Ejército de apátridas en aguas ignoradas
Cuando me inviten a brindar por la vida, todo quedará
intacto.
Hay cosas donde la razón se acobarda
y extravía azares por cada lienzo de historia.
No me refiero al sitio donde yacen los amores
ni siquiera donde refugiarnos del olvido.
Sobre nosotros pasó toda su espesura
la evolución del entonces, la de la especie
perdiendo el orificio habitado
que recuerde el tamaño de los posibles.
Hay cosas donde la razón se acobarda
y extravía azares por cada lienzo de historia.
No me refiero al sitio donde yacen los amores
ni siquiera donde refugiarnos del olvido.
Sobre nosotros pasó toda su espesura
la evolución del entonces, la de la especie
perdiendo el orificio habitado
que recuerde el tamaño de los posibles.
Y no supimos trazar más urdimbre.
Duele tanto cruzar dedos y seguir otras suertes.
A veces el dolor no encaja en ciertas escenas
y busca otra sombra donde permanece despierto.
Desconfío de sus silencios y sus manos agrietadas
igual que de un enemigo. Los enemigos corren
bajan la cabeza que quizás no tuvieron.
Y el que persevera, ya lo sabemos
tiende sus trampas.
Duele tanto cruzar dedos y seguir otras suertes.
A veces el dolor no encaja en ciertas escenas
y busca otra sombra donde permanece despierto.
Desconfío de sus silencios y sus manos agrietadas
igual que de un enemigo. Los enemigos corren
bajan la cabeza que quizás no tuvieron.
Y el que persevera, ya lo sabemos
tiende sus trampas.
Donde ganamos la juerga
se apaga el embravecido silencio
de quién rema en las mismas aguas quietas.
Y releemos por capítulos los salmos abandonados
como viejos cuentos carentes de ideales.
Cerveza oscura que destierra nuestras velas:
mi sombrero aún esconde la energía viril,
el minuto de la calle a los antiguos dioses.
Los pliegues que parten la triste mirada
un tanto descolorida para ser verdad
por la sombra indiferente de la niebla.
se apaga el embravecido silencio
de quién rema en las mismas aguas quietas.
Y releemos por capítulos los salmos abandonados
como viejos cuentos carentes de ideales.
Cerveza oscura que destierra nuestras velas:
mi sombrero aún esconde la energía viril,
el minuto de la calle a los antiguos dioses.
Los pliegues que parten la triste mirada
un tanto descolorida para ser verdad
por la sombra indiferente de la niebla.
Y vaciamos el pasado que no existe
clamando emboscadas por arenales.
Quedar luego junto al olvido
evitando el regreso,
donde no queda nada por hacer
y todo lo efímero termina
cuando brilla la esperanza.
(De ‘Testigo de otro reino’)
clamando emboscadas por arenales.
Quedar luego junto al olvido
evitando el regreso,
donde no queda nada por hacer
y todo lo efímero termina
cuando brilla la esperanza.
(De ‘Testigo de otro reino’)
Al reclamo del poeta
A André Cruchaga
Qué pilares arrimarán esas vigas desnudas para que cada
despedida pierda sus pasos. …
Rotas las uñas por escarbar en el hambre ni escucho el bullicio de los imposibles.
Apenas serán suficientes las esquinas del agua donde recaba el llanto noble del tiempo.
Expiremos surcos que evidencian este peregrinar.
Si pecamos en nombre de malditos poetas, acerquémonos a la fécula de los signos.
Que nadie reclame más pautas de sí mismo incapaz de reconocerse entre palabras.
Uno no sabe, tan solo cohabita la lluvia donde naufraga incrustando la espera.
Uno cree que el misterio se escuda por apéndices o la ponzoña del hielo.
En realidad apenas alumbra algún rescoldo entre estantes sin noches.
Nada más cierto que la zozobra de las palabras evadiendo esta suerte de entuerto.
No sólo hay puertas por desandar
también algún tatuaje que se precie al deseoso albedrío de acantilados
y de tarde en tarde zambulle sus cantos agoreros por donde extraviamos la memoria.
Rotas las uñas por escarbar en el hambre ni escucho el bullicio de los imposibles.
Apenas serán suficientes las esquinas del agua donde recaba el llanto noble del tiempo.
Expiremos surcos que evidencian este peregrinar.
Si pecamos en nombre de malditos poetas, acerquémonos a la fécula de los signos.
Que nadie reclame más pautas de sí mismo incapaz de reconocerse entre palabras.
Uno no sabe, tan solo cohabita la lluvia donde naufraga incrustando la espera.
Uno cree que el misterio se escuda por apéndices o la ponzoña del hielo.
En realidad apenas alumbra algún rescoldo entre estantes sin noches.
Nada más cierto que la zozobra de las palabras evadiendo esta suerte de entuerto.
No sólo hay puertas por desandar
también algún tatuaje que se precie al deseoso albedrío de acantilados
y de tarde en tarde zambulle sus cantos agoreros por donde extraviamos la memoria.
(De ‘Testigo de otro reino’)
Entre el antes y el después
Fui el antes…
la premura, la prisa por ir
apenas la mirada sin ser vista.
James Dean de esta historia.
El temor sin dudas
o la duda de la razón.
la premura, la prisa por ir
apenas la mirada sin ser vista.
James Dean de esta historia.
El temor sin dudas
o la duda de la razón.
Fuiste
el apócope de la brizna
la pena del rocío.
Viejas calles que transito.
La azarosa chispa que sabes
o aquel soplo al amanecer.
el apócope de la brizna
la pena del rocío.
Viejas calles que transito.
La azarosa chispa que sabes
o aquel soplo al amanecer.
Fuimos
un hilo del quizás
el lado de la nada.
Diezmos del noble esfuerzo.
La palabra perdón
o el punto del después.
un hilo del quizás
el lado de la nada.
Diezmos del noble esfuerzo.
La palabra perdón
o el punto del después.
(De ‘Pasajero sin oficio’)
Poemas tomados del blog lailatan.wordpress.com)
Conmovedores versos para no extraviar la memoria entre un antes y un después. Impresionante lo de romperse las uñas mientras escarbas en el hambre. Muy bueno, Juan.
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