La gente se queja de
las múltiples burocracias, las dificultades para mover papeles. Pero también hemos
visto gente dispuesta a renacer, a reconstruir, a volver. Hay quienes piensan
que la reconstrucción aportará nuevas oportunidades desde el turismo al
aprovechamiento de los recursos naturales. Pero también sabemos que la ciudad
de Los Llanos de Aridane, la más poblada de la isla, podrá perder 5000
habitantes de golpe. La gente se lamenta de la complicada tramitación para que
lleguen las primeras ayudas, el auxilio básico para quienes no tienen euros en
el bolsillo para ir a hacer una compra o para tomarse un café.
Nunca se había vivido
una crisis tan desfavorable en esta tierra: incendios, pandemia, volcán. Y lo
peor es que el drama se mantiene e incluso se incrementa de día en día: más
hectáreas ocupadas, nuevas coladas que persisten en su afán de sepultar más
viviendas, estanques, huertas, carreteras, hasta el cementerio más de tres mil
difuntos y el crematorio. Un infierno cada día más extenso porque no para de
salir más lava de las múltiples bocas que se abren. Los palmeros ya perdieron
la cuenta de los cientos de millones de metros cúbicos de material. Se acaban
los días con más temblores y el magma se desborda. Los expertos dicen que se
debilita, pero en realidad se acrecienta. El aeropuerto invalidado durante
tantísimos días, con un perjuicio a todos los niveles.
El volcán al que nadie
quiere poner nombre superó al San Antonio de Fuencaliente (año 1677) en
duración. Así que hasta solo dos históricos lo han superado, Tigalate (82 días
en 1646) y Tehuya (84 días en 1585). En la isla muchos piensan que seguirá
activo hasta casi Navidad, y superaría a Tigalate y Tehuya. Sería el mejor
regalo que se parase para entonces.
Ahora todo es rápido,
la vida funciona como una sucesión de flashes, impactos tan fugaces que nos
cuesta mantener el interés en algo concreto. Pero con el volcán la vida es una
radiografía que se mantiene fija en la TV Canaria, un servicio impresionante a
la comunidad: su despliegue a través de la pequeña pantalla y de la radio
mañanera es de gran valor. Las entrevistas con los expertos también aportan
algo de luz, aunque sus predicciones no puedan ser tan exactas como nosotros quisiéramos.
Este volcán los desconcierta a ellos y a cuantos están cerca de su diabólico
poder.
Nada volverá a ser igual que antes. Ni las relaciones personales, ni la cotidianidad, ni el mercado laboral, ni la economía, ni las relaciones personales. La ruina económica y la violencia de género se han multiplicado, igual que la mala salud mental. Tendremos que adaptarnos a la situación y hacerlo rápido. Qué ganas de volver a la normalidad, pero ¿cuál va a ser la normalidad? ¿Y sobre todo cuándo?
(Foto: National Geographic España)