Eduardo Sanguinetti
Buenos Aires
Julio Cortázar en Corrientes y Florida el 10 de diciembre de 1983, cuando llegó a Buenos Aires, luego de muchos años de ausencia, a ofrecer sus servicios al gobierno de Raúl Alfonsín, quién tenía como intelectual emblema a Ernesto Sábato (ideólogo de la teoría de los "dos demonios", que demonizaba a la izquierda, como si fuera la contraparte necesaria del terrorismo de estado). La democracia volvía... Jamás recibió respuesta del gobierno de Alfonsín... ignorado por las autoridades, no así por el ciudadano que lo recibió con admiración y calidez.
Después de visitar a varios amigos, vuelve a París, donde muere el 12 de febrero de 1984, apenas dos meses después.
De este modo los gobiernos argentinos, de todo tipo y color, excluyen a los talentos. Julio Cortázar, un 'grande' de verdad, sin publicidad mercenaria ni apuntalamiento de marketing a la carte... sólo su talento lo ha elevado al Olimpo de los eternos creadores, los que jamás mueren.
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