Son
de distintas generaciones, con una semejanza: ambas han luchado y luchan por
difundir la literatura, prolongan su trabajo en el aula con promoción e intervenciones
de autores invitados. Docentes de largo recorrido, por sus centros han pasado
creadores de distintos ámbitos. También son escritoras y por ello asumen con
más rigor su compromiso. María José Godoy tiene tres poemarios y otro libro
como coautora, con Dunia Sánchez. Ha figurado en dos antologías: Mujeres 88
(Antología de poetas canarias) y Maternidad. De su participación en un taller
de poesía surgió la antología Una isla dentro. En 2019 figuró en el Mejor
Docente de España, quedando en sexto lugar en los premios Educa Abanca, también
participa en cine educativo y en el fomento de la lectura y escritura. En su
centro, el Gutiérrez Rubalcava, creó el programa Encuentros con el autor, desde
2015. Para ello invitó a profesionales de diferentes ámbitos: escritores,
pintores cantantes y músicos, compositores, fotógrafos, escultores, periodistas.
El alumnado realiza los talleres con el invitado
y sus trabajos son expuestos en museos o bibliotecas del entorno, su actividad
es incesante: debates en Ferias del Libro, homenajes diversos, antología
canario-argentina, talleres de cuentos, coloquios en la Asociación Mujer
Canaria. En definitiva, una profesional
docente que se expande más allá del aula.
En
junio de 2021 presentó en la Biblioteca Insular Las Rosas del Atlántico, por el
centenario de la muerte de Tomás Morales. El covid lo había retrasado, pero
finalmente se materializó el 18 de marzo de 2022, y más tarde en la Casa de la
Cultura de Tacoronte, de la mano del editor Ánghel Morales. El 19 de noviembre
se llevará a Los Llanos de Aridane, La Palma, y lo presentará Rosario Valcárcel,
siempre buscando la integración y participación de poetas actuales, que podrán
leer sus propios versos y participar en el debate. Con todo ello María José impulsa
una actividad valerosa y constante.
Rosario
Valcárcel fue docente en barrios marginales (Ojos de Garza, El Polvorín, La
Paterna,) y también invitaba en sus aulas a muchos escritores. Tiene diez
libros publicados y, más allá del registro erótico, en su obra se aprecia una
reflexión existencial sobre el papel de la mujer en la historia. Tiene poemarios,
libros de cuentos, una novela y un ensayo, varios de ellos traducidos al
alemán, francés y rumano. Su poesía es emocional e intimista, voz de la memoria
y de los deseos, vital y apasionada, no exenta de sentido social y de las reivindicaciones.
Su primera obra, La Peña de la Vieja y otros relatos, fue elogiada por Justo
Jorge Padrón y por Jorge Rodríguez Padrón por su rescate de la infancia y la
omnipresencia del mar. Afirma el profesor y poeta Antonio Arroyo que allí ya
existía una sensibilidad poética, la evocación y el despertar de los sentidos
ante la naturaleza priman sobre lo anecdótico, el candor y la sensualidad.
Su
último libro es “Territorios íntimos: las profundidades del placer”, en Amazon,
con Abra Cultural. Se trata de un ensayo que no solo constituye un canto
apasionado en pro de la libertad y la alegría de vivir sino que toma partido
por la mujer, la parte sumisa y dominada de la humanidad. Es un texto sobre el
sexo en los años 60, los juguetes sexuales, la ninfomanía, el pensamiento de
Virginia Wolf, Simone de Beauvoir y Violette Leduc, las fantasías, el arte de
mirar, el bondage, etc. La autora denuncia la falta de libertad femenina a lo
largo de las civilizaciones, la mujer que padece frente al patriarcado, un cuerpo
maltrecho. El poema La Purificación es un clásico que siempre emociona, un
alegato contra la ablación que, pese a estar prohibida, se sigue practicando en
tantos países de África. También constituye una reflexión sobre lo efímero de
la vida, el paso del tiempo y el anhelo de permanecer en el cuerpo del otro.
Es muy difícil que una persona ajena a la alta sociedad o al ejercicio de la política desate un conjunto de opiniones laudatorias tras su fallecimiento. Pedro Fuertes, cura del Claret, devoto de la literatura y sobre todo buena persona, lo ha conseguido con creces, solo hay que consultar los espacios a él dedicados tras su fallecimiento a los 90 años y su funeral en la catedral. Me congratula comprobar la adhesión a su persona y a su más que merecido reconocimiento.
Nos conocimos en el otoño de 1972, octubre, cuando conseguimos algo fantástico en su momento: un viaje fin de carrera para los recién titulados en la Escuela Oficial de Periodismo de La Laguna, sección de la de Madrid, que nos llevó a permanecer casi un mes en Venezuela, luego fuimos a México y por último a Nueva York. Nunca se ha visto nada igual: que periodistas bisoños hicieran de aparentes embajadores de la España franquista en países que disfrutaban democracias consolidadas. Está claro que en esa época España no tenía relaciones con México porque allí todavía se refugiaba un buen pelotón de republicanos, y entre ellos algunos canarios de manifiesta importancia, como Bernardo, hermano de doña Lola de la Torre, la musicóloga. Una vez superadas las sospechas iniciales, y tras demostrar que poco teníamos que ver con la dictadura, nos acogieron bien. Incluso Bernardo nos enseñó los ambientes republicanos que quedaban en la capital mexicana, vinculados con la cultura, y nos llevó a las impresionantes pirámides de Teotihuacán, un conjunto monumental. Inolvidable el dios de la lluvia, Tlaloc, en el Museo Arqueológico. Don Alfonso de Armas Ayala nos mandó recuerdos para importantes intelectuales de la época.
Era un grupo reducido de viajeros que habíamos terminado los estudios en aquella pobretona pero significativa sección de la Escuela de Periodismo, de donde salieron nombres como Cristina García Ramos, Juan Cruz y Julio Hernández. En el viaje iban Herminia Fajardo, Antonio Cruz Domínguez, Manuel Perdomo Afonso, Alfonso García Ramos, el padre Fuertes y yo mismo. No todos cumplieron el trayecto completo, recuerdo que Antonio Cruz volvió a Gran Canaria porque por primera vez iba a jugar aquí la selección española, que empató 2-2 con la entonces poderosa Yugoslavia. Creo que Pedro sí cumplió la totalidad del viaje,
Pedro era profesor del Claret, pero sobre todo era buena persona. Por allí pasaron mis hijos y yo fui invitado a dar alguna charla a primera hora mañanera, antes de hablar de las letras canarias había que cumplir los rituales que allí se observaban: una misa, varios padrenuestros, a las ocho de la mañana. Si me invitaba Pedro no podía negarme, sino que tenía que agradecerlo pues él era un hombre de la literatura, escribía y era un gran lector. Le encantaba explicar la asignatura, que sus alumnos atendieran. Y cuando nos encontrábamos por la calle exhibía una gran sonrisa, una muestra de su bondad y su filantropía, las últimas veces, ya bastante mayor, se le saltaban las lágrimas. Porque él era un sentimental y un personaje de otra época, de cuando las relaciones humanas eran más sencillas y transparentes, su actitud era la de un verdadero creyente, nada que ver con las actitudes de buena parte de la jerarquía católica, siempre tan poco acomodada a los tiempos, hasta el punto de que el papa Francisco no ha visitado este país y no creemos que vaya a hacerlo nunca.
Está claro que actualmente estamos encapsulados dentro de un sistema de relaciones insanas, la forma de vida al estilo norteamericano acentúa el individualismo y la competitividad. Se genera un tipo de conductas de insatisfacción e inadaptación y de ahí surge la soledad, el desamor y hasta el miedo. Todo lo contrario al Evangelio que predicaba el padre Fuertes, que ha tenido su gran homenaje póstumo.
Desde la Revista Trasdemar celebramos el Día Internacional
de las Bibliotecas 2022, una fecha conmemorativa que favorece la difusión de la
literatura en todos sus géneros y el fomento de la lectura en la sociedad,
promoviendo los libros y las bibliotecas como espacios esenciales de cultura y
de ciudadanía.
Desde el proyecto de La Poeteca, en la ciudad de La Laguna,
Tenerife, se ha impulsado la consolidación de un importante fondo bibliográfico
especializado en poesía contemporánea, albergando diferentes colecciones de
literatura en español con autores y autoras del panorama internacional que son
accesibles al préstamo exterior y su consulta con cita previa.
La Poeteca, impulsada por la Asociación Cultural 3 Orillas,
editora de nuestra Revista, ha contado con el respaldo de la Concejalía de
Cultura del Ayuntamiento lagunero, reuniendo en la actualidad alrededor de mil
volúmenes del género poético, destacando la pluralidad y riqueza de su
variedad. Junto a la programación mensual de lecturas y presentaciones de
libros, La Poeteca inicia una nueva etapa con la generación de propuestas
novedosas de colaboración a nivel insular, como la petición oficial al Gobierno
de Canarias para dotar dentro del catálogo al conjunto íntegro de las
Colecciones de literatura insular publicadas recientemente. Y a nivel
internacional, desde la Poeteca se ha planificado el inicio de un proyecto
piloto de relaciones de intercambio con espacios de relevancia en el ámbito
poético, como el Poetry Center de la Universidad de Arizona, una de las
colecciones más extensas de libros de poesía en Estados Unidos.
La Biblioteca del Poetry Center cuenta con más de 50.000
libros de poesía contemporánea y cuenta con una destacada “Reading Room” con
secciones separadas para revistas literarias, crítica de poesía, libros para
niños y antologías organizadas según la región geográfica. Desde la Poeteca se
realizará una donación de libros y se potenciará el intercambio con Canarias.
Desde la Revista Trasdemar impulsamos un archipiélago de
bibliodiversidad, apoyando la visibilidad y presencia de las bibliotecas
insulares, así como el mundo del libro en Canarias.
Antonio Arroyo Silva al tiempo que hace una evocación de Berlín nos hace una crónica de su viaje y expone los objetivos, el programa y las impresiones del público alemán sobre la XXV Cita de la Poesía en Berlín.
«Siempre nos quedará París» («We’ll always have Paris»), es la famosa frase de la película Casablanca (1942); la dice su protagonista Rick Blaine (Humphrey Bogart) a Ilsa Lund (Ingrid Bergman), para defender el amor por encima de la separación o, más bien, ese instante de verdadero amor que se queda en las brumas del pasado.
A mí siempre me quedará Berlín. No es un amor como el que expresa Rick hacia Ilsa. Se trata del amor mío hacia la ciudad de Berlín. Cambio de escenario, cambio de paradigma. Además, Berlín nunca me ha traicionado. Es una ciudad que adoro. Sus trenes, sus plazas, sus monumentos, su cultura y sus gentes. No hablo la lengua alemana, pero allá tengo amigos alemanes hispanohablantes, como José Pablo Quevedo y Barbara Krügger de Quevedo. José Pablo nació en Perú, pero muy joven recibió una beca que esto hizo que recalara en el Berlín Este de la Guerra Fría.
No es la primera vez que acudo a la Cita de la Poesía en Berlín. Fui invitado en el 2016 y también en el 2018. Esa amistad con José Pablo, Barbara, Jürgen Polinske y María Gutiérrez (canaria como yo) se fue fraguando hasta el punto de que decidimos crear una colección de poesía en español y alemán en donde intervienen un poeta canario y otro berlinés que hubiera participado en la Cita. Dicha colección se denomina Plegar Orillas y ya se ha editado el segundo tomo.
La primera vez que estuve fue maravilloso y me cambió todos los esquemas de la poesía y de la vida misma. De estar en un tranquilo Encuentro de poetas en La Palma a viajar rápidamente a Berlín, donde experimenté por primera vez la velocidad vertiginosa del mundo. Al principio sentí un extrañamiento; luego una fascinación, sobre todo porque, a pesar de la gran lejanía respecto a Canarias, solo había una hora más de diferencia. También por esos amaneceres a las tres de la madrugada. Después vino el abismamiento de sentirme como en casa.
La segunda vez fue de sueño. Fue el año en que fui galardonado con el Premio Juan Ramón Jiménez de Poesía, en 2018. Poco antes de ir a recibir dicho premio en Moguer, ya en Berlín me hicieron un homenaje en la casa del gran poeta alemán Ulrich Grasnick, situada justo al lado de la Ópera de Berlín y regentada por la bella estatua de mármol blanco del poeta Schiller. Ese día mi dieta de diabético quedó automáticamente suspendida. Al día siguiente, vuelta a Las Palmas a emprender el viaje a Moguer para la entrega del premio.
Y ahora, la tercera vez, hace unas semanas y después de años de aislamiento tras la pandemia tuvo lugar la XXV Cita en Berlín a la que fuimos invitados cuatro poetas canarios: Lucía Rosa González, Isa Guerra, Luis Ángel Marín y yo. En mi caso no solo como poeta sino como coordinador de la colección arriba mencionada.
Pero hagamos un extracto de los objetivos, programa e impresiones de nuestra presencia en Alemania, por parte de los organizadores y público asistente:
1.- En la ciudades de Berlín y Bernau, entre los días 14 de septiembre hasta el día 17 del mismo mes, se realizó la XXV Cita de la Poesía en Berlín con la presencia de poetas canarios, iberoamericanos y alemanes. En las semanas anterior y posterior se llevó a cabo con otros colectivos de poetas. Este Evento importante que se celebra cada año en esta urbe cosmopolita es una expresión de lo multicultural, de la tolerancia y del acercamiento entre las diversas culturas de la Tierra, en donde participarán los poetas, hermanados por diversos objetivo, que van encaminados hacia la conquista de la belleza humana, La Paz, la Vida y por hacer un mundo más tolerante y asequible para todos.
El evento, que es una iniciativa del poeta José Pablo Quevedo, fue un homenaje a conocidas mujeres de América Latina y de Alemania, quienes en forma pacífica han defendido la paz, el amor y la solidaridad y han entregado sus pensamientos trascendentes para la Humanidad. Entre otras están Gabriela Mistral (Chile), Gioconda Belli (Nicaragua), Alfonsina Storni (Argentina), Delmira Agustini (Uruguay), Inge Müller (Alemania). También a la poeta española Maribel Alonso, su hija Nela Sánchez Alonso, le rindió un homenaje con la lectura de un poema.
La XXV Cita tiene la consigna de la poeta alemana Ingre Müller “ich will alles von der Welt“ (“Quiero todo del mundo”)
2.-En cuanto al programa de la participación de los poetas canarios, así se estableció y se llevó a cabo:
14 de septiembre de 2022: 18.00 horas. Embajada de Cuba, Stavanger Strasse 20, 10439, Berlín.
Coordinación: Margit Streblow, José Pablo Quevedo, Jürgen Polinske
Participantes de la Embajada de Cuba: Sra. Embajadora de Cuba en Alemania, señora Juana Martínez; la Primera Secretaria de la Embajada de Cuba, Ivet López.
Participantes: Antonio Arroyo, Luis Marín, Lucía Rosa González, Isa Guerra García, Petra Namyslo, Katrin Schulz, Jürgen Polinske, Steffen Marciniak .
Participación del compositor y cantante alemán Frank Viehweg
Poetas cubanos participaron a través de la Embajada de Cuba, por primera vez, con el sistema de Internet directo, en Berlín, entre otros, Pierre Bernet Ferrand, Alex Pausides,, Alberto Peraza Ceballos, Karel Alexei Leyva Ferrer… entre otros..
Hubo un lleno y bocaditos para comer
15 de septiembre de 2022, 17 horas – Iniciativa Ciudadana de Hohenschönhausen-, Neustrelitzer Strasse 63 13055-Berlín.
Coordinador: José Quevedo y Bettina Grotewohl
Exposición de Fotografías („Geschichte aus Kubas“ de Jeans Schulze und Andreas Köhler)
Lectura de poetas internacionales de las Islas Canarias, América Latina y Alemania.
Participantes: Antonio Arroyo, Luis Marín y Lucía Rosa González, Isa Guerra García, Petra Namyslo, José Pablo Quevedo, Jürgen Polinske.
Unas 18 personas; hubo comida y vino y agua.
Participación de los poetas de las Islas Canarias: Antonio Arroyo, Luis Marín y Lucía Rosa González.
Animación: Jürgen Polinske.
Hubo un lleno y música del Romanticismo a cargo de dos excelentes músicos.
16 de septiembre de 2022, 18 horas /Club am Steintor, Berliner Str. 1, Bernau.
Coordinadores: Olaf Enkelmann, José P. Quevedo y Juergen Polinske:
Lectura de poetas internacionales de Canarias, América Latina y Alemania
Participantes: Antonio Arroyo, Luis Marín, Lucía Rosa González, Isa Guerra García, Jürgen Polinske, Petra Namyslo, Armando Navarro.
Hubo un excelente escenario, una exposición de José Pablo y comida.
17 de septiembre de 2022, 16 horas– Kunstraum La Girafe / Glogauer Str 24, Berlin- Kreuzberg
Coordinadores: Jaime de la Gracia y José Pablo Quevedo
Lectura de poetas internacionales de las Islas Canarias, América Latina y Alemania
Participantes: Antonio Arroyo, Luis Marín y Lucía Rosa González, Isa Guerra García, Jürgen Polinske, Petra Namyslo, José Pablo Quevedo…. entre otros.
3.- Presentaciones de libros: Diario de un volcán, de Lucía Rosa González de gran acogida entre los invitados presentes.
Presentación del libro por Juergen Polinske en varios escenarios, tanto de Berlín como en la ciudad de Bernau.
Presentaciones del libro “Dos huellas en el agua “de los poetas Luis Marín y Jürgen Polinske que fueron hechas en varios escenarios berlineses y de la ciudad de Bernau. Intervinieron Antonio Arroyo y Bárbara Krügger de Quevedo como prologuista, editor y traductora, respectivamente.
4.- Impresiones sobre la Cita:
Buena participación del público alemán, un lleno en varios escenarios berlineses y de Bernau. Buena recepción alemana a los poemas de los poetas y a los libros presentados.
Excelentes las traducciones de Bárbara Quevedo para la comunicación con el público alemán.
Destacaron los poetas canarios con sus nuevas creaciones poéticas y una buena impresión dentro del público alemán. Confraternidad y amistad con nuevos amigos de la poesía a través de la palabra.
Lucimiento en esta “Fiesta de la palabra “de los poetas canarios Antonio Arroyo, Luis Marín y Lucía Rosa ante un exquisito público berlinés y de Bernau, estos últimos fueron invitados a las reflexiones con los mensajes poéticos.
Muchos aplausos se vertieron, como cascadas de emoción, de parte del público presente. Plena amistad entre nuevos poetas y amigos alemanes ganados a través de la palabra bella. Nuevos puentes de entendimiento, como un “plegar orillas “, entre poetas cubanos, alemanes y de las Islas Canarias.
Hubo buena comida y una exposición del poeta y artista José Pablo Quevedo; él presentó muchas de sus obras en uno de los locales de la Cita de la Poesía.
El poeta Antonio Arroyo leyó también poemas de autores fallecidos y consagrados en Canarias, como Agustín Millares Sall, pero también leyó a los que no habían podido acudir, como María Gutiérrez, conocida como Puri.
Siempre nos quedará Berlín. Ando por esas calles y veo esas plaquitas de bronce taladradas al pavimento. En ella se da constancia de todos y cada uno de los judíos detenidos y asesinados durante el III Reich. Me detengo en el Museo del Horror, solo fotos que describen tanto crimen de guerra que cometieron los nazis. Más acá, el monumento del Holocausto en forma de laberinto; pero hay paz en sus corredores. Enfrente, el edificio horroroso y gris de la Gestapo, como recordatorio de algo que no debe ocurrir más. Ese fue el pensamiento de los aliados al bombardear Berlín antes de la invasión. Todos esos edificios devastados fueron reconstruidos tal como eran; pero en su base aún queda la metralla. Me veo en medio de la película El hundimiento. Bruno Ganz en el papel de Hitler. Me mira desde el infierno, lugar de donde, esperemos, nunca volverá. Claro, me refiero al personaje y no al autor que falleció hace poco y ahora andará por el paraíso de los actores. Los nazis perdieron la partida apostando por la intolerancia (y el asesinato de todo un pueblo, casi) y mira tú que el verdadero triunfo del pueblo alemán tuvo lugar en el polo opuesto. En Alemania actualmente conviven unas 180 nacionalidades, sin importar el sexo, las creencias religiosas u opciones políticas. Eso sí, hay que cumplir las normas democráticas y todo los extranjeros inmigrantes han de tener un permiso de trabajo para tener derecho a la seguridad social.
Siempre nos quedará Berlín. Y Bernau, donde viven José Pablo y Barbara. Desde el balcón divisé mi pino gigantesco, con su cabellera despeinada. El árbol que preside el cementerio soviético, donde, según las crónicas, los rusos emprendieron el último asalto a Berlín. Un día José Pablo me llevó a una exposición muy especial: las estatuas que adornaban las bungalós de los miembros del antiguo politburó. Eran casas pequeñas, viviendas unifamiliares; pero con los setos que las rodeaban y las esculturas, impresionaban a los contempladores. En el cementerio soviético hicimos este año, fuera de programa, un pequeño recital. También andamos los caminos mágicos del bosque de Bernau.
Siempre nos quedará Berlín. Vivir en Bernau, una ciudad medieval situada a 30 kilómetros de la gran urbe. Tomar el tren de cercanías hasta la antigua frontera que separaba el Este del Oeste. Todavía queda constancia del momento en que el muro fue derribado. Todavía queda el lugar donde la gente de la RDA se subía a saludar desde lejos a sus parientes de la RFA. Llegar al KunsthausTacheles en el barrio judío, una antigua fábrica de electrodomésticos de la RDA que, tras la caída del muro, fue ocupada por artistas de todo el mundo. Allí hubo conciertos de los rockeros más importantes, como Jim Morrison y también exposiciones de los pintores más destacados de los ochenta. Y, por supuesto, fue un centro neurálgico del hipismo mundial y el comienzo del movimiento okupa.
Otro día, rumbo a la Puerta de Brandemburgo, saco unas instantáneas de las barcas que navegan por el Spree llenas de turistas. De pronto, el flash de mi cámara se parece a ciertos focos que apuntaban a los desesperados alemanes del Este que se tiraban al río para huir. De pronto, como en las películas, el Spree, rojo de sangre. Fue solo un instante, un rapid eye movement, de mi ensoñación. En Brandemburg,Tor, nuevo recital improvisado: Luis Marín y yo. Justamente ese día había una manifestación multitudinaria en contra de la ley del aborto. Cientos de policías por todos lados, líneas de tren y calles cortadas. Teníamos que desplazarnos en autobús (habíamos comprado un billete ABC). Realmente lo nuestro, sin proponérnoslo, fue un acto de rebeldía. Después, visita al barrio turco. Los turcos, en contra de la ley del aborto, irrumpían con sus coches engalanados con la bandera de la media luna, a todo trapo por las vías y con un escándalo de pitas tremebundo. Después, tranquilidad absoluta.
Un día volveré a Berlín, un día quizás aciago y lleno de arboledas. No me detendré por el camino, a Ulises lo dejaré con los escollos. Luz no vista en los finales de los túneles: no es Berlín, no es Ítaca, no el viaje. El hecho de volver es suficiente, incluso el ansia, incluso la memoria, donde ya nadie espera, solo Bárbara y José Pablo en Tegel o en Schönefeld. Ya no importa el U-Bahn, ni el Tiergarten, ya no importa brillar en una foto con Bundestag al fondo. No las estatuas, las personas importan, el calor, aunque el frío del norte arrecie ortigas. Importa aquello mismo que llevamos a fluir por el Spree de mis silencios. Un día el corazón ya sin el cuerpo volverá a donde el pino despeinado que alumbra el cementerio soviético de Barnau. Un obús de corazón que encuentra ese momento de estallar entre retamas y olvidos. Siempre nos quedará Berlín.
Como nuestra cultura
tiene una prisa enorme por dejar atrás las malas noticias –guerra de Ucrania, emergencia
climática, alza de precios, desplome económico– no me extrañó que desde el 1 de
octubre algunos centros comerciales ya exhibieran la artillería navideña, los
arbolitos, los adornos, como si el consumo que viene nos pudiera anestesiar de
las contradicciones. A pesar de que habrá menos alumbrado, qué prisa tenemos
por quemar la vida. Pero también hay que pararse a reflexionar de vez en
cuando, por eso en sendos vuelos a Bucarest y Ammán iba pertrechado con libros
de autores en el ejercicio de su madurez. Los nombres prestados, de Alexis
Ravelo, y Mediodía eterno, la última novela de Santiago Gil, que ganó el Pérez
Galdós este año.
Nadie duda que Alexis,
51 años, es un consumado practicante de la novela negra, su reciente premio de
novela Café Gijón contó con el refrendo de Rosa Regás, Antonio Colinas y José
María Guelbenzu en el jurado. Alexis ha sido un currante ejemplar, desde
aquellos tiempos en que trabajaba en el bar del Cuasquías y nos ofrecía un ron rojo
de Jamaica hasta su titulación como licenciado en Filosofía Pura hay un largo
camino de superación personal, desde las primeras novelas que publicó con
Anroart a las que están saliendo en los últimos años el progreso es evidente,
sin olvidar la que dedicó a la guerra civil en La Palma. El mismo confiesa que el
reciente libro lo trabajó siete años, y tuvo numerosas versiones hasta llegar a
la definitiva. Un thriller psicológico, una novela pulida, muy trabajada y bien
estructurada, se sirve de un narrador omnisciente para abordar temas vitales como
el terrorismo y sus secuelas. Deja el regusto de unos materiales bien
manejados, con mucha dedicación hasta dar con la versión definitiva. No es
literatura improvisada, los personajes y los diálogos están muy bien
construidos y, al final del libro, surge con toda su fuerza la historia del
perro Roco, una historia de ternura y desapego.
Santiago Gil, 55 años,
también en gran momento. Su novela premiada aspira a ser la biografía de Jorge
Oramas, transmite paisaje e identidad y se lee con atención. Oramas fue un
aprendiz de barbero enfermo de tuberculosis, se vincula a la Escuela Luján
Pérez y a los 24 años ya es presa de la enfermedad y de la muerte, es
consciente de su destino, conoce la proximidad de su desaparición en plena
juventud y por eso pinta cada vez más claro y luminoso esos riscos sobre la
ciudad, esas aguadoras, esa flora, esos caminos. El pintor entendió el sentido
de la vida y del arte, que no es otro que generar emoción y belleza. Dejó pocos
cuadros pero de una intensidad artística y emocional tremenda.
Un novelista de la
isla, de lo telúrico que tiene el territorio, de los ancestros populares, de los
papagüevos de su Guía natal. Por eso escarba en la psicología de sus
personajes, crea unas tramas redondas y notamos que detrás de sus personajes
está el autor, con sus gozos y
sufrimientos, triunfos y pérdidas. Su obra es amplia y variada, tiene la
habilidad de echar imaginación y construir los episodios de la vida de Oramas
de los que no tenemos información.
En este sentido lo
emparentamos con otro escritor de estos tiempos, el herreño-tinerfeño Víctor
Álamo de la Rosa, a quien vimos hace poco en la Avenida de La Carrera de La
Laguna, cuando advirtió estar en medio de una etapa de silencio, tras la cual no
piensa escribir más, algo que no me creo. También crece Lucía Rosa González, a
quien el volcán arrebató su casa y buena parte de sus propiedades. Su Diario
del Volcán es un testimonio del sufrimiento y las ganas de vivir de los
afectados en Aridane, un lugar que difícilmente recuperará su esplendor aunque
sus pobladores nunca van a rendirse ante la burocracia, la dificultad de las
ayudas y la desesperanza.