Sorimba, Puentepalo, 2012, tiene
mucho de etnografía, de recordatorio de labores agrícolas, de usos y costumbres
relacionados con la agricultura. Un documento sobre la inocencia, casi una
novela corta, un relato largo, en el que aportan sus vivencias unos cuantos
personajes representativos de una época ya lejana, algo así como los ecos de un
Pedro Páramo, voces de otro tiempo que vienen a recordarnos un pasado de
emigración, sequía, una pelea descomunal por el día a día. Hay una cierta carencia de estructura novelística, pero el texto tiene encanto. La solidaridad, casi
tribal, es la única manera de vencer el fatalismo del aislamiento en tiempos de
pobreza extrema: “La tierra y la gente
sabían por igual lo que tocaba hacer, todo a su tiempo, porque así se había
hecho siempre, porque eso era lo que había que hacer, porque así seguiría
siendo…” Cada año toca la mudada, la trashumancia con los animales en busca de
mejores pastos, del mismo modo que hay un tiempo para la siembra y otro para la
recogida de los cereales, las habas, los chícharos, las lentejas, las papas. Y la
relación tan especial que se entabla con los animales domésticos, ese burro
viejo que es un miembro más de la familia.
Los protagonistas salen adelante
a base de trabajo y espíritu de sacrificio. Y las cruces de los antepasados reposan
dentro de cada modesta casa, pues los que se han ido al otro mundo siempre
están al lado, como sombras protectoras. Así, la fiesta del día de Todos los Santos
es esa especie de comunión colectiva, gofio y vino, historias de brujas,
muertos y aparecidos, alegre y modesto convite para espantar el frío. Y es que El Hierro es una referencia casi
mítica, allí se habla el castellano más arcaico y las eses se pronuncian, allí
es obligatorio dar los buenos días cuando pasas ante personas a las que nunca
has visto, en los restaurantes de La Restinga te comes un par de excelentes
viejas con papas guisadas por poco dinero.
María Jesús Alvarado es poeta y
cineasta, codirectora de la editorial Puentepalo, pasó su infancia en el
antiguo Villa Cisneros, allí donde se erguía el Fuerte, el edificio más antiguo
de todo el territorio, vilmente derribado por Marruecos hace poco. Pertenece a
un grupo de Escritores por el Sáhara y es autora, entre otros libros, de los
relatos de Suerte Mulana y coautora de Isla Truk, poesía, conjuntamente con
Maribel Lacave, así como de los documentales La puerta del Sáhara y Pilar Rey,
pasión por el teatro.
Siempre tan útiles sus palabras, amigo Luis.Siempre le sacamos su espiritu.
ResponderEliminarGracias por leerla y comentar tus impresiones. Aunque la historia transcurre en El Hierro, "Sorimba" es un recordatorio y un homenaje al pasado común de nuestras islas y a determinados valores que se están perdiendo. Espero que resulte útil y entretenida, especialmente a los jóvenes.
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