A
la autora le gusta deslizar sorpresas, sin estridencias. En una entrevista cuando
empezaba a ser conocida contó que era solo un ama de casa que escribía en los
ratos que le dejaba libre la crianza de sus tres hijas, y lo hacía en el cuarto
de planchar mientras sus niñas dormían la siesta. Se rebeló contra la educación
puritana que le dieron y necesitaba tener su propio espacio, como le sucedió a
Virginia Woolf. En La vida de las mujeres,
su única novela, describe el ambiente de un pueblo y lo hace con melancolía y
dulzura. No idealiza la infancia sino que la retrata con la mezquindad que
conlleva, su literatura conlleva siempre reflexión moral. Algo parecido sucede
en los cuentos incluidos en el libro que comentamos, historias a veces crueles
y violentas, y lo hace sin ensañarse en los personajes, como si entendieran que
responden a las virtudes y carencias de la condición humana, y por tanto hay
que absolverlos. En su relato “Radicales libres” asistimos a un impresionante
ajuste de cuentas, una historia memorable escrita de manera memorable. En
“Dimensiones”, una mujer va a visitar a la cárcel a su ex marido, que mató a
sus tres hijos. En “Juego de niños” vemos la comezón que genera en la
conciencia una remota culpa.
También habla de Sofia Kovalevski, una matemática rusa de mediados del
XIX, que ejemplifica las dificultades de las mujeres para su realización. Alice
Munro, que vive en Clinton, pequeño pueblo de Ontario, tiene habilidad al
narrar dramas cotidianos, pequeñas historias sobre pasiones elementales, el
azar y la desventura, y lo hace con capacidad fotográfica, descripciones
sencillas y exactas, lenguaje común de personajes cotidianos. En su obra tiene protagonismo
la naturaleza de su país, sus bosques, sus pequeños pueblos, ese cosmos de
veranos verdes y de inviernos de intensas nieves. Recomendable
LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
miércoles, 25 de julio de 2012
Alice Munro, la canadiense que escribe sobre gente corriente
Los
cuentos de Alice Munro, venerable anciana de 81 años, hablan de personas
normales que se ven en la necesidad de afrontar la desgracia, la violencia, la
vida mediocre y sin aspiraciones. Definida como la Chejov canadiense, aspirante
al Nobel, vivió en una granja en una época de depresión económica, experiencia
que fue decisiva para sus relatos, por cuanto desde entonces escribe sobre la
lucha de gente humilde. Sus cuentos incluidos en Demasiada felicidad (Debolsillo2012) hablan de personas corrientes.
Dice al respecto: “la vida de la gente es suficientemente interesante si tú
consigues captarla tal cual es, monótona, sencilla, increíble, insondable.”
Pero hay pasajes en que el lector se siente golpeado por una escritura
aparentemente simple pero engañosa, formidable, extraña, que suele exigir una
relectura.
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