lunes, 14 de mayo de 2012

El Club de la Lucha o de cómo una tomadura de pelo se convierte en sonado éxito


He aquí una novela que estaba destinada a la papelera del editor y que, por esos azares de la vida, se convirtió primero en un libro de culto y al instante en una película archimillonaria. Y ya sabemos que cuando Hollywood pone su varita mágica encima de algo proliferan los dólares.
La primera novela que escribió Chuck Palahniuk, (1964), Monstruos invisibles, fue rechazada por ser demasiado perturbadora. Entonces, mientras trabajaba para una compañía de camiones, escribió un relato -que se convirtió luego en el capítulo 6 de la novela- en la que los editores vieron un filón.
La trama es aparentemente simple: se trata de ejecutar una venganza desquiciada contra una sociedad desquiciada. Cada fin de semana un grupo de oficinistas aburridos pelea entre sí hasta la extenuación. El plan es ambicioso: desestructurar el modelo de sociedad consumista e hipertrofiada que disfrutamos en estos años. Una sana provocación que incluye fabricar jabón con grasa humana -como hacían los nazis- o estropear la sopa de restaurantes de lujo arrojando inmundicias en ella.
Con todo ello, el autor se ha convertido en millonario. Ya se sabe que el sistema es capaz de asimilar todo lo que le echen. (Edición en Debolsillo, abril de 2011)
La primera regla del Club de la Lucha es no hablar del Club de la Lucha. Lo cual no obsta para que incluso en estas ultraperiféricas islas cada fin de semana grupos de aburridos ejecutivos se ejerciten en ejercicios paramilitares -disparos con armas que despiden pintura, carreras, saltos, estrategias- para descargar adrenalina, no descuidar su instinto agresivo, cuidar su afán de dominio y control sobre los ciudadanos del común. 

2 comentarios:

  1. Creo que borré sin querer el comentario de un amigo. Si puedes repetirlo, prometo incorporarlo.

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  2. Acabo de enamorarme estupidamente del libro.

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