viernes, 31 de enero de 2014

Javier Sádaba: Dios, el deseo, la muerte

¿Tiene sentido la vida?, se pregunta el filósofo Javier Sádaba y la conclusión de este escéptico es que la vida no tiene sentido pero hay que vivirla a fondo. Un asunto que preocupó a los pensadores: unos hablaron de Dios como esperanza redentora, otros insistieron en el absurdo de la vida, los de más allá se refirieron a la angustia existencial, algunos adoptaron el estoicismo que ni sobrevalora los triunfos ni se deprime por las derrotas, la mayoría adoptó el dinero como nuevo dios. Las religiones son un invento de cada civilización, y al revés, y son útiles en la medida en que predisponen a recibir mejor la muerte. En este sentido, proporcionan cuidados paliativos contra el malestar que significa la enfermedad, la vejez, el final. Albert Camus era un desesperado y Sádaba propone un cierto retorno a las tesis de Hebert Marcuse, aquel filósofo alemán y marxista que leímos en la universidad. Decía Marcuse que la represión del erotismo hace daño a la sociedad. Entonces no hay que negarse sino abrirse al placer, elogiar el deseo como instancia humana básica y luchar contra el dolor y el sufrimiento, lo cual encaja con el budismo. Dice Sádaba que conviene no negarse a ningún placer, pero es necesario autorregularse pues hay que equilibrar placeres y sufrimientos.

El deseo constituye la base impulsora del arte y la cultura, toda creación humana nace como sublimación y es producto de la apetencia por algo trascendente: el deseo de inmortalidad, del paraíso celestial, de capturar la belleza, de obtener bienes materiales, de la fama o el amor. El deseo nos mantiene en vigilia activa durante la travesía vital. Desde los griegos Eros era el motor del mundo, el dios de la pasión. Tomó forma de niño, a veces con alas de ángel, un Cupido que hiere con sus certeras flechas. El deseo fue considerado tan benefactor que los hombres lo adoraron y el arte creció como exaltación del mismo. Si se deseaba cazar, se dibujaba la presa en la cueva; si se deseaban amor y fecundidad se esculpía una de esas Venus de grandes curvas, entre nosotros el ídolo de Tara en Telde. El arte y la literatura se impregnaron de erotismo pero la religión cristiana alzó el tabú, tiñendo de perverso todo lo relacionado con el deseo. Pero la amenaza del infierno y el estigma del pecado realmente lo hicieron más apetecible. En Oriente escribían el Kama-Sutra, en el Islam se popularizaban los relatos de las Mil y una noches, frente al poder de la Iglesia se divulgaron El Decamerón y otras piezas galantes, ventanas de libertad comparables a la tolerancia sexual del carnaval.

Marcuse fue uno de los inspiradores de Mayo del 68. Filósofo del grupo de Frankfurt con Adorno y Erich Fromm tiene razón en lo fundamental: la sociedad misma no hubiera existido sin el estricto código represor del deseo, así como tampoco la economía, ni la pintura, ni la literatura, ni el cine. Un cabeza de familia con una sola mujer, un soldado para la guerra, un contribuyente para pagar los impuestos al césar, un agricultor para cultivar los campos y un padre para educar los hijos en el seno de una familia que teóricamente no ha de permitir transgresiones, ni la infidelidad ni el incesto: esto lo dictó como norma la disoluta Roma tan amante de los placeres, y se ha mantenido en pie veinte siglos. Pero qué poderoso es el deseo que, por negarlo, surge la civilización y se arraiga el progreso, mientras los humanos acarician sus fantasías, para lo cual hipócritamente se fabrican una moral más tolerante.

Y ahora en nuestro mundo judeocristiano, con el rápido proceso que las sociedades han emprendido para alejarse de los poderes religiosos, aunque no tanto de la vivencia religiosa, el deseo se manifiesta tan libre y abundante que tiende a trivializarse y el placer se convierte en objeto de consumo inmediato. Claro que el hedonismo extremo es tan regresivo como la violencia primaria de la tribu. Sádaba promueve pequeños placeres: una copa de vino, un viaje, una cena con amigos, escuchar música. Puesto que la vida es nuestro único patrimonio en este mundo, el vivirla de la manera más plena posible debe prepararnos para asumir la muerte como parte de un proceso natural e inevitable, el destino de todo lo creado. 
(Periódico La Provincia, 30 de enero)

jueves, 30 de enero de 2014

Félix Grande: el compromiso y el deseo

Siguen los obituarios, la precipitada carrera hacia la muerte. Nos ha dejado el poeta Félix Grande, a los 50 años de la publicación de “Las piedras”, libro con que ganó el prestigioso Adonais en 1963. Nacido en Mérida pasó su infancia en Tomelloso, Ciudad Real, marido de la también poeta Francisca Aguirre, padre de la poeta Guadalupe Grande, falleció a los 76 años tras larga enfermedad (cáncer de páncreas). Compañero de Luis Rosales en la revista Cuadernos Hispanoamericanos, flamencólogo. Devoto de Antonio Machado y César Vallejo, fue el autor de un libro rompedor, Blanco spirituals, 1967, muy valorado en América Latina, a través de él viajó a Cuba y profundizó en una actitud de compromiso. Con Las rubáiyatas de Horacio Martín logró el premio nacional de poesía.  Lo conocimos en sus viajes a Canarias, era hondo, cercano y entrañable. Fue también el poeta del amor y de la sensualidad.

están ustedes algo equivocados respecto a los poetas,
nuestros legendarios tablones no resultan más apasionantes
que los de un empleado de Agromán o de un telegrafista,
cualquier oficinista puede aburrirse o angustiarse
tan fastuosamente como uno de nosotros,
conocemos las rodilleras y el brillo de los trajes viejos,
los finales de mes apretados de deudas insignificantes,
cotilleamos y subestimamos tanto como ustedes,
tenemos zapatillas burguesas, los ceniceros estratégicos,
nuestro médico de cabecera; en fin: somos vulgares;
hacen mal en creer que estamos más neuróticos que ustedes,
sáquense eso de la cabeza, no somos más abstractos
y a menudo tampoco más precisos; infancia, juventud,
madurez, andropausia, muerte: lo demás es aportación;
habitúense a considerarnos como personas usuales,
de otro modo es posible que no les sirvamos de nada,
basta ya de alcahuetería, abarrotada está la tierra,
gentes diversas que se quiebran o que resisten;
nadie sabe muy bien mediante qué procedimiento
se alcanza a ser un cerdo o una entidad admirable

(De “Blanco spirituals”)

Lo fugitivo

Mi recién conocida Loba
no nos pidamos groseras garantías.

Que dure un día un año un mes
es lateral en el amor
que se acabe es su precio
que duela luego es su victoria

Seamos servidores del amor
y jamás sus contables
cierto que viene para irse

como nosotros
como nosotros...

(De "Las rubaiyatas de Horacio Martín")

Infalibles, inmóviles, parlantes

Cien veces estuvieron a un paso
de persuadirme en su miseria.
Quédate –susurraban--, si delinques
te aplastará la soledad;
cuando tu juventud sea consumida
sólo tendrás las esquinas del mundo
y la noche con ratas y pobreza;
mas si te quedas serás agasajado
y nadie sufrirá por tu causa.
Quédate aquí. La ley cobija.
(Hablan bien estos miserables.)
Por entre la infección de sus salivas
cien veces mi vida y mi fiebre
y mi corazón emergieron
comiendo pan de rabia y orgullo
y pronunciando un no espantoso.
Tal vez soy inmortal.

Elogio de las bestias

¿Sabías que hay bestias mansas y leales
que cuando pierden su pareja
husmean el viento con hocico furioso
atacan braman reflexionan
se niegan a comer    y giran    y enloquecen?

Casida de la alta madrugada

Cuando te acuerdes de mi cuerpo
y no puedas dormir
y te levantes medio desnuda
y camines a tientas por tus habitaciones
borracha de estupor y de rabia

en algún lugar de la Tierra
yo andaré insomne por algún pasillo
careciendo de ti toda la noche
oyéndote ulular muy lejos y escribiendo
estos versos degenerados.

Una postal de nieve

Cuando me tienda en la vejez
como en un mal cerrado sepulcro
maldeciré tu nombre

Sólo porque esta noche
enajenado y absorto en tu cuerpo
he deseado que fueras eterna

y no sabía si pegarte o llorar.


Dame ungüento de carne, loba

La prisa despareja con que miro tu piel
la premura apretada con que altero tu cuerpo
y este desasosiego en que empapo mi lengua
para hablarle a tu carne y lamer a tu voz
son como ávidas gotas de estaño compasivo
que busca aminorar las grietas de la muerte.

La planta de la edad nos chupa nuestros días
abriéndose como una flor negra, abominable
y en este esplendor de hoy se oculta la simiente
de una desposesión calcinada y perversa
como la del desierto. En el calcio del tacto
hay una lenta caries que nos invade desde
el fin aterrador del tiempo y de la vida.

Presuroso y perdido unto en mí tu persona
y soy un bulto de hombre y de loco y de perro
que corre por tu cuerpo y a la vez por un túnel
despavoridamente lamiendo en las tinieblas.

Para envejecer juntos

Para envejecer juntos nos cogemos las manos,
yo miro tu sonrisa, tú miras mi tristeza;
irán saliendo arrugas en mi alma y tu cabeza
y canas sobre nuestros espíritus humanos;

idéntica vigilia caerá en nuestras historias:
ver al tiempo ir cerrando una a una las ventanas,
me sonreirás lo mismo que todas las mañanas
y será como un ramo de flores mortuorias;

tú eres ese recuerdo que he de tener un día,
yo soy esa nostalgia que poblará tu frente
cuando ya sea un anciano, amada, anciana mía;

pienso en ese futuro tranquilo y arrugado
como en dos viejos libros qua ya no lee la gente,
con tanto como habrán, en silencio, aguardado.

miércoles, 29 de enero de 2014

Escribir en internet

Por Manu de Ordoñana

El abuso de abreviaturas y acrónimos, la exaltación de determinados signos de puntuación y la utilización de emoticonos y otros códigos visuales se ha extendido a la casi totalidad de los cibernautas que se comunican en las redes sociales. Eso hizo creer a algunos sesudos varones que el uso de Internet estaba arruinando el lenguaje escrito, aunque algunas voces ya se han percatado de que tal suposición no tiene fundamento. Es verdad que la web influye en la manera de leer y, por lo tanto, en la de escribir. El lector digital exige claridad y concisión, una virtud que nunca debe faltar en un texto para ser triunfal. El lector digital valora la calidad del mensaje, la novedad de un juicio certero o la osadía de una interpretación heterodoxa. Hasta aquí, todo el mundo está de acuerdo. Pero de poco sirve el contenido, si el embalaje es defectuoso. Y ese embalaje es el lenguaje que se utiliza para transmitir un pensamiento. También es verdad que la lectura digital no es igual que la lectura sobre papel.

En la pantalla, el lector encara accesorios que lo distraen más fácilmente que si está frente a un material inerte como es el papel. Tiene además facultad para cambiar el tamaño de letra, el color, la nitidez y posiblemente otros atributos que le serán ofrecidos conforme avance la tecnología. Pero todos estos inventos que tienden a mejorar la legibilidad le podrían impedir concentrar la mente para asimilar textos de una mediana dificultad, además del cansancio que produce la lectura prolongada de un dispositivo electrónico. Por otra parte, los dispositivos digitales están pensados para lecturas cortas: conocer los resultados deportivos, la última hora económica o el exabrupto del político de turno.

Para leer un artículo de fondo, es mucho más cómodo hacerlo sobre papel o utilizar el ordenador de sobremesa. La tableta también podría servir, a pesar del fracaso de “The Daily”, un periódico diseñado específicamente para ser leído en un iPad, al precio de 0,10 euros al día y que Rupert Murdoch tuvo que cerrar al no haber encontrado la audiencia que él esperaba. Algo parecido sucede con el e-book. Mucha gente no es capaz de estar leyendo más de una hora seguida en un libro electrónico, y menos en un Smartphone. Es verdad que estamos al principio de la aventura y que la tecnología avanzará de prisa para ofrecer al público dispositivos capaces de solventar las incomodidades. Si eso sucede y mejora la calidad de la edición ─maquetación irregular, interlineado desigual, tipografía anormal, e incluso déficit de estilo─, el e-book terminará por imponerse, ya que admite recursos mediáticos ajenos al papel, como el hipertexto y la interactividad con el lector.

Es evidente que los hábitos de lectura están cambiando. Y si eso es así, también los escritores tendrán que adaptarse al nuevo escenario, al menos si quieren llegar a ese colectivo cada vez más numeroso que acude a la tecnología para comprar cultura. Los periodistas ya lo han hecho, han tenido que reciclarse y aprender a resumir la información: títulos atractivos, textos cortos con palabras fuertes en las primeras líneas y con capacidad evocadora, a fin de atraer la atención de los usuarios que hoy quieren estar enterados de todo lo que ocurre en el mundo, pero a base de píldoras informativas que puedan aprehender en poco tiempo y sin mucho esfuerzo, aun a riesgo de prescindir del contexto.

El año pasado, la Fundéu BBVA publicó un libro titulado “Escribir en Internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales“, una obra colectiva en la que han participado más de 40 expertos, dirigidos por el periodista Mario Tascón. Es un manual práctico pensado no sólo para los profesionales que trabajan en la red, sino también para todos los públicos que la utilizan de manera cotidiana sin ser expertos. La redacción de “El Huffington Post” ha seleccionado algunos de sus consejos para escribir mejor en internet. Otra cosa es la correspondencia entre particulares que circula por la red. Nunca se ha escrito tanto como ahora, nunca tantos mensajes llegan todos los días a millones de personas. Esa información privada sí que se genera a espaldas de la gramática, con notables faltas de ortografía, lo que explica el temor que existe en algunos ámbitos académicos por el deterioro de la lengua. No se dan cuenta que los SMS y los whatsapps se escriben con teclados minúsculos ─los más pequeños sólo disponen de doce teclas─ en los que para encontrar un carácter hay que pulsar varias veces la misma tecla ─lo que explica el uso de abreviaturas─ y corregir una falta de ortografía exige un esfuerzo adicional que al usuario no le importa, ya que tampoco el destinatario lo valora. Por el contrario, cuando un ciudadano escribe para el público, ya se preocupa de cuidar el estilo y puntuar de forma adecuada. Está en juego su prestigio personal y se va a esforzar mucho más que antes en preservar la ortodoxia de su escritura. Basta recordar las mofas que han sufrido personajes famosos cuando han subido a la web un comunicado con alguna falta de ortografía, para darnos cuenta de que la sensibilidad que la sociedad manifiesta hacia el buen uso del idioma. Por ese lado, los “padres de la lengua” pueden estar tranquilos.

A pesar de la visibilidad que tienen los numerosos comentarios que se publican en las redes sociales, los creadores de contenidos son muchos más respetuosos con la lengua que la mayoría de los personajes públicos que aparecen en los medios audiovisuales. ¿Y qué va a pasar con la literatura? ¿Sucumbirá también a los imperativos de las nuevas tecnologías? Es posible, aunque la evolución será más lenta. Los escritores ya consagrados no van a modificar esos hábitos que manejan bien y que tan buen resultado les ha dado. Sólo los jóvenes sentirán la picadura de la innovación, precisamente para hacerse un hueco y responder a la demanda de su generación. ¿Quién se atreve hoy con la narrativa hipertextual? ¿Quién se arriesga hoy a presentar un libro multimedia? La lectura electrónica tiene un potencial de comunicación que no tiene el libro en papel y terminará por imponerse en la medida en que se perfeccionen los dispositivos de lectura y den acceso cómodo a imágenes y sonidos. Pero claro, para eso, los escritores tendrán que asumir el valor de las innovaciones que se le ofrecen y mutar… pero mutar de verdad, no un simple cambio de trayectoria. Por eso, es razonable pensar que esa transición no se hará en una ni en dos generaciones, exigirá más tiempo. La literatura es una de las bellas artes que más despacio ha evolucionado a lo largo del tiempo. No es fácil presumir lo que esta transformación traerá y cómo afectará a la manera de escribir en la era digital, pero sí que afectará al lenguaje y la gramática: “Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lágrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver”. Este párrafo es una parte del discurso que pronunció Gabriel García Márquez en la inauguración del I Congreso de la Lengua Castellana, (Zacatecas, México, 1997), un presagio de lo que nos viene encima.

"Nymphomaniac", de Lars Von Trier: un bodrio sexual

"Nymphomaniac", la última película del danés Lars Von Trier, pretende diseccionar el mundo del sexo desde un punto de vista psicoanalítico. Son cinco horas de filmación, distribuidas en dos partes. El movimiento Dogma 95 pretendió un cine más sincero que el que se hace habitualmente, rodado con pocos medios y con abandono de los efectos especiales. Alguna cinta consiguió cierto éxito, sobre todo por la novedad de la propuesta. Pero ahora, con esta nueva película, en realidad nunca sabremos si lo que contienen las entregas 1 y 2 constituyen el verdadero proyecto del director, ya que la distribuidora ha hecho unos grandes cortes en el material.
Lo que sucede es que hay poco cine en esta propuesta. Hay poca vida, hay poco amor y hay un sexo mecánico que sucede en unas secuencias poco verosímiles. Las dos partes aburren y decepcionan: la interpretación es mediocre, los capítulos en que se divide la acción son poco coherentes. En realidad, la esperada y promocionada película que iba a ser el "no va más" en el tratamiento psicológico del sexo es un bodrio: ni hay pensamiento, ni hay cine, ni hay emociones.

martes, 28 de enero de 2014

6 poemas de José Emilio Pacheco (Homenaje)

Nacido en 1939, el poeta, narrador, ensayista y traductor mexicano recientemente fallecido alcanzó el Premio Cervantes y es un miembro destacado de la Generación del Medio Siglo. Su poesía se caracteriza por una depuración extrema. Sus versos carecen de ornamentos inútiles y están escritos con un lenguaje cotidiano que los hace engañosamente sencillos. La conciencia de lo efímero es uno de sus temas centrales, pero su poesía es a menudo irónica, llena de notas de humor negro y parodia, y muestra una continua experimentación en el plano formal. Para Pacheco, el poeta es el crítico de su tiempo y un metafísico preocupado por el sentido de la historia.


La diosa blanca

Porque sabe cuánto la quiero y cómo hablo de ella en su ausencia,
la nieve vino a despedirme.
Pintó de Brueghel los árboles.
Hizo dibujo de Hosukai el campo sombrío.

Imposible dar gusto a todos.
La nieve que para mí es la diosa, la novia,
Astarté, Diana, la eterna muchacha,
para otros es la enemiga, la bruja, la condenable a la hoguera.
Estorba sus labores y sus ganancias.
La odian por verla tanto y haber crecido con ella.
La relacionan con el sudario y la muerte.

A mis ojos en cambio es la joven vida, la Diosa Blanca
que abre los brazos y nos envuelve por un segundo y se marcha.
Le digo adiós, hasta luego, espero volver a verte algún día.
Adiós, espuma del aire, isla que dura un instante.

El silencio

La silenciosa noche. Aquí en el bosque
no distingo rumores, no, de ninguna especie.
Los gusanos trabajan.
Los pájaros de presa hacen lo suyo
(seguramente).
Pero no escucho nada.
Sólo el silencio que da miedo. Tan raro,
tan raro, tan escaso se ha vuelto en este mundo
que ya nadie se acuerda como suena,
ya nadie quiere
estar consigo mismo un instante.
Mañana
dejaremos de nuevo la verdadera vida para
mañana.
No asco de ser ni pesadumbre de estar vivo:
extrañeza de hallarse aquí y ahora en esta hora tan muda.
Silencio en este bosque, en esta casa
a la mitad del bosque.
¿Se habrá acabado el mundo?

El fuego

En la madera que se resuelve en chispa y llamarada
luego en silencio y humo que se pierde
miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida
Y te preguntas si habrá dado calor
si conoció alguna de las formas del fuego
si llegó a arder e iluminar con su llama
De otra manera todo habrá sido en vano
Humo y ceniza no serán perdonados
pues no pudieron contra la oscuridad
tal le
ña que arde en una estancia desierta
o en una cueva que sólo habitan los muertos

Ecuación de primer grado con una incógnita

En el último río
de la ciudad, por error
o incongruencia fantasmagórica, vi
de repente un pez casi muerto. Boqueaba
envenenado por el agua inmunda, letal
como el aire nuestro. Qué frenesí
el de sus labios redondos,
el cero móvil de su boca.
Tal vez la nada
o la palabra inexpresable,
la última voz
de la naturaleza en el valle.
Para él no había salvación
sino escoger entre dos formas de asfixia.
Y no me deja en paz la doble agonía,
el suplicio del agua y su habitante.
Su mirada doliente en mí,
su voluntad de ser escuchado,
su irrevocable sentencia.
Nunca sabré lo que intentaba decirme
el pez sin voz que sólo hablaba el idioma
omnipotente de nuestra madre la muerte.

Alta traición

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
  es inasible.
Pero (aunque suene mal)
  daría la vida
por diez lugares suyos,
  cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
  fortalezas,
una ciudad deshecha,
  gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
  montañas
y tres o cuatro ríos.

Caverna

Es verdad que los muertos tampoco duran
Ni siquiera la muerte permanece
Todo vuelve a ser polvo
Pero la cueva preservó su entierro
Aquí están alineados
Cada uno con su ofrenda
Los huesos dueños de una historia secreta
Aquí sabemos a qué sabe la muerte
Aquí sabemos lo que sabe la muerte
La piedra le dio vida a esta muerte
La piedra se hizo lava de muerte
Todo está muerto
En esta cueva ni siquiera vive la muerte

lunes, 27 de enero de 2014

Los divorcios cotidianos, en los cuentos de Alice Munro

Cuentos siempre sugerentes de la reciente Premio Nobel. Historias de mujeres que viven el paso del tiempo, la decadencia, el abandono. Los divorcios cotidianos, los seres que se van quedando atrás, en la obra de Alice Munro siempre entran el amor y los desengaños, las reconciliaciones y las pérdidas, las sutilezas del mundo femenino. Relatos conmovedores y sorprendentes con amores secretos, traiciones y reconciliaciones, huidas hacia adelante. Los años van limando a las personas, y estas se van transformando de tal manera que ya no son reconocibles. Domina la autora los escenarios rurales, las vidas aparentemente pequeñas de su Canadá natal, que en verdad son universales.
Los deseos y los sueños, las vivencias olvidadas, las aflicciones del amor. Como dice Muñoz Molina, “los relatos de Munro contienen muchas veces novelas enteras, abarcan amplitudes temporales y saltos de generaciones que uno no imaginaba que pudieran caber en unas pocas decenas de páginas.” Edición en De Bolsillo, 2013.

miércoles, 22 de enero de 2014

Kavafis: Ítaca, deseo, pasión de los cuerpos


Konstantino Kavafis (Alejandría, Egipto, 1863-1933), revitaliza la lengua griega con una poesía solemne e irónica, cotidiana y urbana. Su obra, desde unos inicios alimentados por parnasianos y simbolistas franceses, es madura, exigente, habitada por una refinada cultura grecolatina. Obra corregida sin cesar, consta de 154 poemas que consideró acabados y forman la edición canónica, más otras composiciones que a su juicio no habían encontrado todavía su forma definitiva. Interesado por la historia, compuso poemas no sobre grandes momentos históricos, sino sobre las decadencias después de los mismos, como el famoso Esperando a los bárbaros, El dios abandona a Antonio o Ítaca, algunas de cuyas frases han pasado a ser proverbiales. Habla de personajes históricos, de gente anónima, de objetos vulgares que de pronto adquieren valor simbólico. En sus poemas de amor a otros hombres asoma la flaqueza y la debilidad, la atracción física extremadamente poderosa pero ligada al sentimiento cristiano de culpa, la impotencia ante el paso del tiempo, la amenaza del infierno. Tal vez por eso los hipócritas suecos no le dieron el Nobel. Su Ítaca es inolvidable.

Vuelve

Vuelve otra vez y tómame,
amada sensación retorna y tómame -
cuando la memoria del cuerpo se despierta,
y un antiguo deseo atraviesa la sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan,
cuando las manos sienten que aún  te tocan.
Vuelve otra vez y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan....

Al atardecer

De cualquier forma aquellas cosas no hubieran durado mucho.
La experiencia
de los años así lo enseña. Mas que bruscamente
todo cambió.
Corta fue la hermosa vida.
Pero qué poderosos perfumes,
en qué lechos espléndidos caímos,
a qué placeres dimos nuestros cuerpos.
Un eco de aquellos días de placer,
un eco de aquellos días volvió a mí,
las cenizas del fuego de nuestra juventud;
en mis manos cogí de nuevo la carta,
y leí y volví a leer hasta que se desvaneció la luz.
Y melancólicamente salí al balcón -
salí para distraer mis pensamientos mirando
un poco la ciudad que amo,
un poco del bullicio de sus calles y sus tiendas.

Aunque sea con engaños ...

Aunque sea con engaños, que me ilusione ahora:
pero que no sienta el vacío de mi vida.
Ha estado tan cerca tantas veces.
Mas cómo me paralizaba, cómo me intimidé;
cerrada permaneció mi boca;
llorando dentro de mí el alma vacía,
hundidos en el duelo mis deseos.
Tantas veces estuve tan cerca
de sus ojos, y de sus labios amorosos,
del soñado, del amado cuerpo.
Tantas veces estuve tan cerca.

 
A

En esta fotografía obscena
vendida (a escondida de miradas) en la calle,
en esta fotografía pornográfica
cómo puede haber una cara tan
maravillosa como la tuya.
Quién sabe la vida fatal, sórdida, que harás;
en qué cruel ambiente
te habrás hecho esa fotografía;
qué espíritu tan vulgar el tuyo.
Mas pese a todo permanece, aún vive en mí aquella cara
maravillosa, esa figura
hecha y ofrecida para el placer griego
-así permaneces para mí y así te canto.

Ítaca

Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.

Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.

Siempre en la mente has de tener a Ítaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Ítaca te de riquezas.
Ítaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Ítacas.


LA CIUDAD

Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.


QUE EL DIOS ABANDONABA A ANTONIO
Cuando de repente, a medianoche, se escuche
pasar una comparsa invisible
con músicas maravillosas, con vocerío -
tu suerte que ya declina, tus obras
que fracasaron, los planes de tu vida
que resultaron todos ilusiones, no llores inútilmente.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
di adiós a Alejandría que se aleja.
Sobre todo no te engañes, no digas que fue un
sueño, que se engañó tu oído:
no aceptes tales vanas esperanzas.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
como te corresponde a ti que de tal ciudad fuiste digno,
acércate resueltamente a la ventana,
y escucha con emoción, mas no
con los ruegos y lamentos de los cobardes,
como último placer los sones,
los maravillosos instrumentos del cortejo misterioso,
y dile adiós, a la Alejandría que pierdes.

Era pobre y sórdida la alcoba....

Era pobre y sórdida la alcoba,
escondida encima de la equívoca taberna.
Desde la ventana se veía el callejón
sucio y estrecho. De abajo
subían las voces de unos obreros
que jugando a las cartas mataban el tiempo.
Y allí, en una cama mísera y vulgar
poseí el cuerpo del amor, poseí los labios
sensuales e sonrosados por el vino -
sonrosados de tanto vino que incluso ahora,
cuando escribo, después de tantos años,
en mi casa solitaria, vuelvo a embriagarme.

martes, 21 de enero de 2014

Vibrante Scorsese en "El lobo de Wall Street"

Martin Scorsese y Leonardo di Caprio devoran la taquilla con El lobo de Wall Street. Una película hecha con mucho ritmo, un relato desmesurado sobre la ambición sin límites, esa misma ambición que demuestra las debilidades del sistema. La película es larga pero se te pasa en un santiamén, tal es su ritmo y su brillantez escénica. Se basa en el libro de memorias que escribió Jordan Belfort, el bróker que en los años 90 fue el arquetipo de la cultura del dinero, del todo vale. A nuestro modo de ver, Scorsese es uno de los maestros del cine, como ya demostró en Taxi Driver, Malas calles, Toro salvaje, Uno de los nuestros, Gangs de Nueva York, etc. Si le darán o no algún Oscar en esta ocasión será algo que comprobaremos pronto. Pero lo cierto es que la película es vibrante, te deja con la sensación de que es cine puro, cine de verdad. Y, pese a que criticamos tanto a EEUU, allí al menos hay tribunales y jueces. Cualquier parecido con Urdangarín-Infanta es pura coincidencia.

lunes, 20 de enero de 2014

Premios Canarias de Literatura: ¡no hay cama pa' tanta gente!

El joven escritor Daniel María (La Gomera, 1985) ha ganado el premio de periodismo Leoncio Rodríguez con un artículo titulado Un pedestal para el olvido, inteligente y polémico, sobre los Premios Canarias de Literatura. Habla de enemistades, pactos, traiciones, desaires y venganzas de los jurados que dictaminan -cada tres años- la incompleta y dudosa lista de los “inmortales” de nuestras letras. Cita una lista de desprecios: Félix Casanova de Ayala, Andrés de Lorenzo Cáceres, Joaquín Artiles, Josefina Pla, Domingo Velázquez, Alejandro Cioranescu, Sebastián Sosa Barroso, Digna Palou, Josefina de la Torre, Pino Ojeda, Pino Betancor, Antonio García Ysábal, José Antonio Rial, Ana María Fagundo, Manuel González Sosa, Pilar Lojendio, Natalia Sosa, Esperanza Cifuentes, Alfonso O’Shanahan, Amadou Ndoye… Como dice Daniel María, “son escritores relevantes de nuestras letras que, en vida y para pavor de todos, contaron con el olvido de la oficialidad como incesante compañero de fatigas.”
Hace tiempo charlaba con un colega y llegábamos a la conclusión de que para recibir este galardón habría que sobrevivir hasta los 95, padecer enfermedad terminal o situación de desamparo que llegue a conmover. Hacer mucha campaña de agravios y sobre todo llorar mucho, el que no llora no mama. Un premio “in articulo mortis” y ligado a la beneficencia, podríamos decir. Daniel María propone una lista para próximos galardones con Nivaria Tejera, Emilio Sánchez Ortiz, Andrés Sánchez Robayna, José Rivero Vivas, Jorge Rodríguez Padrón, Elsa López, JJ Armas Marcelo, Eugenio Padorno, Ángel Sánchez y Olga Rivero Jordán. Además desearía la inclusión en esa lista de Juan Jiménez, Lázaro Santana, Juan José Delgado, Alberto Omar Walls, Yolanda Arencibia, Isabel Medina, Antolín Dávila, José Carlos Cataño, Sabas Martín, Víctor Ramírez, Juan Pedro Castañeda, Emilio González Déniz, Rafael Fernández Hernández, Nilo Palenzuela, Cecilia Domínguez Luis, Olga Luis Rivero, Anelio Rodríguez Concepción y Víctor Álamo de la Rosa.  Son 28 candidaturas muy dignas, que ocuparían el premio hasta el 2099, de este modo queda completita esta centuria. Así que pasemos directamente al siglo XXII, a no ser que den un aprobado general, un ex aequo para los 28, o los iluminados rectifiquen la forma de concesión, poco probable. El dictaminar que el premio se dé cada tres años ha acabado volviéndose contra los instigadores de tan perversa fórmula, que no querían premiar a “los mediocres”. Comunidades de una sola provincia y menos habitantes (Cantabria, Asturias, La Rioja, Murcia, Navarra) otorgan cada año un galardón en cada modalidad, premian lo que tienen y estimulan a sus creadores.
No deberíamos sorprendernos de tales disparates ya que nuestra política cultural forma parte de la habitual concepción frívola e insularista. Hasta ahora 18 premiados, 13 tinerfeños y/o residentes en Tenerife, 5 grancanarios y/o residentes en Gran Canaria: Agustín Millares, Pedro Lezcano, Manuel Padorno, Justo Jorge Padrón, José María Millares. No hay mirada global sino narcisismo notable. Como la autoridad cultural reside allá, para ser alguien mayormente conviene existir en la tribu dominante y ser cortesano. Así los hechos, acaso sea un honor no figurar en la rebatiña de esa tómbola, no adular, no mendigar nominaciones. Dedicarse a conspirar en esa estafeta de ruindades causaría migraña, mejor aplicarse a escribir, leer, ir al cine o la ópera. Si todos vamos al crematorio y al inevitable olvido ¿para qué agobiarse?
Cada cual podría hacer su lista de excluidos y candidatos en distintas modalidades: Alfonso Armas, Lola de la Torre, Jesús Arencibia, Enrique Lite, María Belén Morales, Antonio Cabrera Perera, Lothar Siemens, Maribel Nazco, Juan Bordes, Maximiano Trapero, Alicia Llarena, etcétera. Candidatos puede haber muchos pero si se da cada 3 años “¡no hay cama pa’ tanta gente!”. Como señal del despiste, observemos las convocatorias del Día de las Letras Canarias: Viera y Clavijo dos veces, y en 2012 se pretendió al científico Blas Cabrera, el mismo disparate que pedir el Nobel de Literatura para Stephen Hawking. Cabe pensar que los 60 diputados ni nos leen ni nos observan, maldita la pues han demostrado ser analfabetos funcionales. Ya conté que algún presidente presumía de no haber necesitado los libros. El errático rumbo de la gestión cultural, casta de eternos subvencionados, es botón de muestra de las politiquerías. Los escritores a mejorarnos y olvidar la autoridad. No hay otra.
Publicado en La Provincia (www.laprovincia.es - Opinión) el jueves 23
Ilustraciones: Anelio Rodríguez Concepción, Alfonso Armas, Maximiano Trapero

sábado, 18 de enero de 2014

CLOSING TIME, (TIEMPO DE CERRAR) vídeo de Leonard Cohen

http://quijoterock.blogspot.com.es/2011/06/closing-time-subtitulado-en-castellano.html

"A propósito de Llewyn Davis", gran película de los hermanos Coen


A propósito de Llewyn Davis, de los hermanos Coen, se está proyectando en nuestras salas. Espléndida recreación de los ambientes musicales del Greenwich Village, Nueva York, poco antes de que surgiese la gran estrella de Bob Dylan, en 1961. El joven cantante folk que vive de mala forma, guitarra a cuestas, durmiendo en cualquier sofá, comiendo cualquier cosa, nos habla de la persecución del éxito artístico, del azar de la suerte o la desgracia del fracaso. Nominada al Oscar por la mejor fotografía y el sonido, nos parece una de las grandes películas del momento. En el festival de Cannes obtuvo el Gran Premio del Jurado. La maestría de los Coen nos entrega este producto ácido y bien construido, profundo y sincero, un estudio de situaciones y de personajes, de las bambalinas del mundillo de los creadores. Una gran recreación de ambientes, una elegía, la profunda tristeza de los perdedores. Emocionante, casi irresistible cinta que certifica una vez más el acierto de estos dos grandes realizadores, cine en estado puro.

viernes, 17 de enero de 2014

El papa Francisco: urge algo más

Qué duda cabe que el papa Francisco ha sido el personaje de 2013. Poderosos medios anglosajones que generalmente analizan con bisturí todo lo que viene del Vaticano así lo han corroborado. Y es que la Iglesia Católica es una potencia cultural, una potencia económica, una potencia referencial en el mundo de las ideas. Pero desde el impulso reformador de aquel “papa bueno” que fue Juan XXIII, el aggiornamento de la cúpula se ha detenido, e incluso se ha producido una clara involución. El argentino Bargorglio ya se significó en las conversaciones previas al encierro de los cardenales en la Capilla Sixtina. Él y otros prelados hablaron de la necesidad de cambiar cosas, empezando por la política de los gestos. Los gestos del papa Francisco en sus primeros meses de pontificado no están mal, así su austeridad, el respeto al matrimonio civil o a los gays, pero se quedaría como mueca vacía si su autoridad no fuera más allá.
Dos temas espinosos sobre la mesa: el celibato opcional y la ordenación sacerdotal de las mujeres. Además de la reforma de la curia, cuyas luchas intestinas desanimaron a Benedicto XVI. En Austria, octubre pasado, representantes de 3.500 curas de Alemania, Suiza, Austria, Irlanda, Australia y EE.UU. abogaron por el fin del celibato obligatorio y la aceptación del sacerdocio de la mujer, y animaron a Francisco a proseguir las reformas dando mayor papel a los miembros de la base.  Benedicto XVI ya había reprendido a los portavoces de esta línea y Francisco ha dicho que está cerrada la puerta del sacerdocio femenino.  Pero la escasez de sacerdotes y la disminución de la asistencia a la misa, junto con los escándalos financieros y los abusos sexuales, han animado a los reformistas austriacos a pedir movimientos en la estructura jerárquica, reforzando el papel de los laicos en el gobierno de las parroquias.  Y, si bien Francisco ha dicho que la puerta a las mujeres sacerdotes está cerrada, este grupo estima que una puerta puede abrirse de nuevo, ya que no está sellada. Aunque también reconocen que un cambio cultural de tal calibre llevaría tiempo, dentro de las comunidades protestantes el sacerdocio femenino originó protestas, que han sido ya asimiladas. Teólogos centroeuropeos y norteamericanos participan en estas corrientes de opinión.
Hay otros temas de envergadura: por ejemplo los ultraortodoxos Legionarios de Cristo, la aceptación del condón para paliar el sida, el dar la comunión a los divorciados, el permitir a los divorciados volver a casarse por la Iglesia, la legitimación de los curas casados, la posibilidad de que los laicos celebren misas cuando no haya sacerdotes, la aceptación de los homosexuales. El siglo XXI no parece dispuesto a perpetuar todos los protocolos del pasado. Y en realidad el celibato no es un dogma, se introdujo en el siglo IV, de hecho Jesús tuvo discípulos casados y en los primeros tiempos de la Iglesia existían sacerdotes en tal condición.  En algunas fases de la Iglesia fue notorio que el clero disfrutaba concubinas sin mayores reparos.
Todos tenemos luces y sombras, y al papa algunos le recuerdan su actitud digamos poco activa cuando en la dictadura de Videla el ejército represor persiguió a algunos de sus compañeros jesuitas que habían destacado por realizar labor social. La teología de la liberación actuó en las “villas miseria”, hubo un clero muy comprometido al que el Vaticano dio la espalda.
Los agnósticos no somos ateos, somos gente escéptica pero que se hace preguntas, preguntas imprescindibles porque algunos fuimos educados en un catolicismo estricto en años  de miseria en que la fe y la represión iban de la mano. En aquellos tiempos de infamia todo era pecado, la culpa gravitaba sobre los adolescentes, solo existía el sexto mandamiento y la amenaza del infierno lo presidía todo, había libros prohibidos, educación segregada por sexos, ejercicios espirituales, confesiones, penitencias. Ahora el mundo vive lejos de aquellas trabas, la disminución de la práctica religiosa es un hecho y la sociedad ha cambiado tanto que pide una Iglesia más abierta, acorde con los tiempos. Por ello, las esperanzas que el papa argentino ha sabido despertar deben materializarse en más hechos, las bases tienen prisa.
Ilustración: el papa, ante un belén viviente.
Publicado en La Provincia, 16-1-2014.

jueves, 16 de enero de 2014

Juan Gelman sobrevive al dolor

Juan Gelman, Premio Cervantes 2007, fue maltratado por la dictadura argentina del general Videla. El 18 de enero de 2013 incluimos en este blog cuatro de sus poemas que sobreviven a su martirio. En realidad, toda esa rabia asumida fue el motor principal de su gran obra literaria. Los poetas mueren, en este mundo acelerado nada sobrevive demasiado tiempo. Pero de Juan Gelman siempre nos quedará la palabra. En agosto de 1976 fueron secuestrados sus hijos Nora Eva (19) y Marcelo Ariel (20), junto a su nuera María Claudia Iruretagoyena (19), quien se encontraba embarazada de siete meses. Su hijo y su nuera desaparecieron, junto a su nieta, nacida en cautiverio. En 1990 fueron identificados los restos de su hijo Marcelo, encontrados en un río del Gran Buenos Aires, dentro de un tambor de grasa lleno de cemento, había sido asesinado de un tiro en la nuca. En 1998 Gelman descubrió que su hija había sido trasladada a Uruguay, y fue mantenida con vida hasta dar a luz una niña en el hospital militar de Montevideo. Tras un largo camino logró encontrar a su nieta, en el año 2000, y después de verificar su identidad la joven decidió tomar los apellidos de sus verdaderos padres para llamarse María Macarena Gelman García. Su poesía, combatiente por los derechos humanos y las libertades, es hoy reconocida en todo el mundo.
 
Mi Buenos Aires querido

Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.

miércoles, 15 de enero de 2014

Damasco, esa ciudad prohibida

Este novelista sirio, químico de profesión, es un best seller en Alemania porque preparó su novela máxima durante 40 años y lo hizo no en su lengua natal, el árabe, sino en la de su país de residencia: el alemán. Efectivamente, este libro descomunal, meticuloso, casi agobiante, recrea la vida en las comunidades de Damasco: cristianos ortodoxos, católicos y musulmanes enfrentados como si fueran miembros de clanes medievales. Los amores imposibles son el pretexto para indagar en la vida cotidiana de una ciudad maltrecha por los golpes de Estado, las persecuciones políticas, el machismo, la sumisión de la mujer a los matrimonios pactados. Un grandísimo texto que habla de un territorio convulso, en ese Oriente Medio que nunca se pacifica. Un autor que tuvo que practicar el mismo exilio que sus propios personajes, huyendo siempre de la tiranía de regímenes militares tan corruptos como los mismos que existen hoy en día en este mismo país. Una novela total sobre una realidad que conocemos poco.