martes, 27 de septiembre de 2016

Galdós, el indeseable


A pesar de su fama y de su éxito entre el pueblo llano, el gran escritor Benito Pérez Galdós no dejó de ser un periférico poco grato para buena parte de los ambientes literarios establecidos en el centralismo madrileño. Silencioso y retraído como buen insular, en sus obras Galdós criticaba los males de una España caciquil, inquisitorial y retrasada, además era amigo de Pablo Iglesias, fundador del PSOE, y por sus opiniones críticas tenía enemigos que lo trataban con saña dentro de la propia Real Academia Española. Así lo recoge un libro de Juan M. González Martel titulado Galdós y la RAE. Un desencuentro (1888-1920), del que se habló en la Casa Museo Pérez Galdós. La Real Academia no apoyó la candidatura de Galdós para el Premio Nobel pues en 1912 solo recibió cuatro votos de los 36 académicos de entonces, quienes en cambio apoyaron al mediocre José Echagaray para tal galardón. A la muerte del escritor, en 1920, el pueblo madrileño salió a la calle pero hubo un significativo silencio entre las autoridades. Debido a la lejanía y al poco conocimiento de la realidad insular, podemos afirmar que las letras canarias han sido ignoradas o escasamente valoradas por quienes escriben la historia de la literatura española desde la óptica madrileña. Así ha sucedido con autores tan significativos como Cairasco de Figueroa, los miembros de la Ilustración, el poeta Tomás Morales y resto de los miembros de su generación, el gran escritor del surrealismo Agustín Espinosa y los componentes de la Antología Cercada, con los que surge el primer aldabonazo de la literatura social en España, 1947.

La literatura escrita en Canarias tiene más de cinco siglos de vida. Desde las Endechas a la muerte de Guillén Peraza, 1447, hasta hoy se ha ido construyendo un cuerpo que sin duda posee especificidades, las que ya enumeró Valbuena Prat en los años veinte del siglo pasado y seguramente alguna más. Esta latitud y este aislamiento generan una actitud especial, una mirada distinta, y por tanto conforman un entorno psicológico particular. Probablemente aquí la vida sea percibida desde una cierta conciencia de desamparo, de soledad y del dramatismo que generó nuestra propia historia, aunque todo ello ha de ser matizado por ese sentimiento irónico y el ejercicio humorístico que el insular cultiva con especial predilección.

Así pues nos afectan tanto la insularidad como el eclecticismo, el hecho de surgir en un territorio de ida y vuelta en medio del Atlántico, el ensimismamiento pero también el cosmopolitismo y la constante vocación de conectar con las vanguardias. Desde Cairasco y Viana hasta la Ilustración, con el auge de la historiografía, el auge de la poesía, el surrealismo, el ensayo y la narrativa, la literatura hecha en estas islas tiene calidad comparable a la de otros territorios similares.

Cairasco de Figueroa incorpora el paisaje, la añoranza de la selva de Doramas, y anuncia el barroco. Su sucesor, Viana, fue un prerromántico que glorificaba a los caudillos y princesas guanches con su conocido poema épico, dando pie a un uso y abuso de esta mitología. Pero es en el Setecientos cuando la literatura insular florece y se vuelve didáctica, moralizadora, “ilustrada” para la pública utilidad. Viera y Clavijo viene en el tiempo en que surge la primera universidad, las Sociedades Económicas de Amigos del País, las primeras bibliotecas, las mejoras agrícolas. Tomás de Iriarte, en sus Fábulas, recupera la inventiva del género. El tercer gran hombre del XVIII es el lanzaroteño Clavijo y Fajardo, cuya vida aventurera inspira el drama Clavijo, de Goethe. Con el Romanticismo se exalta el pasado prehispánico, la mitología del guanche como “buen salvaje” y nace el sentimiento de exaltación regional. A finales del XIX surge en Tenerife la Escuela Regionalista, fundamentalmente poética. Es el momento de ilustres trasterrados como Angel Guimerá y Pérez Galdós.

En el tránsito del XIX al XX llega la edad de la poesía; el Modernismo americano y la Generación del 98 prenden con fuerza. Domingo Rivero nos da su Oda a mi cuerpo. Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón son figuras centrales, aunque Morales es considerado un simple epígono del modernismo y su nombre está menos considerado que Salvador Rueda, el editor Carlos Barral afirmó más de una vez que era el mejor poeta modernista español. También hay cultivadores de la novela y el teatro desde perspectivas costumbristas (los Hermanos Millares, Angel Guerra, Leoncio Rodríguez, Benito Pérez Armas). Hacia 1920 se anuncia una nueva literatura con Gaceta de Arte, con Agustín Espinosa en novela y Pedro García Cabrera en poesía, además de Gutiérrez Albelo, Pérez Minik y Eduardo Westerdahl. Para Gaceta la insularidad es un gozo y las islas un territorio que permite la observación del mundo, un lugar para absorber y digerir, y devolver la mirada. Agustín Espinosa es el mejor escritor del surrealismo español, con su extraordinaria novela Crimen y con otras aportaciones magníficas como Lancelot 28º 7º.

En 1947 la Antología Cercada da la voz a Lezcano, Agustín y José María Millares, Ventura Doreste y Angel Johan, en un momento en que por la vigilancia de la censura esta poesía disidente está siendo represaliada en la Península. La Generación del Medio Siglo ahonda en la tradición. Y así llegamos a la novela. Los fetasianos son frutos del silencio y el vacío, generan una literatura casi hermética, repleta de símbolos pues no retratan la realidad a la manera del realismo social sino que beben en Kafka, Beckett, el absurdo. El archipiélago ha cambiado: ya no es una sociedad rural sino una sociedad de servicios turísticos. Con los 70 aparecen nuevos escritores que intentan aproximarse a la realidad desde un tratamiento irónico, desde los procesos de la historia, desde la búsqueda del paisaje y del mito.

Las islas son un borbotón de creación en diversos campos –las artes plásticas, las nuevas tecnologías, la música, la poesía, la novela, incluso el cine- pero esta cultura es poco asumida y valorada. La burguesía insular aprecia de manera insuficiente sus propios valores culturales y patrimoniales, y la desvertebración se agrava con el intento de reinstaurar a diario el pleito insular. Las humanidades están siendo abandonadas, el fracaso educativo es evidente en nuestra tierra y recuperar y divulgar el cuerpo literario regional no es tarea fácil, aunque se convierte en tarea imprescindible. Ganar lectores y cómplices no es sencillo pero los creadores necesitan profundizar en estrategias de aproximación, potenciar mecanismos que catapulten su trabajo en la sociedad.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Bruce Springsteen, 67 años

Hoy es un día grande. Porque el Boss aprendió a correr y a cantar temas melancólicos y críticos sobre el sueño americano. Y hoy es su cumpleaños, a caballo entre Virgo y Libra, por encima de las depresiones que confiesa padecer, con toda la rabia y la potencia de uno de los más grandes rockeros de todos los tiempos. Nacido en el prodigioso 1949, compartimos año, signo del horóscopo y alguna que otra bajona propia de la gente con sensibilidad ante las cosas que suceden a nuestro alrededor. Salve al Jefe. Y que sea por muchos años.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

"Dios no ha muerto, se ha transformado en Dinero"


Eduardo Sanguinetti, filósofo
 
Existimos hace décadas en crisis financieras, económicas, de relación, religiosas y culturales, que se han tornado en rutina y modo de vida “paranormal”, de todos los “animales de la granja” (George Orwell dixit), que habitan este degradado mundo de temerosos y vagabundos, sin pertenencia y sobre todo con un horizonte desdibujado, en un futuro sin matices y difuso.

Esto desarticula toda posibilidad de relacionamiento, empeorando y haciendo imposible la participación en la política que define las normas democráticas, hoy inexistentes en el sentido original y noble, del gobierno del pueblo a través de representantes legítimos.

Ciudades vigilando a sus habitantes devenidos en delincuentes potenciales para el nuevo orden imperial, en paseos, parques, plazas, avenidas y edificios, en fin convertidos todos en “ciudadanos bajo sospecha”. En nombre de la sacrosanta seguridad, hipotecamos nuestra libertad de vivir en intimidad y todo lo que de sagrado asimila este término, hoy ausente en los modos y prácticas de una comunidad sin fines, salvo el lucro y la humillación del consumo de cualquier basura que las corporaciones económicas, que dominan el mundo, ordenan.

Walter Benjamin, lanzó al mundo, hace más de 70 años, la idea de pensar al “Capitalismo como una religión”. Hace unos días, el pensador Giorgio Agamben, hace mención acerca de lo meditado y escrito por Benjamin, en una entrevista otorgada al medio Raqusa News, titulada “Dios no murió. Se transformó en dinero”. Por cierto coincido plenamente con Benjamin, y con el agregado de Agamben pues ¿quién puede negar que “el Capitalismo, hoy es una práctica religiosa atroz, implacable e impiadosa, la más bestial que jamás ha existido, desconociendo un estadio de redención, para todos/as sus fieles”, tal como lo manifiesta este filósofo italiano.

“El Capitalismo celebra un culto cuya liturgia es el dinero, activo incorpóreo por el que las mayorías ofrendan sus existencias”. El Dinero es todo, es Dios, deidad suprema del mundo que intentamos habitar.

¿Qué podemos esperar del Capitalismo, tendencia genocida, necrótica y anquilosante, devenida en religión, hoy en su cenit absoluto, reinando en la denominada aldea global?

En fin, no esperemos nada salvo de nosotros mismos. Ninguno de nosotros está intacto, pues nos han disparado a quemarropa, somos blancos móviles de un mundo saturado de referentes desconocidos, que dictan y rigen sobre nuestras vidas y la de nuestros pobres y torpes políticos, asimilados a las prácticas de gestión de gobierno del siglo XX.

Solo tenemos una vida para vivir; debemos honrarla en verdad y libertad. Pero por ahora, ante el estado de las cosas, no es más que un anhelo y frecuentemente una desesperación.

martes, 20 de septiembre de 2016

La soberbia de creernos inmortales


El desarrollo tecnológico es tan veloz y tan omnipresente que algunos caen en la tentación de pensar que los hombres podrán desafiar todos los límites. La criónica es la preservación a baja temperatura de humanos y animales que la medicina actual no puede mantener con vida. Se trata de congelarlos para que en un futuro el progreso de la medicina pudiese reanimarlos, algo así como poner en práctica la idea de la resurrección que promete la mayoría de las religiones, idea que –aunque es difícil conciliar con la razón viene a actuar como un bálsamo ante la certeza de la muerte. Se dijo que el famoso Walt Disney fue de los primeros en someterse a este procedimiento, pero al parecer no es cierto ya que fue incinerado. No solo en Estados Unidos sino también en Rusia hay ya compañías dedicadas a esta actividad, el coste del proceso asciende a 36.000 dólares, unos 30.000 euros. En opinión de los técnicos, un cuerpo congelado antes de la descomposición se puede llevar a un estado de anabiosis. Así se puede conservar hasta el momento en que los científicos puedan revivir a los muertos, cuando la medicina del futuro sea capaz de curar las dolencias que les llevaron al fallecimiento. Gran parte de los científicos y médicos ven la criónica con escepticismo. Sin embargo, entre los crionicistas hay una elevada representación de científicos. El apoyo científico se basa en proyecciones de tecnología futura, especialmente nanotecnología molecular y nanomedicina, ya que algunos creen que la medicina, dentro de algunas décadas o siglos, permitirá la reparación y regeneración a nivel molecular de los órganos y tejidos dañados. Se especula que en el futuro la enfermedad y el envejecimiento puedan ser reversibles. Oficialmente, la ciencia niega esta posibilidad, pero la actividad de las compañías dedicadas a esto es completamente legal, ellas ofrecen a los clientes una información precisa de su actividad y de las perspectivas de revivir.

Pues bien, el gran novelista norteamericano Don Delillo ha publicado recientemente su obra Cero K, una historia densa que cuenta las actividades de un centro en el que llega a practicarse la eutanasia en personas con enfermedades terminales a fin de poder iniciar el experimento. DeLillo es uno de los grandes narradores norteamericanos, obsesionado con analizar los límites de la condición humana, clásico desde que escribiera obras como Ruido de fondo y Submundo, y ahora nos da ahora una novela fría y devastadora sobre la extinción. La utopía de los endiosados que creen poder vivir más allá de la muerte física, a través de un relato que contiene ciencia ficción y también ficción filosófica. La tecnología y sus límites como telón de fondo, y los sentimientos de angustia y melancolía, de ansiedad. En un país asiático, en un lugar que se intenta mantener en secreto, existe un centro donde se congelan los cuerpos de quienes van a morir. Una novela impactante que  es un elogio a la vida y a las sensaciones, con una reflexión sobre el arte, el terrorismo, la identidad humana. El libro, de gran intensidad, te deja una sensación de náusea, a través de unas páginas escritas con un halo de perfección. Autor de 16 novelas y 3 obras de teatro, ha ganado numerosos premios internacionales.

La pregunta clave es si la ciencia sería capaz de encontrar todas las soluciones para nuestros miedos y limitaciones, si la ciencia puede convertirse en un nuevo dios, un becerro de oro al que todos hemos de rendir cuentas. Para los agnósticos como yo, estas cuestiones tan solo incrementan las preguntas y dudas que uno se hace cada mañana. Pues ahora que todo es tan rápido y tan evanescente, hay soluciones médicas que llaman la atención porque rompen todas las barreras de lo que antes se llamaba ética. Por ejemplo, forzando los mecanismos de reproducción asistida hay mujeres que se quedan embarazadas con 62 años, incluso hay algún caso de septuagenarias que al tener un hijo a tal edad están perturbando los límites de la lógica. Es lícito preguntarse si la premisa principal de la criónica es que la memoria, la personalidad y la identidad se encuentran almacenadas en la estructura y la química cerebral. Esta premisa está generalmente aceptada en medicina. Además se sabe que la actividad cerebral puede detenerse y después reactivarse bajo determinadas circunstancias, aunque como regla general no se acepta que los métodos actuales preserven el cerebro lo suficientemente bien como para permitir la reanimación de la mente en el futuro. Para sus detractores la justificación de la práctica actual de la criónica no está clara, dadas las limitaciones actuales de la tecnología de preservación. Actualmente las células, tejidos, vasos sanguíneos, pequeños animales completos y algún órgano de pequeños mamíferos se pueden criopreservar de forma reversible. Algunas ranas pueden sobrevivir durante unos pocos meses en un estado parcialmente congelado unos grados por encima de la congelación pero no se trata de auténtica criopreservación. Los crionicistas responden que la demostración de la reversibilidad de la preservación no es necesaria para alcanzar el objetivo actual de la criónica, que es la preservación del cerebro y que puede ser suficiente para prevenir la muerte teórica de información hasta que sea posible repararla en el futuro.
Lo que sí está claro es que la esperanza de vida se ha extendido de manera considerable, de tal modo que si hace medio siglo años poca gente llegaba a los 60, lo cierto es que en los próximos años cada vez habrá más personas centenarias. Pero en 2045, el hombre será inmortal. Así lo afirma José Luis Cordeiro, un  profesor de la Singularity University, institución académica norteamericana creada en 2009 por la NASA, que ha participado en el encuentro 'Inteligencia artificial y porvenir de la especie humana' de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Ni el sida, ni el cáncer, ni el hambre. Nada. En poco más de 30 años, ninguna enfermedad podrá acabar con la especie humana porque, según asegura, "el envejecimiento es una enfermedad curable". En 2029 tendremos artefactos del tamaño de un ordenador capaces de sobrepasar el nivel de inteligencia del ser humano". Para hacer semejantes afirmaciones, Cordeiro se basa en una corriente cada vez más extendida y de la que ya se hizo eco la revista Time: la llamada "singularidad tecnológica". Ésta apunta hacia el progreso tecnológico y la llegada de la inteligencia artificial como las herramientas que acabarán con la 'edad humana' y darán lugar a la 'edad posthumana'

lunes, 12 de septiembre de 2016

El encanto de Zurich (cuento)


Cuando Carmen estuvo internada por aquella operación de vesícula, Anselmo se sintió mal. Lo más temible fue el desamparo de las noches mientras la ciudad le enviaba sus mensajes: el tráfico que nunca cesa, las ambulancias, los bomberos y las patrullas de policía, los vagabundos y borrachines a deshora, los ladridos de perros vagabundos.

Por fortuna todo salió bien, y un domingo por la mañana fueron al centro. Hacía tantísimo tiempo que no visitaban el museo del Prado que Velázquez les resultó un descubrimiento.

Como cada año, habían regresado de Ibiza: a pesar de la edad, con las carnes ya desmadejadas, estaba bien sumergirse en aquel paisaje con sus calitas transparentes. Después de muchos veranos todo formaba parte de una rutina. Y cada septiembre se repetían los atardeceres, sin que nadie irrumpiese en sus vidas. Ciertamente, las relaciones eran escasas: la agencia que les alquilaba la casa, los dueños de restaurantes, los camareros de los bares, alguna pareja de edades similares.

-No me digas que resulta preferible Mallorca. Nadie aguanta a esos ingleses que no paran de inflarse de alcohol para buscar pelea.

Ya de vuelta, acudieron una multitudinaria exposición, y al salir ella le expresó que no le gustaba demasiado aquella mirada sobre la zozobra. En realidad, prefería la pintura que embellece la realidad, por eso amaba lo clásico. Carmen lo explicaba así: el arte contemporáneo se recrea en lo feo y lo tétrico, tan sólo busca provocar. “Claro que no pretenderás que el arte siga anclado en el siglo diecisiete, ya ha llovido mucho desde entonces”, replicaba él, con mucha convicción. “Sin embargo la esencia del arte ha de ser siempre la misma, propuesta que debe reflejar armonía y belleza, por ejemplo Dalí hace guiños, juega a desconcertar pero es bello” –insistía-. Él no se quedaba contento y replicaba: “En absoluto, la realidad se ha vuelto caótica y amenazante, y se intenta forzar esa impresión.” El trataba de ser convincente, aunque no siempre lo conseguía. Por fortuna se manifestaban de acuerdo en lo fundamental. Incluso había logrado interesarla en Vivaldi y en Van Gogh; a cambio, se acostumbró a las sesiones de ópera, incluso a las de zarzuela.

Llegaba a sentir tal necesidad de ella que ya no sabía respirar sin su respiración, ni saborear alimento alguno si no era a través de su boca, ni pronunciar los vocablos más tristes o más bellos si permanecía muda. Ella era el principio y el fin.

-Algún día, cuando ya estemos rendidos, quiero que nos apliquen la eutanasia al mismo tiempo.

Se lo había dicho años atrás, un día en que caían blandos copos de nieve sobre los arcos renacentistas de la Plaza Mayor. Fue como si aquella nieve le hubiese propiciado alguna señal. Tal vez lo hizo para quitarle buena dosis de dramatismo a la idea de la extinción y no darle excesiva importancia. Si es un acto natural, afrontémoslo con calma y todo saldrá bien: acaso fuera esa la intención. Así que miró al frente, la vida era un libro entreabierto que todavía mostraba muchas páginas en blanco. Pues aunque algunos de sus capítulos exhibiesen tachaduras y borrones que ya resultaban difíciles de reparar, también era cierto que los mejores fragmentos estaban por venir.

-¿Estás segura?

-Por supuesto.

Eso dijo. No deseaba permanecer sola tras la desaparición de él, y –conociendo su debilidad- tampoco quería dejarlo atrás. Pues ni los hijos que ya habían engendrado ni los nietos que llegasen podrían ser capaces de amortiguar tanta ausencia.

Era una mujer con una figura todavía hermosa. Insistía, ni siquiera por el mayor tesoro imaginable se prestaría a padecer cada una de las noches que le restasen sin él. Claro que aún faltaba mucho para eso: cada noche aspiraría su olor en la almohada, le haría proposiciones deshonestas con cierta frecuencia. Por eso insistió en que compartirían el instante de la marcha, vendría a ser una elevación sobre la mediocridad del destino, una pequeña venganza por tantas ilusiones que no cuajaron, por tantas renuncias. ¿O acaso sería todo lo contrario: la máxima sublimación posible en esta vida? ¿Un gesto de plenitud, mediante la cual les sería concedida una brizna de purificación?

Se quedó sin palabras, era terrible el anuncio de una inmolación simultánea. Ignoraba cómo agradecerlo, a veces las mujeres parecen tan generosas que lo aturden. Así que, por un instante, soñó que –antes que perder la memoria de sí mismos por el alzheimer- ambos se convertirían en semidioses como Icaro para planear sobre la devastación, agitando las alas ascenderían para fundirse con el sol. En la escena: beberían una botella del mejor champán, tomarían alguna sustancia que les nublases la conciencia y recibirían la pastillita de diez gramos de pentobarbital sódico que les proporcionaría un viaje plácido. Discernirían con la voluntad firme que la supervivencia del uno sin el otro era peor que el cáncer o las enfermedades degenerativas, convencerían a los responsables de la clínica y finalmente elegirían la fecha: a ser posible un discreto fin de semana. Pues Dios nos ha dado la existencia, pero también nos otorgó el sentido de la responsabilidad personal y sobre todo nos concedió la libertad de rechazar la postración de la extrema soledad. No tolerarían que sus últimos años se convirtiesen en insoportables.

-Pero antes exprimiremos a fondo los días. Para que la nada no consiga llevarse algo valioso de nosotros.

Ese fue el pacto: realizar las locuras, emprender experiencias arriesgadas. Y cuando supo que ella lo amaba hasta ese punto fue como si despertase a la iluminación. Pues mucho después –desencarnados y errantes- permanecerían tan unidos como el día con la noche hasta que llegase la hora de regresar al mundo de los mortales, y de nuevo necesitaran ganarse el pan de cada día, los viajes del verano y el Teatro Real.

Y a punto de tomar el vuelo que los llevaría a esa clínica suiza donde entienden el problema y le aplican una solución digna, piensa que ha sido un tipo con suerte. Todo sucedería según lo pactado, con una sola salvedad: preferían que nadie de la organización los acompañase, pues se tenían a sí mismos. Ya habían arreglado sus asuntos, se habían despedido de la familia y los amigos, emprendían el vuelo.

Todo fue según lo previsto: les facilitaron lo imprescindible para la salida. Pero cuando ella ya se había quedado yerta entre sus brazos él pidió la cuenta y se marchó a Brasil en busca de su mulata.

(Ilustración: Chagall, Museo Von Thyssen, Madrid)

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Donald Trump y el apocalipsis


Si Kafka viviera en estos días podría escribir un cuento de terror sobre un país cuyos ciudadanos están condenados a votar hasta el fin de los tiempos. Danzad, danzad, malditos, era el título de una película ambientada en la Gran Depresión norteamericana. Y ahora aquí los ciudadanos están condenados a votar aunque estén extenuados, mientras los receptores de esos votos observan sin inmutarse, como si cada papeleta fuera un bofetón porque en realidad cada uno de los candidatos desea gobernar con mayoría absoluta. Desterrada aquella caduca idea del pacto y del consenso, funciona el mensaje de que yo me lo tengo que guisar y comer para mí solito. Y en este bucle de acudir a las urnas sin que el hecho tenga el menor sentido, el votante puede estar tan harto que acabe arrojando la urna al primer político que encuentre en la calle. El votante necesita a quien lo represente, pero ni hay ética ni se le espera.   

Nos encontramos en plena ola conservadora, así sucede cuando llegan las crisis de profundo calado. Al otro lado del charco la carrera presencial está en auge, y los pronósticos registran grandes fluctuaciones de la opinión de una semana a la siguiente. Claro que esto de hacer encuestas a tutiplén constituye un gran negocio cuyas predicciones no resultan fiables, pero la aparente ventaja que llevaba Hillary en los sondeos está evolucionando hacia el empate técnico, con ligera ventaja de Trump. El magnate se atrevió incluso a ir a México para, delante del presidente y sin que este se atreviera a replicarle, seguir amenazando con poner una muralla que impida la llegada a USA de los indeseables. Y lo sorprendente es que pudiera hacer ese nuevo ejercicio de desprecio sin que nadie le cantara las cuarenta. Porque dentro de la actual tendencia que cruza el planeta, con gobiernos tan significativos como los de la germana Angela Merkel, la británica Teresa May o el Sarkozy que se apunta para ganar en Francia, no sería demasiado extraño que este lenguaraz y peligroso Donald Trump se hiciera con la presidencia. Con lo cual las cosas no serían exactamente las mismas para Europa, los inmigrantes y los países del bloque sur. Después de un presidente de color, Hillary podría ser la primera presidenta de la primera nación del mundo, pero la polémica no la abandona por el uso de correos privados mientras era secretaria de Estado así como también ha recibido críticas por actividades de la Fundación Clinton.

La victoria de Trump pondría en cuestión cosas importantes. Por ejemplo cree que el cambio climático es pura mentira. Aunque el millonario cree importante mantener limpios el aire y el agua, considera que poner restricciones ambientales para los negocios reduce la competitividad en el mercado global. Además quiere promover una masiva deportación de por lo menos 11 millones de inmigrantes que viven de manera irregular en su país. Su idea no solo es criticada por xenófoba, sino también por derrochadora: se calcula que hacerlo podría costar cerca de 114.000 millones de dólares. Pero no solo entra en su ideario la deportación, sino que,de llegar a ser el jefe, terminaría con la "ciudadanía por nacimiento", la legislación que garantiza la ciudadanía estadounidense a las personas que hayan nacido en su suelo, sin importar si son hijos de inmigrantes indocumentados.

Para él la solución al problema de la inmigración es la gran barrera. El aspirante quiere construirla para mantener alejados a los parias del hambre, así como evitar la entrada de refugiados. El republicano ha sugerido que los mexicanos que han llegado a EE.UU. son en su gran mayoría puros criminales. "Ellos están trayendo drogas, crimen y además, son violadores", dijo. También cree que México debe pagar por ese muro, que costaría una enormidad. Igualmente, piensa que “los líderes de México se han aprovechado de Estados Unidos al usar la inmigración ilegal para exportar el crimen y la pobreza de su propio país.”

Trump "bombardearía a Estado Islámico hasta hacerlo desaparecer de la faz de la tierra". Piensa que ningún otro candidato sino él sería lo suficientemente fuerte ante el autodenominado Califato. Su estrategia sería cortar su acceso a las plantas petroleras. Este es su razonamiento: ¿Saben por qué son ricos? Porque tienen petróleo. Les arrebataré por completo su fuente de riqueza, que es el crudo. Los bombardearé hasta erradicarlos.

Otro de sus postulados polémicos consiste en su deseo de prohibir la entrada de los musulmanes en Estados Unidos. En otras intervenciones ha tratado de dulcificar tal mensaje, señalando que hay que vigilar las mezquitas para evitar atentados del islamismo radical. Para contrarrestar posibles atentados, debe existir vigilancia federal en los centros religiosos del islamismo, los musulmanes deben ser vigilados por las fuerzas de seguridad como una iniciativa "contraterrorista" y no le importa si esta iniciativa es vista como "políticamente incorrecta". Por lo demás, defiende y exalta la tenencia de armas y suprimiría la pequeña reforma sanitaria que Obama consiguió para los menos favorecidos.

Después de las propuestas del Tea Party, el ala más radical de los republicanos, en las elecciones en las que ganó Obama, ahora habrá que ver si el cóctel de ideas de Donald Trump encaja con los postulados de eso que llamamos la América profunda, en un instante en que el Estado del Bienestar está cada vez más amenazado por la recesión, los recortes y el triunfo del individualismo, y ahí aplicaría su promesa de disminuir impuestos que entrañará mayor caída de los derechos sociales. Si se erigiese en presidente tendría enfrente a una Europa en crisis de identidad, un continente en riesgo de desilusión y desintegración. Él se definió firme partidario de la salida de Gran Bretaña, y guiaría a una Europa en la que la extrema derecha gana posiciones de año en año, no solo en el antiguo bloque del Este sino también en la Europa occidental y nórdica. A China la pondría en su sitio y la obligaría a devaluar su moneda, forzaría al gigante asiático a cambiar sus estándares ambientales y laborales; además se llevaría bien con Putin.

De todos modos, la candidata demócrata mantiene cierta ventaja entre los votantes hispanos y afronorteamericanos. Por lo que respecta a España, si finalmente consigue gobernar es seguro que el señor Rajoy se llevaría bien con el señor Trump. En realidad, la economía y la política son tan pragmáticas que seguramente el huracán Trump nunca llegaría a convertirse en el apocalipsis que anuncian sus declaraciones extemporáneas. El capitalismo, cuando conviene, sabe aparentar un rostro humano.

DeLillo y la inmortalidad

Uno de los grandes narradores norteamericanos, clásico desde que escribiera obras como Ruido de fondo y Submundo, nos da una novela fría y devastadora sobre la muerte. La utopía de los endiosados que creen poder vivir más allá de la muerte física, a través de un relato que contiene ciencia ficción y también ficción filosófica. La tecnología y sus límites como telón de fondo, y los sentimientos de angustia y melancolía, de ansiedad. Un centro donde se congelan los cuerpos de quienes van a morir, hasta que la medicina del futuro pueda curarlos, para que entonces vuelvan a vivir. Una novela impactante que  es un elogio a la vida y a las sensaciones, con una reflexión sobre el arte, el terrorismo, la identidad humana. El libro, de gran intensidad, te deja una sensación de náusea, a través de unas páginas escritas con un halo de perfección.

Autor de 16 novelas y 3 obras de teatro, ha ganado numerosos premios internacionales.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Nuevo homenaje al poeta Luis Natera


En la playa de Salinetas, Telde, se celebró en la tarde del viernes 2 un nuevo homenaje al poeta Luis Natera, tal como nos muestran las imágenes del entusiasta Jesús Ruiz Mesa, siempre dispuesto a difundir la cultura teldense y de toda la isla.