La
literatura escrita en Canarias fue pionera en tres instantes de la literatura
hispánica: en la Ilustración, con Viera y Clavijo, los Iriarte y Clavijo y
Fajardo; en el grupo de Gaceta de Arte, con el guiño surrealista, y en la Antología
Cercada de 1947, aldabonazo de la poesía social. Y Agustín Millares Sall fue
uno de los poetas históricos del siglo XX, ahora rescatado con la instauración
del Día de las Letras Canarias dedicado a su obra en este 2014. Una poesía que
hicieron canción viva los cantautores, desde Caco Senante a Rosa León, desde el
grupo Palo a Los Sabandeños. Poesía militante que fue dicha ante multitudes en
la grada curva del Estadio Insular, en el López Socas, en los primeros mítines
de la democracia. Los poetas llenaban la calle, la poesía, al fin, volaba
libre. Alcanzada la democracia, los poemas escritos para generar conciencia
fueron completándose con otros más existenciales, más reposados. La sociedad
había cambiado, ya no era tan necesaria la llamada a la rebeldía y el poeta
indaga entonces sobre el cosmos, la familia, la amistad, los hijos, la esposa.
“Yo,
poeta, declaro que escribir poesía / es decir el estado verdadero del hombre, /
es cantar la verdad, es llamar por su nombre / al demonio que ejerce la maldad
noche y día. / El poeta es el grito que libera la tierra, / la primera montaña
que divisa la aurora, / la campana que toca la canción de la hora, / el primer
corazón que lastima la guerra…” Estos versos son indelebles, inmarchitables.
Pues el poeta se pone sobre sus hombros la piel del pueblo, aspira a la
fraternidad. Agustín tiene poemas inolvidables, como La canción de la calle,
Contigo, o No vale: “Te digo que no vale / meter el sueño azul bajo las
sábanas, / pasar de largo, no saber de nada, / hacer la vista gorda a lo que
pasa, / guardar la sed de estrellas bajo llave.” Dentro de las actuales
tendencias de la poesía española sobrevive una Poesía de la conciencia que
hereda el espíritu de aquella poesía social de los años 60. Y, a su muerte,
Agustín dejó poemas inéditos en los que abordaba su visión de la naturaleza, la
ecología, lo lúdico, el amor y la muerte. Tras la invitación de la directora de
la Biblioteca Insular, Nieves Pérez, tuvimos la ocasión de clausurar el ciclo
que este centro del Cabildo dedicó a la vida y la obra de nuestro poeta.
Hoy
Agustín, el poeta vehemente y fecundo, tendría multitud de temas para lanzar su
voz a las calles: las consecuencias de la crisis sobre los más desprotegidos, las
guerras del imperio, los indignados, los inmigrantes y los cayucos, la multitud
de parados. Recuerdo algún recital de poetas que organizamos en institutos
juntando las voces de Pedro Lezcano, Agustín y Francisco Tarajano, tres nombres
combativos que dieron fe de un tiempo y
un lugar. Agustín aportó energía, musicalidad, contundencia, y en sus grandes
poemas estaba al nivel de Gabriel Celaya, Blas de Otero, José Hierro, la
generación de poetas sonoros y rebeldes. Memorable la grabación de su Antología
Personal (Centro de la Cultura Popular Canaria) junto a la guitarra de Totoyo. La
poesía entendida como habla viva y testimonio, como denuncia y protesta,
recogiendo el espíritu de Miguel Hernández, César Vallejo, Pablo Neruda. Poesía
que se levantaba frente a la falta de libertades en foros como El Museo
Canario, donde la policía llegó a interrumpir un recital de Gloria Fuertes. Poesía
que siempre trataba de levantar esperanzas, iluminar corazones. Pues la misión
del escritor siempre será alumbrar la belleza, luchar por la utopía de un
tiempo mejor, lanzar un abrazo vitalista a los otros, compartir el afán de superación ante los reveses de la vida, rescatar
el ideal de felicidad y compasión.
(Ilustraciones: portada de una antología y en la grabación del programa La Clave, TVE)
Gracias Luis por esta reflexión tan interesante sobre un gran poeta, Agustín Millares un símbolo para toda la poesía española.
ResponderEliminarblog-rosariovalcarcel.blogspot.com
Confieso desconocer la poesía de Agustín Millares, la buscaré. Este artículo me ha servido para fijarme en este autor. Buena labor la de acercarnos autores canarios para reverdecer su presencia.
ResponderEliminarMuy buena reflexión. Además se echa de menos la buena literatura hispánica. Ud. Don Luis me ha sorprendido con este relato dónde se revive el nombre de Agustín Millares Sall.
ResponderEliminarSiempre defenderé: "Que del pasado no se vive pero del pasado se aprende." By Carla Carvalho
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