miércoles, 21 de febrero de 2018

Jerusalén, las piedras y los lamentos

El país es abrupto, una sucesión de montes, valles, cuevas, palmeras, olivos y naranjos, desiertos y llanuras fértiles, el lago llamado Mar de Galilea y al sur el Mar Muerto, el lugar más profundo de la Tierra. Cuando vienes desde el sur hacia Jerusalén, te das cuenta de que estás salvando un gran desnivel, dentro de la propia capital hay también muchas escalinatas y cuestas. La primera noche que fuimos al Muro de las Lamentaciones, jueves, había una multitud que lanzaba vigorosas imprecaciones junto a la pared del Templo, cabeceaba, se movía con frenesí mientras leía y hasta vociferaba los libros sagrados junto a sus niños; el viernes, el sábado y el domingo casi nadie.
Impresiona llegar a un lugar con cinco mil años de historia, que acumula tantos acontecimientos, tantas invasiones seguidas de destrucciones y conflictos, y que además es un referente espiritual para la mayor parte de la humanidad, las tres religiones monoteístas. La ciudad es patrimonio de la humanidad desde 1981, y cuando la divisas desde el Monte de los Olivos buscas las dos cúpulas grises del impresionante Santo Sepulcro y la muy visible cúpula dorada de la Explanada de las Mezquitas; los musulmanes creen que desde allí Mahoma subió a los cielos, acompañado por el ángel Gabriel. El edificio fue construido entre los años 687 y 691, más de trece siglos lo contemplan. Los judíos y los cristianos afirman que allí Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac pero Dios lo evitó enviando un cordero, conservan la piedra en la que sucedió tal hecho. En el lugar se alzó también el Templo de Salomón, del que solo queda el Muro de las Lamentaciones.
Tras cruzar las murallas por la puerta de Damasco parece que has entrado en las galerías de un zoco, los vendedores, los aromas de los dátiles y las especias. El ambiente es de un mercado árabe, las calles son estrechas pero por ellas se introducen vehículos a mucha velocidad. Y, a medida que vas conociendo el barrio musulmán, el armenio, el judío y el cristiano te das cuenta de la potencia y la estética de esta ciudad impresionante, sus monumentos de clara piedra caliza, sus callejas que fueron conquistadas 26 veces por egipcios, asirios, babilonios, persas, romanos, árabes, otomanos, británicos. En este baño de historia ahora hay viajeros japoneses, griegos, franceses, turcos, rusos, afroamericanos y latinos, ortodoxos, musulmanes, católicos y protestantes, pero apenas se superan los 3,5 millones de visitantes al año. Y es que cuando dices que vas a Israel la gente te recuerda el terrorismo, los atentados, las víctimas. Podría pensarse que es una temeridad visitar el país cuando, una vez más, el presidente norteamericano agita a los palestinos, el que debería mantener la neutralidad actúa de modo insensato pero la ciudad es segura, hay controles en los que chicos y chicas muy jóvenes exhiben sus fusiles pero no generan miedo, otra cosa es la franja de Gaza, pero allí pocos van. En las calles no se aprecia tensión, quienes llevan la seguridad son jóvenes en periodo de servicio militar que ocupa dos años, entre los 18 y los 20, para las chicas y tres, entre los 18 y los 21, para los varones.  
Estas piedras milenarias cuentan muchas historias, pero ahora los mayores lamentos son los del pueblo palestino porque los acuerdos de Oslo se han ido diluyendo, la promesa de crear dos Estados está lejana, las diferencias de desarrollo y de renta entre judíos y palestinos son enormes, han construido un muro y los asentamientos en los territorios ocupados hieren la vista. Algunos palestinos son ciudadanos de Israel pero Israel no les concede pasaporte, lo han de solicitar a Jordania o a la Autoridad Palestina. En Jerusalén el 65 por ciento de los habitantes son judíos, el 35 restante palestinos, los cristianos muy escasos. Varias veces al día resuena la potente megafonía de las mezquitas; al mediodía se dejan oír las campanas de las iglesias. Esta ciudad de las tres culturas nos hace añorar aquel Toledo de la convivencia, hasta que Torquemada impuso la expulsión de hebreos y musulmanes, uno de tantos errores históricos que ha padecido nuestro país. Cuando pasas delante de la sinagoga de los sefardíes del Monte Sión, que data de 1948, recuerdas esa diáspora de nuestros judíos.
En la TV cada tarde ponen telenovelas argentinas y tras la calima que viene del desierto del Sinaí hay amago de tormenta, relámpagos y al fin lluvia. El río Jordán lleva poca agua y se padece la misma sequía que se da en muchas partes, de hecho el Mar Muerto, en el que desemboca este río, podría desaparecer dentro de unas décadas, a no ser que autoricen un canal de 300 kilómetros desde el Mar Rojo. Qué duda cabe de que el pueblo judío es laborioso e inteligente, ha sabido convertir territorios áridos en huertos, sus kibbuts son activos, esta gente ha padecido un sinfín de discriminaciones, quién puede dudar de su holocausto. Pero comprobando lo que sucede, llegamos a la conclusión de que las víctimas del ayer a veces se comportan como los verdugos del hoy. Las décadas de ocupación de territorio palestino han encontrado con frecuencia la respuesta del terrorismo, pero Jerusalén es el ejemplo de que las tres comunidades están condenadas a convivir en armonía, no se deben echar por tierra los 70 años de aceptación del rango internacional de la ciudad.

Un viaje recomendable. Revivir lo que nos contaron en las clases de Religión en la lejana infancia en los lugares en que sucedieron los hechos es emocionante, sobre todo en Belén y Nazaret. Alberto Hernández Felipe, párroco de Todoque, La Laguna, Las Manchas y Puerto Naos, es hombre sosegado y tolerante, imagen de nuevos tiempos, es conciliador y organiza bien, dos noches seguidas nos introdujo por las calles, incluso nos llegó a un centro comercial bastante original. Alberto es muy especial, por ello hay gente que repite en los viajes que plantea cada año. Nuestro otro guía fue Adnan, musulmán residente en Belén que conoce muy bien la historia sagrada del país, su anecdotario es casi infinito. Contrariamente a lo que pudiera parecer, la mayoría de los viajeros no eran mayores sino gente de mediana edad con deseo de no perderse ni una sola de las visitas, que fueron muchas. Y es que esta es una tierra de misterio, de magia, de búsquedas y milagros, las dudas y las certezas; aquí el paraíso, el infierno, el purgatorio de los humanos.

martes, 20 de febrero de 2018

Literatura en tiempos de aluvión



Dijo Galdós que “imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea”. La novela entendida como espejo de lo real fue la línea de trabajo del XIX. Pero hoy, en el XXI, la realidad es compleja, contradictoria, dinámica, se mueve a gran velocidad. ¿Y la crisis de la novela, de la que tanto se ha hablado? Anunciar su muerte es una falacia, opina Vargas Llosa, porque la ficción enriquece la existencia; Steiner habla de la muerte no de la novela sino de las formas de leerla. Soy un autor del realismo, pero no existe la realidad sino las realidades; la novela no es una fotografía ni una radiografía porque la realidad no es unívoca sino contradictoria, plural, no admite visiones simplistas, la realidad del escritor se subjetiviza pues entran los deseos, los sueños, las dudas. Lo explicamos en la Biblioteca Insular, un acto de la Casa Museo Pérez Galdós.
Leí mucho a los autores del boom latinoamericano y siempre admiré la novela norteamericana, desde Faulkner, Scott Fitzgerald y John Dos Passos a Philip Roth y Richard Ford. Otros autores de cabecera son Coetzee y Amos Oz. Hay propuestas literarias tan diferentes como el realismo sucio de Bukowski, la novela laberíntica y grotesca de Foster Wallace y Thomas Pynchon, la apuesta burlona de Michel Houellebecq, la seriedad de Muñoz Molina, la salida enigmática y con suspense de Murakami, la denuncia de Chirbes o Roberto Saviano en Gomorra, el testimonio de Patria, de Aramburu, la novela bestseller tipo Javier Sierra, la vitalidad de la china Sanmao. Bendita Generación del 70: J.J. Armas Marcelo, Juan Cruz, Fernando Delgado, Víctor Ramírez, Alberto Omar, Juan M. García Ramos, Luis Alemany, etc. Con Isaac de Vega y Arozarena nos tocó fundar la novela canaria contemporánea, tuvimos nuestros quince minutos de gloria, éxito de público, éxito de crítica dentro y fuera de Canarias.
La novela no es ya el espejo de Galdós pues el autor practica la subjetividad, la búsqueda interior, el escepticismo. La obra se contagia de muchas cosas: el cine, la filosofía, los medios de comunicación, las series de TV, los móviles, internet. La narrativa utiliza la intertextualidad: contiene ensayo, psicología, poesía, etcétera. Las ideas que tenemos sobre la realidad varían, el progreso técnico desvanece el mundo físico e inmutable en el que creíamos, ahora estamos ante la modernidad líquida, según Bauman. En las generaciones anteriores valores y dogmas eran sólidos, ahora la realidad es inestable y precaria, el individuo se hace flexible y adaptable al molde político y social. La veloz evolución de la tecnología provoca un acelerón histórico, y paralelamente se producen cambios profundos en la moral. Por ejemplo, ¿quién habría vaticinado que el matrimonio homosexual fuera legalizado? Por otro lado, Prima lo individual y el consumismo, nada es permanente, ni el trabajo, ni la responsabilidad. La realidad está manipulada, de ahí la posverdad, el arte de confundir verdad y mentira. La música y la pintura han evolucionado formalmente, pero la literatura se maneja con la palabra, los códigos de la gramática, la sintaxis. Por ello es difícil ir más allá de Joyce, Faulkner o Cortázar. Prefiero a Mozart, el barroco italiano y los Rolling antes que Schoenberg, me gustan los impresionistas y Chagall en vez de la oferta de Arco. Necesito que la expresión artística me cuente una historia. 
Abunda una degradación del libro ejecutada por celebridades de la TV o el espectáculo, contenidos groseros, trapos sucios, subliteratura analfabeta en país de no-lectores. Se incrementa la novela de género, con apogeo de la novela negra y de la llamada novela romántica, pero conviene volver a la novela-novela, la novela total. En España la novela negra suele adoptar el camino del compromiso y la crítica social, así Lorenzo Silva. No se trata de explicar la realidad sino de describir situaciones, a riesgo de venir filtradas por las ideas del autor. La crisis económica ha dejado tocada a la cultura, han descendido los asistentes al teatro, conciertos, cine y también los compradores de libros, pero vamos hacia una cierta recuperación. Hay nuevas formas de publicar, está el libro electrónico y son frecuentes las autoediciones. En Canarias se publican anualmente más de mil libros, las tiradas son cortas; la escritura se ha democratizado, salen cientos de escritores de los talleres. Pero, con mucha oferta para elegir, la sociedad se ha desmovilizado. Ojalá se incrementaran los lectores, los clubs de lectura. La literatura hecha aquí supera los cinco siglos, las letras canarias tienen dignidad desde las Endechas a la muerte de Guillén Peraza, (1487) desde Cairasco de Figueroa (siglo XVI) a nuestros días.
Hay que seguir delante del ordenador hasta el final, morir con las botas puestas. Me ayuda este ejercicio semanal en el periódico al que me sumé en abril de 1972, una columna casi se parece a una confesión, cuentas cosas de ti mismo, situaciones, reflexiones. Un escritor que no escribe frecuentemente está muerto de antemano, igual está muerto si no lee, si no corrige, si no se exaspera cuando no vienen las ideas, si no lucha por obtener un poco de iluminación.

Nuestra última aportación es Cuentos gozosos/Cuentos traviesos, Ediciones Mercurio, 2017, a medias con Rosario Valcárcel, dos libros en uno, dos portadas, una de Luz Sosa y otra de la checa Katerina Spevakova; más de 100 cuentos en más de 400 páginas. El cuento vertiginoso, el cuento emocional, vivencial y reflexivo. Un experimento de dos autores diferentes, el mundo actual, sus paradojas, sus expectativas; cuentos intimistas y eróticos, rememoraciones, historias divertidas, múltiples escenarios. Decía Cortázar que una novela gana a los puntos y el cuento exige k.o., desde los rusos a los franceses, pasando por los norteamericanos y la excelencia de Borges-Cortázar. Aunque aquí mayoritariamente el cuento ha sido dirigido al consumo infantil (cuando en los centros docentes había dinero para adquirir ejemplares), la narrativa breve tiene buenos cultivadores.

(Ilustraciones: Cairasco de Figueroa, Benito Pérez Galdós)

jueves, 8 de febrero de 2018

Gozosos y traviesos

Juan Calero (Los Sauces, isla de La Palma)

Como en un cuento de hadas, este libro de relatos, Cuentos gozosos/Cuentos traviesos, nació en un ascensor hace muchos años.
La pareja palmero-canariona (y viceversa) más popular en la vida cultural de las Islas Canarias, ahora materializan por primera vez este matrimonio literario en un solo tomo, pero como pareja de traviesos y gozosos al fin, no van de la mano alternándose entre sus páginas, se viran de cabeza para los pies, para no compartir el mismo aliento, el mismo sabor literario y, separados por una mampara negra, se presentan con dos cubiertas diseñadas por dos artistas de la pintura, una por la grancanario-palmera Luz Sosa y la otra por la checa Katerina Spevakova. Más bien son dos libros por un mismo precio. De hecho para escribir estas 203 páginas de Luis León Barreto, contra las 197 de Rosario, me cuentan que a pesar de tener cada ordenador uno al lado del otro en la misma habitación atiborrada de anotaciones en papeles de disímiles tamaños y texturas, pegadas por el marco de las pantallas de los ordenadores, en la pared, sobre las mesas…, se prometieron no consultarse nada hasta el momento de la edición. Así es esta pareja en el trabajo, no en el amor, donde son todos uno. Y nos hacen un guiño dedicándose su mitad de libro entre sí.
En este volumen de cuentos predomina el dominio sobre el lenguaje de ambos autores, o sea el decisivo componente sobre las diferentes historias que nos cuentan. Eso es literatura, el edificio que construimos mediante el lenguaje, el instrumento más noble de la expresión humana. Como dijera Caballero Bonald, la palabra no debe describir las cosas, sino el efecto que esas cosas producen.
Tomando las palabras de Bolaños: Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince. Luis León Barreto nos regala de un solo golpe sesenta y ocho cuentos, mientras que Rosario Valcárcel, treinta y cinco, pero más largos, con casi exacta la cantidad de páginas.
Ellos manejan minuciosamente con apetito las fuerzas que los arrebatan, recreando con toda preciosidad las diferentes atmósferas que han bebido. Sus cuentos son para leerlos con una sonrisa en la boca, nada de la siniestra seriedad de cuentos muy serios que pocos conocen el final. Abordan temas tan disímiles, desde el recurrido uso del guasap, los drag de Santa Catalina, sus viejos por el mundo, incluso la mayoría se sitúan en La Palma, o surgidos por pura imaginación. Entre las dedicatorias, a Antonio Abdo y Pilar Rey, la eterna pareja de enamorados de la cultura palmera, o al pueblo de Garafía.
Para leerme este libro utilicé tácitamente las tres lecturas que me ofrece: comenzando por la cara de los cuentos de Rosario, o los de Luis, o ir alternando para hacerlo más delicioso aún.
Obvio regirme por las estrictas reglas establecidas que todo análisis sobre un libro debe seguir, o sea, hablar del autor, del continente y del contenido. Sobre los autores de este libro, me basta decir que son mis amigos: para lo segundo he ido desgranando algunas ideas en esta reseña y sobre el contenido, una deliciosa lectura.
No seré yo quien diga la última palabra sobre este bien encuadernado libro de la Editorial Mercurio, el mejor criterio de su lectura lo hace el propio lector. El lector de ficciones participa de ellas hasta el punto de convertirlas en una prolongación de sus propias experiencias, sintiendo con los personajes y acompañándolos en sus aventuras y desventuras, sumergiéndose en los innumerables laberintos de la imaginación.
El mantel y las copas están servidas, por favor, ahora juegan los lectores.
 
(De www.lapalmaahora.com)

miércoles, 7 de febrero de 2018

La crisis de las humanidades, la sociedad posthumana


No es la educación una prioridad para nuestros gobernantes. Si Finlandia marca la pauta en cuanto a excelencia docente, nuestro país se queda bastante por debajo de la media. El célebre pacto educativo, que debería ser cuestión de Estado, sigue ausente de la agenda de los partidos. Y por ahí la supresión de la Filosofía, la devaluación de las antiguas Ciencias Sociales, la falta de comprensión lectora, la escasa motivación del alumnado. Será difícil ver a nuestros jóvenes con un libro en la mano en vez de un móvil, será difícil que su expresión verbal llegue más allá de las 200 palabras de los guasaps. Hay quienes opinan que la culpa no es de las nuevas tecnologías sino de la mala literatura que circula por ahí, pero el asunto debe ser más complejo. Jerónimo Saavedra, que fue ministro de Educación, a la pregunta de por qué la educación es la medida de todas las frustraciones de España, opina que “se ideologizaron temas que no debían ideologizarse. La educación en ciudadanía es un ejemplo, la Formación Profesional es otro, ideologizamos el debate en vez de copiar la FP de Alemania. Podríamos pactar para mejorar los errores.”
Los empresarios reclaman una reforma profunda de las universidades, que deberían no estar al capricho de sus profesores, gestores y empleados sino al servicio del contribuyente y de las familias que confían en ellas para edificar el futuro profesional de los alumnos. Una universidad más vinculada a la gente de a pie. Reclaman flexibilizar las políticas de contratación e investigadores, potenciar los incentivos para la transferencia de conocimiento y mejorar la internacionalización. Nuestras universidades son endogámicas, en su interior se desarrollan clanes en permanente discrepancia, no son hábiles en captar la inteligencia sino en fomentar la mediocridad y tras la crisis se han quedado con un profesorado envejecido. Hace poco se hicieron públicos los datos referidos a la ULPLGC y a la ULL, y –como casi todas las universidades del país– eran devastadores. Pero lo mismo sucede con la media de edad de los médicos, y con los bomberos, guardias civiles, policías nacionales y locales, etc. pues la crisis nos ha privado de la incorporación de gente joven. La caída de la natalidad hace que la población retroceda, la sociedad envejece a marchas forzadas, y a los profesionales que la sirven les sucede lo mismo. Entretanto, el paro juvenil es una tendencia lejos de ser corregida. Si nuestros jóvenes no pueden emanciparse hasta pasados los 30, y reciben unos salarios inadecuados por trabajos en precario ¿qué futuro tenemos?

La norteamericana Martha Nussbaum ha escrito un libro que en España se titula Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, y habla de que estamos perdiendo los ejercicios intelectuales. Las sociedades democráticas necesitan que sus ciudadanos sean capaces de pensar, de concebir soluciones y vías alternativas para las decisiones prácticas, respetarse a sí mismos y respetar a los demás, comprender la conducta ajena y ser capaz de ponerse en el caso de otras personas. Lo más perverso que tenemos es el pragmatismo, el individualismo y el considerar el dinero como lo único importante. Hemos excluido el pensamiento crítico. Es decir, el pensamiento.

Según la ensayista, la crisis de las humanidades es una tendencia universal. La preocupación de los dirigentes se concentra en el lucro, no se piensa en que haya buenos sistemas educativos y es por ello que las habilidades humanísticas han sido dejadas de lado a expensas de la competitividad, que genera insolidaridad. La crisis de las humanidades forma parte de la crisis de valores, del incremento del pragmatismo, esa insolidaridad que se extiende como una lepra borrando antiguos valores cívicos. Piensan los profesores que se está imponiendo una visión mercantilista de la enseñanza, con criterios economicistas. Se cree que hay una gran obstinación por parte ministerial para impulsar unas materias por encima de otras, y en ello juega papel notable el informe PISA. Pero también se estima que hay muchas formas de leer el informe: una es que los alumnos no tienen buenos resultados en ciertas materias porque no tienen herramientas o habilidades suficientes.
La pregunta para qué sirve la filosofía en la vida cotidiana encuentra la respuesta de para formar y hacer personas. La utilidad inmediata puede parecer ajena a la vida, pero convendría desarrollar las capacidades para argumentar y seguir pensando. Por ello, los profesores piensan que con la filosofía se puede ayudar a organizar mejor las ideas de cada persona. Por ejemplo, se puede ayudar a preguntas tan simples como si es imprescindible vivir en una sociedad, si sirve cualquier regla para ello, si el fin justifica los medios. La filosofía ayuda a pensar y a vivir. Está claro que el avance técnico ha traído pérdida del humanismo, inmersión en la idea de consumir y poseer. La industria cultural produce bienes de manera masiva, todo lo producido está orientado al ocio pasivo, es decir a la mera reproducción y la trivialidad. El individuo se ha convertido en un mero objeto de mercancía, al que solo le importa imitar y reproducir. La técnica conquista poder sobre la sociedad. Quienes tienen el poder son  los que delimitan los patrones de consumo, ya no existe el interés por servir sino el interés por ganar y competir.

Todo lo que llevamos dicho debe relacionarse con las predicciones de cambios sociales, tecnológicos y científicos que se esperan para próximas décadas. Monedas y ganancias virtuales, papás robots, coches conducidos por telepatía, órganos humanos impresos en 3D son algunos de los vaticinios que formulan los principales laboratorios de ideas en este comienzo de 2018. Para algunos nos hallamos ante la cuarta revolución industrial, para otros estamos en el inicio de la era posthumana, pues los desarrollos que se van a contemplar van a tener gran impacto de transformación en las personas, la sociedad, los negocios y la administración. Un futuro de ciencia ficción.

lunes, 5 de febrero de 2018

Cuentos bicéfalos

No deja de ser un riesgo que dos autores recojan en un solo volumen, abordando un mismo género, una muestra de su producción literaria. Decimos esto porque, con solo girar en nuestras manos el ejemplar que tiene dos portadas, y llevados por perversa curiosidad, propicia hacer lecturas cuasi paralelas como el cotejo de estilos, la exploración temática o la indagación en la estructura textual. Esto sucede con Cuentos traviesos/Cuentos gozosos (Mercurio Editorial, 2017) de Rosario Valcárcel y Luis León Barreto. No es la primera vez que abordamos por separado la obra de estos dos creadores tras una lectura atenta a efectos de presentación o de comentario crítico. Ahora, enfrentados en el mismo volumen, la comparación deviene por sí sola. Mientras Valcárcel se estrena en la publicación literaria en edad madura, con nietos en el mundo, Barreto escribe desde su juventud lagunera de veinte años, y ha mantenido su plural creación en diversos géneros, día tras día, a lo largo de medio siglo. Esta pareja de autores, que conviven cada minuto en la vida real, tiene cada uno, contra lo que pueda parecer, una diferente cosmovisión como creadores. Rosario Valcárcel escribe cincuenta cuentos gozosos con el
denominador común de lo que se clasifica como literatura erótica, un filón que le ha dado singularidad en nuestro ámbito cultural, además de estar en la referencia de la literatura hecha en Canarias por mujeres. Son dos claves socioliterarias que sin duda determinan la perspectiva de lectura y de análisis. Rosario es la mujer desinhibida que en cada uno de sus cuentos exhibe a un narrador que expone sin pudor escenas eróticas con la libérrima licencia que otorga la creación literaria. Sus textos ofrecen una estilística de literatura nacida para ser recitada en voz alta, como si fuese un relato originado en la oralidad, lo que le confiere un rasgo de intimismo, casi de confidencialidad con el lector. Reiteraciones, expansión sintáctica en tríadas, manejo del estilo indirecto libre, prosa poética y tensión narrativa son aspectos que constituyen pasos de consolidación en la trayectoria de su creatividad. Por su parte, Barreto sigue fiel a una estética lineal, que con referencias a la realidad circundante quiere atraparla en un marco genérico de sustrato periodístico, que ha sido nutriente de su cualificada vocación literaria. En sus relatos se manifiestan múltiples escenarios isleños, y otros espacios físicos por los que ha trotado, haciendo revivir a personajes y tiempos históricos, el de la globalización, antropología canaria en diversas evidencias (realismo mágico, paisajes volcánicos y playas, ámbito rural, núcleos urbanos de aluvión...) que constituyen el mosaico de estos relatos, elevando a categoría literaria la anécdota con que se ha encontrado en su mirada vivencial. Desde un anuncio de brujo multiusos, hasta el paseo por un barrio de Telde, relatos de amor y perfiles de urbanitas que viven en soledad. Dos autores, dos estilos, que escalan puestos en nuestra tradición literaria.

(José Luján, Piedra lunar, La Provincia, 5 febrero 2018, www.laprovincia.es)

jueves, 1 de febrero de 2018

Luz Sosa y Dolores Campos-Herrero, una pintora, una escritora

 
Es el momento de las mujeres, las que maduran su arte y el homenaje a las que ya se fueron. Luz Sosa es pintora con la exposición Emociones abierta en el Club La Provincia y Dolores Campos-Herrero, escritora tempranamente fallecida, a la que han editado Historias de Arcadia y otros cuentos. Una antología recién publicada, en Ediciones La Palma, que dirige Nicolás Melini. Todavía recuerdo el domingo en que nos llamó Santiago Gil a primera hora, para que acudiéramos al cementerio del Puerto.
Luz Sosa, pintora grancanaria con antecedentes familiares en La Palma, presenta Emociones en el Club La Provincia, hasta el viernes 16. Estudió Ingeniería, trabajó en publicidad y diseño y poco a poco empezó a pintar. La sala repleta en esta, su tercera individual, aunque ha participado en numerosas colectivas. La muestra consta de 16 cuadros y cuatro acuarelas, la serie central se compone de desnudos femeninos y además hay varios rostros femeninos, simples imágenes. Luz, mujer de hoy, incorpora en su trabajo la idea de redención de las mujeres actuales. La escritora Rosario Valcárcel hizo un análisis de la obra y del recorrido de la artista, que descubrió la pintura en 2003, en un momento de crisis emocional y profesional, y lo hizo por consejo de su madre, también pintora. El trabajo artístico le permitió sentirse libre, aprender el camino de las emociones. Señala Valcárcel que Luz supera su crisis a través de su labor, el ansia de libertad, con pinceladas rápidas, sueltas, inquietantes y lúcidas; aporta imágenes simbólicas sobre la psicología de la mujer, una composición moderna con perspectiva de género y mirada feminista, la mujer activa, deportista e independiente, con criterios propios, que se reivindica por su propia presencia en la sociedad, decidida y activa, desafiante, luchadora. Es visible el camino de afirmación frente a los muchos tabúes de la sociedad antigua.

Hay retratos y autorretratos, rostros y desnudos al óleo sobre fondos acrílicos y acuarelas. Señalemos los cuerpos en el mar, diáfanos y certeros, con una dinámica de las aguas, transparencias sugerentes, y el desnudo de la propia Valcárcel, en el que la mirada y los rojos transmiten sensualidad, seguridad y alegría de vivir. La exposición señala una superación respecto a anteriores aportaciones, ahora se ve una línea de investigación y compromiso, como decíamos los fondos del cuadro son dinámicos y novedosos, confirman deseos de ir más allá de la pintura repetitiva, el atrevimiento de quien pretende construir su camino propio. La artista ya no desea ser una simple copista de imágenes ajenas, ya no desarrolla un simple afán imitador, se aparta de lo decorativo e intenta investigar y crear. Procura presentar su propia voz, se despega de la fácil tarea del repetidor de modelos ajenos e inicia su crecimiento personal, su determinación de mostrarse tal cual es. Así contemplamos a la persona que se afirma más allá del conflicto del tiempo pasado. Este verano llevará su obra a una ciudad de Polonia, en compañía de otros artistas residentes en Gran Canaria, y en meses sucesivos tiene previsto mostrarla en el lugar de sus ancestros, Aridane, La Palma. Si mantiene motivación y trabajo, estamos ante una mujer a tener en cuenta en próximos años.

A Dolores (Tenerife 1954-Las Palmas, 2007) la homenajeamos en aquellas veladas literarias de la Sala Cuasquías, cuando cada cual leía sus relatos, sus poemas. Publicó cuentos tocados por la ironía insular, los homenajes a Carver, la defensa de la condición femenina, la construcción de mundos sutiles, a veces algo siniestros. Sorprendía la velocidad con la que publicaba; su cáncer de mama avanzaba imparable. Construyó su mundo alrededor de los desapegos, los éxodos y las contradicciones, un río turbulento que te arrastra, una ola salvaje. Desamor y energía, desasosiego y sorpresa, el vértigo. Con quince títulos, cultivó la poesía, la literatura infantil y el relato breve, su diálogo con los clásicos logró una obra innovadora y abierta a nuevos caminos, siendo una de las más reconocidas autoras canarias contemporáneas. Con vocación cosmopolita y un humor entre lo naïf y lo irónico, realizó nuevas lecturas de temas tradicionales, y la capacidad de recrear atmósferas siniestras, fantásticas, evocadoras y surrealistas. Periodista, activista cultural e impulsora de talleres literarios, fue una de las primeras firmas que apostó por la mini ficción con títulos como Santos y pecadores; Eva, el Paraíso y otros territorios; Ficciones mínimas y Finales felices. Buceaba en la naturaleza humana, compleja y contradictoria, con humor y trasgresión. El cuento exige tensión, exactitud, un desarrollo minucioso y concentrado; una bengala que sube y derrama sorpresa. Escribía con certera diafanidad, un minimalismo efectivo y contundente; párrafo corto y dicción correcta. Pero la aparente facilidad de lo sencillo escondía un afán de superación, una capacidad de reelaboración constante. La memoria, el foque fantástico que cambia la realidad, la luminosa, la infancia, diálogos punzantes, fogonazos impresionistas. Intuición femenina que despeja el camino, pasión.
En esta recopilación hay historias brevísimas y otras de más cuerpo en distintas localizaciones, desde las cotidianas hasta las exóticas gracias a los viajes. Narradas con agilidad, suelen traer un guiño en su tramo final. Claroscuros, iluminaciones, sombras, tensiones diversas que nos muestran la agria y turbulenta existencia. Cruza un aire ligeramente tenebroso pero también aparece una sonrisa que redime. Las mujeres han estado casi ausentes de la literatura escrita en Canarias, hasta que en los años ochenta del pasado siglo irrumpieron con fuerza. Entonces apareció un grupo de creadoras universitarias, profesionales de la enseñanza y los medios de comunicación, quienes exhibieron capacidad y rica imaginería. Entre ellas figuraba Dolores, tinerfeña criada en Lanzarote y residente en Gran Canaria. En su prosa había capacidad de lirismo y sutileza, desamor y energía, desasosiego y sorpresa. Intuición femenina que despeja el camino, pasión. Como decía Sabas Martín “su universo literario aparece regido por la ironía, la reflexión sobre la condición femenina y las complejas relaciones entre seres dominados por la monotonía y la costumbre de los sentimientos.”