lunes, 20 de enero de 2014

Premios Canarias de Literatura: ¡no hay cama pa' tanta gente!

El joven escritor Daniel María (La Gomera, 1985) ha ganado el premio de periodismo Leoncio Rodríguez con un artículo titulado Un pedestal para el olvido, inteligente y polémico, sobre los Premios Canarias de Literatura. Habla de enemistades, pactos, traiciones, desaires y venganzas de los jurados que dictaminan -cada tres años- la incompleta y dudosa lista de los “inmortales” de nuestras letras. Cita una lista de desprecios: Félix Casanova de Ayala, Andrés de Lorenzo Cáceres, Joaquín Artiles, Josefina Pla, Domingo Velázquez, Alejandro Cioranescu, Sebastián Sosa Barroso, Digna Palou, Josefina de la Torre, Pino Ojeda, Pino Betancor, Antonio García Ysábal, José Antonio Rial, Ana María Fagundo, Manuel González Sosa, Pilar Lojendio, Natalia Sosa, Esperanza Cifuentes, Alfonso O’Shanahan, Amadou Ndoye… Como dice Daniel María, “son escritores relevantes de nuestras letras que, en vida y para pavor de todos, contaron con el olvido de la oficialidad como incesante compañero de fatigas.”
Hace tiempo charlaba con un colega y llegábamos a la conclusión de que para recibir este galardón habría que sobrevivir hasta los 95, padecer enfermedad terminal o situación de desamparo que llegue a conmover. Hacer mucha campaña de agravios y sobre todo llorar mucho, el que no llora no mama. Un premio “in articulo mortis” y ligado a la beneficencia, podríamos decir. Daniel María propone una lista para próximos galardones con Nivaria Tejera, Emilio Sánchez Ortiz, Andrés Sánchez Robayna, José Rivero Vivas, Jorge Rodríguez Padrón, Elsa López, JJ Armas Marcelo, Eugenio Padorno, Ángel Sánchez y Olga Rivero Jordán. Además desearía la inclusión en esa lista de Juan Jiménez, Lázaro Santana, Juan José Delgado, Alberto Omar Walls, Yolanda Arencibia, Isabel Medina, Antolín Dávila, José Carlos Cataño, Sabas Martín, Víctor Ramírez, Juan Pedro Castañeda, Emilio González Déniz, Rafael Fernández Hernández, Nilo Palenzuela, Cecilia Domínguez Luis, Olga Luis Rivero, Anelio Rodríguez Concepción y Víctor Álamo de la Rosa.  Son 28 candidaturas muy dignas, que ocuparían el premio hasta el 2099, de este modo queda completita esta centuria. Así que pasemos directamente al siglo XXII, a no ser que den un aprobado general, un ex aequo para los 28, o los iluminados rectifiquen la forma de concesión, poco probable. El dictaminar que el premio se dé cada tres años ha acabado volviéndose contra los instigadores de tan perversa fórmula, que no querían premiar a “los mediocres”. Comunidades de una sola provincia y menos habitantes (Cantabria, Asturias, La Rioja, Murcia, Navarra) otorgan cada año un galardón en cada modalidad, premian lo que tienen y estimulan a sus creadores.
No deberíamos sorprendernos de tales disparates ya que nuestra política cultural forma parte de la habitual concepción frívola e insularista. Hasta ahora 18 premiados, 13 tinerfeños y/o residentes en Tenerife, 5 grancanarios y/o residentes en Gran Canaria: Agustín Millares, Pedro Lezcano, Manuel Padorno, Justo Jorge Padrón, José María Millares. No hay mirada global sino narcisismo notable. Como la autoridad cultural reside allá, para ser alguien mayormente conviene existir en la tribu dominante y ser cortesano. Así los hechos, acaso sea un honor no figurar en la rebatiña de esa tómbola, no adular, no mendigar nominaciones. Dedicarse a conspirar en esa estafeta de ruindades causaría migraña, mejor aplicarse a escribir, leer, ir al cine o la ópera. Si todos vamos al crematorio y al inevitable olvido ¿para qué agobiarse?
Cada cual podría hacer su lista de excluidos y candidatos en distintas modalidades: Alfonso Armas, Lola de la Torre, Jesús Arencibia, Enrique Lite, María Belén Morales, Antonio Cabrera Perera, Lothar Siemens, Maribel Nazco, Juan Bordes, Maximiano Trapero, Alicia Llarena, etcétera. Candidatos puede haber muchos pero si se da cada 3 años “¡no hay cama pa’ tanta gente!”. Como señal del despiste, observemos las convocatorias del Día de las Letras Canarias: Viera y Clavijo dos veces, y en 2012 se pretendió al científico Blas Cabrera, el mismo disparate que pedir el Nobel de Literatura para Stephen Hawking. Cabe pensar que los 60 diputados ni nos leen ni nos observan, maldita la pues han demostrado ser analfabetos funcionales. Ya conté que algún presidente presumía de no haber necesitado los libros. El errático rumbo de la gestión cultural, casta de eternos subvencionados, es botón de muestra de las politiquerías. Los escritores a mejorarnos y olvidar la autoridad. No hay otra.
Publicado en La Provincia (www.laprovincia.es - Opinión) el jueves 23
Ilustraciones: Anelio Rodríguez Concepción, Alfonso Armas, Maximiano Trapero

3 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con Daniel María y contigo, Luis...aunque siempre pensé que los premios mediáticos no tienen mas valor que la vanagloria de quien los imparte...el mejor premio es el del publico, el lector , el espectador...y ese , los que has citado y otros los tienen sin duda...un abrazo...
    P.D.-Solo me gustaría alguna vez en mi vida recibir un premio institucional para darme el gustazo de rechazarlo...jajajaja

    ResponderEliminar



  2. Anónimo23 de enero de 2014, 20:06

    Rafael-José Díaz ha dejado un nuevo comentario en su entrada "El. Premio Canarias de Literatura: un pedestal par...":

    Cabe felicitar a Daniel María por proponer, por ejemplo, que un escritor como Víctor Álamo de la Rosa, que ha perpetrado frases como "Las gotas dejaban de caer. El temporal arreciaba" o neologismos ortográficos como el reciente "bellesura", que no es otra cosa que la contracción de "bella usura" (quizá una definición de la propia concepción de la escritura), obtenga algún día el Premio Canarias de Literatura. ¿Por qué no dárselo ya, por ejemplo, a Samir Delgado, y ahorrarnos longevidades que pueden salirnos muy caras? En cualquier caso, al parecer ahora mismo hay dos dinosaurios en feroz combate por el próximo CdL (Canarias de Literatura). Ninguno de ellos es una mujer (que se sepa). Me parece de mal gusto la alusión que María hace a deudas de bar y otros asuntillos íntimos que son patrimonio (sic) del escritor endeudado y no deberían airearse tan gratuitamente. (¿O estamos dispuestos todos los escritores canarios a hacer públicos nuestros sueldos, nuestros patrimonios y nuestras declaraciones de la renta?) Un "pedestal para el olvido", dice María, y habla con "ese temblor en el pecho tan parecido al amor" (¿quizá un verso de la tan, tan, tan olvidada y ninguneada Elsa López?): ¿pero no se da cuenta de que para premiar a todos esos poetas, esas poetas, esos novelistas, esas novelistas, esos ensayistas, esas ensayistas, esos profesores, esas profesoras y esos dramaturgos (esas dramaturgas) que María propone habría que haber concedido un CdL (Canarias etc.) cada mes? ¿Y puede Canarias, esa amada tierra nuestra (¿verso de Justo Jorge Padrón, CdL?), permitirse, pobre y mísera como es (salvo pelotazos, mamotretos, venegueras, (ca)zeroladas y otras minucias por el estilo), conceder un premio tan cuantioso cada mes a señores cuyo único mérito es el de juntar unas pocas letras y hacerlo, encima, con faltas de ortografía, gramática y vocabulario? La respuesta es: no. Yo propongo que el CdL sea suprimido, con todas sus medallas correspondientes, y que el dinero que nos ahorremos sea destinado a pagar los billetes de los escritores canarios a festivales de poesía como el de La Habana, Sarajevo, Estocolmo, Malta, Dakar, Maracaibo y Cabo Verde. ¿Alguien me secunda? Si es así, yo me persono donde haga falta. Por cierto, un abrazo a mi querido Luis León Barreto.

    ResponderEliminar
  3. Yo mismo he sido candidato a los Premios Canarias cinco o seis veces, sobre todo en los años 80 y 90, supongo que por el éxito de mi novela Las espiritistas de Telde. La última vez recuerdo que me propuso el Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Santa Cruz de Tenerife, donde no conozco a nadie. Está claro que todo esto es aleatorio y azaroso, la prueba es que a José María Millares le concedieron el premio casi con 90 años, solo unos meses antes de su muerte. Me parece que el disparate de la concesión de este premio forma parte de la mala gestión cultural que existe en las islas.

    ResponderEliminar