El gran poeta del amor en español dirigía sus versos en secreto a su amante, la profesora Katherine Whitmore. Cincuenta años después de su muerte fueron publicadas las apasionadas cartas que le dirigió. Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y crítico. Nació el 27 de noviembre de 1891 en Madrid, murió en 1951 en Boston, EEUU. Su cuerpo yace en Puerto Rico. Profesor en diversas universidades (La Sorbona, Sevilla, Cambridge), al estallar la guerra civil se exilia y trabaja en EEUU y Puerto Rico. Publicó su primer libro, Presagios (1924), bajo influencia de Juan Ramón Jiménez. Luego fueron llegando Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931) dentro de una línea de indagación. La voz a ti debida (1933), título tomado de Garcilaso, es su obra capital. Razón de amor (1936) es un libro lleno de pasión e inquietud. La trilogía, que según especialistas le convierte en el mejor autor español de la llamada poesía pura, se cierra con Largo lamento (1939). Reunió su obra anterior en el volumen Poesía junta (1942). Confianza es un libro póstumo (1952) donde recupera el intimismo de su primera época. Fue autor también de narraciones en prosa, una novela y obras de teatro poco representadas, así como escribió estudios sobre Jorge Manrique y Rubén Darío.
He de aclarar que
el gran poema “Aquí, en esta orilla blanca” lo atribuí erróneamente a Luis
Cernuda en una entrada de este blog el 2 de octubre de 2012.
Aquí, en esta orilla blanca
Aquí,
En esta orilla blancaDel lecho donde duermes,
Estoy al borde mismo
De tu sueño. Si diera
Un paso más, caería
En sus ondas, rompiéndolo
Como un cristal. Me sube
El calor de tu sueño
Hasta el rostro. Tu hálito
Te mide la andadura
Del soñar: va despacio.
Un soplo alterno, leve,
Me entrega ese tesoro
Exactamente: el ritmo
De tu vivir soñando.
Miro. Veo la estofa
De que está hecho tu sueño.
La tienes sobre el cuerpo
Como coraza ingrávida.
Te cerca de respeto.
A tu virgen te vuelves
Toda entera, desnuda,
Cuando te vas al sueño.
En la orilla se paran
Las ansias y los besos:
Esperan, ya sin prisa,
A que abriendo los ojos
Renuncies a tu ser
Invulnerable. Busco
Tu sueño. Con mi alma
Doblada sobre ti
Las miradas recorren,
Traslúcida, tu carne
Y apartan dulcemente
Las señas corporales
Por ver si hallan detrás
Las formas de tu sueño.
No lo encuentran. Y entonces
Pienso en tu sueño. Quiero
Descifrarlo. Las cifras
No sirven, no es secreto.
Es sueño y no misterio.
Y de pronto, en el alto
Silencio de la noche,
Un soñar mío empieza
Al borde de tu cuerpo;
En él el tuyo siento.
Tú dormida, yo en vela,
Hacíamos lo mismo.
No había qué buscar:
Tu sueño era mi sueño.
El alma tenías tan
clara y abierta
Tan clara y abierta,
Que yo nunca pude
Entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
Angostos, los pasos
Altos y difíciles,
A tu alma se iba
Por caminos anchos.
Preparé alta escala
-Soñaba altos muros
Guardándote el alma-
Pero el alma tuya
Estaba sin guarda
De tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
Estrecha del alma,
Pero no tenía,
De franca que era,
Entradas tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿Acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
Sentado en las vagas
Lindes de tu alma.
Anoche se me ha perdido
Anoche se me ha perdido
En la arena de la playaUn recuerdo
Dorado, viejo y menudo
Como un granito de arena.
¡Paciencia! La noche es corta.
Iré a buscarlo mañana
Pero tengo miedo de esos
Remolinos nocherniegos
Que se llevan en su grupa
¡Dios sabe adónde!, la arena
Menudita de la playa.
Ayer te besé en los labios
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,Rojos. Fue un beso tan corto
Que duró más que un relámpago,
Que un milagro, más.
El tiempo,
Después de dártelo
No lo quise para nada
Ya, para nada
Lo había querido antes.
Se empezó en él, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
Estoy solo con mis labios.
Los pongo
No en tu boca, no, ya no
-¿A dónde se me ha escapado?-
Los pongo
En el beso que te di
Ayer, en las bocas juntas
Del beso que se besaron.
Y dura este beso más
Que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
Ni una boca lo que beso,
Que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
La forma de querer tú
La forma de querer tú
Es dejarme que te quiera.El sí con que te me rindes
Es el silencio. Tus besos
Son ofrecerme los labios
Para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos,
Me dirán que tú existías,
Que me quisiste: jamás.
Me lo dicen hojas blancas,
Mapas, augurios, teléfonos;
Tú, no.
Y estoy abrazado a ti
Sin preguntarte, de miedo
A que no sea verdad
Que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
Sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
Con preguntas, con caricias,
Esa soledad inmensa
De quererte sólo yo.
De
mirarte tanto y tanto,
De horizonte a la arena,
Despacio,
Del caracol al celaje,
Brillo a brillo, pasmo a pasmo,
Te he dado nombre; los ojos
Te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
Soñando que te miraba,
Al abrigo de los párpados
Maduró, sin yo saberlo,
Este nombre tan redondo
Que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
De lo tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz, ya estaba
En el silencio tan claro!
¡Si tú has sido para mí,
Desde el día
Que mis ojos te estrenaron,
El contemplado, el constante
Contemplado!
De horizonte a la arena,
Despacio,
Del caracol al celaje,
Brillo a brillo, pasmo a pasmo,
Te he dado nombre; los ojos
Te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
Soñando que te miraba,
Al abrigo de los párpados
Maduró, sin yo saberlo,
Este nombre tan redondo
Que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
De lo tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz, ya estaba
En el silencio tan claro!
¡Si tú has sido para mí,
Desde el día
Que mis ojos te estrenaron,
El contemplado, el constante
Contemplado!
Como tu dices, gran poeta. Autor del inmortal ciclo compuesto por La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento entre otros. Sin olvidar que también nos dejó novela, crítica literaria y ensayo.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
blog-rosariovalcarcel.blogspot.com
Coincido con Luis y Rosario en la apreciación de; Grande, para este extraordinario poeta (desde mis modestos conocimientos). Hace unos 15 o 20 años le editaron una antología que fue compañera de mesa de noche unos cuantos años hasta que lo presté. Después lo he seguido leyendo en La voz a ti debida, regalo de una querida y estimada mujer que lo tuvo a bien y a la que recuerdo mucho por ese detalle y por muchas buenaventuras compartidas. diego casimiro.
ResponderEliminarHace años, cuando joven yo, se publicó en Cuba sus obras completas, aprendí mucho de ellos.
ResponderEliminarGracias, amigos, por estar pendientes de este blog y por los comentarios tan positivos acerca de este gran poeta del amor
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