Eduardo Sanguinetti, Mar del Plata, Argentina
No se asiste impunemente a la crisis de conductas, que llevan a pueblos, a un estado de orfandad, que ya nadie puede negar. Ni en los desgastados relatos, de reglas de obediencia, que nos lleva a preguntarnos ¿cómo encaminarse, de acuerdo a las propias determinaciones, al propio estilo? ¿Cómo conducirse con respecto a las autoridades que aplican la ley como límite de deslegetimidad?
El juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina el Dr. Eugenio Zaffaroni, días pasados, en ocasión de la presentación de el libro Ciencia de la Legislación, de Gaetano Filangieri en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, acusó a “los medios masivos de comunicación social concentrados u oligopolizados” de ser “agentes neocoloniales” al servicio de “un extraño capitalismo financiero estafatorio” y de incentivar la violencia impulsando una “legislación penal premoderna”… continuó:”Este proceso de colonización choca con “la lucha por el reconocimiento de nuestros hermanos de la Patria Grande como seres humanos”, sostuvo el magistrado, y agregó que “en la periferia, el modelo de sociedad excluyente requiere el control del 70% que se quedó afuera”, control que en la región se lleva a cabo “generando contradicciones, acentuando contradicciones y acentuando violencia entre los propios excluidos. De forma tal que se matan entre ellos”.
El magistrado reconoció que los números de la violencia en la región son “cifras genocidas” y acusó a “los medios masivos de comunicación social concentrados u oligopolizados -llámese Televisa en México, o llámese Rede Globo en Brasil, o llámese como se quiera en Argentina-” de “normalizar” la violencia como método de control de los excluidos. Zaffaroni, quien dejará su cargo vacante a fin de año, finalizó afirmando que tenemos una “legislación penal premoderna”, compuesta por “los restos, los escombros de lo que fue un respetable código”, “sumado a una serie de insensateces cuya agenda marca la televisión con los medios concentrados”.
Sumando a los dichos del juez Zaffaroni, a los que adhiero en totalidad, manifiesto de que manera los medios de comunicación potencializan “tiempos de la justicia”, en los procesos judiciales y la necesidad de tomar conciencia del perjuicio que ocasiona el elongamiento de estos tiempos muertos, en las causas y en la aplicación de la ley, que muchas veces pueden actuar como “corteza que legitimen delitos”, muy pernicioso para el espacio de credibilidad, que debe tener la Justicia, tan devaluada hoy en día, en su accionar en detrimento de los excluidos de este sistema bestial y temerosa frente a los corporativistas todopoderosos, inimputables en cuanto acto delictivo llevan a cabo.Es a través de la noticia y la opinión periodísticas cómo el hoy agigantado poder de los medios busca incidir en la sociedad, enarbolando supuestos principios de “libertad informativa” y “veracidad” que, por lo menos en Argentina y Uruguay, insisten en un ejercicio de la información sin cortapisa y en la crítica como método de “independencia” y “liberación” ante el aparato de Estado, del que por razones legales depende en realidad la operación formal de los medios, que se han convertido en fines.
Este tema acuciante, el de la Justicia manipulada, opera en la construcción de una existencia en los bordes, en búsqueda aparente de una “coherencia” inexistente, basada en la ficción del simulacro del presente.Una filosofía del derecho debería ser el punto de partida, de modificarse el rumbo del degradante devenir de la denominada Justicia, si esta se transparenta y concreta sus fines en igualdad y legitimidad, con idoneidad y capacidad de quienes pretenden impartirla.“Lo importante no es escapar a la injusticia de los otros, lo importante es no cometer uno mismo una injusticia”, dice Sócrates. Este acuerdo, pacto decisión, actitud, es el acto de manifestarse en verdad y coraje, reconociendo al “otro”, para seguir viviendo en una relación permanente y constante con la verdad, en el desempeño y práctica de la justicia.
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