viernes, 5 de octubre de 2012

Los cuentos de Carver: borrachos, perdedores, psicóticos


Raymond Carver, muerto a los 48 años, es uno de los maestros de la narrativa contemporánea. Minimalista, autor del “realismo sucio”, escrutador de los perdedores, de los borrachos, de los aburridos, de los violentos que tienen la batalla perdida de antemano: desde Hemingway a Salinger y Bukowski, caminos paralelos de vidas intensas y libros apretados. La publicación del libro de relatos titulado Principiantes (Anagrama) permite ahora comparar los cuentos aquí recogidos con los que fueron publicados en 1981, presuntamente mutilados por el editor Gordon Lish, y que conformaron el resonante éxito De qué hablamos cuando hablamos de amor.
La prosa seca, eléctrica, despojada de adornos del grandísimo autor de Catedral, Tres rosas amarillas, etc. se nos revela aquí de otra manera: más sentimental, más adjetivada, con más derivaciones secundarias. Esta versión “sin corregir” por el editor sufriría una poda de casi el cincuenta por ciento. De este modo se fabricó la leyenda de Carver: un hombre preocupado por conseguir un estilo directo, yendo a la médula de las cosas, al hueso de la narración, a la frase eléctrica, despojada de adornos.
Una jovencita baila con su novio en el jardín de una casa en medio de los restos del naufragio del anterior propietario, un hombre y una mujer se dan cita en la habitación de un motel para certificar el fin de su relación, innumerables escenas del ostracismo burgués de las parejas de mediana edad, el infinito fracaso de hombres que no saben acometer su papel. Las pequeñas y las grandes tragedias del “american way of life” suponen una radiografía lúcida sobre la contemporaneidad.
El “bienhechor” editor se ha convertido en el villano de la película. Pero eso no es del todo cierto. Gordon Lish fue un gran mutilador, mutiló sobre todo los cuentos más largos, los que tenían trama más compleja. Hubo un pacto entre editor y autor, pero también un abuso del editor, lo ha dicho gente tan importante como Philip Roth. Sí, pero el editor consiguió el objetivo de lanzar a su pupilo a la fama planetaria. De publicar en revistas minoritarias, Carver llegó a las grandísimas editoriales, a las ventas millonarias. Y también a la muerte precoz, que en definitiva lo consagró en mayor medida.

1 comentario:

  1. Una buena reflexión sobre un libro, sobre un gran autor, Carver.

    blog-rosariovalcarcel.blogspot.com

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