Félix y Vatia Giger son suizos y, como tantos miles de
europeos, han encontrado en Canarias su pequeño paraíso que pasa por disfrutar el sol, la
luz, el paisaje, así como disponer unos huertos en los que han plantado una
gran variedad de frutales. Su interés por el español y la cultura española los
llevó a Salamanca en 1964, ella ha sido profesora para niños de preescolar y él
ha trabajado en la universidad de Friburgo, como experto en el romanche, una
lengua minoritaria que desciende del latín y que, junto con el alemán, el francés
y el italiano, es una de las cuatro lenguas oficiales de Suiza.
En El Jesús, Tijarafe, a 480 metros de altitud
sobre el nivel del mar, han aprovechado unas antiguas huertas dedicadas a
cereal y allí han plantado olivos, manzanos, plátanos, duraznos, pomarrosas, fresas, mangos
y mangas, moreras, zarzaparrillas y hasta caña de azúcar. Con sus olivos
obtuvieron el año pasado 70 kilos de aceitunas, y hasta prensaron su propio
aceite. El Jesús tiene una ermita del siglo XVI, felizmente restaurada, y en la
pista que baja hacia la costa hay varias casas de extranjeros entremezcladas
con gente del país.
Vatia procede de Berna, la capital helvética, ella es
experta en gimnasia rítmica, también pinta. Por su parte Félix nació en un
pequeño pueblo de los Alpes, Surrein, cerca de Chur, considerada la ciudad más
antigua del país, que fuera capital de una provincia romana, punto de encuentro
entre las culturas latina y germánica, en el valle del Rin. Su cometido
profesional antes de establecerse aquí era preparar la edición de un
diccionario enciclopédico de su lengua regional, así como dar clases -durante
cinco años- de cultura y literatura.
¿Qué es lo que lleva a miles de extranjeros a
instalarse en La Palma
una vez acceden a la jubilación? Dicen los manuales que la isla es uno de los
tres mejores destinos en el mundo para la tercera edad, y demostrado está su
atractivo para los miles de europeos, principalmente alemanes, que aprovechan
para instalarse sobre todo el buen clima del valle de Aridane, Tijarafe,
Puntagorda, etcétera.
-La isla nos
atrapó en cuanto la conocimos. Un amigo de Zurich, artista, nos habló de esta
isla pues se estableció cuando llegó a una determinada edad. A nosotros nos
pasó como a él: nos sentimos bien con el paisaje, la amabilidad de la gente. Aquí
hay mucha calidad de vida.
Geranios, nísperos, hinojos, tederas, higueras rodean
su casa. Se trata de una modesta edificación en dos superficies, que de una
parte ocupa un antiguo corral y de otra una vivienda rural de antiguos
agricultores de la zona. Su huerto es ecológico, no quieren utilizar venenos
para repeler a los parásitos. Algunos frutales, por ejemplo sus albaricoques,
se estropean pero lo aceptan deportivamente.
A su manera, son felices. Meditan, hacen
ejercicio, leen, se conectan a internet, hablan con sus
amigos y parientes a varios miles de kilómetros. Ahora se han establecido todo
el tiempo en Tijarafe, y se trasladan a Suiza en pequeños periodos, su próximo
viaje será en octubre. En febrero de este año fueron allá y, después de estar
aclimatados al clima canario, padecieron terribles gripes por los fríos y las
nieves.
Rosario Valcárcel posó con la pareja teniendo como
fondo los palmerales. Abajo el mar nítido y potente, arriba la niebla que pone
telón al pinar. Félix, muy orgulloso, mostraba su dominio en la carpintería y
el bricolaje. Una noche de luna muy clara vino después para iluminarlo todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario