LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
jueves, 21 de mayo de 2015
Murakami, siempre
Murakami,
siempre. La penúltima obra del eterno candidato al Nobel nos introduce en una
lectura compleja, lenta, perturbadora, profunda. Maneja los puntos oscuros de
la realidad, el misterio y el suspense como nadie. Aparecen en esta obra, igual
que en otras muchas suyas, una mezcla de sueños extraños y sexo, y nuevamente
la música, ahora la del pianista Listz, como protagonista esencial. Mucho
simbolismo, el protagonista tiene un apellido sin color mientras que quienes le
rodean llevan apellidos que en japonés van asociados a los colores. Su peculiar
estilo y forma narrativa magnífica. Claro que, si comparamos este libro con 1Q84 y otras piezas mayores, nos puede
parecer de tono menor. Realismo mágico, existencialismo, vitalismo contenido, a
la japonesa: esa nación enigmática en la que está prohibido llorar en público
cuando se tiene una desgracia. Murakami nació en Kioto en 1949 y es un autor
con grandes ventas, no en vano Japón es un país con un nivel cultural más que
envidiable. Claro que también es un autor muy valorado en el extranjero, que ha
recibido importantes premios internacionales.
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