Es que somos un pueblo de pícaros, abúlicos, y vivalavirgen. Individualistas acérrimos, lo público y el interés general funcionan poco. La gente confía más en la lotería que en el trabajo, por aquí no pasó la reforma calvinista. La amiga Uka Rösch, que es joven, de Berlín y lleva años entre nosotros, no se explica cómo en estas islas se desaprovechan de tal manera la energía solar y la eólica. Me esfuerzo en explicarle que España es diferente, aquí todo se privatizó y, como cualquier valor especulativo, la electricidad está sometida a la ingeniería financiera, igual que lo fue la burbuja inmobiliaria. Ella insiste: si Berlín es una comarca tan poco soleada, cómo es que allí hay tantas instalaciones para aprovechar la energía solar y aquí nanay. Le digo: a lo mejor eso va asociado a la cuota de honorabilidad y ética personal de quienes mandan. Debe ser que las energías alternativas procuran menos ganancias, el señor Soria quitó las ayudas, el botín debe estar en otro sitio.
Tantas cosas le pedimos al Año Nuevo que hasta le suplicaríamos una derecha a la europea, civilizada como en Alemania o Francia, no asilvestrada, que mantenga los mínimos democráticos. A lo mejor, para aclarar las ideas, hasta podríamos demandarle al 2014 un genuino partido político de extrema derecha, no sea que con lo ya existente nos sigamos confundiendo.
Para serenar el espíritu, hicimos un recorrido literario en el que tuvimos presentes a Domingo Rivero, Manuel González Sosa y Manuel Padorno, un paréntesis en el frenesí de las compras. Voces del ayer que dejaron compromiso, buen hacer y lealtad. El Museo Domingo Rivero, en Torres, 10, sector Triana, en el edificio donde habitó el poeta aruquense hasta su muerte en 1929, está haciendo mucho por las letras y las artes gracias a José Rivero Gómez, el nieto rescatador. Allí presentaciones de libros y exposiciones son frecuentes, lo mejor es que se ha creado un público fiel. Se me olvidaba: a pesar de los pesares, Feliz 2014.
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