jueves, 11 de octubre de 2012

Isabel Pérez Montalbán (El sur también existe)

Isabel Pérez Montalbán (Córdoba, 1964) estudió Magisterio y Ciencias de la Información. Representante de la “poesía de la conciencia”: se trata de una nueva poesía combativa, literatura activista, quizá penúltima herencia de la poesía social de los años 60. Antonio Orihuela, Jorge Riechmann, Antonio Méndez, Luis Melgarejo y Josu Montero son algunos de los nombres de esta línea comprometida con la realidad.
He aquí poemas de su serie Los genes australes: el sur también existe.

1 Yo tuve un gen de cal y siesta,
un patio con helechos,
un barrio en las afueras, dos familias,
un testamento de guerra civil.
Porque se heredan la sangre y los muertos,
se hereda lo amarillo.
Mi paisaje primero es un eclipse.
Córdoba como un puzzle,
la tumba de su río bajo el Puente Romano
–el peligro del puente–,
las calles sin horizonte de Córdoba
–la adolescencia mala sin plano ni horizonte–,
siempre el agua estancada de los árabes,
siempre el miedo al calor en las noches de agosto.
Y siempre la distancia y el exilio.
2 Toda revolución pasa en el sur,
aunque tome un palacio de invierno en pleno octubre.
Todas las bombas caen en el sur,
aunque exploten en Serbia.
Porque el sur no es un punto cardinal,
sino un planeta viejo, quemado por el sol.
Y están en él los insurrectos todos,
con su astillero regulado y su aceite de oliva
de un grado de acidez –cada día más caro–,
cada niño con su patera,
con su coche italiano cada adulto,
y cada amor con su mentira
de perfume francés.
3 El sur también existe, que dice Benedetti.
No sé si existo, pero si existo soy el sur.
Pienso, luego sur.
Estoy al sur de todo,
a la izquierda del norte judicial y becario,
de la caridad solidaria,
de la nieve que viaja en limusina,
del imperio nipón-germánico,
a la izquierda del verde cantábrico y bursátil.
Y sin botines.
No es verdad que están llenos los hoteles.
Al auténtico sur no llega nadie
ni se viene de vacaciones.
El sur no se visita.
El sur se lleva dentro como un órgano
y no tiene fronteras ni aeropuertos,
pues se expande como un big bang
y es un incendio inextinguible
.
4 Si me muevo, y vaya donde vaya,
siempre me bajo un poco más al sur,
me salgo de los límites correctos.
Porque tengo la brújula anímica
dañada de fiebre meridional.
Y la dirección rota y los genes australes.
Tengo africana
la rosa de los vientos.
Me tira el ser humano,
me quema el sur proletario y silvestre,
el grito de los desaparecidos,
la mano esclava de un niño explotado,
los ojos siervos de algún inocente,
la piel negra del Harlem
y la escoba del apartheid.
Me tiro y me sumerjo
en el sur rojo y amniótico de la sangre,
en los temblores de las fallas sísmicas,
en la pulposa humedad caribeña
y en la fábrica asiática de todo a cien.

2 comentarios:

  1. Ya que nombras a Antonio Orihuela, puedes leer la reseña que ha escrito sobre el último poemario de Luis en: http://elkoalapuestoblogspot.com
    Por cierto que tengo que llamarte para entregarte un ejemplar que me ha dejado para vosotros.
    Un abrazo
    Luis

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Luis Rodríguez: hemos estado de viaje, ya hoy jueves puedes llamarnos No conservo tu teléfono, lo siento Esta tarde Rosario y yo bajaremos al Círculo Mercantil, a las 8, si puedes te acercas y nos dejas el libro

      Eliminar