Matías
Díaz Padrón, que fuera conservador y jefe de Pintura Flamenca del XVII en el
Museo del Prado, dijo que su obra “está impregnada de seducción, es una
autodidacta que doblega la técnica a la inspiración; la espontaneidad, la
ingenuidad, la gracia y las simplificaciones de composición, el dibujo y los
colores, son su objetivo.” Cuando no pensaba ser pintora tuvo la suerte de que
la galería Kreisler de Madrid conociera su obra y le propusiera tener obra suya
en permanencia. “Lo que he aprendido ha sido a base de trabajo y más trabajo.
Por eso ahora pinto prácticamente por encargo. Mi paso del naïf al
hiperrealismo ha sido solo como consecuencia del trabajo diario. Soy
Capricornio y por ello cabezona, testaruda, perfeccionista y muy crítica
conmigo misma. Estudié analista de laboratorio y no tengo ningún estudio de
arte. Desde el punto de vista de los artistas, todos padecemos la situación
actual, en la que no hay demanda. Desde el punto de vista de los inversores en
arte, creo que están apostando por lo seguro y por las obras que estén
cotizadas en los mercados mundiales. Vivir en las islas es una maravilla,
exponer en el mundo es difícil, supone superar muchas dificultades económicas y
burocráticas.”
Para
evitar que su hijo Mario y amigos se pasaran demasiado tiempo ante el ordenador
y los videojuegos se le ocurrió organizar cada verano en su casa un festival
familiar de cine, con proyección de cortos de distintas procedencias. Este año
la inauguración del quinto festival fue el lunes 25, con Guillermo
García-Alcalde, el miércoles 27 un capitán de fragata habló sobre los piratas
del siglo XXI. Con Enrique, su marido, su actual propósito es convertir el
Liria de la calle San Pedro que ambos regentan en un espacio de encuentro
cultural con escritores y artistas.
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