El duque de Palma, que sigue estando imputado por los delitos de
prevaricación y malversación de fondos públicos cuando presidía el Instituto
Nóos, seguirá percibiendo una módica cifra como sueldo: un millón y medio de
euros de nada, más otros 1,2 millones de euros en especie para que con ellos
pague el alquiler de la casa, habría que decir casona, de Washington en la que
reside junto a la infanta Cristina y los cuatro hijos de la pareja. El contrato
expiraba el 31 de julio pero la compañía, en un gesto de altruismo sin
precedentes, decidió prorrogarlo por si las moscas. Parece ser que, con la
salvedad, de que si el duque al final se sienta en el banquillo de los
acusados, Telefónica podría despedirle o suspenderle de empleo y sueldo. No se
alarmen, que no va a ocurrir ninguna desgracia: si Telefónica despide al duque
tendrá que darle una módica cantidad como indemnización. Exactamente 4,5
millones de euritos. Entretanto, los ministros de Economía y Hacienda lo
admiten ciegamente: si la recaudación impositiva no mejora, si las medidas
puestas en marcha no dan resultado, dentro de muy poco no habrá dinero para
seguir pagando a los funcionarios.
La situación es claramente insostenible. Como la recaudación siga cuesta abajo, ya no habrá ni para un paquete de
papas. Con lo cual estaremos en una situación parecida a la de Grecia, cuna de
la filosofía y del pensamiento, madre de Europa. España, que también tuvo su
imperio en el que no se ponía el sol, ya ven el camino que lleva. Y atentos
todos porque a la Merkel
se le ocurrirán nuevos y variopintos recortes, nuevas y variopintas medidas
drásticas. Recordemos que los duques de Palma residen en el lujoso barrio Chevy
Chase de Washington. ¿Pero de verdad que, con estos datos en la mano, alguien
puede creerse que Hacienda somos todos?
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