Bastó un solo poema para que Domingo Rivero entrara en la puerta grande de las letras españolas. Nacido en Arucas, 1852, muere en la ciudad de Las Palmas en 1929. Poeta tardío, publica por primera vez un poema cuando contaba 47 años. Solo publicó en prensa un número reducido de poemas, sobre todo sonetos, muy sobrios y clásicos. Es precursor del movimiento modernista en la poesía canaria y tiene un toque simbolista. Mantuvo gran amistad con Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón.
El Museo Domingo Rivero en la calle Torres 10 de la ciudad de Las Palmas mantiene su legado gracias al empeño de su nieto, José Rivero.
YO, A MI CUERPO
¿Por qué no te he de amar, cuerpo en que vivo?
¿Por qué con humildad no he de quererte,
si en ti fui niño y joven, y en ti arribo,
viejo, a las tristes playas de la muerte?
Tu pecho ha sollozado compasivo
por mí, en los rudos golpes de mi suerte;
ha jadeado con mi sed, y altivo
con mi ambición latió cuando era fuerte.
Y hoy te rindes al fin, pobre materia,
extenuada de angustia y de miseria.
¿Por qué no te he de amar? ¿Qué seré el día
que tú dejes de ser? ¡Profundo arcano!
Sólo sé que en tus hombros hice mía
mi cruz, mi parte en el dolor humano.
Un poema maravilloso, que rompe con las insatisfacciones personales sobre nuestro cuerpo.
ResponderEliminarblog-rosariovalcarcel.blogspot.com
Un poema maravilloso que enamora a todo el que lo lee. Ante su texto y la belleza masculina del autor, cabe pensar que Domingo Rivero tuviera su toque narcisista y mujeres enamoradas. Lo publicó con 70 años, cuando ya de su cuerpo las miradas habrían volado.
ResponderEliminarNada de esas "disforias" que tanto abruman a algunos.
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