Una novela turbadora, vital. Richard Ford se leva a maestro del suspense narrativo en este gran libro, una de las novedades más importantes del año en español.
Nacido en 1944, Ford ya había dado piezas tan fundamentales como El Día de la Independencia, Acción de gracias, El periodista deportivo. Con libros calientes, poderosos, se sitúa en la línea de continuidad de los grandes maestros: William Faulkner, Ernest Hemingway, Steinbeck, Dos Passos, Scott Fitzgerald, etcétera. Y comparte la garra de colegas ya mayores, como un Philip Roth.
Como siempre, en toda esta legión de enormes escritores late una crítica de la familia americana, del "american way of life", esa profunda contradicción de la condición humana, el paraíso y el infierno dentro mismo del mayor imperio económico mundial, las luces y las sombras de un sistema perverso que también es el nuestro.
"Primero contaré lo del atraco que cometieron nuestros padres. Y luego lo de los asesinatos que vinieron después". Así comienza esta
crónica caliente de nuestro tiempo.
LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
lunes, 30 de diciembre de 2013
jueves, 26 de diciembre de 2013
Antonio Arroyo, poeta incesante
El crítico Daniel Bernal
Suárez dijo del primer libro citado que contiene interrogaciones sobre la
realidad circundante, la palabra que inquiere. Destacó el diálogo permanente
con la naturaleza y la celebración del ser, la autoindagación, con notable
condensación verbal.
Antonio Arroyo bebe en la
gran tradición de la poesía canaria contemporánea, donde nombres como Pedro
García Cabrera, Luis Feria o Andrés Sánchez Robayna son pilares esenciales.
DÉMOSLE A LA ARENA
el espesor del vidrio
que contenga los mares.
Los rastros, los naufragios
y el brillo de una isla.
Démosle embocadura
al polvo que pisamos,
miremos horizontes
al soplar las palabras
encendidas de aliento.
Tendrá forma de ortiga
pues al polvo se aviene
su fragilidad firme,
su compendio traslúcido.
El animal intrépido
que enciende la botella
y echa a la inmensidad
un mensaje infinito
tendrá la forma humana
que el polvo reivindica.
I
La calle se
transforma en río
sangrando soledad sus adoquines.
Este Támesis lento borracho
que se hunde pez
con el rictus
marcando risotadas de naranja sin esfera.
Nosotros que rodamos con la
sombra
del lenguaje
pisándonos los talones
por la calle Estigia
sin barquero
soltamos los peniques
a la entrada del metro sin destino.
Nosotros
con el cartón azul
de los calendarios
besamos esta lluvia hasta la metamorfosis.
II
La lluvia anuncia
la gran transformación.
Sutil escarabajo entonces
rompe la luna del armario
Dime por qué
nuestros ojos sin muerte olvidan
que el violín azul de Thomas
tañe poemas en la esquina del Hades.
Esos ojos tendían arcadias
en la liña violeta de los entrepatios.
Mordida vestimenta
cada cual silencioso hijo de Cibeles
recoja los añicos de sus sombra
y la luna en el suelo
suena ladrido verde
entre botellas
de yodo.
VI
Aquí en este árbol desfallece el aire
y la rama crepita son de incendio.
Transeúnte. Barquero azul—
el hombro
con sus hilos de luna sobre el árbol
pero tu sombra boga
a la isla dormida
sangrando lento mar de Prometeo
por todo el corazón del horizonte.
VII
Un río viajará desde la sombra
a la quietud del árbol—
lento río interior para
transeúntes
sin pez en los zapatos
de pisar transparencias.
Oráculo sin vientre
para las cero coma treinta y cinco
hora de Ítaca. Crujen los amarantos
y la ciudad olvida la ruta
en la aurora verde del volcán.
XI
Todo el pájaro pende
del otoño
el ala
desnuda
tu intención triste carne
invisible
vertida en el poema
por el trino
callado
de la isla.
XIV
Tú en las brumas de Londres
aguardas lento cuervo: su graznido
tiñe rubio sabor de amaranto.
Tú Amor enamoras la noche
la ventana con Támesis y yo aquí
contra el río invisible de mí mismo
destrozando la noche
anocheciendo
la flor antigua de este mar
en un azúcar tuyo sin lenguaje.
DUNA
Duna es azar,
añico del silencio.
Montaña, montaraz peldaño
de la brisa: la sombra
en el reverso de la luz,
la luz como vagando
por la sombra.
GUIRRE
Guirre en el pensamiento;
en el espacio, mente
de guirre que es mi mente.
No la sal ni la sed de las palabras:
eres tú, lejanía,
silencio que es dolor
para este pájaro infinito.
GARAJONAY
Garajonay del sueño: veo una
sombra
y, en la sombra, el espejo del espejo.
Ya no eres el azar sobre la luz:
es que la voz del árbol
se refleja en el agua.
DOSAGUAS
Una brizna de ti cae en el agua;
un eco inerme de sutil lenguaje
crea heridas de lluvia, dulce hierba.
El eco amamantado de neblina,
regresa al horizonte de la charca
como la honda y fugaz respiración.
CAÑADAS
La luz fue un estallido de
conciencia
y un fragmento quedó de mí indemne
en el espliego: luz que pace sombra
y escancia un archipiélago de sal.
YO QUERÍA ESCRIBIR UN POEMA
Yo quería
escribir el último poema,
el definitivo albor, la hondonada más honda.
Yo quería escribirlo, pero el poema a veces
caía en la cabeza como una maza o un cielo bárbaro.
Un castillo de arena siempre en la linde del olvido
y el recuerdo esfumándose.
Yo quería escribir un poema como
el definitivo albor, la hondonada más honda.
Yo quería escribirlo, pero el poema a veces
caía en la cabeza como una maza o un cielo bárbaro.
Un castillo de arena siempre en la linde del olvido
y el recuerdo esfumándose.
Yo quería escribir un poema como
quien pinta o despinta
un grillo. Escribir como si dejara
mi verso en la ventana abierta de la vida
un caracol, un fósil, algún cuervo amarillo
un grillo. Escribir como si dejara
mi verso en la ventana abierta de la vida
un caracol, un fósil, algún cuervo amarillo
sobre el hombro cuadrado y negro
de un león.
Quería liberar todos los sentidos. Todos
Quería liberar todos los sentidos. Todos
ponerlos con grilletes de nubes
en hilera.
Y el poema se fue más allá de la
tinta
y de mi voluntad de dar fin a esa
roca
que me hace empezar de nuevo
cada vez que quiero escribir un poema.
cada vez que quiero escribir un poema.
De la batalla casi no salgo bien
librado
pues el poema quiso ser la mantis
religiosa
que me haría expirar con la
sonrisa ingenua
de agradecimiento con que mueren
poetas e insectos mal parados.
poetas e insectos mal parados.
Y fumamos la pipa de la paz para
siempre
la poesía y yo: ella mi piedra,
yo
Sísifo.
Sísifo.
EL SILENCIO
Nada me lleva a sitio alguno,
salvo
una palabra menos en el silencio:
un silencio de más me transporta
a ese desconocido puerto
donde todo confluye y al unísono
la identidad dispersa
el brillo de no ser
(De Sísifo Sol)
miércoles, 25 de diciembre de 2013
¡El portal de Belén no está en venta!
En La Palma, "pajero" es una construcción humilde en el campo. El chiste hay que entenderlo por la abundancia de extranjeros que, billetera en mano, compraron casas rurales y propiedades en la isla.
(Paco Guimerá en www.lapalmaahora.com, periódico digital dirigido por el periodista Martín Macho)
Las elegías del rumano Eugen Dorcescu
Del celo cosmopolita de Coriolano González Montañez, poeta, traductor y animador cultural tinerfeño, nos viene el conocimiento del rumano Eugen Dorcescu (poeta, prosista, ensayista y traductor, nacido en 1942). Nos dice "Eugen Dorcescu es un hombre espiritual y sus versos, consecuentemente, también lo son. La melancolía, la asunción de la pérdida aunque no la resignación, la contemplación de lo inevitable, pero a la vez el arrojo de la rebeldía que se resiste a la desesperanza, se clavan en los versos y en el lector, que no puede sustraerse al descarnado paisaje del alma que contempla. Solo aquel que ha descendido a las cavernas del infierno, solo aquel que ha ahondado en el conocimiento del mismo, puede crear y dar vida a una literatura que no se queda en la superficie. Los versos muestran el saber de aquel que habla desde el yo auténtico. Por eso impactan. Nadie puede sustraerse al dolor de la pérdida de un ser amado -de la madre- que, desde lo individual se universaliza.
Pero el verso de Dorcescu no solo se sustenta en el fondo sino también en la forma. Liberada de ropajes, con una lengua sin apenas connotaciones, apenas adjetivada, nos ofrece una poesía pura, humilde. (...) La cosmogonía de la infancia, de la formación como persona y como escritor, son sus fuertes pilares. (...) Este libro indaga en el conocimiento del ser, en la búsqueda de la razón de la existencia, en la aceptación, pero no en la resignación..." El libro ha aparecido en versión bilingüe en Editura Mirton, de Timisoara, Rumanía.
Una mañana, como
cualquier otra, a
las siete,la prima Maruta me
telefoneó y me dijo
que había velado a
la madre la noche
entera.
Y que, a las cinco,
ni un minuto más tarde,
ni un minuto más temprano,
la madre se despertó, durante
una migaja de tiempo,
y comenzó a llamarme.
Me invocó, con voz amplia,
por el nombre.
Me invocó, desde el umbral, desde
la cumbre aquella,
entre mundo y
mundo.
Después recayó
en su muda agonía
y nos abandonó sin recibir
respuesta alguna.
Yo no oí el grito
aquel.
¡Ay de mí!
En Achenpromenade,
hacia el sur,
hacia Bad Bruck,
me parece
que el río lleva
aromas de tomillo,
de menta, de
nogal.
Le estoy agradecido
de que me recuerde,
con su murmullo húmedo,
cristalino,
los momentos vividos quizás ayer,
quizás antes.
Le estoy agradecido
de que me teja
en los rayos del sol
la estatura menuda
de la madre
que viene por el sendero.
Que viene, como en otro tiempo, hacia
el Claro, (*) que viene
inesperadamente,
que no me diga
nada,
excepto esto:
que vive.
(Claro: topónimo de la mitología personal del poeta, se refiere a un paisaje edénico, ubicado muy cerca de la casa natal y ahora destruido)
En la luz aquella,
en la sala aquella,
entre las sombras aquellas,
la madre sonreía.
Y su indecisa
y enigmática sonrisa
habría podido señalar
lo que vislumbra
muy cerca, a
solamente algunos pasos
-pero ¡qué pasos!-
El paraíso.
Todas las cosas viejas
se habían quedado atrás:
ataúd, velas, cielo y
tierra,
personas y
casas...
Nosotros, los abandonados, le
resultábamos, mientras, tan extraños, tan
pequeños, tan extraviados, tan
inverosímiles,
que nos
había olvidado.
El día en que se iba a poner
a la madre en la tumba,
cuando era necesario que la duración
se fracturase, definitivamente,
en el vergel, las mujeres pulcras y diligentes,
apenas pronunciando palabra,
preparaban platos aromáticos,
elegidos con cuidado para la mesa santificada (*).
Me asomé desde el final de la escalera
y miré, casualmente, hacia
aquellas mujeres.
Y vi entonces
a mi esposa, a mi
ángel,
trabajando también ella,
laboriosa, callada,
entre ellas,
junto a ellas.
Cuadro fijo vibrante,
momento de brillo.
Su noble, hermoso perfil,
recortado en una pantalla
de hojas doradas y
de sol...
Como en el puerto, cuando un velero
soltó amarras y partió,
y los de tierra apenas ven de él, lejos, en
el horizonte,
por los catalejos de lágrimas,
el mástil y la vela.
El misterio entero
de una semejante falla metafísica
se había concentrado en el perfil aquel.
(Mesa santificada. La mesa, la comida ritual y ceremonial, que la familia del difunto ofrece a los creyentes, como limosna, después del entierro ortodoxo. Una mesa presidida por el cura)
El patio de antaño está
lleno
de gente extraña.
Conozco a todos los
presentes, algunos
hasta son parientes míos.
Me preguntan,
respondo,
pero mi corazón no los
oye.
Permanecemos sobre el banco soleado
yo y cualquiera de ellos,
sin embargo él no tiene
ni perfil, ni
color.
Le miro, le sonrío,
me mira,
pero mi corazón
ni siquiera lo
vislumbra.
Acaricio la coronilla
de los más menudos,
estrecho la mano
de los padres,
bebo, junto a ellos,
en la mesa,
bajo el cerezo,
igual que en otros tiempos,
el café hirviente.
Pero el tacto de mi
corazón
de todas esas múltiples
sensaciones
no siente nada.
Se halla como en un sueño.
Es solo una pesadilla, un
sombrío vértigo. Es
el semidelirio
de un mal de altura.
En el patio de antaño
no hay nadie.
Pero el verso de Dorcescu no solo se sustenta en el fondo sino también en la forma. Liberada de ropajes, con una lengua sin apenas connotaciones, apenas adjetivada, nos ofrece una poesía pura, humilde. (...) La cosmogonía de la infancia, de la formación como persona y como escritor, son sus fuertes pilares. (...) Este libro indaga en el conocimiento del ser, en la búsqueda de la razón de la existencia, en la aceptación, pero no en la resignación..." El libro ha aparecido en versión bilingüe en Editura Mirton, de Timisoara, Rumanía.
Una mañana, como
cualquier otra, a
las siete,la prima Maruta me
telefoneó y me dijo
que había velado a
la madre la noche
entera.
Y que, a las cinco,
ni un minuto más tarde,
ni un minuto más temprano,
la madre se despertó, durante
una migaja de tiempo,
y comenzó a llamarme.
Me invocó, con voz amplia,
por el nombre.
Me invocó, desde el umbral, desde
la cumbre aquella,
entre mundo y
mundo.
Después recayó
en su muda agonía
y nos abandonó sin recibir
respuesta alguna.
Yo no oí el grito
aquel.
¡Ay de mí!
En Achenpromenade,
hacia el sur,
hacia Bad Bruck,
me parece
que el río lleva
aromas de tomillo,
de menta, de
nogal.
Le estoy agradecido
de que me recuerde,
con su murmullo húmedo,
cristalino,
los momentos vividos quizás ayer,
quizás antes.
Le estoy agradecido
de que me teja
en los rayos del sol
la estatura menuda
de la madre
que viene por el sendero.
Que viene, como en otro tiempo, hacia
el Claro, (*) que viene
inesperadamente,
que no me diga
nada,
excepto esto:
que vive.
(Claro: topónimo de la mitología personal del poeta, se refiere a un paisaje edénico, ubicado muy cerca de la casa natal y ahora destruido)
En la luz aquella,
en la sala aquella,
entre las sombras aquellas,
la madre sonreía.
Y su indecisa
y enigmática sonrisa
habría podido señalar
lo que vislumbra
muy cerca, a
solamente algunos pasos
-pero ¡qué pasos!-
El paraíso.
Todas las cosas viejas
se habían quedado atrás:
ataúd, velas, cielo y
tierra,
personas y
casas...
Nosotros, los abandonados, le
resultábamos, mientras, tan extraños, tan
pequeños, tan extraviados, tan
inverosímiles,
que nos
había olvidado.
El día en que se iba a poner
a la madre en la tumba,
cuando era necesario que la duración
se fracturase, definitivamente,
en el vergel, las mujeres pulcras y diligentes,
apenas pronunciando palabra,
preparaban platos aromáticos,
elegidos con cuidado para la mesa santificada (*).
Me asomé desde el final de la escalera
y miré, casualmente, hacia
aquellas mujeres.
Y vi entonces
a mi esposa, a mi
ángel,
trabajando también ella,
laboriosa, callada,
entre ellas,
junto a ellas.
Cuadro fijo vibrante,
momento de brillo.
Su noble, hermoso perfil,
recortado en una pantalla
de hojas doradas y
de sol...
Como en el puerto, cuando un velero
soltó amarras y partió,
y los de tierra apenas ven de él, lejos, en
el horizonte,
por los catalejos de lágrimas,
el mástil y la vela.
El misterio entero
de una semejante falla metafísica
se había concentrado en el perfil aquel.
(Mesa santificada. La mesa, la comida ritual y ceremonial, que la familia del difunto ofrece a los creyentes, como limosna, después del entierro ortodoxo. Una mesa presidida por el cura)
El patio de antaño está
lleno
de gente extraña.
Conozco a todos los
presentes, algunos
hasta son parientes míos.
Me preguntan,
respondo,
pero mi corazón no los
oye.
Permanecemos sobre el banco soleado
yo y cualquiera de ellos,
sin embargo él no tiene
ni perfil, ni
color.
Le miro, le sonrío,
me mira,
pero mi corazón
ni siquiera lo
vislumbra.
Acaricio la coronilla
de los más menudos,
estrecho la mano
de los padres,
bebo, junto a ellos,
en la mesa,
bajo el cerezo,
igual que en otros tiempos,
el café hirviente.
Pero el tacto de mi
corazón
de todas esas múltiples
sensaciones
no siente nada.
Se halla como en un sueño.
Es solo una pesadilla, un
sombrío vértigo. Es
el semidelirio
de un mal de altura.
En el patio de antaño
no hay nadie.
lunes, 23 de diciembre de 2013
El PP y el aborto: un condón en el crucifijo
En su difícil tarea de sacar a España de la crisis y llevarla directamente al Medievo, el PP le ha encargado a Gallardón encarar el lado moral del asunto, algo que le va muy bien a un ex alcalde reconvertido en ministro con hechuras de seminarista. La ley del aborto que Gallardón se ha sacado de la manga, cual Harry Potter consultando entre grimorios, coloca a España a la cabeza de los países antediluvianos, al lado de Irlanda y Polonia, únicamente superados por potencias democráticas como Malta, Andorra o El Vaticano.
Esta ley no sólo le proporciona a un feto de dos días más derechos que un emigrante y un parado juntos, sino que además va a logar que las mujeres retornen a su condición secular de vacas de cría, tal y como pregona la santa madre iglesia. Este gobierno está empeñado en una cruzada a ultranza en defensa de ritos y tradiciones ancestrales que van desde los toros alanceados hasta una versión policial del Código de Hammurabi. En buena lógica, tarde o temprano, las mujeres tenían que regresar a la mantilla, porque las que llevan tan piadosamente Cospedal y Soraya no son sólo de adorno.
Entre las muchas barbaries reivindicadas por este aborto de ley está la suposición de que la despenalización del aborto suponía un desmadre y una invitación a la orgía. Han igualado el aborto con una operación de cirugía estética en que las mujeres que pasaban por el quirófano a extraerse un feto lo hacían con el mismo desparpajo que una señora que encarga una liposucción. Doctor, quíteme este peso de encima y de paso me pone los labios gordos. Estos señores tan cristianos han venido a decirnos que una mujer disfruta con un aborto, lo cual es la extensión lógica de esa mentalidad arzobispal que ve la práctica del coito como un sufrimiento, un pecado y un sacrificio.
La obra que mejor ha explicado el drama del aborto es Rosemary’ baby, de Ira Levin, que dio pie a una extraordinaria película de terror de Roman Polanski: La semilla del diablo. Lejos del mensaje satánico, Chuck Palahniuk diseccionó el mensaje profundo de la novela: una mujer privada de voluntad propia y sometida al capricho de su marido, de su médico y de una infame secta religiosa. Tienes que parir este niño sí o sí, querida. Tienes que desearlo, amarlo y respetarlo porque para eso te dio Dios un útero. Porque para eso, y para poco más, estás en el mundo.
En España vivimos una película de terror desde que nos gobierna una camarilla satánica que está a dos proyectos de ley de parir al Anticristo. Ni siquiera vale ya el supuesto de que el feto presente malformaciones físicas. A la mujer, ese útero con piernas, no le queda otro recurso legal que consignar en la comisaría cada cópula como una violación en un callejón oscuro. Que es exactamente el meollo del asunto: devolver al sexo el aura de maldad, bestialismo y suciedad que sufrió durante los oscuros siglos del catolicismo. Y también una metáfora de cómo nos sentimos todos, españolas y españoles, después de este aborto de ley: vapuleados, jodidos y violados en bloque por un gobierno que ni siquiera ha tenido el detalle de ponerse un condón en el crucifijo.
(David Torres en www.publico.es)
Esta ley no sólo le proporciona a un feto de dos días más derechos que un emigrante y un parado juntos, sino que además va a logar que las mujeres retornen a su condición secular de vacas de cría, tal y como pregona la santa madre iglesia. Este gobierno está empeñado en una cruzada a ultranza en defensa de ritos y tradiciones ancestrales que van desde los toros alanceados hasta una versión policial del Código de Hammurabi. En buena lógica, tarde o temprano, las mujeres tenían que regresar a la mantilla, porque las que llevan tan piadosamente Cospedal y Soraya no son sólo de adorno.
Entre las muchas barbaries reivindicadas por este aborto de ley está la suposición de que la despenalización del aborto suponía un desmadre y una invitación a la orgía. Han igualado el aborto con una operación de cirugía estética en que las mujeres que pasaban por el quirófano a extraerse un feto lo hacían con el mismo desparpajo que una señora que encarga una liposucción. Doctor, quíteme este peso de encima y de paso me pone los labios gordos. Estos señores tan cristianos han venido a decirnos que una mujer disfruta con un aborto, lo cual es la extensión lógica de esa mentalidad arzobispal que ve la práctica del coito como un sufrimiento, un pecado y un sacrificio.
La obra que mejor ha explicado el drama del aborto es Rosemary’ baby, de Ira Levin, que dio pie a una extraordinaria película de terror de Roman Polanski: La semilla del diablo. Lejos del mensaje satánico, Chuck Palahniuk diseccionó el mensaje profundo de la novela: una mujer privada de voluntad propia y sometida al capricho de su marido, de su médico y de una infame secta religiosa. Tienes que parir este niño sí o sí, querida. Tienes que desearlo, amarlo y respetarlo porque para eso te dio Dios un útero. Porque para eso, y para poco más, estás en el mundo.
En España vivimos una película de terror desde que nos gobierna una camarilla satánica que está a dos proyectos de ley de parir al Anticristo. Ni siquiera vale ya el supuesto de que el feto presente malformaciones físicas. A la mujer, ese útero con piernas, no le queda otro recurso legal que consignar en la comisaría cada cópula como una violación en un callejón oscuro. Que es exactamente el meollo del asunto: devolver al sexo el aura de maldad, bestialismo y suciedad que sufrió durante los oscuros siglos del catolicismo. Y también una metáfora de cómo nos sentimos todos, españolas y españoles, después de este aborto de ley: vapuleados, jodidos y violados en bloque por un gobierno que ni siquiera ha tenido el detalle de ponerse un condón en el crucifijo.
(David Torres en www.publico.es)
Jesús Ruiz Mesa, premio Arnao por su difusión de la cultura
A Jesús Ruiz Mesa, ex trabajador de Iberia, viajero empedernido, hombre insular y mesetario, pero sobre todo hombre universal, le ha sido concedido este año el Premio ARNAO, establecido por la A.F. ARNAO, por su contribución a la difusión de todo el movimiento cultural que se ha venido desarrollando no solo en Telde sino en toda la isla, pues generosamente cubre actos que, sin su esfuerzo, pasarían desapercibidos. El acto se celebró el pasado 21 en el Casino La Unión de San Juan de Telde. Con su humildad característica, el premiado dice: "Esto nos lo hemos ganado todos, los que desde la participación ciudadana, hemos puesto nuestro granito de arena para sacar adelante la cultura canaria, dar a conocer, conservar y mejorar el gran patrimonio que nuestro nuestro legado histórico ha depositdo en nuestras manos, en Telde, Gran Canaria y Canarias. Es un honor y orgullo recibir este reconocimiento y va para todos mi satisfación y agradecimiento." Felicitamos a Jesús y a su mujer, Montse.
lunes, 16 de diciembre de 2013
Divino Mozart
Los de mi
generación tuvimos que fabricarnos nosotros mismos el gusto por la música
clásica. Como crecimos en tiempos de tinieblas, la música culta la asociábamos
a los rituales de Semana Santa, a los días en que todo estaba prohibido, cuando
la gente hablaba bajo, estaban cerrados los bares y los cines, y las radios
sólo emitían Bach y gregoriano. Músicas de muertos, pensábamos entonces con
nuestra supina ignorancia en aquellos tiempos en que aún cantamos el Cara al
Sol en el patio de recreo, y dábamos Formación del Espíritu Nacional con el
Fuero de los Españoles, la doctrina de José Antonio y las gestas del invicto
caudillo. Con el tiempo hemos llegado a apreciar la bondad y la inspiración de
los maestros. Bach, Vivaldi, Beethoven, Chopin, Mahler, Verdi, etc. El barroco
italiano, el clasicismo. En una película francesa se produjo nuestro primer
descubrimiento del concierto para clarinete, KV 622, de Mozart. Su adagio de
poco más de seis minutos es una de esas piezas sublimes, etéreas, dictada por
algún dios del olimpo al cerebro del compositor. Ha servido para poner música a
innumerables películas, entre las que recordamos aquella memorable titulada Memorias de Africa. Entre otras
versiones, citaríamos la de Sabine Meyer con la Staatskapelle de
Dresden. Una belleza que va y viene, una espiral que regresa una y otra vez
para gratificar al oído.
En aquella célebre película Amadeus, rodada en Praga por Milos Formann se decía que Salieri envenenó a Mozart por celos artísticos. Tras el impacto cinematográfico, hace veinte años visitamos Salzburgo, la casa natal y el palacio del siniestro obispo, también el cementerio de Viena en el que yacen, en puro amasijo, los restos de Mozart revueltos con los de otros muchos ciudadanos muertos en aquella misma fecha por alguna peste o similar. Alguna pregunta nos surgió entonces. ¿Era Wolfgang Amadeus tan loco y lujurioso que perseguía a las chicas sin parar, se tiraba pedos continuamente, era tan bebedor y derrochador como se nos indica en el film, era tan inconstante como su mujer? Los biógrafos nos darán su interpretación sobre esto y aquello, y lo único cierto es que hoy acudimos al genio como un enviado de lo hermoso en grado sumo, un inspirado melancólico, un eufórico armonioso, un racionalista que fue masón, un católico que hizo un Réquiem conmovedor, un fundador del género operístico, un autor de arias insuperables como las de Las bodas de Fígaro oLa Flauta
mágica, sinfonías, conciertos de piano y violín, etcétera. Dentro de otros veinte
siglos, si el mundo sigue existiendo, habrá gente que disfrute con la misma
frescura que ahora lo hacemos con las grabaciones del genio de Austria. Un
alarde de eternidad, ni más ni menos que eso.
En aquella célebre película Amadeus, rodada en Praga por Milos Formann se decía que Salieri envenenó a Mozart por celos artísticos. Tras el impacto cinematográfico, hace veinte años visitamos Salzburgo, la casa natal y el palacio del siniestro obispo, también el cementerio de Viena en el que yacen, en puro amasijo, los restos de Mozart revueltos con los de otros muchos ciudadanos muertos en aquella misma fecha por alguna peste o similar. Alguna pregunta nos surgió entonces. ¿Era Wolfgang Amadeus tan loco y lujurioso que perseguía a las chicas sin parar, se tiraba pedos continuamente, era tan bebedor y derrochador como se nos indica en el film, era tan inconstante como su mujer? Los biógrafos nos darán su interpretación sobre esto y aquello, y lo único cierto es que hoy acudimos al genio como un enviado de lo hermoso en grado sumo, un inspirado melancólico, un eufórico armonioso, un racionalista que fue masón, un católico que hizo un Réquiem conmovedor, un fundador del género operístico, un autor de arias insuperables como las de Las bodas de Fígaro o
sábado, 14 de diciembre de 2013
La Navidad, según el poeta Francisco Tarajano
Francisco Tarajano cumplirá pronto los 90. El poeta decano de las islas sigue activo, y, como cada Navidad, envía sus deseos de paz y amistad para el año entrante. Un poeta arraigado a la identidad, a la historia, a la voz del pueblo llano, a la tierra canaria.
Cada vez que alguien engendra y sueña,
trabaja y canta, siembra y espera,
quiere y perdona, comparte y besa,
muere y se vive, cae y se eleva,
de lucha y honradez deja huellas
y surcos de amor cava en su tierra.
¡Qué linda la tierra
cuando canta amor!
¡Qué linda la vida
con besos de amor!
¡Qué amarga la tierra
fallida de amor!
¡Maldito el malvado
que mata el amor!
Rifles y machetes,
avión y cañón,
armas y cadenas
del hombre abusón
callan, insolentes,
las voces de amor,
matan, inclementes,
las crías de Dios,
que de amor y vida
es el sembrador,
que de libertades
es el altavoz.
El amor que brota
que ya está en sazón,
nadie lo apuñale,
déjelo ser flor,
a ver sui se logra
un mundo mejor,
a ver si se tapa
del odio el picón,
a ver si se entona
en tu rededor
y en la tierra entera
la canción de amor.
A ver si se muere
el diantre opresor,
a ver si aparece
un buen redentor,
a ver si nos nace
un libertador,
a ver si entre todos,
con tino y tesón,
¡hacemos del orbe
un edén de amor
donde broten siempre
flores de ilusión!
Cada vez que alguien engendra y sueña,
trabaja y canta, siembra y espera,
quiere y perdona, comparte y besa,
muere y se vive, cae y se eleva,
de lucha y honradez deja huellas
y surcos de amor cava en su tierra.
¡Qué linda la tierra
cuando canta amor!
¡Qué linda la vida
con besos de amor!
¡Qué amarga la tierra
fallida de amor!
¡Maldito el malvado
que mata el amor!
Rifles y machetes,
avión y cañón,
armas y cadenas
del hombre abusón
callan, insolentes,
las voces de amor,
matan, inclementes,
las crías de Dios,
que de amor y vida
es el sembrador,
que de libertades
es el altavoz.
El amor que brota
que ya está en sazón,
nadie lo apuñale,
déjelo ser flor,
a ver sui se logra
un mundo mejor,
a ver si se tapa
del odio el picón,
a ver si se entona
en tu rededor
y en la tierra entera
la canción de amor.
A ver si se muere
el diantre opresor,
a ver si aparece
un buen redentor,
a ver si nos nace
un libertador,
a ver si entre todos,
con tino y tesón,
¡hacemos del orbe
un edén de amor
donde broten siempre
flores de ilusión!
viernes, 13 de diciembre de 2013
Poesía erótica de Rosario Valcárcel, en español y alemán
Muy concurrida, más de cien personas, fue la presentación del poemario Las máscaras de Afrodita, de Rosario Valcárcel, en el Museo Domingo Rivero de la ciudad de Las Palmas, un centro que -bajo la dirección del nieto del poeta, José Rivero- está haciendo grandes cosas por la literatura escrita en las islas.
Las máscaras de Afrodita, en esta segunda edición, se publica en versión bilingüe español-alemán, gracias a la impecable traducción de Karl Müller y con portada de la pintora Inés Melado. El sentido temporal y existencial del amor y de la sexualidad ha sido abordado por la autora con sutileza y elegancia en este libro. Los poemas van desde el frenesí sexual a la melancolía del tiempo que huye, desde las referencias de la identidad geográfica y paisajística de Canarias a visiones de Venecia o las islas de Grecia. Amor y Muerte, Eros y Tánatos, dominan estas páginas.
Vamos a reproducir tres poemas en esta versión bilingüe, publicada por NACE (Nueva Asociación Canaria para la Edición), que preside el poeta Aquiles García.
CUANDO LOS GLACIARES SE FUNDAN
se abrirán las cataratas del cielo,
las tapias y las conciencias.
Cuando remonten los barrancos, caminaré
sobre las aguas, me anegaré en ti.
Hierve la atmósfera, se apagan
tambores, halo rojo, calor hondo.
Escombros humeantes,
desaparecen nuestras huellas.
Tan insensatos,
que, entrelazados por la lujuria,
inoculamos el veneno.
Cuando los glaciares se fundan
se incendiará el corazón del mar,
volverá a reinar la somnolencia.
Viviremos como gotas de agua
ocultos en el vientre de la Tierra
WENN DIE GLETSCHER SCHMELZEN
werden sich die Katarakte des Himmels öffnen,
die Mauern und die Gewissen.
Wenn die Barrancos bergauf flieben, werde ich
auf den Wassern gehen, werde mich in dir auflösen.
Die Atmosphäre kocht, es schweigen
die Trommeln, rote Aura, tiefe Hitze.
Rauchende Trümmer,
es verschwinden unsere Spuren.
So vernunftlos,
dass, in der Wollust verstrickt,
wir das Gift zu uns nehmen.
Wenn die Gletscher schmelzen
wird das Herz des Meeres brennen,
wird die Schläfrigkeit wieder herrschen.
Wie Wassertropfen werden wir
verborgen im Bauch der Erde leben.
ERAN LOS TIEMPOS DE FULGOR Y GLORIA.
Era muy joven, se creía protegido
por los dioses, por la isla mágica,
por un soplo eterno.
Poco queda de sus sueños, de su locura
y temeridad, de los cantos y
del vigor de las arterias.
De los escándalos del viento.
Todo se desmorona, caen las altas almenas.
Arrastra el cansancio,
el alma fondeada.
Pasó el tiempo de la mies, la opulencia,
la nostalgia del Nirvana.
Los dioses no tienen piedad,
cada mañana gerias, dragos, tuneras,
se desvanece la arena y el mar.
Resuenan campanas de vejez, los suspiros
ocupan las vertiginosas horas
en que agonizo.
ES WAREN DIE ZEITEN DES GLANZEN UND DES RUHMS.
Sehr jung war er, glaubte sich von den Göttern beschützt,
von der magischen Insel,
von einer ewigen Intuition.
Wenig ist von seinen Träumen geblieben, von seiner Verrücktheit
und seinem Schneid, von den Songs und
der Kraft der Arterien.
Von dem Wüten des Windes.
Alles zerfällt, die hohen Zinnen stürzen nieder.
Die Erschöpfung zieht mit sich
die daniederliegende Seele.
Vorbei die Zeit der Ernte, des Überflusses,
die Nostalgie nach Nirwana.
Die Götter haben kein Mitleid,
jeden Morgen Weinstöcke, Drachenbäume, Kakteen,
es verflüchtigt sich der Sand und das Meer.
Es ertönen die Glocken des Alters, die Seufzer
besetzen die dahinrasenden Stunden,
is denen ich im Sterben liege.
VENECIA.
Tú, máscara mía, surgiste
del mar envuelta en sonatas cristalinas,
e igual que Neptuno enarbolas
una muda góndola.
Hiciste un guiño y te seguí,
por campaniles te busqué.
Tu resplandor furtivo
entreabrió palacios de ninfas y cortejos.
Transito pedazos de sueños y desenfrenos.
Aferrada a ti, desperté
cuando el fauno surcaba
mi deseo, cuando su cuerno
voraz hurgaba mis entrañas.
Avasalló el trigal, descosió
mi hendidura.
Entonces tú me cautivaste en la oscuridad
y mi Canal se inundó de tu néctar.
Relamo tu oleaje, floto,
me balanceo al son de la convulsión.
Muero en ti.
Máscara mía, tornaré a Venecia,
al olor del sexo,
a los diálogos de Marco Polo,
a beber tu cuerpo a sorbos.
Te buscaré desde la Fenice al Ghetto,
en la risa ahogada del agua,
en el todo orgiástico.
Y seré tu goce matinal,
tu ángel delirante, tu inmortalidad.
Ahora quiero decirte que no pretendas
mi alma, porque ella sólo existirá
en el aliento de nuestro sueño.
VENEDIG
Du, meine Maske, du entstiegst
dem Meer in kristalline Sonaten gehüllt,
und Neptun gleich reckst du
eine stumme Gondel hoch.
Du zwinkertest mir zu und ich folgte dir,
unter allen Campaniles suchte ich dich.
Dein heimlicher Glanz
öffnete die Paläste der Nymphen und ihrem Gefolge.
Ich durchquere Fetzen von Träumen und Wilder Wollust.
An dich geklammert erwachte ich,
als der Faun mein Verlangen,
durchfurchte, als sein wühlendes Horn
mein Innerstes erforschte.
Es machte das Kornfeld nieder, riss
meine Spalte auf.
Du, damals, hattest mich im Dunkeln gebannt
und mein Kanal wurde von deinem Nektar überflutete.
Ich lecke deine Brandung, schwebe,
wiege mich im Rhythmus der Zuckungen.
Ich sterbe in dir.
Maske, meine, ich werde wieder nach Venedig kommen,
zu dem Duft nach Sex,
zu den Dialogen des Marco Polo,
um Schluck für Schluck deinen Körper zu trinken.
Ich werde dich suchedn von La Fenice bis zum Ghetto,
im ertrunkenen Lachen des Wassers,
in dem orgiastischen Morast.
Und ich werde deine morgendliche Lust sein,
dein delirierender Engel, deine Unsterblichkeit.
Aber, muss ich dir sagen, verlange nicht nach
meiner Seele, denn sie wird allein
in der Kraft unseres Traumes sein.
Las máscaras de Afrodita, en esta segunda edición, se publica en versión bilingüe español-alemán, gracias a la impecable traducción de Karl Müller y con portada de la pintora Inés Melado. El sentido temporal y existencial del amor y de la sexualidad ha sido abordado por la autora con sutileza y elegancia en este libro. Los poemas van desde el frenesí sexual a la melancolía del tiempo que huye, desde las referencias de la identidad geográfica y paisajística de Canarias a visiones de Venecia o las islas de Grecia. Amor y Muerte, Eros y Tánatos, dominan estas páginas.
Vamos a reproducir tres poemas en esta versión bilingüe, publicada por NACE (Nueva Asociación Canaria para la Edición), que preside el poeta Aquiles García.
CUANDO LOS GLACIARES SE FUNDAN
se abrirán las cataratas del cielo,
las tapias y las conciencias.
Cuando remonten los barrancos, caminaré
sobre las aguas, me anegaré en ti.
Hierve la atmósfera, se apagan
tambores, halo rojo, calor hondo.
Escombros humeantes,
desaparecen nuestras huellas.
Tan insensatos,
que, entrelazados por la lujuria,
inoculamos el veneno.
Cuando los glaciares se fundan
se incendiará el corazón del mar,
volverá a reinar la somnolencia.
Viviremos como gotas de agua
ocultos en el vientre de la Tierra
WENN DIE GLETSCHER SCHMELZEN
werden sich die Katarakte des Himmels öffnen,
die Mauern und die Gewissen.
Wenn die Barrancos bergauf flieben, werde ich
auf den Wassern gehen, werde mich in dir auflösen.
Die Atmosphäre kocht, es schweigen
die Trommeln, rote Aura, tiefe Hitze.
Rauchende Trümmer,
es verschwinden unsere Spuren.
So vernunftlos,
dass, in der Wollust verstrickt,
wir das Gift zu uns nehmen.
Wenn die Gletscher schmelzen
wird das Herz des Meeres brennen,
wird die Schläfrigkeit wieder herrschen.
Wie Wassertropfen werden wir
verborgen im Bauch der Erde leben.
ERAN LOS TIEMPOS DE FULGOR Y GLORIA.
Era muy joven, se creía protegido
por los dioses, por la isla mágica,
por un soplo eterno.
Poco queda de sus sueños, de su locura
y temeridad, de los cantos y
del vigor de las arterias.
De los escándalos del viento.
Todo se desmorona, caen las altas almenas.
Arrastra el cansancio,
el alma fondeada.
Pasó el tiempo de la mies, la opulencia,
la nostalgia del Nirvana.
Los dioses no tienen piedad,
cada mañana gerias, dragos, tuneras,
se desvanece la arena y el mar.
Resuenan campanas de vejez, los suspiros
ocupan las vertiginosas horas
en que agonizo.
ES WAREN DIE ZEITEN DES GLANZEN UND DES RUHMS.
Sehr jung war er, glaubte sich von den Göttern beschützt,
von der magischen Insel,
von einer ewigen Intuition.
Wenig ist von seinen Träumen geblieben, von seiner Verrücktheit
und seinem Schneid, von den Songs und
der Kraft der Arterien.
Von dem Wüten des Windes.
Alles zerfällt, die hohen Zinnen stürzen nieder.
Die Erschöpfung zieht mit sich
die daniederliegende Seele.
Vorbei die Zeit der Ernte, des Überflusses,
die Nostalgie nach Nirwana.
Die Götter haben kein Mitleid,
jeden Morgen Weinstöcke, Drachenbäume, Kakteen,
es verflüchtigt sich der Sand und das Meer.
Es ertönen die Glocken des Alters, die Seufzer
besetzen die dahinrasenden Stunden,
is denen ich im Sterben liege.
VENECIA.
Tú, máscara mía, surgiste
del mar envuelta en sonatas cristalinas,
e igual que Neptuno enarbolas
una muda góndola.
Hiciste un guiño y te seguí,
por campaniles te busqué.
Tu resplandor furtivo
entreabrió palacios de ninfas y cortejos.
Transito pedazos de sueños y desenfrenos.
Aferrada a ti, desperté
cuando el fauno surcaba
mi deseo, cuando su cuerno
voraz hurgaba mis entrañas.
Avasalló el trigal, descosió
mi hendidura.
Entonces tú me cautivaste en la oscuridad
y mi Canal se inundó de tu néctar.
Relamo tu oleaje, floto,
me balanceo al son de la convulsión.
Muero en ti.
Máscara mía, tornaré a Venecia,
al olor del sexo,
a los diálogos de Marco Polo,
a beber tu cuerpo a sorbos.
Te buscaré desde la Fenice al Ghetto,
en la risa ahogada del agua,
en el todo orgiástico.
Y seré tu goce matinal,
tu ángel delirante, tu inmortalidad.
Ahora quiero decirte que no pretendas
mi alma, porque ella sólo existirá
en el aliento de nuestro sueño.
VENEDIG
Du, meine Maske, du entstiegst
dem Meer in kristalline Sonaten gehüllt,
und Neptun gleich reckst du
eine stumme Gondel hoch.
Du zwinkertest mir zu und ich folgte dir,
unter allen Campaniles suchte ich dich.
Dein heimlicher Glanz
öffnete die Paläste der Nymphen und ihrem Gefolge.
Ich durchquere Fetzen von Träumen und Wilder Wollust.
An dich geklammert erwachte ich,
als der Faun mein Verlangen,
durchfurchte, als sein wühlendes Horn
mein Innerstes erforschte.
Es machte das Kornfeld nieder, riss
meine Spalte auf.
Du, damals, hattest mich im Dunkeln gebannt
und mein Kanal wurde von deinem Nektar überflutete.
Ich lecke deine Brandung, schwebe,
wiege mich im Rhythmus der Zuckungen.
Ich sterbe in dir.
Maske, meine, ich werde wieder nach Venedig kommen,
zu dem Duft nach Sex,
zu den Dialogen des Marco Polo,
um Schluck für Schluck deinen Körper zu trinken.
Ich werde dich suchedn von La Fenice bis zum Ghetto,
im ertrunkenen Lachen des Wassers,
in dem orgiastischen Morast.
Und ich werde deine morgendliche Lust sein,
dein delirierender Engel, deine Unsterblichkeit.
Aber, muss ich dir sagen, verlange nicht nach
meiner Seele, denn sie wird allein
in der Kraft unseres Traumes sein.
jueves, 12 de diciembre de 2013
"La gran belleza": el cine italiano regresa a Fellini
La
gran belleza es una película diferente, que recuerda el cine irónico,
grotesco a veces, de Fellini. Una película de las que ya no se hacen viene a
recordar el apogeo del cine italiano en los años 60 y 70. Ese recorrido mágico
por las calles, los palacios y los monumentos de Roma, dirigido por Paolo
Sorrentino, ha tocado el corazón de Europa. El filme se ha alzado con los más
importantes premios -mejor película, director y actor para Toni Servillo,
además del montaje- en la 26ª edición de la Academia de Cine Europea, en Berlín. La gran belleza, estrenada este pasado fin de semana en los
Multicines Monopol de la ciudad de Las Palmas, es el retrato seductor y
lúcido de la decadencia de una ciudad espléndida. Sorrentino no
recogió sus premios al encontrarse invitado en el festival de cine de
Marraquech.
La película es un recorrido por la noche de Roma. ¿Cómo no recordar La dolce vita? Lo que algunos críticos han dicho de aquella gran cinta de 1960 puede calcarse en esta película de ahora. Sombría y cáustica, excesiva, tan recargada que el resultado final queda mermado a pesar de ser indiscutiblemente buena. Sobran minutos, lo que quiere decir queda claro y algún momento es redundante. Un novelista decadente y sin otra inspiración que asistir a la orgía de música y cocaína de sus noches, una fotografía con grandes hallazgos.
Cine profundamente moral, dividido en episodios sin un argumento férreo (sucesión de fiestas y encuentros diversos en la noche romana) y con momentos de gran potencia visual. Un cine ácidamente subjetivo, Fellini molestó creando un mundo propio, reflejo de la realidad pero reflejo personal al fin y al cabo (esto importunó a los defensores del realismo crudo como única forma de cine humanista y eficaz). Es decir, aparecen bellísimas composiciones y se explotan las imágenes buscando la fascinación estética y la intención satírica. El clero, los aristócratas de pacotilla, la belleza de algún desnudo, el sexo como pequeña diversión de gente que ha perdido el alma.
Menos mal que todavía queda un cine diferente, el que proponen los Multicines Monopol. El día en que echen el candado –esperamos que eso nunca suceda– perderemos una gran oportunidad quienes amamos un cine alejado de las “americanadas” de rigor.
La película es un recorrido por la noche de Roma. ¿Cómo no recordar La dolce vita? Lo que algunos críticos han dicho de aquella gran cinta de 1960 puede calcarse en esta película de ahora. Sombría y cáustica, excesiva, tan recargada que el resultado final queda mermado a pesar de ser indiscutiblemente buena. Sobran minutos, lo que quiere decir queda claro y algún momento es redundante. Un novelista decadente y sin otra inspiración que asistir a la orgía de música y cocaína de sus noches, una fotografía con grandes hallazgos.
Cine profundamente moral, dividido en episodios sin un argumento férreo (sucesión de fiestas y encuentros diversos en la noche romana) y con momentos de gran potencia visual. Un cine ácidamente subjetivo, Fellini molestó creando un mundo propio, reflejo de la realidad pero reflejo personal al fin y al cabo (esto importunó a los defensores del realismo crudo como única forma de cine humanista y eficaz). Es decir, aparecen bellísimas composiciones y se explotan las imágenes buscando la fascinación estética y la intención satírica. El clero, los aristócratas de pacotilla, la belleza de algún desnudo, el sexo como pequeña diversión de gente que ha perdido el alma.
Menos mal que todavía queda un cine diferente, el que proponen los Multicines Monopol. El día en que echen el candado –esperamos que eso nunca suceda– perderemos una gran oportunidad quienes amamos un cine alejado de las “americanadas” de rigor.
martes, 10 de diciembre de 2013
"Invictus", poema preferido de Mandela, que da título a la película
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
William Ernest
Henley (1849-1903)
Autor inglés,
de Gloucester, segunda mitad del XIX (época victoriana), que padeció
tuberculosis. R.L. Stevenson lo tomó como modelo para crear su John Long
Silver, el pirata bueno de "La isla del Tesoro". Su trabajo como
editor le valió para promocionar autores, como H.G. Wells. Pero no siempre la
proclamación de libertad del texto ha agradado. Timothy McVeigh, autor de la
masacre de Ocklahoma, como última voluntad antes de
ser ejecutado escribió el poema como justificación a sus actos. Muchos
lo calificaron entonces de abominable, provocador, desafiante
al orden y a la religión. Y el grupo de heavy metal Virgin Steele compuso una
canción titulada Invictus, que guarda relación.
El poema da título a la gran
película INVICTUS de Clint Eastwood dedicada a la vida de Mandela y que recoge
la épica victoria de Suráfrica en la Copa del Mundo de Rugby de 1995. Es el
poema que repetía un día y otro en la cárcel
de Robben Island. Le dió fuerzas y esperanza; estuvo en prisión durante 27
años. Fue el preso 46664.
Out of the night that covers me,
Black as the Pit from
pole to pole,I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
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