miércoles, 26 de septiembre de 2018

El celibato sacerdotal debería ser voluntario


Da la impresión de que el papa Francisco está ralentizando o incluso dando marcha atrás a ciertas expectativas de cambio, quizá pese en él un cierto cansancio derivado de la ya avanzada edad y también probablemente se deba a la presión que debe ejercer el entorno, y en el entorno caben los asuntos de la Banca Vaticana, las nuevas tendencias teológicas, el pensamiento avanzado de la Iglesia en ciertas zonas, el feroz conservadurismo de otros mandatarios, la situación de la Iglesia en países del Tercer Mundo y los graves escándalos de contenido sexual que salpican Europa, Estados Unidos, Canadá, Chile y un largo etcétera. Como máximo telón de fondo la curia vaticana que rodea sus días, esa misma curia que en su día aburrió a su predecesor, Benedicto XVI, obligándole a dimitir antes de tiempo. El Vaticano no está ausente de corrupciones, y tal vez ellas tuvieron algo que ver en la sorprendente muerte del papa Juan Pablo I tras su brevísimo reinado de 33 días, un inesperado fallecimiento en el que no se practicó autopsia, con lo que desde entonces ronda la idea de que pudo haber un homicidio. Tras los escándalos divulgados por la prensa en varias naciones, el papa actual se ha propuesto actuar contra los abusos sexuales de sacerdotes a menores, pero quizá eso no sea suficiente. Su decisión llega algo tarde tras casos muy sonados, pero previsiblemente otros muchos no habrán salido a la superficie. Hay denuncias de pederastia no solo en Norteamérica e Irlanda sino en Alemania y otros lugares en los que se habrán silenciado. Parece clara la tendencia de que la Iglesia Católica pierde vocaciones sacerdotales y también pierde fieles aquí y allá, en territorios históricos como América Latina las comunidades protestantes se asientan más, sus pastores pueden casarse y no salen en los periódicos en casos de abusos a menores. Como no es un dogma de fe, la puerta del cambio podría estar abierta. En el transcurso de un vuelo los periodistas le preguntaron al papa Francisco por su opinión sobre los homosexuales, y él respondió: ¿Quién soy yo para juzgar a los gais? En otro avión, desde Israel a Roma, le plantearon la vieja cuestión del celibato obligatorio. En este caso dijo: “La Iglesia Católica tiene curas casados, católicos griegos, católicos coptos, en el rito oriental. Porque no se debate sobre un dogma, sino sobre una regla de vida que yo aprecio mucho y que es un don para la Iglesia. Al no ser un dogma de fe, siempre está la puerta abierta.” Pero quizá la curia vaticana no esté dispuesta a dar su brazo a torcer, y este asunto del celibato pasa a un segundo término, lo cual quiere decir que seguirá siendo obligatorio.
El papa argentino llegó con una actitud de estar dispuesto a dialogar sobre muchas cosas, y una de las cuestiones era esta, la posibilidad de establecer el celibato voluntario, junto con una nueva valoración del papel de la mujer. Claro que en el seno de la Iglesia hay actitudes muy contrastadas, por ejemplo en el siglo XXI hay curas que se niegan a dar la comunión a alguien que se ha casado por lo civil, ese viejo espíritu inquisitorial que todavía se filtra en algunas neuronas. Claro que este no es el único asunto difícil que tiene planteado Francisco, ya que siempre aparecen escándalos económicos. Su idea de hacer una entidad decente de la banca vaticana, el IOR, no ha conseguido el éxito completo.
Es lógico pensar que dentro del sacerdocio hay opiniones favorables a que los curas puedan casarse y tener hijos sin verse obligados a abandonar el ministerio sacerdotal, en España hubo años en los que era relativamente frecuente que algunos curas se salieran para poder convivir con la mujer que amaban. Un grupo de esposas de estos le dirigió una carta a Bergoglio rogándole que permita a sus maridos volver a ser sacerdotes en activo.
En Alemania, donde entre los católicos siempre ha existido un ala progresista y crítica, hay una corriente de opinión en favor del celibato voluntario. Hay casos que ya se aceptan, por ejemplo los sacerdotes anglicanos casados que se convierten al catolicismo pueden seguir ejerciendo a pesar de estar casados. Alemania, como España y otros países, registra una notable escasez de vocaciones sacerdotales, y allí se está pidiendo que laicos voluntarios hagan las veces de directores de parroquias que no tengan cura. Se estima que la iglesia alemana está experimentando una huida de fieles. En la diócesis de Munich en 2016 solo ingresó un seminarista en 2016, un indicio revelador de la decadencia. El teólogo austriaco Paul Zulehner, muy crítico con los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, ha expresado su convicción de que el papa Francisco acabará aboliendo el celibato sacerdotal, “si nadie le pega un tiro o lo envenena antes.
Hay otros temas pendientes, por ejemplo integrar a los nuevos modelos de familia y a los separados que se vuelven a casar por lo civil. Se trata de un colectivo importante sobre el cual algún día los sínodos de los obispos tendrán que debatir. Pero el papa Francisco ha encontrado mucha resistencia, así en los sectores conservadores de la Iglesia no sienta bien que hable de la injusticia que perpetúa el sistema económico mundial. El papa ha dicho que estamos en un sistema que coloca en el centro el dinero, no la persona humana. Pero un verdadero sistema económico debe tener en el centro al hombre y a la mujer. También se queja de que se esté marginando a los jóvenes, y eso es gravísimo. En Italia la desocupación juvenil está sobre el 40 por ciento, en España es del 50 por ciento y en Andalucía del 60, en Canarias debe ser un porcentaje similar. Esto significa que hay una generación que ni estudia ni trabaja, y ello demuestra que este sistema económico es inhumano.
El celibato no siempre ha sido obligatorio. Pero existen opiniones y datos contradictorios respecto del comienzo de la obligación, algunos afirman que fue impuesto en el siglo IV mientras que otros interpretan que fue mucho más tarde, en el segundo concilio de Letrán, año 1139, y otros añaden que se empieza a exigir a partir del concilio de Trento, avanzado el XVI. Durante 1600 años no fue tema primordial, fue práctica aceptada que los sacerdotes del clero diocesano, menos los de congregaciones u órdenes religiosas, estuvieran acompañados de su pareja y tuvieran familia. Hubo párrocos, obispos e incluso pontífices con mujeres.

(Foto Libertad Digital)


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