Samir Delgado / México DF
El creador
neozelandés Charles Olsen visitó Tenerife con motivo de la Semana Cultural de
Oceanía, una oportunidad para conocer de cerca la trayectoria de un autor
polifacético que combina la escritura con todas las disciplinas artísticas.
Residente en Madrid, visitó las islas por primera vez como invitado del Festival
3 Orillas y este año recibió la XIII distinción Poetas de
Otros Mundos concedida por el Fondo Poético Internacional en
reconocimiento a la alta calidad de su obra poética.
¿Cuáles son los
perfiles culturales
actuales de Nueva Zelanda en la literatura y el arte?
Para un país de
menos de cinco millones de habitantes Nueva Zelanda tiene una fuerte vida
cultural con muchas galerías de arte y festivales de literatura en las
principales ciudades. A través de Creative New Zealand el estado invierte en
muchos proyectos creativos y cuerpos como New Zealand Book Council fomentan la
literatura en escuelas. Acaban de celebrar el Día Nacional de la Poesía con
eventos y concursos de poesía por todo el país, donde tuve la oportunidad de
poner en macha el concurso ‘Given Words’ basado en mi proyecto Palabras
Prestadas, y este mes saldrán anunciados los poemas ganadores. Hay muchos
reconocidos escritores indígenas –maoríes y de las Islas Pacíficas– como Albert
Wendt, Keri Hulme (quien recibió el premio Booker en 1985 por su libro The
Bone People), Hone Tuwhare, Hinemoana Baker y la nueva poeta laureada de
Nueva Zelanda, Selina Tusitala Marsh. Uno de los libros que me impactó es Tangi de
Witi Ihimaera que dibuja las costumbres maoríes en relación con la muerte.
¿Qué opinas
sobre la escena literaria en España desde la experiencia de residencia en
Madrid como creador polifacético en los últimos años?
Digamos que me
he incorporado al mundo literario en Madrid y tengo mucho por aprender y leer,
ya que antes de llegar no sabía castellano. Hay bastante movimiento en la
ciudad, con recitales, jams poéticos, slam poetry, y una gran cantidad de
editoriales publicando nuevas voces, pero la literatura carece de apoyo a la
creatividad por parte del estado. No obstante cuando presenté mi primer
libro, Sr Citizen, en Oxford el librero estuvo sorprendido por
la calidad de la edición. Me invitaron a escribir sobre creadores de
videopoesía en España y Portugal para el libro The Poetics of Poetry
Film (Intellect Books, Bristol, editado por Z. Banks and S. Tremlett)
que saldrá dentro de poco y he encontrado bastante movimiento y exploración por
parte de los realizadores y los propios poetas, quienes han participado en
festivales internacionales de videopoesía.
Háblenos de
Antena Blue y su trabajo compartido junto a la autora colombiana Lilian
Pallares.
Nuestro primer
trabajo juntos fue a pocas semanas de conocernos y nos pusimos el reto de
grabar una animación con cámara de fotos utilizando solo los elementos que se
encuentran en la cocina. El resultado fue ‘Llanto Congelado al que le puso
música Odette Beris de Inglaterra. Nos encanta trabajar los conceptos, buscar
la palabra y la poética en la imagen y estar abiertos a la sorpresa en las
grabaciones. Nuestro primer cortometraje ‘La danza de los pinceles’ ganó el
segundo premio en el I Festival Flamenco de Cortometrajes y ha sido presentado
en Brasil, Francia, Venezuela y Finlandia, además de festivales de flamenco
como los de Sevilla y Jerez. Nuestros videopoemas también están recorriendo
varios festivales, próximamente participaremos en el Festival Silêncio en
Lisboa. En este momento hemos lanzado ‘Poem on the Terrace – poetas
neozelandeses'. Una serie para dar a conocer la poesía de las antípodas de
España. Cada semana los neozelandeses, Anna Borrie y yo, recitamos y comentamos
un poema en una agradable terraza de Madrid. Les invito a verlos en antenablue.com
¿Qué opina de
islas Canarias tras su pasada experiencia en el Festival 3 Orillas?
Fue mi primera
visita a Tenerife junto a Lilián y los poetas Miguel Anxo Fernán Vello,
Coriolano González y Pilar González España. Me quedé con ganas de conocer las
otras islas. Busqué la altura del Teide y no le gana a la montaña más alta de
Nueva Zelanda, Mount Cook, por solamente seis metros. Me recordaba mucho a mi
país donde viví cerca del mar con las montañas siempre presentes. De lo poco
que conocí me dejó la sensación de un lugar muy artístico con una historia
interesante y un sitio donde refugiarse del ajetreo cotidiano.
El Perseguidor-Diario de Avisos
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