Nuestro amigo, el gran poeta rumano Eugen Dorcescu, nos ha envía un poema en el que se transparentan las líneas fundamentales de su obra, su tono elegíaco. Dorcescu (poeta, prosista, ensayista y traductor, nacido en 1942) es un hombre espiritual y sus versos, consecuentemente, también lo son. La melancolía, la asunción de la pérdida aunque no la resignación, la contemplación de lo inevitable, pero a la vez el arrojo de la rebeldía que se resiste a la desesperanza, se clavan en los versos y en el lector, que no puede sustraerse al descarnado paisaje del alma que contempla. Solo aquel que ha descendido a las cavernas del infierno, solo aquel que ha ahondado en el conocimiento del mismo, puede crear y dar vida a una literatura que no se queda en la superficie. Los versos muestran el saber de aquel que habla desde el yo auténtico. Por eso impactan. Nadie puede sustraerse al dolor de la pérdida de un ser amado -de la madre- que, desde lo individual se universaliza.
Pero el verso de Dorcescu no solo se sustenta en el fondo sino también en la forma. Liberada de ropajes, con una lengua sin apenas connotaciones, apenas adjetivada, nos ofrece una poesía pura, humilde. (...) La cosmogonía de la infancia, de la formación como persona y como escritor, son sus fuertes pilares. (...) Indaga en el conocimiento del ser, en la búsqueda de la razón de la existencia, la melancolía final. El poema que nos envía se titula "Un archi-recuerdo (O arhi-amintire)" Ya dimos cuenta de la obra de Dorcescu el 25 de diciembre de 2013.
Cual hoy, era un día bien sereno
(¡Tú, quintaesencia de serenos días!)
Subía de las lomas, de su seno,
Un bosque-niebla y desvanecía.
Yo, rumbo al poniente en mi viaje,
En el camino proseguía, cuando
Llegué a un llano, al que vigilando
Estaban bosques, malvo su follaje.
Y te advertí. Lejana, en el ocaso,
Estabas escrutando en el espacio
El sol que fenecía muy despacio,
Pasando el fuerte con suave paso.
Al pie de las murallas, en el puente
Estabas. Ahí mismo nos amamos.
Y juntos en el burgo nos quedamos,
Y ahí también morí, probablemente...
Se me olvidaba todo: el camino,
Y burgo y puente y gusto de tu boca...
Cuando de nuevo tu sonrisa vino
Y revivirlo hoy me toca.
(Traducción de Paul Abucean)
Precioso poema amoroso. Felicidades Eugen Dorcescu
ResponderEliminarblog-rosariovalcarcel.blogspot.com
Gracias, mi muy querida amiga, por tus generosas palabras. Un abrazo fraterno,
EliminarEugen
El amor, la fugacidad, el desencanto. Este poeta Dorcescu es elegíaco y contemporáneo a rabiar.
ResponderEliminarMil gracias, mi muy querido Luis. Y mi entera amistad, en el espiritu, en la poesia.
EliminarFiel,
Eugen