Antonio
Tabares vive en una ciudad pequeña de una isla pequeña, trabaja en el gabinete
de Prensa de un ayuntamiento, es tan humilde que ni siquiera figura todavía en
la Wikipedia (peor para la Wikipedia) y tiene un talento como la copa de un
pino. Escribe teatro, algo poco frecuente en Canarias, y obtiene premios
importantes a nivel nacional. Su obra La punta del iceberg ha sido llevada a la
escena en escenarios de Madrid y un joven director, David Cánovas, ha hecho una
película muy actual, pues habla de maltratos, soledades y suicidios en la sede
de una multinacional donde todo el mundo trabaja con la máxima presión,
vigilados por cámaras, supervisados por jefes canallas. Maribel Verdú, en su
papel de ejecutiva que ha de investigar los oscuros sucesos, es la figura
central de una cinta que habla de las corrupciones y los miedos en el mundo
laboral de hoy.
En
la sede de una gran multinacional nadie se fía de nadie y la presión es muy
intensa, ya se sabe que cuando en este país te mandan al paro con los 45 años
cumplidos difícilmente te vas a reenganchar al mundo laboral. “Somos una gran
familia, por Navidad ponemos un arbolito y todo”, dice Carmelo Gómez, gran
intérprete cinematográfico al que se le nota su vuelo escénico. La presión,
bajo la amenaza de despido, es constante y altera las conductas de los
trabajadores. La pérdida de los derechos laborales es el telón de fondo de esta
película, narrada con una cierta frialdad, en el entorno agobiante de unas
oficinas claustrofóbicas. El personaje que incorpora Maribel Verdú es
despiadado, temido y odiado, pues en sus manos descansa la misión de decidir
cómo y cuándo hay que despedir a los trabajadores, mandó a la calle a su propia
cuñada sabiendo que su hermano estaba en paro en esos momentos y que el suyo
era el único sueldo que llegaba a casa. Ella misma llegará a convertirse en la
víctima perfecta para la empresa.
Hay
una cierta reiteración en el desarrollo de la película, en la que acaso sobra
el último de los suicidios, un tanto forzado a nuestro modo de ver. Luego el
personaje central, la ejecutiva que incorpora Maribel Verdú, se reivindica en
su plano final. Como no hemos podido ver todavía la obra de teatro, no podemos
establecer si la película es más o menos fiel a la misma, aunque el director
Cánovas ha señalado que la cinta conserva el 70 por ciento de los diálogos de
la obra. Esa obra en que se basa la película fue galardonada con el Premio
Tirso de Molina 2011 y el Premio Réplica 2012, y la historia ficticia que se
cuenta está basada en hechos reales, pues en multinacionales francesas se
produjeron oleadas de suicidios relacionados con el acoso laboral,
circunstancias que se han ocultado convenientemente pero que alguna vez salen a
la luz. Hay que resaltar que la obra de teatro fue estrenada en el Teatro de la
Abadía de Madrid y resultó finalista en los Premios Max de las Artes Escénicas,
también fue escenificada en Venezuela. Tabares nació en Santa Cruz de La Palma
en 1973, estudió periodismo en Madrid y fue redactor de revistas de música.
Luego regresó a su isla y allí trabaja como jefe de prensa del ayuntamiento
capitalino. Entre
otras distinciones, obtuvo el Premio Caja España de Teatro Breve con su obra
Cuarteto para el fin del tiempo, donde ya demostró su habilidad, o el premio
Domingo Pérez Minik por La sombra de don Alonso. Él comenta que comenzó a
escribir de manera autodidacta y luego asistió a cursos de escritura teatral.
Escribe después del trabajo, es un escritor nocturno que no duerme mucho, padre
de tres hijos de corta edad y con una mujer comprensiva. Un autor de teatro lo
que tiene que ser sobre todo es un buen observador, dice. También es autor de
El Mar y las Estrellas y de Una hora en la vida de Stefan Zweig; la primera es
una creación a tres bandas, con José Padilla e Irma Correa. Narra tres
historias independientes sobre gente que va a una pequeña isla. Su texto recrea
la visita del astronauta Neil Armstrong, primer hombre en pisar la Luna, al
observatorio del Roque de los Muchachos poco antes de su muerte, Padilla trata
la visita a Agatha Christie a Gran Canaria e Irma Correa escribe sobre Unamuno
en Fuerteventura. Como dice José Amaro Carrillo Rodríguez, "auguro futuros
premios para uno de los dramaturgos más serios (y consistentes) que haya tenido
nunca este Archipiélago de las Maravillas, que suele moverse entre el teatro
del absurdo, los dramas realistas de Bueno Vallejo, el humor envenenado de
Alonso de Santos y los monólogos de Manolo Vieira.".
El autor nos
introduce en la vida del gran escritor austriaco Stefan Zweig, precisamente el
día de su suicidio el 22 de febrero de 1942, en Brasil, en compañía de su
segunda esposa, Lotte, 25 años más joven que él y que toma el veneno como acto
de amor, simplemente por seguir la idea del hombre que ama y que en realidad no
la corresponde del todo, pues sigue muy presente en él el recuerdo de su
primera mujer, Friderike. El escritor escribe cartas que muestran su
descontento con el terror nazi y Lotte lee la carta con la que se despedirán
del mundo, este personaje se muestra tierno y entrañable, una mujer sometida a
un caprichoso destino que despierta la solidaridad del espectador.
Para el dramaturgo
Sergi Belbel “Tabares es una de las voces más interesantes, completas,
complejas y prometedoras de la dramaturgia española contemporánea.” Él posee
una rara fecundidad, es un hombre que avanza sin complejos y lo hace desde el
silencio, la humildad y el trabajo constante, tiene la virtud de no darse
demasiada importancia pese a sus impresionantes éxitos. Sus obras están siendo
traducidas a diversas lenguas, representadas en distintos escenarios, y su
dedicación y constancia le auguran grandes logros. Por desgracia, todavía no he
podido asistir a una obra de teatro de las suyas (tan solo he visto Piel
canela, un espectáculo sobre Cuba y Canarias con monólogos escritos por él)
pero algún día llegará. Como decía Pedro García Cabrera, “la esperanza me
mantiene.” Pues ya Antonio ha dejado ver la punta del iceberg de tu talento, de
su capacidad, y por ello estamos orgullosos de él.
Buenos días, señor León Barreto.
ResponderEliminarSoy Gonzalo Ubani, director artístico de la Fundación Canaria de las Artes Escénicas y la Música de Gran Canaria, a la que pertenecen, además del Circuito Insular de AAEE, el Teatro Cuyás y la Sala insular de Teatro, recintos en los que ha tenido la oportunidad de ver, escritas por Antonio Tabares, no solo PIEL CANELA, sino CANARIAS, LA KONKISTA DE CANARIAS y LA PUNTA DEL ICEBERG, estas tres últimas producidas e interpretadas por la compañía DELIRIUM TEATRO de Tenerife.
Atentamente