domingo, 30 de diciembre de 2018

2019: a pesar de todo nos queda la esperanza, desde Argentina


Eduardo Sanguinetti, filósofo, poeta, performer - Buenos Aires

Nuestra libertad es una vía única y a partir de ese momento, no hay otra vía.
 Ella nos arranca de nuestra sombra para hacernos participar de lo que somos...se hace destino.
 Nuestra libertad nos obliga a cada instante a comprometerla con 'valentía' y dignidad en ser y saber, de la irremediable lucha contra las fuerzas del odio, de la mentira, de la cobardía y de la avidez: de un pasado abolido, que se presenta una y otra vez ante nosotros en juego especular y trágico.
 Me ha permitido el permanecer en sobrevivencia, conocer a seres que se acuestan sin comer y se levantan sin saber si comerán en el día que deben enfrentar.
 No lo ignoro, pues veo,  siento y experimento las necesidades de la mayoría de hombres y mujeres que luchan o mueren en el intento de permanecer en mi tierra: Argentina.
Los sensibles humanistas, tenemos la mediana certeza, que esta vida es "algo" inasible, digna de ser experimentada en disfrute y placer, jamás una condena con fecha de vencimiento... sólo me interesa saber que la vida debe experimentarse como un milagro, no como un castigo.
 Ante la lógica de los 'justos', la 'benevolencia' impasible de los generosos y los 'virtuosos', junto con la seriedad de los 'teóricos', se promueve la indigencia de millones de seres humanos y se perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y norma, las horas muertas, la vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a mano, paisaje siniestro y verídico, al que asistimos.
 Argentina, mi país, donde la exclusión y la miseria, visible y creciente, son norma de vida, aplicada por un gobierno pautado por asesores contratados en tiendas de accesorios... Argentina, mi país, donde su ridículo presidente, se jacta de su popularidad con el FMI, se atreve a mentir en nombre de la verdad, sumando atroces desaciertos cotidianos, a los que la comunidad se asimila susurrando en las sombras... Argentina, mi país, donde se ha deteriorado día a día sin cesar los servicios de salud pública, educación, el sistema jubilatorio, el gasto público y el déficit fiscal del Estado, la deuda externa y sobre todo se eliminó la libertad y la alegría de un pueblo ya de por si temeroso y avaro de sus placeres... Argentina, mi país, donde la eliminación de derechos y garantías, devienen en represión e intimidación del ciudadano que sale a manifestarse pacíficamente, ante los atropellos atroces de los que son víctimas propiciatorias, del poder de turno, en manos de funestos personeros del odio y el resentimiento, del parasitismo y la ignorancia.
 El sentido popular, asimilado en sensibilidad y ética, no ignora que la aldea global está envilecida tras el lucro, en cuyas manos se concentra la riqueza y el poder de decidir sobre la vida de comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el bienestar de hombres y mujeres, solo ha provocado ha despertado los bajos instintos en un mundo que expulsa a los valientes poseedores de ideales e ideas y premia a los mercenarios, los cobardes, traidores y simuladores.
 El hombre que se interroga sobre su destino está siempre solo, a cada instante él pierde o gana sin que haya ninguna referencia a alguna ley común. Todo destino tiene su ritmo, una ley de compensación equilibra los desastres.
 Las cosas se posan dulcemente delante de aquellos que no pueden verlas. El sol es un juguete para ciegos. no es necesario prever, no es necesario ver. Es necesario enterrarse en el corazón de la tierra: el diálogo nunca terminará...poder contentarse con una verdad más humilde, saber que para obtener antes hay que olvidar. El azar es así la expresión del destino, o de esa parte del destino a la cual se está consagrado absolutamente y que se reencuentra después de la desesperación.
 "Es necesario renunciar absolutamente para ser absolutamente". Es necesario también perseverar sin esperanza de victoria. El destino otorga su chance después de un largo periplo cercano a la muerte.
 Eso que pedimos con la mayor insistencia al destino, al final nos lo acuerda (el precepto queda verificado) pero nos lo acuerda más que cuando no lo esperamos más. Hay que desconfiar de las ventajas fáciles que nos ofrece un mundo que simuladamente abre sus puertas a todos los que obedecen... pero alcancemos un estado de extrema felicidad que suprime por un tiempo la memoria de lo que jamás ocurrió.
 Nada se compara con el encanto de un hombre que no esconde ninguna de sus ideas y puede expresarlas sin la menor necesidad de ofensa, sino con naturalidad y gracia 'suma', este rol intento asimilarlo siempre, con la espontaneidad de la emergencia, en este fin de año, donde mi cumpleaños tiene espacio y lugar.
 Mis respetos a todos los lectores de mis editoriales, que me motivan a seguir escribiendo. 

jueves, 20 de diciembre de 2018

Reseña de "Los buenos negocios", novela de Luis León Barreto

Por  Isa Guerra
Cuando Luis  León Barreto publica Los buenos negocios, editada  por el Centro de la Cultura Popular Canaria en el 2009, no conocíamos otras novelas suyas como La Casa de los Picos o El crimen del contenedor. Si conocíamos un pequeño libro  de poesía que llegó a nuestras manos Crónicas de todos nosotros y del que realizamos un breve estudio, allá por los años 90 sin conocer todavía a su autor.
Curiosamente en el 2009 se terminó de imprimir Los dioses palmeros, concretamente el 7 de julio de 2009, y el 14 de octubre se presentó, y en esta fecha si pudimos asistir a la presentación de esta obra narrativa, cuyo primer relato lleva ese mismo título.
Este autor y escritor palmero, afincado en  Gran Canaria desde hace muchos años, más conocido por su obra Las espiritistas de Telde,traducida a varios idiomas y ampliamente difundida, ha cultivado casi todos los géneros literarios, obteniendo el XVI premio de novela Blasco Ibañez en 1981 por esta obra.
Con más de veinte libros publicados,  este periodista y escritor ha ocupado diversos cargos en Medios de Comunicación: Subdirector de la Provincia, Jefe de Prensa del Cabildo de Gran Canaria, y Director del Club de Prensa Canaria.
Así mismo le conceden el Víctor Zurita y el Leoncio Rodríguez, premios convocados por la prensa tinerfeña,  el Premio de Poesía Julio Tovar en Santa Cruz de Tenerife y el Pérez Galdós de novela en Las Palmas.

La corrupción, los asuntos turbios, la información privilegiada y la especulación financiera, se dan la mano en esta novela que reflexiona sobre el interés general al servicio de la comunidad.
Las Islas, en su apogeo económico, con sus negocios urbanísticos y los ajustes de cuentas, hacen que Samuel Ortiz, un oficial de policía, investigue la muerte en circunstancias sospechosas de un empresario y la desaparición de su secretaria.
Novela negra, literatura urbana, crónica social.
Novela apasionante.
Personajes como Eufemiano Fuentes o El Rubio; barrios y terrazas de Las Palmas como Altavista, el Charleston café, la terraza del Reina Isabel, o  La Plaza de las Ranas, confluyen en esta novela, con un amplio itinerario por la geografía de La Isla; así el Castillo de Agüimes, Patalavaca o Anfi del Mar con sus playas y palmerales de diseño,  como dirá su autor.
Treinta y cinco capítulos y un epílogo confoman esta obra que lleva cuatro citas, dos que abren el libro, una de Catulo y otra de Shakespeare y dos que cierran, de John Updike y de Vázquez Montalbán.
No vamos a hablar del argumento, pero si decir que mantiene un ritmo narrativo constante, y que la intriga, en determinados momentos dinamiza la acción temporespacial de la novela.
Respecto al escenario, la ciudad de Las Palmas. Todo un tratado sobre la identidad canaria, en el capítulo 3, de manos de Felipe Hidalgo , que se hace llamar Aythami Guanche, y la defensa del medio ambiente en Las Islas

….que volverán a ser verdes cuando se cubran de cultivos sus eriales y sean recuperados los bosques y los nacienres de agua que disfrutaron nuestros antepasados bereberes…
El narrador omnisciente de la novela nos deja ver que
… la codicia es un saco sin fondo …
que …la codicia es letal: cuanto más  posees, más deseas…
que…siempre se aspira a más.
Así como el deseo por parte de uno de sus protagonistas, el alemán Dieter Mayer, de acaparar tierras, aunque sean
…calas solitarias, suelos secos y cerros por donde sólo transitan rebaños….
Con respecto a los personajes, ya desde los primeros capítulos se van introduciendo éstos, así, Faustino Baró –Tino – el arquitecto y su jefe el alemán  Dieter Mayer, en el capítulo I.
El policía Samuel Ortiz y su ayudante Suso Machín, en el capítulo II.
Raúl Mejías, el reepcionista de turno. Rudolf Mayer, padre y la banda radical de su hijo Baader-Meinhof, y Mendoza, jefe de Samuel Ortiz, en el IV.

Víctor Serge en Litterature et révolution nos expone que el escritor cumple una función ideológica, citando ejemplos en Balzac, Whitman, Zola, Tolstoy, Rolland, Anatole France, Gide, Barrès, Barbusse.
Podría decirse, nos dice, que hay dos clases de escritores: los bufones de los ricos y los portavoces de las masas… pero el encanto  y eficacia de la obra literaria procede  del íntimo contacto entre el autor y el lector, una unión intelectual que no  se alcanza más que por la obra de arte…
Y continúa …Toda reflexión desinteresada sobre el destino del hombre de nuestro tiempo aproxima más o menos al campo de la revolución… Poco nos importa dónde se detendrá el escritor en su búsqueda de una solución al problema humano, si su esfuerzo es honrado, hará, sólo con plantearse el problema una labor inmensamente útil….
En esta novela, León Barreto, se plantea a través de su protagonista Samuel Ortiz que la corrupción es inherente a la condición humana y que una parte del patrimonio universal es producto de asuntos turbios, de información privilegiada y especulación financiera.
¿Cuándo se recuperará la defensa del interés general, al servicio de la comunidad? , nos reitera.
León Barreto, en esta novela apuesta por un nuevo humanismo, una nueva concepción de  la persona y del mundo, planteando los problemas sociales que lo conforman.
Nunca hay que desechar los enigmas. No del todo. Aunque creamos percibir la realidad, siempre habrá dimensiones que se nos esconden… o No sabemos vivir sin preguntas…
Los camaleones sobreviven con más facilidad… son algunas frases que el narrador omnisciente pone en boca de sus protagonistas.
Novela urbana que trae consigo algunas reflexiones sobr el sentido de la vida.

(Texto publicado en el blog Nación Canaria, de Anghel Morales)

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Agustín Espinosa, en el Día de las Letras Canarias 2019

El autor de Crimen, Lancelot 28, Media hora jugando a los dados, e infinidad de textos dispersos, ensayos, poemas, ha sido reivindicado por el gobierno de Canarias y a él se le dedicará el Día de las Letras Canarias del año próximo. Tenemos a Espinosa como el mejor escritor del surrealismo español, víctima de la represión, su novela Crimen estuvo prohibida en el franquismo. No en vano fue represaliado, le quitaron su cátedra en el Instituto Pérez Galdós de la capital grancanaria y acabó siendo trasladado al instituto de Santa Cruz de La Palma. Solo vivió 42 años, (1897-1939) víctima de la guerra y de la represión. En Granada fue compañero de estudios de García Lorca, en Madrid conoció el ambiente de la Residencia de Estudiantes. Alfonso Armas Ayala fue un personaje clave en el rescate de la obra de este gran autor, miembro de Gaceta de Arte y que fue cofundador de la gran revista La Rosa de los Vientos. Participó también en la exposición surrealista de 1935, aquella a la que acudió André Bréton, en la capital tinerfeña, y que se convirtió en un hecho fundamental para los intelectuales tinerfeños.

martes, 11 de diciembre de 2018

2018 Navidad acelerada


Vivimos tiempos apresurados en los cuales lo que servía para ayer ya no sirve para hoy. La Navidad, con toda su exteriorización de compras, luces, sensación de euforia y relativo bienestar, es un buen ejemplo para comprender que atravesamos un tiempo de aceleración. En esta época que vivimos todo va muy rápido, el cambio climático empeora y se acelera de año en año porque los grandes contaminadores –es decir Estados Unidos, China e India- no están muy interesados en frenar las circunstancias que repercuten en el deterioro medioambiental, las naciones en desarrollo argumentan que sus ciudadanos tienen el mismo derecho que los habitantes de los países industrializados a disfrutar del progreso, ¿cómo van a dejar de quemar petróleo, cómo van a dejar de consumir?. Por otra parte, las Navidades suelen ser época conflictiva para las parejas, ya que está comprobado que buena parte de las separaciones y divorcios se incoan en el mes de enero, es decir, en medio de la tan temida resaca navideña. Los psicólogos señalan que esta época suele ser crítica para quienes sufren ansiedad, y afecta más a las mujeres porque son ellas las que organizan las cenas, comidas, encuentros familiares, compras, etc. Estos días todo tiene que ser especial, perfecto, y se genera tensión añadida. Además es la época de hacer balance, uno se siente un año más viejo y se coincide con la familia, con lo cual a veces el alcohol y la desinhibición consiguiente hacen que estallen conflictos disimulados el resto del año.
Todo se acelera últimamente, pues si hace unos años las iluminaciones y los nacimientos se inauguraban ya bien avanzado diciembre, ahora está clara la tendencia a entender que la Navidad comienza el Viernes Negro, es decir, a veintitantos de noviembre, y esto sucede no solo en las grandes ciudades sino incluso en los pueblos apartados, en los lugares pequeños. Y ese es el momento en que los centros comerciales encienden sus luminarias, exhiben sus belenes que tanto fotografían los turistas y empieza la época frenética de las compras, muchas veces compulsivas. Como hemos copiado el Halloween y también el Black Friday solo nos queda imitar el Día de Acción de Gracias, aunque tenga muy poco que ver con nuestras tradiciones, y aunque comer pavo nos parezca ingerir una carne bastante sosa. Pero la publicidad hace milagros, y en ello entra, qué duda cabe, el cine, que tanto refleja toda la parafernalia navideña.
Los empresarios hacen sus cuentas, y se estima un gasto medio de 700 euros por persona en estas semanas, y ello engloba la alimentación, los regalos, la compra de lotería, las salidas a comer fuera, etc. Se supone que la de 2018 podría convertirse en la mejor campaña de Navidad desde el inicio de la crisis, argumentándose que en España las ventas van a crecer entre un 6 y un 10 por ciento. ¿Y qué es lo que se mercadea en estos días? Los regalos estrella son aquellos que no son excesivamente necesarios, sino que más bien constituyen un premio, una recompensa, por ejemplo la moda, los perfumes o la tecnología. Los vendedores aplican técnicas de psicología de ventas basadas en mensajes emocionales, ya que se pretende hacer felices a los demás.
       La Navidad es un momento de compra social, y con frecuencia se trata de compra compulsiva. Porque no son adquisiciones que nazcan de la necesidad o de la oferta sino más bien de la presión social. Así, la sensación de optimismo y de estado de felicidad del que participan las grandes superficies y todas las marcas acentúan la conveniencia de comprar a flor de piel. Se combina esto de manera casi maravillosa con el hecho de que muchos consumidores cuentan con una paga extra, lo cual incluye a los pensionistas, a pesar de que el Gobierno tenga que dar un bocado grande a las ya menguadas reservas de la Seguridad Social. Todas estas circunstancias hacen que en estos días se produzca la que pudiéramos llamar tormenta perfecta para el consumo, ese consumo que genera miles de puestos de trabajo en el tramo que media entre la Navidad y la época de Rebajas. Hay otra circunstancia que valoran los economistas y los sociólogos y es el hecho de que aproximadamente la mitad de los españoles expresa la percepción de que van a gastar más este año que el año anterior, lo cual significa la percepción de que la situación económica va mejorando o ha mejorado ya, de tal modo que el incremento del gasto navideño será asumido con cierta facilidad con las economías familiares. Los estrategas de la economía señalan que, dado que hay una excesiva saturación de impactos publicitarios y emocionales, los comercios tratan de diferenciarse para conseguir mejores resultados. Así, se recurre a distintas técnicas de ventas para conseguir que el consumidor no repare en el gasto que está haciendo, de este modo se ofrece en muchas tiendas la financiación o pago aplazado, con lo cual se diluye la sensación de gasto. Aunque a la vuelta de la esquina vendrá la tan temida cuesta de enero, lo importante ahora es comprar para sentirse más satisfecho, acumular objetos que tal vez no nos sean tan imprescindibles pero que es preciso tener.       
Se piensa que la gran mayoría de las compras se decide sobre la marcha en el punto de venta. Este hecho ha llevado a las marcas a transformar sus tiendas en un espacio sumamente atractivo, donde la música, el olor, la iluminación y la atención al cliente generan un entramado que envuelve y seduce al consumidor desde que entra en el establecimiento hasta que sale con la bolsa ya llena de productos que aparentemente son muy apetecibles aunque no sean realmente tan útiles ni tan necesarios, vinculado a todo esto está la figura del regalo promocional, como acicate para el presunto comprador dubitativo. Las redes sociales tienen también mucha importancia, ya que las marcas aprovechan para reforzar los vínculos con los consumidores fieles, la fidelización y la gratificación de la fidelización son muy importantes, y por ello se ofrecen promociones especiales, supuestamente ventajosas a sus clientes habituales. Lo importante en Navidad es el hecho de regalar, la satisfacción de poder regalar, más que el regalo en sí.
En definitiva, con sus luces y sus sombras, con sus euforias y sus subsiguientes bajonas, la Navidad y todo lo que lleva añadido es un reflejo del estado de ánimo de una colectividad. Navidad es algo diferente al resto, y, para seguir con el tópico, qué menos que desear Feliz Navidad a los lectores.

lunes, 10 de diciembre de 2018

La realidad falseada


Como vivimos sometidos a tantos estímulos inmediatos, de las televisiones, de las radios, de las redes sociales, etcétera, muchas veces nos puede dar la sensación de que vivimos dentro de una burbuja que crea su propia realidad. Ya lo advirtió el sabio Bauman, que la modernidad líquida y consumista impone que todo sea flexible, los individuos nos adaptamos rápido al molde político y social que ya no tiene valores ni dogmas sólidos, sino que todo es evanescente, paradójico y variable. Nada es permanente ni fijo, ni el amor. Ni por supuesto la política, así los líderes van y vienen, los partidos crecen o son borrados de un plumazo, el éxito y el descalabro electoral son dos caras de una misma moneda. Las andaluzas han constituido un aviso, y han puesto el dedo en la llaga sobre la caída de las estrategias, en evidencia la manipulación de las encuestas en los días previos a la convocatoria, pues las previsiones oficiales venían filtradas de manera sibilina. Cada día nos han estado ofreciendo predicciones sobre esta convocatoria electoral y las que vendrán a continuación, y de hacer caso nos volveríamos majaderos, porque todo es mutable e imprevisible. También aquí en las islas hay una reforma electoral pendiente, que pudiera hacer variar bastantes cosas en la forma de gobernar si es que esa reforma llega a aplicarse, que algunos no están por la labor. El choque con la realidad también le ha llegado al independentismo, que después de tantos años de empeñarse en gastar en embajadas y en otras sobreactuaciones se ha visto sobrepasado por la algarabía reivindicativa en las calles, dado el mal gobierno y con el mantenimiento de los recortes sociales han salido a protestar los médicos, los bomberos, los profesores y los estudiantes, todos los cuales les comunican a los políticos su descontento, la imagen real de los conflictos que los líderes del “procés” no tienen la menor intención de poner en primer plano. Y tras la irrupción de Vox en el Parlamento andaluz, el resto de los partidos deberían tomar nota, los augurios no son muy buenos.
Cada cual se cocina sus predicciones, para darse moral. También cada día se nos ofrecen pronósticos variados sobre cómo va a ser la vida dentro de 20 o 40 años, que si la robótica, que si la inteligencia artificial, que si los coches que ya no van a contaminar, que si la conquista de Marte, que si el exceso de población, que si la falta de agua potable, que si el apocalipsis del cambio climático, etcétera. Algunos agoreros llegan a señalar que los humanos van a desaparecer aunque algunos se empeñan en afirmar que vamos a poder domesticar la muerte, que dentro de unos siglos o acaso unas décadas vamos a llegar a ser inmortales. Qué cosas.
Las fake news o noticias perversas han existido siempre, ya que hay mucha gente aficionada a sembrar rumores. Se trata de una práctica tan antigua como la humanidad, aunque ahora se encuentra en su plenitud, dada la enorme cantidad de transmisores. Parece que hasta las elecciones están trucadas, y los servicios secretos rusos son el nuevo diablo que se infiltra en todas partes, una nueva versión de la guerra fría. Es aquello de los programas de los distintos partidos políticos, no es lo mismo leer lo que nos prometen antes de las urnas que leer el informe de lo que se ha hecho cuando llegan a disfrutar el poder. Por ejemplo, con el asunto del Brexit hemos contemplado versiones múltiples sobre cómo va a quedar la relación con Gibraltar, si habrá cosoberanía, si se recortará el contrabando de tabaco, si ya no va a ser un paraíso fiscal para tantas empresas, etcétera. Las previsiones de Sánchez se alejan de la realidad posible, pues solo alcanzó un pacto de buenas intenciones y aquello del Gibraltar español conviene olvidarlo como vieja tarjeta del patrioterismo hispano. Los taimados británicos tienen prestigio y mayor capacidad de movimientos, aunque no estén en la Unión van a seguir impulsando muchas cuestiones, y una de ellas es esta. Un asunto viejísimo que, por más que la ONU lo diga, no va a ser descolonizado jamás. También deberíamos analizar en qué situación quedarían Ceuta y Melilla.
La distancia entre lo prometido y lo confirmado hace que la sociedad se distancie de los políticos, y la decepción se extiende a otros segmentos del poder: los jueces, los tribunales, los sindicatos, los bancos, etcétera. Se tiene la impresión de que estamos sometidos a burbujas inmobiliarias, a la marcha del turismo, a burbujas nacionalistas-independentistas, a contingencias previsibles que inciden mucho en la marcha de la economía como la subida del precio de la gasolina, la realidad del paro y las cifras maquilladas de los parados en nuestro país, la economía real frente a las previsiones halagüeñas, etcétera. No vivimos en la Arcadia feliz que nos dibujan, ni el futuro ha de ser tan negro como señalan las predicciones apocalípticas. Constatamos también la decepción respecto a la clase política, tan repleta de mediocres y trepadores, el funcionariado poco eficiente, un sistema público ruinoso, una Justicia que funciona con lentitud y que es poco justa, así como un largo capítulo de corrupciones e ineficacias que se han ido asentando para no marcharse. A nuestros políticos les cuesta mucho dimitir si los resultados no acompañan, también en eso somos diferentes. Y cada vez nos pareceremos más a Italia, con lo cual va a ser difícil conseguir gobiernos estables, que disminuyen las discriminaciones sociales, que se asegure el sistema de pensiones, que se corrija la falta de natalidad… Tantas cosas.
Lo malo de esta situación de desencanto es que tomemos por el camino equivocado, el de fomentar los extremismos. La irrupción de Vox ha provocado un vuelco importante. Precisamente aquí no ha habido hasta ahora una opción política que se manifieste por su oposición a las autonomías y a los inmigrantes, pero parece que ese sentimiento ha brotado con tal fuerza que no va a diluirse fácilmente, una consecuencia más de la crisis económica, no totalmente superada sino más bien aletargada. Algunos amigos y conocidos se muestran predispuestos a votar de manera visceral el año que viene, aceptan el guiño de la extrema derecha. Ahora ha se puede decir que somos iguales a buena parte de los países europeos, donde esa fuerza está asentada e incluso forma parte de coaliciones de gobierno. No solo es la crisis de la sociedad de confort que hemos conocido, sino que ahora todo queda patas arriba. Nada es creíble, todo es líquido.

 (Publicado hoy lunes 10 en La Provincia, www.laprovincia.es)

lunes, 3 de diciembre de 2018

Todos queremos a los muertos


Desde antiguo, Noviembre era el mes de los difuntos, y aunque la Noche de Finados haya sido estrechamente combatida por la americanada del Halloween, todavía permanece ese sentimiento reverencial a quienes han partido de este mundo. Pero en nuestra sociedad occidental la muerte es el último tabú, algo que se ha de ocultar. Nuestra cultura está pensada para los jóvenes, para los que compran y consumen toda la parafernalia que le bindamos a la gente. Mucha gente visita todavía los cementerios, limpia las lápidas de los nichos de sus allegados, deja unas flores para el recuerdo, incluso se encargan misas de aniversario. Entonces, más allá de las calabazas y los disfraces presuntamente horripilantes, más allá de las películas de terror que nos ofrecen la TV en noviembre, más allá del truco o trato, recordamos las visitas a los cementerios. Por suerte, muchos municipios han preparado una alternativa y potencian la Noche de Finados con el folklore de las islas, las castañas asadas y una copita de licor. Lo cierto es que al final de cada año hacemos recuento de los amigos y conocidos que ya han partido, y nos queda un deje de melancolía, tantas voces que ya no escucharemos, tantas manos que ya no podremos estrechar, tantos diálogos perdidos. Parientes cercanos, amigos, conocidos que ya han emprendido el camino que no tiene retorno. En la lejana infancia era costumbre del día de difuntos dejar platos vacíos en la mesa, que correspondían a los muertos recientes de la familia. La longevidad se ha alargado en nuestro país, y también en Canarias son relativamente frecuentes ya las personas que llegan e incluso superan el siglo de vida. Parece que Japón es donde hay más centenarios, aunque también es una tendencia creciente aquí, debido a los progresos en la medicina y en la alimentación la vida se está alargando. Pero la muerte siempre genera un impacto, aunque sea entre personas de mucha edad. Hay otras culturas en las que se potencia e incluso se reverencia el recuerdo a los antepasados, lo vemos en comunidades de África y en pueblos indígenas de América. En el budismo también es muy apreciada la memoria de los antepasados.
Un estudio publicado en una revista científica demostraba que las personas fallecidas son puntuadas con mayor nota en los parámetros de extroversión y simpatía que las vivas equivalentes. Por decirlo con un ejemplo fácil: si uno dos tiene dos tías por las que siente cierto cariño, y se les pide que las defina, lo hará de forma distinta si las dos viven o si una de ellas ha fallecido. En este último caso, la muerta le parecerá de repente más simpática y agradable que la que sigue a su lado. Y mucho más sociable, hay mayor empatía con los seres que nos han dejado. Debe formar parte también del temor reverencial que le tenemos al más allá, la muerte es el último tabú que nos queda. Así lo han demostrado las investigadoras de  universidades asiáticas, una de Filipinas y otra de Singapur, que comparten un estudio titulado Sesgos sistemáticos en atribuciones de rasgos a amigos y parientes fallecidos, un trabajo que sin embargo ha sido muy cuestionado por los psicólogos españoles. Estos opinan que el elogio de las personas fallecidas no significa necesariamente que pensemos bien de quienes se han ido, y que en cambio ese estado de opinión puede responder a distintas motivaciones, desde querer dar una imagen de mucha sensibilidad hasta mostrar un sentimiento de impacto por la noticia de la muerte.
Otros expertos estiman que existe una presión cultural muy fuerte para evitar hablar mal de los muertos pero, al mismo tiempo, el cariño que se siente normalmente por amigos y parientes se ve impulsado por la pena: estar muertos hace que las personas que conocimos un día se nos presenten con atributos que quizá no poseían. La melancolía es un estado de tristeza dulce que a veces empaña nuestro juicio. Mejoramos la percepción que teníamos de ellos, nos olvidamos de sus defectos y en cambio potenciamos sus cualidades. Los vemos de otra manera, los perdonamos de toda culpa y disculpamos sus errores. Aunque la existencia del cielo y del infierno es puesta en cuestión por mucha gente, siempre pensamos que los muertos pueden hallarse en otra realidad que desconocemos.
Se ha elaborado recientemente una encuesta a más de cien estudiantes universitarios que debían evaluar cinco rasgos de dos adultos conocidos por ellos, uno de los cuales no estuviera vivo. De este modo se constató que se considera que los fallecidos son más simpáticos, incluso se les contempla como seres más sociales, más caritativos y casi mejores personas que los vivos. Como decíamos antes, hay un respeto por el más allá, tenemos un temor reverencial hacia la muerte, porque antes teníamos dos tabús sociales: el sexo y la muerte. Y ahora solo queda la muerte. Existe una presión cultural fuerte que evita hablar mal de los muertos, y además se piensa que el afecto por parientes y amigos ya fallecidos se ve impulsado por la sensación de pena, la melancolía, el saber que ya no vamos a compartir su presencia. De este modo, los absolvemos de toda culpa y enaltecemos su memoria, los homenajeamos.
Para la cultura occidental es complicado este asunto, genera temor. No nos han preparado desde niños para asimilarlo. Al contrario: se nos educa en la cultura del apego, y se considera la muerte como algo tabú, se habla poco, se evita, está rodeada de miedo. En otras culturas el tema está tan presente en los ritos que forma parte de la vida y está bien integrada, pues nacemos, crecemos y morimos de forma natural y lógica. En México el día de los difuntos es fiesta nacional, con ofrendas, altares, dulces y fiestas en los cementerios. En el animismo africano los muertos siguen presentes en la tribu, se les honra y se les ofrece lo que les gustaba. En el budismo la vida no acaba con el fallecimiento. La persona se reencarna y debe aprender para ir mejorando hasta llegar a ser un ser totalmente espiritual, que se ha ido perfeccionando a través diferentes vidas. Para el hinduismo la muerte no es el final porque cada humano va a renacer en otro lugar y lo importante es que no se interrumpa la cadena de perfección. En occidente deberíamos estar mejor preparados para entender y asimilar la muerte, pero tenemos un modo de vida basado en la posesión, el disfrute de los bienes materiales, el consumo generado por el bombardeo de la publicidad, las compras compulsivas del Viernes Negro, de la Navidad, de las rebajas. Entre nosotros, qué duda cabe, el mundo espiritual ha sido sustituido por la idea del disfrute terrenal, aquí y ahora.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Argentina y el espectáculo denigrante del G-20



Eduardo Sanguinetti, filósofo. Buenos Aires. 

Y llegamos al G-20, un espectáculo insano para un país como Argentina con una economía de las más frágiles y degradantes del planeta, que pour la gallerie, desea asimilarse al ritmo y latido circadiano de los países más poderosos del mundo con la excusa de los espectrales inversores que jamás han aparecido, ni aparecerán. ¿Quién va a invertir en un país endeudado como Argentina, donde todos los miembros del gobierno tienen sus "ahorros" en cuentas offshore en Panamá, Bahamas y demás bunkers de lavadores y caterva de especuladores?

Un G-20, al que por lógica, no pertenecemos, sólo asimilados para figurar en una agenda, de la que de manera concreta y real estamos excluidos. Sólo este gobierno es mayordomo de quienes acudieron a la cita de esta Cumbre, con un gasto de millones de dólares, con los cuales se podían haber construido hospitales equipados con aparatología de última generación. Pero la foto en la que Macri posa junto a los poderosos gobernantes será portada de pasquines ridículos. No importa nada más, de todos modos los créditos de miles de millones seguirán llegando, los pagará quién sabe quién. Macri se asegura llegar a las elecciones de año entrante y quizás, ¿quién sabe?... no sé, ¿tal vez?

Lo único que puede detener estas prácticas funestas es la ley, bajo la égida de la opinión pública que debería expresarse a través de la clase política, hoy inexistente como oposición, compuesta en gran mayoría por cobardes traidores a las causas e intereses de un pueblo que sufre. Sólo el derecho devenido en actos de justicia verdadera, ejecutada por los puros y éticos, los sin temor a aplicarla, darán el giro de 180° tan ansiado.