lunes, 18 de noviembre de 2013

Adonis, un poeta en el drama de Siria

Ali Ahmad Said Esber[1] (1930), conocido por su seudónimo Adonis, es un poeta y ensayista sirio que ha desarrollado su carrera literaria en el Líbano y Francia. Ha publicado más de veinte libros de poemas, con implicación social y política, y es considerado candidato al Nobel de Literatura. En 2011 obtuvo el Premio Goethe. Adonis es un pionero dentro de la moderna poesía árabe, considerado un rebelde, un iconoclasta que sigue sus propias reglas, desarrolló el poema en prosa. Como afirma en su Introducción a la poesía árabe, esta «no es el monolito que pretende sugerir la visión crítica dominante, sino que es plural, en ocasiones hasta llegar a la autocontradicción».

 Desiertos (Fragmento)

Las ciudades se deshacen
y la tierra es una locomotora de polvo.
Sólo el poeta sabe casar este espacio.

No hay camino hacia mi casa: estado de asedio,
las calles son cementerios.
Desde lejos, sobre su casa,
una luna ensimismada se cuelga
en los hilos del polvo.

Dije: "Este es el camino a mi casa". Respondió: "No,
no pasarás", y me apuntó con el fusil...
Está bien. Tengo en todos los barrios
amigos, y todas las casas del mundo.

Caminos de sangre.
Los evocaba un niño
y su amigo le susurraba:
No hay en el cielo
sino agujeros llamados estrellas...

Encontraron a seres en sacos:
el primero sin cabeza
el segundo sin manos ni lengua
el tercero estrangulado
y el resto sin forma y sin nombre.

- ¿Te has vuelto loco? Por favor,
no hables nunca de esto.

Damasco

Caravana de estrellas en una alfombra verde
dos pechos de brasas y de naranjas
Damasco
El cuerpo amoroso sobre su cama
como el arco
y la luna nueva
Abre a nombre del agua
la botella del tiempo
Cambia cada día
en su órbita nocturna
Tumba de sacrificio
en un volcán deseado

Los árboles  duermen alrededor de mi dormitorio
Mi cara es manzana es mi amor
isla almohada

Acaso no vendrás
Damasco
a la cama
al fruto de la noche

Extravío

Una vez me perdí en tus brazos
y eran mis labios una fortaleza
que anhelaba una conquista insólita.
Se enamoraron del asedio
y avanzaron.
Tu talle era un sultán,
tus manos la fatiha [1] del ejército,
tus ojos una guarida y un amigo.
Nos unimos, nos perdimos juntos,
penetramos en el bosque de fuego.
Trazo el primer paso hacia ti
y abres el camino...
(1) primera azora del Corán

En la sombra de las cosas

Yo prefiero quedar en la penumbra;
quedarme en el secreto de las cosas.

Me gusta introducirme en las criaturas.
Errar como una idea.
Extraño como el arte.
Anónimo,
incierto
y olvidado.
Naciendo, nuevamente,
en cada día.      

Espejo del cuerpo del amante

Cada día, el cuerpo del amante
se disuelve en el aire,
se convierte en perfume,
gira, convoca a todos los perfumes
a que se reúnan en su lecho,
cubre sus sueños,
se evapora como incienso,
vuelve como incienso.
Sus primeros poemas son sufrimiento
de niño perdido en el torbellino de los puentes,
sin saber mantenerse en el agua
ni cruzarla.

Homenaje a ella

...CUERPO
la más bella morada de la imaginación.

Placer-
resurrección del cuerpo.

...Sus lágrimas-
arroyo en el que navega el deseo.

Mi mirada se pierde en las regiones de su cuerpo.
             El mayor océano
             es el cuerpo de una mujer enamorada.

Cuando me ve
su rostro se enciende.
Yo soy su fuego interno.

-El corazón del amante está entre sus labios.
El corazón de la amante está bajo su ombligo.

No, no puede ver en la rosa
más que un cuerpo de mujer.

¿Por qué tu recuerdo no me deja?
Ni el viento me escuchó
cuando dije: te quiero.

Se levanta en su cuerpo,
duerme en el cuerpo de ella.

La línea recta
es círculo en el amor.

El hombre para la mujer es un libro
que ella sólo puede leer con todo el cuerpo.

El perfume es el más bello traje
que puede vestir una mujer.

No entrarás en la noche del cuerpo
a menos que te entregues al sol de la locura.

Para el cuerpo, el presente
es la forma del tiempo.

Sé modesta, lengua.
Sólo el cuerpo puede escribir al cuerpo.

El perfume de mujer es creado:
para ser lecho y falo del aire.

Sueña, sueña-
dice la rosa marchita.

He visto a la mujer
que vio la golondrina
que creó la primavera:
eres tú.

El viajero

He dejado
-viajero.
mi rostro sobre el vidrio de mi lámpara.
Mi mapa es una tierra sin creador.
La negación de todo, mi evangelio.

Diálogo

¿Quién eres tú?
¿Qué luz, bajo los párpados,
te llora?
¿Dónde estuviste?
¡Enséñame lo que has escrito!
Yo no le respondí,
no podía decir ni una palabra.
Había roto todos mis papeles,
por no haber encontrado
estrellas en las nubes de la tinta-
¿Qué luz, bajo los párpados,
te llora?
Dime, ¿dónde estuviste?            
Y no le respondí.
La noche era una choza beduina.
Las lámparas,
la gente de la tribu.
Y yo, tan solamente
un sol enflaquecido,
bajo el cual la ancha tierra
había cambiado de sitio las colinas.
Mientras el descarriado se encontraba
con el largo camino.


La ciudad

Dormí con la ciudad
en el comienzo de las ramas,
en el inicio de las heridas.
Estaba sobre mi lecho,
más agitada que un navío en alta mar,
y el semen la estremecía,
le abría todas las venas...
Al despertar, el lecho era un río,
por amor,
y el semen la historia de dos amantes,
y eran sus pechos dos ciudades.

El dios ha muerto

Quemé hoy el espejismo del sábado,
el espejismo del viernes.
He tirado la máscara de mi gente,
la máscara de la casa.
He cambiado al dios ciego de la piedra
y al dios de los siete días,
por un dios.

2 comentarios:

  1. http://wwwestevezsavinski.blogspot.com.ar/
    NOTA COMPARTIDA EN ESTE BLOG-¡ IMPACTANTE! -GRACIAS

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  2. Gracias por leernos desde la fraternal Argentina

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