sábado, 25 de julio de 2015

"Dancing in the dark", Bruce Springsteen (subtitulada español)

El mejor rockero de los años 80, el que resucitó este estilo musical con su enorme disco "Born in Usa", espíritu iconoclasta, rebeldía juvenil en el corazón del imperio. Apodado El Jefe (The Boss) es conocido por su trabajo con el grupo The E Street Band y considerado uno de los artistas más universales, con ventas que superan los 64,5 millones de álbumes en EEUU y más de 120 millones a nivel mundial, y un total de diez discos que alcanzaron el número uno, un registro solo superado por The Beatles y Jay-Z.

https://www.youtube.com/watch?v=xLqaI-t12RU

viernes, 24 de julio de 2015

"Melodía desencadenada" (tema de la película Ghost), en inglés y español

Quizá la más hermosa balada de amor del siglo XX, "Unchained melody" fue el tema central de la película "Ghost", interpretada por Righteous Brothers, con Demi Moore en el papel estelar. La película sobre el amor más allá de la muerte duró más de un año en cartel en los Multicines Galaxys de la ciudad de Las Palmas, record absoluto en Canarias.
Este es el vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=8DNovC06t5E

Si hubiese Gobierno (sobre Cataluña en El País)

 

 
 
 
Si hubiese Gobierno, el Gobierno abordaría la cuestión catalana como un problema a encauzar, como el problema, junto al paro. Y no como una oportunidad electoral partidista para recuperar —inane anticatalanismo mediante— a sus fanes más hoscos, aquellos que ya tienen decidido abstenerse.
Vamos, si el Gobierno leyese las encuestas y se enterase de que los encuestados ven a su partido como un extremo radical, y no como un polo centrista, área rotular desde donde ganar y perder elecciones. Y se aprestase, pues, a recuperar el centro perdido, sin soñar fútilmente que el retorno de la mayoría absoluta se lo regalará el enervamiento que a buen seguro irá suscitando el secesionismo en las próximas semanas. Los ciudadanos premian (en ocasiones) a quien resuelve conflictos, pero (menos) a quienes los crean o los agravan.
Si hubiese Gobierno, el Gobierno formularía propuestas para encauzar o resolver el problema, que va enquistado desde hace más de cuatro años: alguna responsabilidad tendrá. Y nunca más hablaría de la mera defensa de la legalidad —algo esencial e ineludible, pero insuficiente según se va viendo— sin acompañarlo de ideas, sugerencias, aptas para seducir a virginales, reconducir a desencantados y desconcertar a quienes considere irreductibles.
Si ese Gobierno luciese presidente, contestaría, aunque fuera con un añito de retraso, las 23 propuestas/reivindicaciones que le presentó el 30 de julio de 2014 el presidente de la Generalitat. Bueno, 22, porque una sí la resolvió la ministra de Fomento.
Si el Gobierno tuviese presidente, se instalaría en Barcelona, o en Castellfollit de la Roca (se supone que son también España), durante unas semanas, escuchando, hasta tener una idea, un proyecto, una reforma que fuese algo más que hacer nada, jibarizar el Estado autonómico o preanunciar escarmientos.
Si un presidente se arrimase y escuchase, quizá emitiría un sonido, un pálpito: quizá un discurso proactivo, sin regañinas. Quizá imaginaría un grupo de sabios, quizá se replantearía el calendario electoral, quizá exploraría alguna reforma legal, quizá se esforzaría en trenzar complicidades con otros, los que todavía quieren creer en que hay alternativa al caos. Son muchos. Muchos que no tienen Gobierno. Ningún Gobierno.

jueves, 23 de julio de 2015

Sólo/solo: las reformas de la Academia, en entredicho (ABC)

 

La supresión del acento en «solo» cuando puede sustituirse por «solamente», recomendada por la Academia en su «Ortografía», ha generado una intensa polémica en el mundo literario. Recogemos veinte opiniones de autores, editores y académicos

«El empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas a palabras átonas. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en esta forma incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras». Esa fue la norma aprobada por las veintidósAcademias de la Lengua Española en 2010 en Guadalajara (México), reflejada en la «Ortografía de la Lengua Española» publicada ese mismo año.
Pero, pese al revuelo generado entre autores y académicos (las discusiones en los plenos a este respecto fueron acaloradas), es una postura que la RAE lleva manteniendo desde mediados del siglo pasado. Fue el académico Julio Casares el que en 1952 se dio cuenta de queacentuar solo (cuando podía sustituirse por solamente) era una inconsistencia que iba en contra de la tilde diacrítica. Como explicaSalvador Gutiérrez, coordinador de la «Ortografía de la Lengua Española», «en 1959 la Academia, para evitar rupturas, lo deja al arbitrio, pero desde ese año hasta la actualidad la RAE no pone la tilde en solo en todas sus publicaciones, aunque sigue dejándolo opcional».
De hecho, según reconoce el doctor en Filología Hispánica, la postura inicial de la «Ortografía» en 2010 era quitar esa opcionalidad de acentuar o no el solo, pero finalmente no se aprobó en el pleno de la Academia. «La tilde en solo y otros demostrativos constituye una excepción a otra excepción: la tilde diacrítica opone siempre una palabra tónica a una palabra átona; pero la tilde en solo no opone, porque las dos son tónicas. Por eso, para hacer ajustes de coherencia teórica, para tratar de evitar la inconsistencia, se quita. Pero la Academia permite acentuarlo “por costumbre”».
Es decir, acentuar el solo por regla es imposible, porque habría que hacer una excepción de otra excepción. «¡No han leído la "Ortografía"! Lo han tomado como si fuera la Guerra de la Santa Cruzada. Hay conciencia de que se les está prohibiendo poner la tilde, y no es así. Es una decisión de todas las Academias de la lengua española», justifica Gutiérrez. ¿Y en casos de ambigüedad? El académico pone dos claros ejemplos:«Comprar un piso primero» o «El jugador juega limpio». «¿Habría que poner la tilde ahí también? Para deshacer casos de posible ambigüedad, habría que estar poniendo la tilde a diestro y siniestro», sentencia.

Diego Moreno, editor de Nórdica:

«Al principio decidimos seguir la norma de la RAE, pero desde enero de 2013 hemos vuelto a poner el acento porque quitarlo era como empobrecer la lengua».

Carlos Pardo, escritor:

«Estoy a favor de acentuarlo porque es necesario para no caer en la ambigüedad. Quitarlo limita el lenguaje a un intercambio de información».

Laura Fernández, escritora:

«La sido usando porque no hacerlo se me hace raro. Si no la pongo, tengo la sensación de que no es la misma palabra, que estoy traicionándola».

José María Merino, escritor y académico:

«Que vamos perdiendo tildes... ¡pues vamos perdiendo tildes! A mí, desde luego, me suena más raro perderla en el aún. Yo, por eso, no discuto».

Sergio del Molino, escritor:

«Yo no sólo pongo la tilde diacrítica, sino que pido a todos los editores de mis libros que me la respeten en los textos. A veces lo hacen, y otras no».

Jorge Eduardo Benavides, escritor:

«No soy muy purista en ese tema. Creo que el lenguaje va evolucionando, pero respeto mucho cómo me han enseñado a escribir y así uso la gramática».

Pere Gimferrer, escritor y académico:

«Al igual que Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte, yo he mantenido la tilde en mi escritura. En mis últimos libros sigo escribiendo sólo con acento».

Lorenzo Silva, escritor y editor:

«No es tan costoso poner esa tilde y perdemos más por algo tan nimio como mantenerla. Al final, es una perturbación innecesaria».

Miqui Otero, escritor:

«Yo suelo escribir sólo con tupé en la O. Me lo enseñaron así en el Cole Salesiano y hay cuestiones (y culpas) de las que cuesta desprenderse».

Manuel Vilas, escritor:

«Es oportuno que la RAE actualice y democratice la ortografía del español. También hubo gente que se rasgó las vestiduras al quitar la tilde a fué».

Carlos Zanón, escritor:

«La seguí usando. Fiel a esa tilde, porque básicamente esa regla que aprendí de memoria se me marcó a fuego y la veo útil para evitar confusiones».

Patricio Pron, escritor:

«Me parece consecuente con la política de la RAE, que consiste en que algo deja de ser un error cuando la suficiente cantidad de personas lo comete».

Luis Magrinyá, escritor:

«Yo veo justificada la supresión de la tilde en “solo” y en los demostrativos: eran las únicas palabras de más de una sílaba que conservaban el diacrítico en español. Si “vino” (sustantivo) no se distingue gráficamente de “vino” (verbo), ni “casa” (sustantivo) de “casa” (verbo), ni mil casos más, ¿por qué iban a retener “solo” y los demostrativos este privilegio? La única razón es el peso de la tradición, y las tradiciones se pueden cambiar; si no, todavía pondríamos tilde a la preposición “a”».

Carmen Camacho, poeta:

«De los recortes aplicados en diacríticas, la tilde de solo es de la que más me duele desprenderme y a duras penas lo hago. Tantas satisfacciones que me dio».

Carme Riera, escritora y académica:

«La supresión de la tilde se hizo para simplificar al máximo la ortografía, que es la tendencia que guía a los especialistas de la Real Academia».

Jenn Díaz, escritora:

«Sólo con que en una frase el sólo y el solo puedan confundirse, debería acentuarse siempre. Es más fácil cambiar el diccionario que la sociedad».

Luis Solano, editor de Libros del Asteroide:

«En principio, hacemos lo que dice la RAE. Básicamente por aceptar su autoridad y porque pensamos que es un criterio que se acabará imponiendo».

Jorge Carrión, escritor:

«Yo seguí fiel al acento, a sabiendas de que era posible que las editoriales me corrigieran. Al recibir la corrección, lo hice con una sonrisa».

Luis Alberto de Cuenca, poeta:

«Yo, la verdad, soy bastante disciplinado y sigo ad pedem litterae las directrices de la Academia. Me gusta que haya sabios que dicten normas. Creo en la auctoritas».

Salvador Gutiérrez, académico de la RAE:

«No hay una presión de la Academia en contra de los escritores. No pertenece a la tilde diacrítica, pero que la usen si quieren, no les vamos a penalizar».

El tenebroso París de Patrick Modiano

La obra del reciente premio Nobel, el francés Patrick Modiano, nos lleva a una época convulsa de la historia europea: la historia de la ocupación alemana de la Ciudad Luz. Un universo de traiciones, de chivatazos, de soplones, de denuncias inquisitoriales, de fusilamientos sin piedad, de campos de concentración. La vergüenza nazi y todo su atropello constituyeron el eje de los primeros libros de este hombre, nacido en 1945, y cuya novelística se desarrolla casi siempre en un recorrido exhaustivo por bares, hoteles, calles de París, los judíos como carne propiciatoria. El lugar de la estrella fue un bofetón de un veinteañero sorprendente, y Modiano aún no podía saber que, encima, con sus siguientes libros, La ronda nocturna y Los paseos de circunvalación, insistiría en el mismo tenebroso decorado. Años después, le aclararía a Dominique Montaudon: "No es la ocupación histórica la que describo en mis tres primeras novelas, es la luz incierta de mis orígenes. Ese ambiente donde todo se derrumba, donde todo vacila...".

Como ha dicho el escritor Enrique Vila-Matas, hoy se sabe que, ya desde su más temprano paseo solitario por la ciudad, Modiano quedó impresionado para siempre por París. Toda su obra en realidad es la obra de un desesperado que no puede vivir sin París. Un hombre preso de un amor brutal, completamente loco, por la ciudad, por los barrios que de joven vio que rodeaban enigmáticamente a la aldea de 600 personas. Hoy la aldea es su singular obra literaria y circulan por ella 600 personajes. "No se trata de nostalgia, créanme, es un París intemporal. Para mí París ha sido siempre algo interior", dijo hace poco paseando cerca de la plaza Blanche, donde antaño sucedían las cosas.

martes, 21 de julio de 2015

Si los 4 son independentistas, ya no soy del Barça

Por Xavier Sardá
Felicito al ganador, pero ya no soy del Barça. No pasa nada y no creo que a nadie le importe lo más mínimo, pero ya no soy del Barça. Al ver las imágenes de los cuatro aspirantes a presidente mostrando la camiseta soberanista junto a los candidatos y representantes de una opción política determinada, ya no soy del Barça. No lo soy racionalmente. Cuatro candidatos del Barça fiscalizados por las cámaras y la societat civil. Todos con la camiseta por si les faltaba algún voto pero, sobre todo, paraquedar bien. Todos en la declinación de la lista de Mas hacia la independencia súbita. ¿Qué debe pensar un culé votante de la CUP? ¿Y un culé votante socialista o de Ciutadans? ¿Qué debe pensar un culé de Podemos o de Iniciativa? Nos parece normal lo que es sencillamente inaceptable.
La señora Muriel Casals es una muy respetable candidata de una opción política concreta y también el señor Jordi Sánchez de unaANC legítimamente independentista, pero la pregunta subsiste: ¿A qué viene su imagen con los cuatro candidatos? ¿A qué viene elCompromís de país y sus especificidades partidistas.
Aquí hay muy poca gente que tenga el valor de decir lo que realmente piensa. Suena casi petulante, ¿verdad? Pues sí, en Catalunya se contemporiza hasta lo inenarrable. Naturalmente no hablo de los que son independentistas, que viven felices en una especie de intensivo Mobile Congress soberanista. Hablo de los pusilánimes que no se atreven a decir que no lo son. Hablo del canguelo con el que mucha gente dice en voz baja que Mas se ha subido a la parra y que esto será un desastre. Hablo de los amilanados y sus miedos.

El discurso orgánico

Me refiero a los que casi tapándose la boca aseguran que esto de la independencia es inviable y esperan que no prospere. Hablo del acobardamiento de los que sintiéndose amenazados por el discurso orgánico deciden callar. Hablo de los quejicas del AVE y del Puente Aéreo que anuncian la égida de las empresas catalanas pero solo en lenguaje gestual. Hablo del silencio público y del murmullo privado.
Y así, entre lo que no se dice y lo que se calla, ahora le toca al Barça. Era cuestión de tiempo. Es bastante más fácil denunciar la indignidad de llevar Catar en la camiseta, que poder librar al Barça de la manipulación política catalana. El Barça ha dejado de ser más que un club para ser vuestro club: una pura estructura d'Estat.
Entre los cuatro candidatos a la presidencia del Barça, ¿ninguno tuvo las luces su ficientes para evitar las imágenes con los representantes de una opción política concreta? ¿Habrían hecho lo propio con gente del PSC, Ciutadans, PP, Unió o Podemos? ¿O es que no es lo mismo? Quizá no. Quizá tienen razon y aquí solo hay una lista seria y lo demás son despojos apátridas.

2 novelas para el verano

El verano parece propicio para las nuevas ediciones. De un lado, Marcelino Rodríguez Martín es autor de la novela "La fuerza de la maldición" (Idea), que presentaremos en el Casino Aridane de Los Llanos de Aridane el próximo jueves 30 a las 7 de la tarde. Se trata de la reconstrucción de un crimen cometido por una joven de 28 años contra su ex novio, en la década de los 50, y las derivaciones que tuvo el hecho en aquella isla agrícola, hermética y casi maldita para las mujeres.
De otro lado, la novela "Bryan de La Galga", publicada en NACE, del también autor palmero H. Pablo (seudónimo de un joven periodista) nos ofrece una incursión en la novela picaresca, relatando hechos divertidos, una sátira de la sociedad rural que todavía sobrevive en ciertos lugares del archipiélago.
Más adelante nos ocuparemos más ampliamente de ambos textos.

lunes, 20 de julio de 2015

¿Podremos vivir hasta los 120, con calidad de vida?


Un buen día, el señor Silvio Berlusconi anunció con trompetería que iba a vivir hasta los 120 años puesto que se iba a trasplantar todo lo trasplantable. En un mundo que todavía parece de ciencia ficción, imaginaríamos a este señor –con un pasado poco venerable– tan ufano con su corazón, su hígado, sus pulmones, sus intestinos y sus riñones nuevecitos, comprados al precio que fuera menester. De momento, hemos visto que es cliente asiduo de la cirugía estética y también es un vejete presumido, por ejemplo anunció que había estado con 17 señoritas en una sola noche, aunque no aclaró si con ellas estuvo tomando té o bombones, o acaso practicó otros rituales que a su edad no parecen muy viables. Pero lo cierto es que profesionales de la salud estiman que los humanos pueden sobrepasar los 100 años de vida, dado que los progresos de la medicina y la dietética no paran de conseguir nuevas y sorprendentes metas.

Es como si pudiéramos afirmar que el muy buscado elixir de la eterna juventud ya existe. Pudiera ser que ese elixir ya lo tenemos casi a mano y, si realmente nos preocupáramos por asentarlo en nuestras vidas, podríamos vivir más años y sin enfermedades. Por ejemplo, esta sociedad se ha empeñado en dejar atrás el tabaquismo, y en cierta medida lo ha conseguido, disminuyendo con ello la incidencia de las cardiopatías y del cáncer de pulmón, al parecer el más agresivo de todos.

El presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, Rafael Calvo, un español que vive y trabaja en Baltimore, EEUU, ha manifestado que en sus laboratorios animales como ratones y primates logran prologar la vida de forma saludable hasta un 50 por ciento sobre la edad media que alcanzan estas especies.

Al cumplir años van apareciendo las dolencias y molestias habituales del envejecimiento, los procesos de deterioro que se desarrollan tras la andropausia y la menopausia, molestias que solemos acelerar debido a los malos hábitos de vida que hemos adquirido en este modelo social: obesidad, hipertensión, colesterol alto, diabetes, variados tipos de tumores y las demencias. Tendríamos que mentalizarnos de la bondad del ejercicio físico, incluso el más simple de todos al alcance de cualquiera, que es el caminar.

Los especialistas endocrinos hablan de la conveniencia de la dieta y el ejercicio como medidas saludables y eficientes, la reducción del consumo de alcohol, la erradicación del tabaco, el consumo moderado de café y otros estimulantes. Claro que hay teorías diversas, se habla por ejemplo de lo beneficioso de la dieta mediterránea, que incluye el consumo moderado de vino en las comidas, se dice que un par de whiskies al día son buena cosa porque son vasodilatadores, y se habla de lo bueno que es el café para ayudarnos a prevenir problemas cardiovasculares.

En la civilización del ocio y del espectáculo en la que nos encontramos, la tentación del sillón-bol es manifiesta: transmisiones deportivas, películas, videojuegos y todo tipo de pasatiempos que la gente de distintas edades consume mientras está felizmente sentados ante una pantalla de TV, ordenador o teléfono móvil. Si alguien nos convenciera de que con dieta y ejercicio adecuado la vida puede aumentar hasta en un 50 libre de enfermedades ¿nos dejaríamos convencer? Dentro de este debate caben varias interrogantes. Por ejemplo ¿son realmente ligeras las bebidas que se nos anuncian como bajas en calorías, bajas en azúcar? ¿O todo ese esfuerzo publicitario en realidad es engañoso?

Se estima que al reducir en un 30 por ciento las calorías de la dieta, quitando de manera completa el azúcar en cualquiera de sus formas y disminuyendo las proteínas sobre todo de carne roja, se consigue vivir más y mejor. Los médicos señalan que con estas medidas cambian las hormonas, se reducen los niveles de insulina, bajan los factores de crecimiento y también las hormonas tiroideas, así como disminuyen la actividad inflamatoria y el estrés de la oxidación. En resumen, enfermaríamos menos, nos desgastamos menos, y nuestro cuerpo no se dedica a acumular sustancias tóxicas que acaban envejeciendo a las células, degenerándolas, matándolas.

Cada verano nos vemos inundados por un sinfín de propuestas de dietas-milagro que nos harán perder kilos de grasa en un santiamén. Pero las dietas muy rígidas no son apreciadas por el colectivo médico ya que con ellas pueden venir consecuencias nocivas para la salud relacionada con la malnutrición, la disminución de la inmunidad, la aparición de la debilidad fragmentación de los huesos, la ansiedad, los cambios de estados de ánimo, con episodios frecuentes de irritabilidad y depresión.

Lo que en realidad buscan los investigadores sería, por un lado, patrones de alimentación que, combinando fases de ayuno con fases de alimentación, consigan los mejores efectos, y por otro lado los mediadores químicos que puedan ayudar a esta prolongación sana de la vida, que tal vez podríamos tomar como fármacos antiedad. Sería tal vez volver a los rituales de ayuno que desde muy antiguo han predicado todas las religiones, desde la cuaresma de los cristianos al Ramadán de los árabes, la adopción de hábitos austeros en el comer de los budistas, hinduistas, etcétera.

Reducir la ingesta calórica global no solo habría de purificar el alma y llevarnos a niveles superiores de espiritualidad sino que también nos podría facilitar la reducción de enfermedades cardiacas, padecimientos degenerativos como el Alzheimer, ciertas formas de tumores que ahora son muy frecuentes, y no solo lograríamos vivir más años sino que lo haríamos en mejores condiciones. Es decir que tendríamos que volver el rostro hacia todos esos millones de asiáticos que basan su dieta en el consumo de arroz, pescado y verduras, desechando la comisa-basura que inunda nuestras calles en sus diversas presentaciones.

Comer de otra forma y también practicar ejercicio moderado, el caminar en ciudad, el senderismo, la bicicleta, la natación en las playas ahora que es verano. Tampoco es bueno pasarse de rosca en los gimnasios, hay quienes mueren a temprana edad por tales sobredosis. En los entornos rurales de nuestras islas podemos comprobar la abundancia de gente nonagenaria e incluso centenaria, personas que en su edad útil seguramente se dedicaron a labores en el campo así como a alimentarse mayoritariamente con productos naturales como queso, verduras, gofio, frutos secos o pescado salado. Cierto que también intervienen factores genéticos en las personas que viven muchos años, puede que en un alto tanto por ciento la longevidad se herede de abuelos a padres y a nietos, pero, según los expertos, cada uno de nosotros seguramente podría poner mucho de su parte para lograr vivir más y con mejor calidad de vida. Porque vivir encadenado a una silla de ruedas en los últimos años de nuestras vidas, con un pañal atado al trasero, tampoco parece muy apetecible.

sábado, 18 de julio de 2015

España, Grecia y Venezuela: muestrario de una crisis

Mientras al presidente Rajoy se le escapa la triunfal declaración de que aquí ya nadie habla del paro y que la crisis quedó muy atrás, comprobamos que la globalización tiene un rostro malévolo. No en vano el Fondo Monetario Internacional, que hace no mucho tiempo presidió por cierto un personaje apellidado Rato, anunció recientemente que España tiene que subir todavía más el IVA, bajar los salarios, incrementar el copago en sanidad y educación, así como minimizar las indemnizaciones por despido, y como guinda final estima que las pensiones también deben ser recortadas porque esto es Jauja. Debe ser que aquí tenemos unos sueldazos y unas pensiones comparables a Alemania o a Francia.
A los amigos griegos ­–qué desastre de país que de ser la cuna del pensamiento y de la cultura occidental ha evolucionado hacia una periferia de pobres de solemnidad– les han estado apretando las tuercas semana tras semana mientras sus gobernantes emprendieron una huida hacia adelante. Grecia es un ejemplo de mala gestión pues desde los gastos suntuarios de sus Olimpiadas, los gobernantes se empeñaron en despilfarrar, con lo cual el resultado final ha sido la ruina del sistema, el colapso total. Ya sabemos, por otra parte, que el neocapitalismo no tiene misericordia alguna, y por eso está a lo suyo: a multiplicar el patrimonio de los que ya eran poderosos, a crear una legión de nuevos ricos que se abalanzan, como cuervos, sobre los despojos que deja la crisis.
El Fondo Monetario Internacional dice que en España hay que apretarse el cinturón un par de puntos más. Se pide otra reforma del mercado laboral, priorizando los contratos temporales, los “minijobs”. Se decía que había que flexibilizar el mercado, que era mejor un contrato precario que ningún contrato. Ahora se plantea el contrato único con indemnización por despido en función de la antigüedad, pero lo que se busca es que tengamos solo contratos temporales, con mayores facilidades para el despido. Se solicita también que los salarios sigan bajando, que se suba el IVA y se rebajen las pensiones, ya congeladas desde hace unos cuantos años, así como que aumente el copago en sanidad y educación, lo que significa más recortes. De este modo, se gobierna para los más poderosos y sin el menor pudor. Pues la rebaja impositiva a las rentas más altas va a ser muy notable, tanto mayor será esa rebaja cuando más altas sean. Se pretende incentivar el consumo, pero eso no basta.
Dentro de la ola de calor que nos afecta, los griegos lo tienen peor que nadie, tras el triunfo del No en el referéndum si sus gobernantes no convencen a los alemanes en estas mismas horas podrían ser expulsados de la eurozona, incluso de la propia Unión Europea. Ello sería un hachazo a las pretensiones de construir una Europa basada en altos ideales, pero es lo que hay. A Obama no le gusta la idea de que Putin extienda su poderío y su influencia sobre Grecia y que la UE reduzca la suya. A fin de cuentas, la UE no es un club creado por la Madre Teresa de Calcuta, sino una institución económica. Todos han de hacer concesiones, desde el primer ministro heleno a las autoridades de la llamada Troika. Pero nadie ha estado predispuesto a ceder.
Además tenemos a Cuba y Venezuela, los países a los que emigraron nuestros abuelos y nuestros padres. Esa Cuba que ha de seguir aproximándose a EEUU y ojalá que sea con supresión del agónico embargo que lastra su desarrollo y con una necesaria transición a la democracia. Las autoridades cubanas y norteamericanas han dado señales de una cierta tolerancia, un amago de puesta al día superando estigmas del pasado. En cambio, el presidente de Venezuela mantiene en la cárcel a los líderes de la oposición, da igual que sean alcaldes o gobernadores o autoridades elegidas por procedimientos democráticos. Esa Venezuela arruinada es la pesadilla del sueño americano.
El gobierno de Rajoy ha fracasado en su intento de acercamiento con Cuba y se ha distanciado todavía más de Venezuela. Cada vez que a Maduro le ponen delante una cámara de TV de su boca llueven insultos e improperios de alto voltaje dirigidos a los “fascistas” de Madrid. El propio Felipe González en su intento de defender a los opositores encarcelados ha sido visto como un heraldo franquista, un golpista, un jefe mafioso sin igual. El gobierno del Partido Popular es contemplado por Maduro como el eje del mal, el núcleo de una permanente conspiración contra su gobierno en la que también entrarían Estados Unidos y Colombia, con sucesivas intentonas para derrocarlo. Las llamadas a consultas de los embajadores en Caracas y Madrid han sido una constante en los últimos tiempos, y no hay expectativas de mejora. Maduro ha ordenado la retirada de su representante diplomático en España varias veces en los últimos dos años, de la misma forma que Madrid también ha llamado a consultas a su portavoz en Venezuela, actitudes ambas que denotan la existencia de reiterados conflictos bilaterales.
Los dirigentes de la oposición venezolana dicen que la corrupción allá es insoportable, “los enchufados robando parejo y el pueblo más pobre que nunca.” Se significa, asimismo, que a lo largo de la gestión de Maduro el país ha padecido una salvaje devaluación de la moneda. Qué tiempos aquellos en que el bolívar cotizaba a 32 pesetas, una divisa que llegó a tener mayor capacidad que el franco francés. Miles y miles de compatriotas de estas islas emigraron allá, hicieron un capitalito y contribuyeron al bienestar del archipiélago cuando aquí no había despegado el turismo, en las décadas de los cincuenta y los sesenta del pasado siglo. Ahora sabemos que el costo de la vida allá está por las nubes, y el país se halla en ruinas: sin comida, sin papel higiénico, sin medicinas, sin repuestos, sin harina para hacer sus arepas. Los dirigentes de la oposición muestran sus esperanzas en la convocatoria de elecciones para diciembre próximo, pero también indican que el gobierno sigue mostrando su peor cara, pues insiste en la represión, el encarcelamiento del disidente, la persecución política. Como resultado de esta grave y profunda descomposición social, la violencia está creciendo por días. A ningún forastero en su sano juicio se le ocurriría pasear por Caracas o cualquier otra ciudad sin escolta, hoy la antigua capital del sueño de hacer dinero, la patria de la prosperidad y la democracia que acogió a tantos canarios, es el escenario de bandas que pueden pegarte un tiro si te resistes a entregar cuanto llevas encima.

martes, 14 de julio de 2015

La monarquía y el referéndum sobre la República

Suele decirse que entre nosotros no existe un sentimiento monárquico arraigado, y que las nuevas generaciones, faltas de empleo y desencantadas con el actual modelo de sociedad, tienen más simpatías hacia una fórmula republicana que hacia la monarquía, que en tantos siglos de permanencia apenas ha dado ejemplos de honestidad y servicio a la ciudadanía. A Felipe VI le correspondería devolver la dignidad económica, mantener la unidad y, sobre todo, afrontar una nueva forma de entender la institución, con mayor transparencia, con fiscalización del gasto  de la Casa del Rey y con alejamiento de cualquier atisbo de negocios familiares, pelotazos financieros y corruptelas, tan habituales hasta hace poco. Frente al descrédito de los últimos años de su padre, el joven monarca está remontando en las encuestas de opinión y con él la institución monárquica escala posiciones desde la pérdida de confianza en la que había caído, pues formaba parte del amplio arco de las corrupciones nacionales.
Los españoles no son verdaderamente monárquicos como pueden serlo los británicos, pero han sido juancarlistas en la medida en que el Rey restaurado por Franco supo traer una monarquía parlamentaria y una práctica democrática con la que soñaban las mayorías a la muerte del dictador. Está claro que la institución no está tan consolidada aquí como en el Reino Unido, Holanda, Bélgica y los países nórdicos. La historia nos dice que en esos lugares los Reyes aprendieron pronto a hacer cesión de poderes, a erradicar el absolutismo, a gobernar de acuerdo con los sistemas parlamentarios, mientras que España debió soportar a monarcas tan nefastos como los absolutistas Carlos IV o Fernando VII, o tan poco ejemplares en su conducta como Isabel II, que dejaron probados ejemplos de desvergüenza. La revolución liberal de 1868 mandó al exilio a Isabel II y trajo más tarde el proyecto de instauración del monarca italiano Amadeo I de Saboya, con cambio de dinastía incluido, pero el experimento fue abortado porque las fuerzas representativas de la España Negra asesinaron al general Prim, con lo cual hurtaron la posibilidad de una monarquía  representativa y dialogante. El proyecto de la I República, con cuatro presidentes en un año y arraigo del cantonalismo, no trajo paz ciudadana y cuando el general Martínez Campos instauró la Restauración irrumpieron personajes tan poco valiosos como Alfonso XII y Alfonso XIII. El resto ya lo conocemos: a un país pobre y analfabeto llegó la II República y la aciaga guerra civil.
Quienes tenemos ideales republicanos no podemos dejar de considerar que tras la proclamación de Juan Carlos I nuestro país ha conocido etapas de bienestar y paz ciudadana poco habituales, y que con Felipe VI la institución está superando la caída que padeció hace poco en la opinión pública. La Reina Letizia es hábil y tiene buena presencia y además, como señalan los expertos en comunicación, esta nueva monarquía brilla en la prensa del corazón gracias a la presencia de las dos infantas: Leonor, futura Reina, y su hermana Sofía.
La dinastía de los Borbones, instaurada con Felipe V como rey reformador y alumbrada con Carlos III, acaso el mejor Rey de nuestra historia, fue expulsada dos veces de nuestro país. La primera con Isabel II y la segunda con Alfonso XIII. En base a la Constitución de 1978 esta familia de los Borbones volvió a asumir la Jefatura del Estado, trajo consigo una transición que nos colocó entre los países más evolucionados y ahora Felipe VI es consciente de que su comportamiento en base a la ejemplaridad y la exigencia podría garantizar la continuidad dinástica. La retirada del título de Duquesa de su propia hermana Cristina demuestra su talante y su capacidad de decisión, en cuanto es consciente del daño que la lacra de la podredumbre ha incrustado en el Estado. La revocación del uso del Ducado de Palma, otorgado en su día por Juan Carlos I a la infanta Cristina y disfrutado como consorte por el ex deportista Iñaki Urdangarín, constituye una prueba más de la preocupación por el acertado cumplimiento de sus funciones, pero pone también de relieve las lagunas constitucionales para impedir que lleguen al trono personas no dignas de ceñir la Corona. Hace tiempo que la infanta tendría que haber renunciado a sus derechos sucesorios para ella y sus descendientes, pero en vez de eso ha planteado su desafío. Está claro que el automatismo hereditario resulta peligroso y es uno de los principales “peros” con que la monarquía tropieza cuando es analizada por las nuevas generaciones, esas nuevas generaciones que padecen el mayor índice de paro juvenil de Europa y que, pese a su alto nivel de cualificación, están abocadas a emigrar hurtando a su país el esfuerzo regenerador que se espera de la juventud.
Ahora que se aboga por una segunda transición, el joven Rey ha de encauzar los sentimientos de descontento de las periferias alentando una futura reforma de la Carta Constitucional para dar mayor aliento al espíritu federalista que aleje los pronunciamientos de Artur Mas y otros políticos empeñados en seguir la estela de aquel Ibarretxe que desde el País Vasco pretendió también romper la unidad territorial. Con todo ello, los españoles perciben de nuevo que el Rey puede ser el símbolo de la cohesión y la estabilidad institucional, amagando cualquier empeño rupturista. De este modo, políticos como Pablo Iglesias procurar ir centrando su discurso, atenuando pronunciamientos que signifiquen una gran convulsión social.
Si Felipe VI continúa ejerciendo de símbolo de integridad y coherencia, si la economía vuelve a traer trabajo y pan para las mayorías, si se busca una puesta al día del texto constitucional de 1978 con alguna reforma de las funciones de las autonomías y la regulación de instituciones tan aparentemente faltas de contenido como el Senado, esta realeza puesta al día podría dejar sin muchas garantías de éxito un futuro referéndum sobre Monarquía o República que no van a plantear los partidos mayoritarios, pero que sí permanecerá en la declaración de intenciones de algunas fuerzas emergentes. Y que, en todo caso, debería celebrarse.

Las próximas elecciones van a suponer también un termómetro para la capacidad real de alternancia que traerían las nuevas formaciones alejadas del tradicional bipartidismo. El ir hacia la conformación y consolidación de cuatro fuerzas de ámbito estatal tampoco es una mala noticia para los tiempos que se avecinan, con mayor pluralidad y alejamiento de las fórmulas de mayorías absolutas, que se han evidenciado como malas consejeras en tiempos revueltos. Unos tiempos próximos en los que, además de una institución útil y ejemplar, los ciudadanos esperan políticos más honrados que los que hemos padecido recientemente. Y, como se dice en la misa, así sea. 

sábado, 4 de julio de 2015

Aridane: la infancia era la edad de los sueños

El tiempo era redondo; avanzaba tan despacio que pensábamos que nunca llegaríamos a la edad adulta. El aire era plácido y la pequeña ciudad vivía tan lejana y ensimismada que los poetas la llamaban “la ciudad de ensueño”. El tiempo era circular, esférico, se detenía sobre sí mismo. Nunca pasaba nada, salvo la misa mayor de los domingos a las 11; la película del oeste, de Joselito o Marisol en el matiné de los domingos a las 4; las procesiones de Semana Santa; las fiestas de La Patrona y el paseo de los domingos entre la plaza y la avenida. En aquella edad, el tiempo me parecía tan remansado como el agua de los estanques, también redondos, en que aprendí a nadar, lejos del mar.
No teníamos televisión, y las emisoras de radio de Tenerife se oían mal porque el valle queda al otro lado de la cumbre, y por tanto en una zona de sombras. Verde y luminoso, el territorio de Aridane se desperezaba feliz cada mañana, y las noticias del mundo llegaban en sordina, a través de las pocas páginas de aquel Diario de Avisos donde comencé a escribir, precisamente para reclamar un instituto de enseñanza media. Eran otros tiempos, sí, y un alcalde me había llamado a su despacho en compañía de mi padre, y me amenazó con detenerme tres días en el calabozo municipal, a ver si se me calmaban los ánimos de ser un poco protestón. Yo estaba tan asustadillo que prometí enmendarme. Como ven, sin mucho éxito, porque elegí la profesión que a aquel alcalde de comienzos de los años 60 le parecía más peligrosa: la del periodismo, la de la literatura, la de las letras.
La infancia es la era más feliz de los sueños. Aquí crecí junto con otros compañeros, para los cuales también existían sólo dos posibilidades: o la platanera, o la carrera. Claro que no era fácil salir a estudiar, sobre todo cuando los padres no disfrutaban una buena posición. Pero algunos salimos, y casi todos nos dispersamos: unos a Tenerife, otros a Gran Canaria, algunos en Madrid, en Caracas, por Europa; hemos triunfado, o hemos perdido los pequeños y grandes lances del trabajo, del amor, de la soledad. La vida nos ha golpeado, pero la fiesta nos reúne de nuevo, y ésa es una gran noticia.
El valle de Aridane es –todavía- uno de los lugares más armoniosos de las islas. Y ahora el desafío consiste en incorporarnos a la modernidad de la economía turística, sin echar por la borda el respeto al paisaje y a las tradiciones. En las otras islas mayores, el “boom” turístico trajo una euforia constructora que no entendía de planes de ordenación del territorio; las consecuencias de este avasallamiento de los espacios se traducen en unos litorales destruidos irremisiblemente por la voracidad de la especulación. Ya el paisaje canario está seriamente dañado. Y después de tanto desastre, la razón nos dice que si hemos de recuperarnos, si tratamos de rescatar algo de la identidad perdida, es forzoso que cada ayuntamiento haga respetar las normas, la definición de su propio entorno, el patrimonio de usos y costumbres acumulado durante cinco siglos por la vida cotidiana de los isleños. Pues sólo siendo auténticos, sólo manifestando nuestra peculiar manera de entender el mundo, podremos mantener algo de nuestra personalidad atlántica.
Ahora que la isla de La Palma trata de incorporarse a la corriente del turismo, bueno será que las autoridades reflexionen sobre el cúmulo de errores ya detectados en el archipiélago para que jamás caigan en ellos. Pues la euforia de diseñar miles y miles de camas turísticas en un ecosistema tan frágil como el nuestro supone un deterioro irreversible. Y eso es justamente lo que todavía busca el visitante: el hecho de que La Palma posee una naturaleza hermosa, pletórica de verdes, y una gente hospitalaria, aunque recelosa y desconfiada ante el deterioro del medio ambiente.
La experiencia dice que ya no basta con el sol y la playa, ya que las nuevas generaciones de europeos vienen mentalizadas por el mimo a una naturaleza que ha de regenerarse frente a la lluvia ácida, frente a los riesgos de las centrales nucleares, frente al agujero de la capa de ozono y todas las contaminaciones que el hombre ha introducido velozmente en los últimos años de tal modo que la desertización se hace más notoria, está cambiando el clima porque la naturaleza ha sido demasiado castigada, y ahora pasa su factura.
Y ahora contemplemos lo que nos dice la historia. Aridane –es decir, lugar llano en lengua guanche- corresponde al territorio de una de las doce tribus prehispánicas de la isla. Era la jurisdicción más extensa, antes de que se segregara la villa de El Paso en 1837 y Tazacorte en 1925. De economía agrícola, su florecimiento dependió durante siglos de los denominados “pagos de señorío” de Argual y Tazacorte, en los que se ubicaban importantes ingenios de azúcar. El conquistador Alonso Fernández de Lugo repartió tierras entre sus colaboradores, y en 1513 aparece un caballero originario de Flandes, que castellaniza su apellido y se convierte en Jácome de Monteverde. Fue una etapa tan floreciente que el navegante portugués Gaspar de Frutuoso nos habla así: “esos dos ingenios y haciendas, que están valorados en más de doscientos mil cruzados, pues no se hacen en ellos menos de 7 u 8.000 arrobas de azúcar cada año, mo0liendo de enero a julio, sin cesar, con grandes provechos de mieles y remieles que envían a Flandes.” (Obra De Saudades da terra, fechada en 1590).
Viera y Clavijo, citando a Abreu Galindo, nos dice que “la isla de La Palma, que los naturales llaman Benahoare, como quien dice “mi tierra”, estaba dividida en doce reinos o cantones.” En primer lugar, “el círculo de Aridane, cuyo príncipe se llamaba Mayantigo o Pedazo de Cielo, nombre que le adquirió su agradable fisonomía y el genio popular con que se hacía amar de sus vasallos. Y, en fin, estaba el “círculo de Aceró (que hoy llaman La Caldera), el más incontrastable de todos, y su príncipe, llamado Tanausú, supo aprovecharse tan prudentemente de estas ventajas que fue el último terreno de la isla que se rindió a las armas españolas, después de una defensa desesperada.”
Cuando Viera da a conocer su Historia de Canarias –hacia 1772- nos da la siguiente descripción: “Los Llanos está a 4 leguas de Mazo, camino en cuesta, pues se monta a la cumbre, pero sin peligro y poblado de bosque. Como una legua antes está la ermita que dicen El Paso, o Nuestra Señora de Bonanza. Las más de las casas son terreras y en buen número arruadas. Abunda en frutos, por lo que están allí los mejores mayorazgos de la isla. La iglesia es de 3 naves, adornada y capaz. El curato es provisión del rey. Contiene toda la jurisdicción 4.194 personas repartidas en los célebres pagos siguientes: Tazacorte, Argual, Tacande, El Paso, Las Manchas, Triana y Calderetas. En Argual y Tazacorte están los dos famosos ingenios de azúcar de las casas de Monteverde, Vandale, Sotomayor, etc., a quienes pertenece todo aquel territorio y sus aguas, con jurisdicción cerrada, y el patronato de las tres ermitas de San Pedro, San Miguel y las Angustias. San Miguel está en Tazacorte, puerto de mar, cuya rada la forma el barranco de las Angustias hacia el Sudoeste, que llaman río porque corre todo el año.”
Habla también Viera del prestigio de que gozaba la isla “no sólo entre los españoles que la conquistaron y que navegaban a las Indias, no sólo entre los portugueses, los primeros amigos del país que hicieron en él su comercio, sino también entre los flamencos, que acudieron después a ennoblecerla, atraídos de la riqueza de sus azúcares o de la excelencia de sus vinos…”
El Valle fue –desde la propia fundación de la sociedad insular- la comarca más próspera. Los Llanos era el eje de esta economía floreciente, del comercio y los servicios, y por estas razones pasa a ser villa en 1868, y más tarde pasa a ser ciudad que va acaparando las funciones urbanas de media isla, declarándosele también cabeza de partido judicial.
Con sentido de orgullo y amor a las raíces, el hombre de la isla interior ha sabido salvaguardar buena parte de la cultura popular, que está hecha de lo que la tierra ofrecía y de que el hombre supo arrancarle.
Está claro que somos el resultado de una mezcla de pueblos y de entendimientos diversos de la vida: nuestros antepasados mezclados con los castellanos, los portugueses, los moriscos y judíos expulsados de la Península, las gentes de Flandes, Génova, Malta, Irlanda… algunos han llegado a plantearse que –puesto que nuestra esencia es resultado de la mezcla de otras muchas- nuestra característica básica sería la “no identidad”, la carencia de perfiles propios. Esta actitud contribuiría a mantener sin duda nuestro complejo de indefensión, nuestro relevamiento. Pero ahora las cosas comienzan a cambiar. Pues somos un pueblo atlántico que a pesar de vivir en una isla de paisaje prodigioso ha tenido que emigrar con frecuencia, para dejar en América nuestro espíritu de trabajo y nuestra nobleza. Y ahora tenemos que incorporarnos al mundo sin dejar de ser nosotros mismos.
Hemos tenido una historia difícil –con sequías, epidemias, volcanes, éxodos masivos- y es el tiempo de reverdecer los laureles de nuestro anterior prestigio, cuando La Palma fue sede de importantes movimientos culturales, cuando tuvimos un movimiento periodístico insólito para la pequeñez del territorio, cuando las ideas bullían y nuestros intelectuales mantenían contactos con las mejores universidades de la época, sobre todo americanas. Estamos, pues, en un tiempo de regeneracionismo y nuestro más importante reto va a ser el de asumirnos desde el pasado y proyectarnos hacia el futuro. Desde nuestro cielo los astrónomos otean las galaxias más lejanas, tenemos paisaje para atraer a miles de foráneos que buscan aquí un trozo de su paraíso perdido, nuestro agricultor es todavía un hombre capaz de defender sus raíces, hemos tenido la dicha de conservar los bosques centenarios y los parajes más sorprendentes, y si tenemos sentido común sabremos captar el interés de quienes aquí deseen invertir, ofreciéndoles el respeto a una arquitectura popular, la aceptación de nuestra peculiar idiosincrasia, la valoración de nuestro entorno rural.
Nuestro pueblo –que ha ido subiendo su nivel de desarrollo- necesita un ocio enriquecedor, con una llamada a la búsqueda personal. En la banda occidental de la isla, la más poblada y la de mayor peso económico, hace falta un ocio cultural que ofrezca espectáculos teatrales y musicales, expresiones artísticas, bibliotecas.
Y tenemos esta imagen de la Virgen de los Remedios, que data del siglo XVI, con rasgos góticos y origen flamenco. Tenemos esta fiesta de La Patrona y nos tenemos a nosotros mismos.
Por todo ello, ¡viva la fiesta de Los Llanos de Aridane)
(Pregón de las fiestas de La Patrona, Los Llanos de Aridane, 1990. Leído en Radio Nacional de España en Canarias)