Fue un
proyecto largamente acariciado, requirió una abundante documentación y ve ahora
la luz. En él desfilan personajes como Amaro Pargo, el corsario bueno, el que
hizo tantas obras de caridad, así como un fraile a quien en el Puerto de la
Cruz vieron desplazarse por el aire, una portentosa levitación. Una monja, de
la que existen 1251 hechos extraordinarios tenidos por acciones milagrosas en
viejos legajos, pero cuyo proceso de canonización, y previamente el de beatificación,
no avanzan. Es la esencia del destino humano: dejar solo olvido, lo mismo que
ha sucedido con las 60 casas del pirata generoso con los pobres, Amaro Pargo,
del que tampoco queda nada material. El autor no ha elaborado una exaltación devota
de la protagonista, sino que nos presenta personajes humanos y carnales, con sus luces y
sus sombras. Prefiere hablar de prodigios, de misterios y de hechos extraños
antes que de milagros, y se pregunta si solo existe una realidad cierta o si la
realidad es más profunda y más compleja que la aparente. Ensanchar las
fronteras de lo real desde la realidad fielmente documentada, traspasar las
lindes que la acotan, y hacerlo desde la biografía y los hechos comprobados;
tal ha sido el propósito. Todas las religiones presentan hechos tenidos por
milagrosos, pero el autor no pretende hablar de milagros sino ensanchar las
fronteras de lo real desde la realidad fielmente documentada, traspasar las
lindes que la acotan.
Este
es un escritor con más de cuarenta volúmenes publicados en distintos géneros, y
por los que ha recibido distintos premios. Su novela más conocida, Nacaria, recibió el Alfonso
García-Ramos. Una obra amplia y compleja, traducida a varios idiomas, y
destacada no solo en narrativa sino también en teatro, poesía, narrativa
infantil y juvenil. Su teatro se ha representado dentro y fuera de Canarias, y
tuvo altos cargos en Radio 5, de RNE. Textos suyos figuran en la discografía y
el repertorio de diferentes compositores musicales, grupos de pop-rock y la
Orquesta Sinfónica de Tenerife.
Con la colonia canaria compartimos presentaciones y encuentros en aquel Madrid de la Casa de Canarias (Jovellanos, 5, frente al Teatro de la Zarzuela), copas de vino y de amistad, libros, exposiciones, tertulias. Aquella pandilla de escritores y pintores se reunía con cierta frecuencia para presentaciones y exposiciones: quien suscribe y el propio Sabas Martín fuimos miembros de la directiva, promotores interesados en los actos literarios. Por allí Rosario Valcárcel, también Luis Arencibia, escultor y pintor teldense; Luis Alberto Hernández, pintor gomero; Luis Antonio González Pérez, poeta teldense; Fermín Higuera, poeta tinerfeño; Verónica García, poeta grancanaria, hija de García Ysábal; Andrés Delgado, el pintor de Güímar con su mujer Heidi, además de puntuales apariciones de Juan Cruz, Nicolás Melini, Jorge Rodríguez Padrón, J.J. Armas Marcelo, Justo Jorge Padrón, Fernando G. Delgado, etc.
Con la colonia canaria compartimos presentaciones y encuentros en aquel Madrid de la Casa de Canarias (Jovellanos, 5, frente al Teatro de la Zarzuela), copas de vino y de amistad, libros, exposiciones, tertulias. Aquella pandilla de escritores y pintores se reunía con cierta frecuencia para presentaciones y exposiciones: quien suscribe y el propio Sabas Martín fuimos miembros de la directiva, promotores interesados en los actos literarios. Por allí Rosario Valcárcel, también Luis Arencibia, escultor y pintor teldense; Luis Alberto Hernández, pintor gomero; Luis Antonio González Pérez, poeta teldense; Fermín Higuera, poeta tinerfeño; Verónica García, poeta grancanaria, hija de García Ysábal; Andrés Delgado, el pintor de Güímar con su mujer Heidi, además de puntuales apariciones de Juan Cruz, Nicolás Melini, Jorge Rodríguez Padrón, J.J. Armas Marcelo, Justo Jorge Padrón, Fernando G. Delgado, etc.
Luis
Antonio González Hernández, poeta canario, ha publicado (Verbum editorial) su nuevo
poemario, Kohikuré, en el que nos cuenta sus emociones y desarraigos, sus
esperanzas, sus sombras y sus amagos de nostalgia y soledad. Esta editorial
intenta desde sus inicios dar a conocer voces poéticas de prestigio poco
conocidas en España, y así han editado a Gastón Baquero y otros nombres
hispanoamericanos, poetas chinos, de Corea, Japón, Turquía, Estados Unidos,
autores de África y españoles como Luis Antonio de Villena, Antonio Gamoneda,
etcétera. En el libro hay un cierto
nihilismo a lo Alejandra Pizarnik, son textos –como dice el autor– nacidos de
la necesidad, de la rememoración, de la infancia: Los hermosos ojos azules, / casi grises, / de mi madre. / Bebé
afortunado, ahora sé: / su amorosa mirada protectora / me ha seguido siempre. El
autor se asoma a la contingencia, a lo que transcurre sin dejar apenas huella. Nadie te espera. / Transitas en silencio tu
ligero final. Hay una cierta decepción vital, una
premonición de los vacíos, una secuela existencial en la que solo importa el
momento. Kohikuré es una palabra sin significado, y tras ella se agrupan seis
secuencias en las que bucea en las contradicciones de la condición humana. Del
Mar y la Mirada recoge los tránsitos imprescindibles, interesante la serie
agrupada en Evocaciones, con textos que se refieren a Miguel Hernández, Emily
Dickinson, y a lugares como África, Túnez o Sáhara. Son paisajes y situaciones
que conmueven o inquietan, contraluces y silencios, todo empieza y termina a un
tiempo. Ya decíamos que hay soledad, amor/desamor, optimismo/pesimismo. Tan
real como la vida misma es este libro casi clandestino. Así en el poema
titulado Pasado mañana leemos: Fluye el
tiempo / ahorcado en sueños de cristal, / como acequia imposible / que nunca
retorna / –ritmo obstinado– / marcando la distancia / a un surco inalcanzable /
pero cierto. Dicho
con sus propias palabras: He ido
publicando algunos poemas, que antes iban a parar a la papelera. No he querido
presentarlos en público ni “promocionarlos”, limitando su distribución al
círculo de parientes y amigos. Tal vez no merezcan un mayor alcance. Esto
es lo que afirma el autor, pero Kohikuré no es punto de llegada sino una etapa
más del camino de un hombre que nos trae gozos y tribulaciones, su exilio
sentimental.
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