contra los granitos y no parpadear;
    ver cómo las aves rapaces se comen
    los peces pequeños y no despertar;
    pensar que pudieran las frágiles barcas
    hundirse en las aguas y no suspirar;
    ver que se adelanta, la garganta al aire,
    el hombre más bello, no desear amar...

    Perder la mirada, distraídamente,
    perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
    y, figura erguida, entre cielo y playa,
    sentirme el olvido perenne del mar.
  5. Tú, que nunca serás

    Sábado fue, y capricho el beso dado,
    capricho de varón, audaz y fino,
    mas fue dulce el capricho masculino
    a este mi corazón, lobezno alado.

    No es que crea, no creo, si inclinado
    sobre mis manos te sentí divino,
    y me embriagué. Comprendo que este vino
    no es para mí, mas juega y rueda el dado.

    Yo soy esa mujer que vive alerta,
    tú el tremendo varón que se despierta
    en un torrente que se ensancha en río,

    y más se encrespa mientras corre y poda.
    Ah, me resisto, más me tiene toda,
    tú, que nunca serás del todo mío.

  6. Queja

  7. Señor, mi queja es ésta,
    Tú me comprenderás;
    De amor me estoy muriendo,
    Pero no puedo amar.

    Persigo lo perfecto
    En mí y en los demás,
    Persigo lo perfecto
    Para poder amar.

    Me consumo en mi fuego,
    ¡Señor, piedad, piedad!
    De amor me estoy muriendo,
    ¡Pero no puedo amar!

  8. (De la página del ministerio de Cultura - Argentina)