Himno
a la vida
es un poemario que muestra la esencialidad femenina, su capacidad de engendrar
amor por las pequeñas cosas, su deseo de pertenecer y dialogar con el mundo,
con los seres, paisajes, árboles, casas, con los recuerdos y los deseos. Hay un
afán de trascendencia a través de la búsqueda de la belleza, de escenas sensuales,
del mundo de los gestos y la seducción. También constituye una reflexión sobre
lo efímero de la vida, que identifica el destino de los humanos y el anhelo de
permanecer en el cuerpo del otro. En este libro (primera edición en rumano, Imnul vietii, en Orizont Literar Contemporan, la segunda fue en Nace,
y la bilingüe alemán-español en Words for World) asistimos a la cálida evocación de la memoria, la
celebración de esos momentos de plenitud que acontecen a lo largo de la
existencia y todo ello expresado con una escritura directa, bella, repleta de
elegancia y carga emocional. En la primera parte del volumen se recogen los
poemas premiados en el concurso Domingo Acosta Pérez, mientras que en la
segunda aparecen textos ya clásicos: Salinetas y Luis Natera, Inch’Allah,
Réquiem por el vuelo JK 5022, En el Llano de las Brujas y, sobre todo, La
Purificación, alegato contundente contra la ablación: “Me abrió la entrepierna
a la sombra de un dátil / y con una vieja hoja de afeitar cortó la raíz de mi
deseo. / Águilas y buitres revoloteaban / enloquecidos al olor de la sangre, al
rumor que evoca / la muerte. / Cerré los ojos e, igual que un pájaro en una
trampa, / aleteé como una loca, grité, lloré.”
Tal
como señala el prologuista, hallamos una continua rotación entre Eros y
Thanatos, el amor como una pequeña muerte, la muerte como la culminación del
amor, no una suerte de trascendencia, como preconizaba Quevedo, sino como una
inmanencia que desemboca casi en una mística de lo carnal, como la de San Juan
de la Cruz y Santa Teresa, tal como se aprecia en fragmentos de intensidad:
Desenvainó la espada y con su luz atravesó / el pespunte de mis labios rojos,
el hervidero / de los líquenes, la pelambre de Baudelaire. / E, igual que
árboles abatidos por una tormenta, / nos precipitamos el uno en el otro.” Considerada
pionera de la literatura erótica en las islas, para el profesor de La Laguna
Rafael Fernández un rasgo presente en su obra es el amor como fuerza
transformadora, expresada con una libertad poco usual –por no decir
inexistente- entre los escritores insulares. Es un amor en libertad, que disuelve
ataduras ancestrales y prejuicios. Destacó la valentía de la autora a la hora
de descubrir el sexo como forma esencial de las relaciones humanas, siguiendo a
Anaïs Nin, Bukowski o Henry Miller. Osvaldo Rodríguez, catedrático que fue de
la ULPGC, señaló que Rosario “no sólo es destacable por romper tabúes sino por
la intrínseca calidad de una poesía que tras las máscaras de Eros oculta una
esencial preocupación por el devenir temporal y la muerte.”
Nació en Las Palmas
de Gran Canaria, estudió Magisterio y ejerció 29 años como profesora de Lengua
Española e Inglés. Su nacimiento junto a la playa de Las Canteras influyó en su
primer libro, La Peña de la Vieja y otros relatos, (Ediciones Anroart, 2006),
elogiado por el crítico Jorge Rodríguez Padrón y por el poeta Justo Jorge
Padrón como homenaje al mar de la infancia, la niñez y la ingenuidad. Su
segundo libro, Del amor y las pasiones, (Anroart, 2007) y su tercero, El
séptimo cielo (Anroart, 2007) contienen registros sobre la complejidad de las
relaciones humanas. A finales del 2010 presenta Sexo, corazón y vida (Ediciones
Anroart) y según la escritora Elsa López, que prologó la obra, “la pluma de
Rosario Valcárcel nos conduce sin estridencias hasta el lugar sagrado donde se
va a producir la ceremonia ritual del apareamiento y nos hace sentir el
cosquilleo del placer recorriéndonos los pliegues de la piel solo con la virtud
de su escritura.”
Moby Dick en Las
Canteras Beach, de 2012, Anroart, fue de nuevo una recreación de la ciudad y de
la isla, a propósito del rodaje de la película Moby Dick en el mar de El
Confital, en la navidad de 1954-55, con presencia de Gregory Peck y del
director John Huston. Se trata de una
crónica novelada con fotografías inéditas del rodaje y la ciudad de entonces,
en la primera llegada de la industria de Hollywood a Canarias. El libro ha sido
traducido al francés, publicado en la editorial L’Harmattan.
Formó parte del
Colectivo Andersen y su poemario Las máscaras de Afrodita (Idea) se editó en 2009;
según el prologuista, Sabas Martín, “mantiene un clima intenso y sugerente,
sostenido sobre el erotismo, pero que también se nutre de manifestaciones esenciales
del amor y del deseo, con derivaciones hacia la caducidad del tiempo, la
fugacidad de la vida y el anhelo de permanecer.” Como decíamos, Himno a la
vida, salió en 2015 y ha sido traducido al rumano y al alemán. Además representó
a Canarias en un libro colectivo titulado Mapa infantil para un juego de damas,
(2009), participa en antologías así como en textos publicados en Berlín por la
editorial Wagenbach, y por Verlag Claudia Gehrke.