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Tu nombre viaja con la lluvia
en Liverpool, ríos
y canales verdeoscuros de las
Midlands.
Te gustaban las fachadas de
ladrillo,
los palacetes victorianos,
las vidrieras
de las catedrales góticas,
las chimeneas de las fábricas
del XIX,
el bed and breakfast pegado
al cementerio.
Nos hicimos fotos en el
molino del río,
las granjas en ruinas de las
hermanas Brontë,
allá en las Cumbres
Borrascosas,
la tumba de Sylvia Plath en
los páramos
y colinas derruidas por el
tiempo.
El otoño llega a ser sublime
en las praderas con las
primeras nieves,
mujeres de mejillas
encendidas,
guirnaldas en las más altas
torres.
Pero los días tenían la
palidez de un funeral
y mi alma huyó -sin avisar-
a la isla de San Brandán.
2
Polca de los Enanos:
saltarines, burleteros,
el ojo engaña.
Mascarones, acróbatas,
las multitudes.
Alegría elemental,
cantantes de gran fama,
las loas, el Castillo,
y María que es de todos
como Dama bienhechora.
Pero los Enanos son la cima,
la euforia y la sorpresa.
Todo depende de la magia:
crees estar vivo pero andas
muerto,
no en este mundo sino en otro
vives y revives, pues el
tránsito
es veneno tan dulce como
azúcar.
3
Fui sin claras naos ni
remeros
pero llevaba conmigo la Verdad
la reconciliación con el
origen
Ben-Awara basaltos y dioritas
cresterías cabocos hondonadas
en ella el aire es dulce y la
gente
rumia mucho las cosas tiene
doble vida
pero cree vivir en paz
consigo misma
esa paz que se confunde con
abulia
y autocomplacencia.
Tras el cataclismo de las
lavas
quietud profunda de bosques
y precipicios los barrancos y
proíses
de grandes premoniciones
pero la isla se desmorona
cada día
viento y agua la escarban
hasta el hueso
los derrumbes la alteran sin
cesar
no te caigas Roque Idafe
pues traerás grandes
desgracias
Aridane de sol y platanales
cráteres vencidos de viejas
erupciones
estanques donde el tiempo
se escancia reloj de arena
espesos laureles de Los
Llanos
altos miradores en El Paso
caballos fufos bailando en
Tazacorte
En el Puerto embarcamos rumbo
norte
cautivo miró Tanausú toda esa
costa
y lanzó el Vacaguaré de los
rebeldes
4
A lomos de La Caldera , en Tinizara,
vivía el abuelo. El monte,
un pajero, un horno
de hacer tejas y una bodega.
Entre el sol y la neblina
con ovejas y carneros,
cabras y cochinos negros,
la guataca y el machete
que vino de Cabaiguán.
Siempre con montera para
la humedad y el frío,
en las noches de enero.
En la tenebrosa oscuridad
tan solo las corujas, algún
mirlo
y los espectros.
Criaba sus sabandijas,
las llamaba de este modo.
Se alimentó de sus cosechas:
Cambiaba papas por
chicharros,
habas por sardinas, trigo por
un poco
de albacora. Cuando estrenaba
el vino
había fiestas con mujeres;
perdían la cabeza, y por
celos
acuchilló a un compañero.
De joven fue a Cuba varias
veces,
Tenía un aljibe para recoger
agua
y los frutales que injertaba
cada año.
Vareaba almendras, cavaba
viña,
Si lo llamaban por algún
requerimiento
por veredas de antepasados
bajaba al pueblo.
Vivió, ya digo, en desamparo,
tan solo veía a los arrieros
que subían el Camino Real
y sin embargo cumplió 97.
5
El 7 de septiembre por
Tijarafe el Diablo brama
con pólvora y betún.
Chispas y saltos, Lucifer tan
atractivo
que se afanan en tocarlo.
Rancheras en la plaza, todos
bailan.
Tras la batalla gana la Virgen ,
triunfa la luz,
se retira el monstruo.
En las iglesias de la isla
San Miguel tumba a la Bestia.
Pero siempre renace, por eso
su aguijón nos pone en pie,
y -si fuera posible-
nos animaría a gozar la breve
dicha.
6
Habana Vieja, Santo Domingo,
Maracay,
San Juan de Puerto Rico,
Florida, Yucatán,
San Antonio de Texas,
Montevideo y tantas otras.
Canarios: pardos esclavos libres
para fundar villas del Rey.
Con sones y décimas guajiras,
perdidos.
A Madre Antilla huían los
abuelos,
Todos volvieron mucho más
sabios.
7
La historia concluye, todo
listo
para el gran mutis por el
foro:
vienen desastres y epidemias,
el sol será una estrella
enana,
el hombre acabará por
extinguirse.
Los ríos ya se desecan,
las aves migratorias no
hallan rumbo,
hemos tardado en responder.
Cumbre Vieja fractura en mil
pedazos
toneladas de rocas en el mar,
una ola gigante sobre New
York
inunca el túnel Lincoln, todo
arrasa.
En las calles más sucias del
Bronx,
más arriba de la 125,
y en el Bowery de Chinatown
vagabundos al borde del
suicidio.
Ya lo advirtió el profeta
apocalíptico:
Abiertos los siete sellos,
convocadas
todas las tribus de la Tierra ,
catástrofes de enormes
dimensiones.
Cayó un astro ardiendo,
se volvió ajenjo la tercera
parte de las aguas.
Tocó el cuarto ángel la
trompeta y
fue herida parte del sol,
el quinto ángel sonó su
aviso.
Con saña el ángel sexto
desató las plagas
-fuego, humo y azufre-
y murió el tercio de los
vivos.
Luego vino un enorme
terremoto,
y el Universo volvió al caos.
8
Insólito pensar que la luz
del Cosmos
que contemplamos antes del
alba
en el Roque, su alto
Observatorio,
fue antes del Génesis y ya no
está.
Es lo que me pasa contigo:
los álbumes de fotos son
agujeros negros
a millones de años-luz.
Y por más que indago en
telescopios
tan solo contemplo aquellas
maguas.
9
Cansado, el Hombre vuelve a
casa.
Observa los riscos y las
fuentes,
tras el aguacero
aspira la ruda y el poleo.
Halló el camino de ida y
vuelta,
Ya no es el tiempo de altos ideales.
Llevaba consigo sus
tormentos: quiso hallar
a los fusilados en viñedos,
calaveras con un tiro entre
los ojos.
Igual que una trampa la isla
calla.
Tengo la dicha de conocer al fin algunos de los poemas de aquel mítico libro premiado con el Julio Tovar.
ResponderEliminarCreo que cometí un error. Mi anterior comentario fue ante la sorpresa de poder leerlos. Después de ello me pregunto ¿Son de aquel libro o es uno nuevo retomando los orígenes palmeros?
ResponderEliminarNo me cabe duda de lo que dices, Luis, ese tono épico. Sin embargo el lirismo se derrama por algunos poemas. Sobre todo cuando nombras el paisaje de la isla y fundas la memoria en él. Dicen que el verbo de lo épico-narrativo es contar, y el de lo lírico cantar. Aquí no se rompe el tono por este mestizaje entre lo uno y lo otro, y le da mayor fuerza a la expresión. Lo mismo ocurre en Los Dioses Palmeros y en algunas novelas como El velero Libertad.
ResponderEliminarPor otra parte, en este libro ve aprecia una tradición literaria épica que va desde Homero hasta Derek Walcott, pasando por los planteamentos de T.S. Eliot que decían que la poesía contemporánea del siglo XX tiene mucho de épica del individuo y su extrañamiento de la existencia.
En fin, Luis, muy buen libro que voy a leer más de una vez, como requieren los libros de poesía. Ya hablaremos más largo y en otros medios. De momento, allí estaré el día 12 en la presentación.
Mi enhorabuena y un abrazo.
Antonio.
Gracias, amigos. En efecto, Juan Calero: este libro es nuevo, es mi atrevimiento de volver a la poesía 42 años después de haber escrito el libro que ganó el Julio Tovar, tenía yo entonces 20 años y ahora 62. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarPor cierto, Luis, Mira lo que encontré por aquí
ResponderEliminarUNA VIEJA CANCIÓN
El hombre, el vaso y la guitarra
se inclinan en una soledad eterna.
Las palabras se perdieron,
los cantares y la música aquella
-sencilla, que hablaba de amores-
se quedaron flotando por sobre los ribazos.
El viejo enronqueció y las cuerdas desafinaron,
están yertas.
Aquí hay risas, y rabia a lo lejos.
El hombre mira el desierto y se calla.
Todos mordemos nuestro silencio.
LUIS LEÓN BARRETO
Vaya, Antonio: este poema va incluido en "Crónica de todos nosotros", aquel librito que ganó el Julio Tovar en 1970. Era una poesía testimonial, social, intimista también. En fin: gracias
ResponderEliminarEstá incluído en la antología de textos de Rafael Franquelo, aquélla del gallo de pelea. Este poema y todos los de "crónica" tienen muchísima actualidad, Luis.
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