Como decía la vieja liturgia que nos
enseñaron: Laudamus te, te adoramos, te bendecimos, te glorificamos. ¿Pero en
verdad esta dama nos llevará a la gloria eterna? El tiempo de llanto y crujir
de dientes que nos aguarda nos asimilará cada vez más a los pobres griegos, van
a peligrar las pensiones. Pero esa fórmula de palo y tentetieso, la tentación
de recortar y recortar, no hará que la economía crezca sino que siga hundiéndose
(viene la estanflación, estancamiento más inflación, avisa Cristina del Río). Se
nos incrementan los sustos con la prima de riesgo, las caídas de las bolsas,
las puñeterías de las agencias de calificación y las argucias de los
especuladores que dirigen el cotarro. A la grandísima señora se le reprocha su
visión insuficiente, su indecisión y su sentido temeroso, pero ella, que nació
en un país comunista y es hija de pastor, tiene una fe religiosa y severa en
sus ideas. Dice que ayudará a los que andan mal pero advierte que ningún país
de la UE se hará
responsable de los errores de otro, no habrá perdón para quienes no cumplen.
Pero al fin y al cabo hasta ella podría perder las próximas elecciones. La
caída del euro no le saldría gratis, tendría muchos interrogantes sobre la
mesa. A fin de cuentas, se ha visto que apretar en el cogote a los débiles
griegos y a nosotros mismos no ha servido sino para reafirmar la melancolía en
la que vivimos. Menos mal que ya empezó la Liga de Fútbol para aliviar tanta pena.
LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Merkel, Laudamus te
El otoño de un año extremadamente seco e
incendiario va a ser de aúpa. En España la fuga de capitales en los últimos
doce meses supera los 315 mil millones de euros, se disparan los precios, casi
un millón se quedan sin tarjeta sanitaria. ¿Quién arregla esto, para cuándo la
reactivación, para cuándo la creación de empleo? Entretanto, Alemania juega al
gato y al ratón: un día anuncia que nos ayudará, al día siguiente se desdice,
seguro que con ese vaivén ganan algunos listorros. A fin de cuentas los
alemanes también contribuyeron a nuestra burbuja inmobiliaria, y a la
corrupción de la banca. Los líderes no son eternos pero esta mujer ceñuda e incombustible
no se baja del pedestal, esta mujer de mente inflexible no cae. La crisis se ha
llevado por delante a los mandatarios de siete países y el IV Reich es
puramente económico.
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