Por Antonio Arroyo Silva
Antonio Arroyo Silva al tiempo que hace una evocación de Berlín nos hace una crónica de su viaje y expone los objetivos, el programa y las impresiones del público alemán sobre la XXV Cita de la Poesía en Berlín.
«Siempre nos quedará París» («We’ll always have Paris»), es la famosa frase de la película Casablanca (1942); la dice su protagonista Rick Blaine (Humphrey Bogart) a Ilsa Lund (Ingrid Bergman), para defender el amor por encima de la separación o, más bien, ese instante de verdadero amor que se queda en las brumas del pasado.
A mí siempre me quedará Berlín. No es un amor como el que expresa Rick hacia Ilsa. Se trata del amor mío hacia la ciudad de Berlín. Cambio de escenario, cambio de paradigma. Además, Berlín nunca me ha traicionado. Es una ciudad que adoro. Sus trenes, sus plazas, sus monumentos, su cultura y sus gentes. No hablo la lengua alemana, pero allá tengo amigos alemanes hispanohablantes, como José Pablo Quevedo y Barbara Krügger de Quevedo. José Pablo nació en Perú, pero muy joven recibió una beca que esto hizo que recalara en el Berlín Este de la Guerra Fría.
No es la primera vez que acudo a la Cita de la Poesía en Berlín. Fui invitado en el 2016 y también en el 2018. Esa amistad con José Pablo, Barbara, Jürgen Polinske y María Gutiérrez (canaria como yo) se fue fraguando hasta el punto de que decidimos crear una colección de poesía en español y alemán en donde intervienen un poeta canario y otro berlinés que hubiera participado en la Cita. Dicha colección se denomina Plegar Orillas y ya se ha editado el segundo tomo.
La primera vez que estuve fue maravilloso y me cambió todos los esquemas de la poesía y de la vida misma. De estar en un tranquilo Encuentro de poetas en La Palma a viajar rápidamente a Berlín, donde experimenté por primera vez la velocidad vertiginosa del mundo. Al principio sentí un extrañamiento; luego una fascinación, sobre todo porque, a pesar de la gran lejanía respecto a Canarias, solo había una hora más de diferencia. También por esos amaneceres a las tres de la madrugada. Después vino el abismamiento de sentirme como en casa.
La segunda vez fue de sueño. Fue el año en que fui galardonado con el Premio Juan Ramón Jiménez de Poesía, en 2018. Poco antes de ir a recibir dicho premio en Moguer, ya en Berlín me hicieron un homenaje en la casa del gran poeta alemán Ulrich Grasnick, situada justo al lado de la Ópera de Berlín y regentada por la bella estatua de mármol blanco del poeta Schiller. Ese día mi dieta de diabético quedó automáticamente suspendida. Al día siguiente, vuelta a Las Palmas a emprender el viaje a Moguer para la entrega del premio.
Y ahora, la tercera vez, hace unas semanas y después de años de aislamiento tras la pandemia tuvo lugar la XXV Cita en Berlín a la que fuimos invitados cuatro poetas canarios: Lucía Rosa González, Isa Guerra, Luis Ángel Marín y yo. En mi caso no solo como poeta sino como coordinador de la colección arriba mencionada.
Pero hagamos un extracto de los objetivos, programa e impresiones de nuestra presencia en Alemania, por parte de los organizadores y público asistente:
1.- En la ciudades de Berlín y Bernau, entre los días 14 de septiembre hasta el día 17 del mismo mes, se realizó la XXV Cita de la Poesía en Berlín con la presencia de poetas canarios, iberoamericanos y alemanes. En las semanas anterior y posterior se llevó a cabo con otros colectivos de poetas. Este Evento importante que se celebra cada año en esta urbe cosmopolita es una expresión de lo multicultural, de la tolerancia y del acercamiento entre las diversas culturas de la Tierra, en donde participarán los poetas, hermanados por diversos objetivo, que van encaminados hacia la conquista de la belleza humana, La Paz, la Vida y por hacer un mundo más tolerante y asequible para todos.
El evento, que es una iniciativa del poeta José Pablo Quevedo, fue un homenaje a conocidas mujeres de América Latina y de Alemania, quienes en forma pacífica han defendido la paz, el amor y la solidaridad y han entregado sus pensamientos trascendentes para la Humanidad. Entre otras están Gabriela Mistral (Chile), Gioconda Belli (Nicaragua), Alfonsina Storni (Argentina), Delmira Agustini (Uruguay), Inge Müller (Alemania). También a la poeta española Maribel Alonso, su hija Nela Sánchez Alonso, le rindió un homenaje con la lectura de un poema.
La XXV Cita tiene la consigna de la poeta alemana Ingre Müller “ich will alles von der Welt“ (“Quiero todo del mundo”)
2.-En cuanto al programa de la participación de los poetas canarios, así se estableció y se llevó a cabo:
14 de septiembre de 2022: 18.00 horas. Embajada de Cuba, Stavanger Strasse 20, 10439, Berlín.
Coordinación: Margit Streblow, José Pablo Quevedo, Jürgen Polinske
Participantes de la Embajada de Cuba: Sra. Embajadora de Cuba en Alemania, señora Juana Martínez; la Primera Secretaria de la Embajada de Cuba, Ivet López.
Participantes: Antonio Arroyo, Luis Marín, Lucía Rosa González, Isa Guerra García, Petra Namyslo, Katrin Schulz, Jürgen Polinske, Steffen Marciniak .
Participación del compositor y cantante alemán Frank Viehweg
Poetas cubanos participaron a través de la Embajada de Cuba, por primera vez, con el sistema de Internet directo, en Berlín, entre otros, Pierre Bernet Ferrand, Alex Pausides,, Alberto Peraza Ceballos, Karel Alexei Leyva Ferrer… entre otros..
Hubo un lleno y bocaditos para comer
15 de septiembre de 2022, 17 horas – Iniciativa Ciudadana de Hohenschönhausen-, Neustrelitzer Strasse 63 13055-Berlín.
Coordinador: José Quevedo y Bettina Grotewohl
Exposición de Fotografías („Geschichte aus Kubas“ de Jeans Schulze und Andreas Köhler)
Lectura de poetas internacionales de las Islas Canarias, América Latina y Alemania.
Participantes: Antonio Arroyo, Luis Marín y Lucía Rosa González, Isa Guerra García, Petra Namyslo, José Pablo Quevedo, Jürgen Polinske.
Unas 18 personas; hubo comida y vino y agua.
Participación de los poetas de las Islas Canarias: Antonio Arroyo, Luis Marín y Lucía Rosa González.
Animación: Jürgen Polinske.
Hubo un lleno y música del Romanticismo a cargo de dos excelentes músicos.
16 de septiembre de 2022, 18 horas /Club am Steintor, Berliner Str. 1, Bernau.
Coordinadores: Olaf Enkelmann, José P. Quevedo y Juergen Polinske:
Lectura de poetas internacionales de Canarias, América Latina y Alemania
Participantes: Antonio Arroyo, Luis Marín, Lucía Rosa González, Isa Guerra García, Jürgen Polinske, Petra Namyslo, Armando Navarro.
Hubo un excelente escenario, una exposición de José Pablo y comida.
17 de septiembre de 2022, 16 horas– Kunstraum La Girafe / Glogauer Str 24, Berlin- Kreuzberg
Coordinadores: Jaime de la Gracia y José Pablo Quevedo
Lectura de poetas internacionales de las Islas Canarias, América Latina y Alemania
Participantes: Antonio Arroyo, Luis Marín y Lucía Rosa González, Isa Guerra García, Jürgen Polinske, Petra Namyslo, José Pablo Quevedo…. entre otros.
3.- Presentaciones de libros: Diario de un volcán, de Lucía Rosa González de gran acogida entre los invitados presentes.
Presentación del libro por Juergen Polinske en varios escenarios, tanto de Berlín como en la ciudad de Bernau.
Presentaciones del libro “Dos huellas en el agua “de los poetas Luis Marín y Jürgen Polinske que fueron hechas en varios escenarios berlineses y de la ciudad de Bernau. Intervinieron Antonio Arroyo y Bárbara Krügger de Quevedo como prologuista, editor y traductora, respectivamente.
4.- Impresiones sobre la Cita:
Buena participación del público alemán, un lleno en varios escenarios berlineses y de Bernau. Buena recepción alemana a los poemas de los poetas y a los libros presentados.
Excelentes las traducciones de Bárbara Quevedo para la comunicación con el público alemán.
Destacaron los poetas canarios con sus nuevas creaciones poéticas y una buena impresión dentro del público alemán. Confraternidad y amistad con nuevos amigos de la poesía a través de la palabra.
Lucimiento en esta “Fiesta de la palabra “de los poetas canarios Antonio Arroyo, Luis Marín y Lucía Rosa ante un exquisito público berlinés y de Bernau, estos últimos fueron invitados a las reflexiones con los mensajes poéticos.
Muchos aplausos se vertieron, como cascadas de emoción, de parte del público presente. Plena amistad entre nuevos poetas y amigos alemanes ganados a través de la palabra bella. Nuevos puentes de entendimiento, como un “plegar orillas “, entre poetas cubanos, alemanes y de las Islas Canarias.
Hubo buena comida y una exposición del poeta y artista José Pablo Quevedo; él presentó muchas de sus obras en uno de los locales de la Cita de la Poesía.
El poeta Antonio Arroyo leyó también poemas de autores fallecidos y consagrados en Canarias, como Agustín Millares Sall, pero también leyó a los que no habían podido acudir, como María Gutiérrez, conocida como Puri.
Siempre nos quedará Berlín. Ando por esas calles y veo esas plaquitas de bronce taladradas al pavimento. En ella se da constancia de todos y cada uno de los judíos detenidos y asesinados durante el III Reich. Me detengo en el Museo del Horror, solo fotos que describen tanto crimen de guerra que cometieron los nazis. Más acá, el monumento del Holocausto en forma de laberinto; pero hay paz en sus corredores. Enfrente, el edificio horroroso y gris de la Gestapo, como recordatorio de algo que no debe ocurrir más. Ese fue el pensamiento de los aliados al bombardear Berlín antes de la invasión. Todos esos edificios devastados fueron reconstruidos tal como eran; pero en su base aún queda la metralla. Me veo en medio de la película El hundimiento. Bruno Ganz en el papel de Hitler. Me mira desde el infierno, lugar de donde, esperemos, nunca volverá. Claro, me refiero al personaje y no al autor que falleció hace poco y ahora andará por el paraíso de los actores. Los nazis perdieron la partida apostando por la intolerancia (y el asesinato de todo un pueblo, casi) y mira tú que el verdadero triunfo del pueblo alemán tuvo lugar en el polo opuesto. En Alemania actualmente conviven unas 180 nacionalidades, sin importar el sexo, las creencias religiosas u opciones políticas. Eso sí, hay que cumplir las normas democráticas y todo los extranjeros inmigrantes han de tener un permiso de trabajo para tener derecho a la seguridad social.
Siempre nos quedará Berlín. Y Bernau, donde viven José Pablo y Barbara. Desde el balcón divisé mi pino gigantesco, con su cabellera despeinada. El árbol que preside el cementerio soviético, donde, según las crónicas, los rusos emprendieron el último asalto a Berlín. Un día José Pablo me llevó a una exposición muy especial: las estatuas que adornaban las bungalós de los miembros del antiguo politburó. Eran casas pequeñas, viviendas unifamiliares; pero con los setos que las rodeaban y las esculturas, impresionaban a los contempladores. En el cementerio soviético hicimos este año, fuera de programa, un pequeño recital. También andamos los caminos mágicos del bosque de Bernau.
Siempre nos quedará Berlín. Vivir en Bernau, una ciudad medieval situada a 30 kilómetros de la gran urbe. Tomar el tren de cercanías hasta la antigua frontera que separaba el Este del Oeste. Todavía queda constancia del momento en que el muro fue derribado. Todavía queda el lugar donde la gente de la RDA se subía a saludar desde lejos a sus parientes de la RFA. Llegar al KunsthausTacheles en el barrio judío, una antigua fábrica de electrodomésticos de la RDA que, tras la caída del muro, fue ocupada por artistas de todo el mundo. Allí hubo conciertos de los rockeros más importantes, como Jim Morrison y también exposiciones de los pintores más destacados de los ochenta. Y, por supuesto, fue un centro neurálgico del hipismo mundial y el comienzo del movimiento okupa.
Otro día, rumbo a la Puerta de Brandemburgo, saco unas instantáneas de las barcas que navegan por el Spree llenas de turistas. De pronto, el flash de mi cámara se parece a ciertos focos que apuntaban a los desesperados alemanes del Este que se tiraban al río para huir. De pronto, como en las películas, el Spree, rojo de sangre. Fue solo un instante, un rapid eye movement, de mi ensoñación. En Brandemburg,Tor, nuevo recital improvisado: Luis Marín y yo. Justamente ese día había una manifestación multitudinaria en contra de la ley del aborto. Cientos de policías por todos lados, líneas de tren y calles cortadas. Teníamos que desplazarnos en autobús (habíamos comprado un billete ABC). Realmente lo nuestro, sin proponérnoslo, fue un acto de rebeldía. Después, visita al barrio turco. Los turcos, en contra de la ley del aborto, irrumpían con sus coches engalanados con la bandera de la media luna, a todo trapo por las vías y con un escándalo de pitas tremebundo. Después, tranquilidad absoluta.
Un día volveré a Berlín, un día quizás aciago y lleno de arboledas. No me detendré por el camino, a Ulises lo dejaré con los escollos. Luz no vista en los finales de los túneles: no es Berlín, no es Ítaca, no el viaje. El hecho de volver es suficiente, incluso el ansia, incluso la memoria, donde ya nadie espera, solo Bárbara y José Pablo en Tegel o en Schönefeld. Ya no importa el U-Bahn, ni el Tiergarten, ya no importa brillar en una foto con Bundestag al fondo. No las estatuas, las personas importan, el calor, aunque el frío del norte arrecie ortigas. Importa aquello mismo que llevamos a fluir por el Spree de mis silencios. Un día el corazón ya sin el cuerpo volverá a donde el pino despeinado que alumbra el cementerio soviético de Barnau. Un obús de corazón que encuentra ese momento de estallar entre retamas y olvidos. Siempre nos quedará Berlín.
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