Como somos diferentes, no es
extraño que en España los fiscales anticorrupción, en vez de acusar se dediquen
a defender a los presuntos defraudadores y corruptos. Ya lo hemos visto más de
una vez: los fiscales se apresuran a declarar inocentes a altos nombres de las
finanzas y de la monarquía. Por ejemplo: don Pedro Horrach se ha dado mucha
prisa en decir que la infanta Cristina no debe ser inculpada, en modo alguno,
por todas las trapisondas recientes del Instituto Nóos y la utilización de sus
fondos en asuntos privados tales como compras de cochecitos de bebés, cenas en
restaurantes de lujo, vacaciones de alto copete, adquisición de perfumes, etc. Ni
siquiera ha esperado a los informes de la Agencia Tributaria, ni a las
diligencias del juez que investiga el asunto. ¿No puede conceptuarse de
prevaricación una conducta semejante?
Y se quedó tan pancho. Resulta que
los fiscales están para acusar. Pero en este país de nuestros pecados ahora
están dedicados a defender, con mayor celo que los más celosos abogados
defensores. De este modo, es más que probable que el caso Urdangarín y otros
similares puedan ser archivados sin que a los presuntos les haya caído ni un
pequeño arañazo por parte de la Justicia.
Qué seriedad, señores.
Sólo comentaré algo si es en presencia de mi fiscal.
ResponderEliminar