Ciertamente, es difícil creer del
todo esas clasificaciones internacionales de calidad de las universidades, en
las cuales los primeros puestos siempre son para los centros norteamericanos,
el segundo tramo para los anglosajones y el tercero para los alemanes. Desde
Harvard, el Instituto de Tecnología de Massachusetts y Stanford a la
Complutense de Madrid y las universidades de Barcelona existe un abismo de
presupuesto y eficiencia. Los recortes han golpeado aquí y allá, y por ello sorprende
un tanto la relativamente buena nota que sacan la Politécnica de Valencia y la
Universidad de Granada, incluso más modestamente progresan Las Palmas de Gran
Canaria y La Laguna.
Está claro que la mejor educación
incrementa las posibilidades de empleo, y también influye la buena reputación
de la universidad donde estudia cada cual. Pero todo eso también puede ser un
espejismo. En mis tiempos estudiantiles, en aquel tramo final de los sesenta,
en periódicos de Madrid como el ABC se publicaban anuncios donde las empresas
solicitaban titulados, con el siguiente latiguillo: “Abstenerse licenciados de
Murcia, Oviedo y La Laguna”. Eran tiempos carenciales, pero La Laguna ya tenía
prestigio en Química por la labor del profesor Antonio González y en Física
gracias a don Benito Rodríguez Ríos, francotiradores dentro del panorama de
escasez de medios. En Derecho y Filosofía y Letras coincidieron grandes
docentes como Alejandro Nieto, Hernández Rubio, Emilio Lledó, Salvador Caja,
Quirós, Antonio Bethencourt Massieu, el palmero esperantista Juan Régulo, etcétera,
y de La Laguna salieron buenas camadas de juristas, historiadores y filólogos,
pese a los cuales La Laguna seguía teniendo escasa credibilidad. Y los canarios
autoalimentábamos viejos complejos de inferioridad.
Ahora que proliferan
universidades privadas aquí y allá, con titulaciones y prestigios que habría
que analizar con lupa, se nos dice que la buena reputación de la universidad
donde uno ha estudiado abre puertas para estudios más avanzados y mejora las
posibilidades de empleo. De difícil aplicación esta máxima cuando nuestros titulados
están haciendo las maletas para Europa, Norteamérica, América Latina y hasta
para Marruecos; tenemos numerus clausus en Medicina pero importamos médicos de
Cuba, Bulgaria u otros lugares exóticos mientras los nuestros limosnean una
plaza. Con este maremágnum las clasificaciones internacionales sobre las
mejores universidades fomentan lo que se ha dado en llamar “turismo educativo”,
en el que EEUU, Gran Bretaña, Australia o Alemania consiguen estudiantes
extranjeros. En España se dice que las Escuelas de Negocio han conseguido
cierto nivel y eso les ha permitido atraer algunos estudiantes extranjeros. En
Canarias, particularmente en la ciudad de Las Palmas, han abierto centros de
este tipo: escuelas de alta dirección, centros de estudios financieros,
institutos de empresa, etc. ¿Son tan excelentes como proclama la publicidad que
originan o si eficacia es tan cuestionable como la moda de los masters, que a
veces constituyen un verdadero timo?
A lo que íbamos: a pesar del
progreso en la extensión de la educación superior, ha dicho el portavoz de la
OCDE que la calidad de la formación universitaria entre nosotros dista todavía
mucho de alcanzar la de otros países, y por ello los titulados tienen
dificultad para enfrentarse a los problemas y retos de la vida real. La
compresión lectora, la capacidad de cálculo y la resolución de problemas en
España deja mucho que desear, ha insistido a la vista de los resultados de la
Evaluación Internacional de la población adulta (Piacc). Ha añadido que “la
calidad de la educación y la adecuación de la educación al mercado es el
desafío de las universidades españolas", algo en que los organismos públicos
y privados deben trabajar. Para conseguir unas universidades de más calidad ha
defendido su especialización, pues las españolas tienden a ser generalistas "excesivamente",
con ofertas académicas similares entre muchos centros. Aquí La Laguna y Las
Palmas se hacen la competencia en vez de tender a la complementariedad. Debería
apostarse por la investigación, pues además de la caída de la inversión en este
sector, las empresas españolas no son de las más interesadas por la I+D+i. Sobre
financiación, ha puesto el ejemplo de los países donde pagar por ir a la
universidad pública no es tabú, sino que se hace un análisis de la capacidad
socioeconómica de cada joven; cuando no tienen recursos, se les aplican
"becas-crédito" que puedan devolver cuando trabajen: se cobra al que
puede y al que no, se le ayuda. Habría que anotar que en las universidades
norteamericanas, muy caras, abundan becarios de Asia que tienen las puertas
abiertas si muestran habilidades, talento y capacidad de estudio.
Habría que ofrecer más reciclaje al
profesorado, y quizá también habría que exigir un alumnado atento y
predispuesto al esfuerzo. Dada la benignidad de nuestro clima, cada nuevo curso
nuestras universidades atraen varios cientos de estudiantes Erasmus procedentes
de países nórdicos. A veces es fácil encontrarlos haciendo surf en
Fuerteventura o en Pozo Izquierdo. A veces en julio nos da por ponernos
aguafiestas y lo achacamos al clima. En este inicio del verano la temible panza
de burro nos trae días tristones y hasta con nieblas y llovizna. ¡Cómo no
añorar el sol radiante en el valle de Aridane, Mogán, Los Cristianos o Morro
Jable! Y disculpen a los del signo Virgo por ser tan hipercríticos.
Estimado Luis,
ResponderEliminarMe animo a enviarte este comentario a esta entrada en tu blog, aparecido además como artículo de opinión en la prensa del día de hoy. Está claro que alguien está empeñado en acabar con la universidad pública, instrumentalizando cualquier cosa, hasta un ente como la OCDE que hasta ahora la teníamos para el Desarrollo Económico según reza en sus siglas, más que un referente mundial en el diseño y evaluación de los sistemas educativos. No sé si es la misma OCDE u otro intoxicador, ya me da lo mismo, la que afirma que nuestros estudiantes de grado tienen las competencias de los de secundaria de Japón; podrían haber puesto Marte que daba igual, porque no dan ningún dato que soporte esta conclusión. Dicen que nuestros estudiantes deberían recibir formación financiera. No debieron leer el magnífico artículo de la sección de economía del periódico El País del pasado domingo, en el que se ponía en solfa a esas mentes financieras excelsas solo capaces de "predecir el pasado" .
Existen en la actualidad al menos 32 ranquines internacionales de universidades que han sido clasificados por la European University Association como tendenciosos y poco validos para medir el desempeño de las universidades (EUA Report on Rankings 2013). No es posible entrar en muchos de estos ranquins hasta que, por ejemplo, haya un premio nobel en la universidad o se publique sistemáticamente en revistas del más alto impacto, tipo Nature o Science, lo que viene a ser lo mismo. Además, no se tiene en cuenta los resultados de investigación en artes, humanidades y CC Sociales, por lo que no sé qué hace la OCDE defendiéndolos. Y un ejemplo más, un ranquin como el THE que mide las 50 primeras universidades, arroja el resultado de que la puntuación de la universidad 50 es el 6% de la primera y así en casi todos (SRC ARWU, NTU, QS).Además, los proveedores de ranquines ya te venden el servicio de evaluarte para la mejora de tu posición en los mismos ¿De la evaluación altruista y filantrópica al negocio?
Agradecerte las palabras de apoyo a las universidades canarias, porque, lo quieran ver o no, son los únicos instrumentos para diversificar la economía de sol y playa que tiene esta región y donde trabaja gente muy valiosa.
A tu disposición
Rafael Robaina
Vicerrector ULPGC