Y decía Benedetti:
¿Qué pasaría si un día despertamos dándonos cuenta de que somos
mayoría? / ¿Qué pasaría si de pronto una injusticia, solo una, es repudiada por
todos, todos los que somos, todos, no unos, no algunos, sino todos? / ¿Qué
pasaría si en vez de seguir divididos nos multiplicamos, nos sumamos y restamos
al enemigo que interrumpe nuestro paso? / ¿Qué pasaría si nos organizáramos y
al mismo tiempo enfrentáramos sin armas, en silencio, en multitudes, en
millones de miradas la cara de los opresores, sin vivas, sin aplausos, sin
sonrisas, sin palmadas en los hombros, sin cánticos partidistas, sin cánticos? /
¿Qué pasaría si yo pidiese por vosotros que estáis tan lejos, y vosotros por mí
que estoy tan lejos, y ambos por los otros que están muy lejos y los otros por
nosotros aunque estemos lejos?
Las palabras del gran uruguayo acaban
pidiendo que rompamos las fronteras y que quememos todas las banderas para
tener una sola, la nuestra, la de todos. O mejor ninguna, porque no necesitamos
las banderas. Un alegato a favor del género humano por encima de las
diferencias, mientras los políticos del mundo prosiguen con sus ejercicios de
cinismo.
Genial entrada Luis.
ResponderEliminarhay mucho que hacer:
mar de nuevo cielo
senda de nuevo casa
río de nuevo vado
monte de nuevo llano
Un abrazo.
Antonio.